Harvey Spencer Lewis afirmó haber
recibido una iniciación de la Orden Rosacruz Francesa, donde le fue conferida la
autoridad para fundar la Orden Rosacruz en América (o sea AMORC) dicha
autoridad siendo posteriormente extendida a todo el mundo.
A continuación vamos a analizar esa afirmación, pero debido a la gran variedad de versiones proporcionadas por la
propia AMORC, mostraremos aquí cuatro de esas versiones para que los lectores
saquen sus propias conclusiones.
PRIMERA VERSIÓN
La versión más extendida dice que
Lewis fue iniciado en agosto de 1909 en la ciudad de Toulouse, ubicada en el
Sureste de Francia, en un torreón llamado Donjon que está junto al Capitole. Incluso
hay una carta muy curiosa a la que haremos referencia más adelante, que es
presentada por los dirigentes de AMORC como "prueba".
Y esta versión la encontramos en el
folleto "The Rosicrucian Documents"
en donde aparece una fotografía del Donjon que a continuación reproducimos:
En el margen inferior aparece un
texto en ingles y en español que dice:
« Este
impresionante edificio, tipo torre, situado en Tolosa, al sur de Francia, fue
en un tiempo el centro de la vieja Rose-Croix, la Orden Rosacruz francesa cuya
autoridad data cronológicamente de muchos siglos en el pasado. Y fue ahí donde
el Dr. H. Spencer Lewis fue iniciado en la Orden en 1909, y de donde recibió
subsiguientemente su autoridad para establecer la AMORC en América. »
(p.4)
(Y este es un ejemplo más de la poca
rigurosidad con la que publica AMORC porque Tolosa es una ciudad española situada en el
País Vasco.)
Esta versión es la más conocida por
el público debido a que es la versión que AMORC pone en su publicidad, y aquí hay
un asunto desconcertante a considerar, y es que Spencer Lewis era fotógrafo
profesional al grado que incluso él había tenido un estudio fotográfico en Nueva
York.
Por lo tanto es increíble que él no
hizo ninguna fotografía del lugar donde supuestamente fue iniciado, sino que en
vez de eso en la edición de mayo de 1916 de su revista The American Rosae Crucis, él prefirió publicar una serie de
dibujos y en los que en uno de ellos aparece el Donjon.
Pero resulta que su dibujo no se
parece para nada al verdadero Donjon, lo que hace fuertemente sospechar que en
realidad Lewis no conoció ese lugar y su iniciación en ese Donjon solo fue otra
mentira más.
SEGUNDA VERSIÓN
La primera versión dice que Lewis
fue iniciado en el Donjon de Toulouse, pero en otro relato titulado "Viaje
de un peregrino hacia el Este", Lewis comentó que la iniciación la efectuó
en una residencia ubicada en las afueras de Toulouse.
Este relato fue publicado por
primera vez en la revista The American Rosae Crucis de mayo de 1916. Lewis comienza diciendo
que en 1909 había establecido
contacto con el editor de un periódico de París (pero sin especificar el nombre del periódico ni como se llamaba el
editor) quien le aconsejó ponerse en contacto con un profesor de lenguas
que vivía en el Boulevard Saint Germain (del
cual tampoco nunca mencionó quien era).
Milagrosamente, pues esto nunca ha
quedado suficientemente claro, e incluso algunos autores dudan de dicho viaje,
se supone que el padre de Spencer Lewis había sido contratado por la familia
Rockefeller para averiguar su genealogía, y éste tomó a su hijo como ayudante y
los dos se embarcaron para Francia desde el puerto de Nueva York el día 24 de
julio de 1909 en el paquebote “América”.
En el escrito, Lewis después de
entrevistarse en París con sus contactos donde le entregaron un grabado con la
imagen del torreón de Donjon de Toulouse, viaja a Montpellier y luego a
Toulouse, y ahí se dirige a la Sala de los Ilustres situada en el edificio del
Capitole, cuya fachada aparece detrás del Donjon que hemos mostrado más arriba,
y donde Lewis se reúne con un "fotógrafo muy conocido" (quien tampoco
dijo el nombre de ese fotógrafo) y quien le indica una dirección donde le
serían dadas nuevas instrucciones.
« Llegué a la avenida indicada. Iba en taxi. Había en
aquella época excelentes tranvías en Toulouse pero ninguno recorría la avenida
de un extremo al otro. Por ello era necesario ir en automóvil. El chofer, a
petición mía, conducía lentamente pues yo ignoraba si era a algo o a alguien a
lo que debía prestar atención. Observé pues con el mayor cuidado a la vez a las
personas y a las cosas, sin ignorar ningún edificio. Fuimos así por todo el
centro de la ciudad, y de esta manera vi de pasada, iglesias, antiguos monumentos,
algunas ruinas, y al fin LA VIEJA TORRE. »
Lewis dice que tomó un taxi para que
lo llevara al Donjon, y aquí se produce otra vez un hecho muy desconcertante, ya
que:
¿Por qué tuvo que tomar un taxi para ir al Donjon si éste se
encuentra justo a lado del edificio del Capitole?
¿Cómo es que Lewis no vio antes esa torre de la que ya le
habían dado una imagen en París y que está solo a cinco metros del Edificio del
Capitole?
Esto incrementa todavía más la certeza
de que Lewis no estuvo en Toulouse y todo esto él lo esta inventando, pero
prosigamos con su relato.
Después del "largo
trayecto" de unos 5 m que tuvo que recorren en taxi hasta el Donjon, Lewis
continuó diciendo:
« Yo avanzaba hacia la vieja torre, el corazón un poco
oprimido, pero no sin osadía. Llamé a la puerta pero no obtuve respuesta. Vi
entonces, cerca del muro, un cordón y tiré de él. Resonó una campanilla en
algún lado de las profundidades de este edificio que parecía haber sido
construido hace centenares de años, lo cual ciertamente era el caso.
Finalmente la puerta, rechinando, se
abrió ligeramente. Esperé. Estaba muy oscuro en el interior y parecía que en
aquel lugar no había ningún signo de vida. Me decidí a empujar la puerta y a
entrar. Me encontré entonces ante una vieja escalera que parecía bien cuidada.
Empujé la pesada puerta y oí el clic de la cerradura. Estaba encerrado en la
vieja torre pero no experimenté ningún temor.
Me pareció que algo arriba se había
movido. El menor ruido en aquel edificio silencioso adquiría proporciones
enormes. Una gran abertura daba acceso al primer piso, luego la escalera se
hacía circular y cada piso se desplegaba en galería alrededor de la escalera. Las
galerías eran muy oscuras y no muy anchas.
Miré hacia arriba a través de la
abertura, y para manifestar mi presencia lancé un “¡Hola!” sin saber si
verdaderamente tal saludo era el adecuado en aquellos lugares. Pero enseguida
viniendo de un piso superior oí claramente: “¡Entrad, entrad!” Y subí inmediatamente.
Llegué al fin al piso superior y vi
que éste consistía en una pequeña habitación cuadrada con varias y pequeñas
ventanas. Las paredes estaban tapizadas de estantes llenos de libros
aparentemente muy viejos. Había dos mesas ordinarias y muy gastadas en la
habitación, una veintena de viejas sillas que ofrecían un mayor interés por su
estilo antiguo, y un viejo escritorio cubierto de manuscritos y de los útiles
necesarios para sellar los documentos. En el escritorio había también una vela,
cera, fósforos, algunos productos químicos, una pluma de oca, tinta y algunos
mapas astrológicos.
El hombre que me acogió era anciano.
Llevaba una larga barba gris y largos cabellos ligeramente rizados de un blanco
puro que le caían hasta los hombros. Se mantenía muy derecho y su alta
estatura, sus anchas espaldas y su distinción eran imponentes. Sus ojos pardos
sorprendían por su brillo. Hablaba con una voz suave y sus gestos eran rápidos.
Vestía una túnica blanca bordada con algunos símbolos que me resultaban desconocidos,
pero que no ignoran aquellos que son miembros de la orden rosicruciana AMORC. »
Según los datos facilitados por la
Oficina de Turismo de Toulouse que se encuentran ubicada desde 1948 en el
edificio del Donjon, este se empezó a construir en 1525. Durante mucho tiempo
estuvo en ruinas, y en 1887 fue restaurado por el impulso de Viollet-le-Duc,
adaptándose desde entonces para actividades oficiales del municipio de
Toulouse, y teniendo en cuenta que solo tiene útil la planta baja donde se
atiende al público que solicita información turística, y una planta alta
dedicada a oficinas, es difícil comprender cómo en esa ocasión que Lewis dice
que lo visitó, el edificio del Donjon creció y tuvo varias plantas por encima
de la planta baja, en vez de una que tiene desde 1887, y despachos con
librerías de libros antiquísimos, y un señor vestido de túnica blanca con
símbolos que le atendió.
(Observación de Cid:
Spencer Lewis fue astuto al no haber dado los nombres de las personas que él pretendió
haber conocido en Francia, pero en cambio cometió un error garrafal al haber hablado
del Donjon de Toulouse porque ahí exhibió su charlatanería.)
Lewis prosigue diciendo:
« Me dirigí al anciano en inglés y le dije:
- “Me presento a usted
sin haber sido invitado, señor, y si lo hago es en primer lugar porque siento
que este edificio presenta para mí un gran interés, y en segundo lugar porque
usted me ha dicho que entrara. Estoy buscando una información difícil de
obtener y quizás usted podría ayudarme en mi investigación, tanto que por lo
que veo, usted parece interesado por la astrología”, y señalé los mapas que se
hallaban sobre el escritorio.
Él
me respondió en un excelente inglés, pero con un pronunciado acento francés:
- “Usted no es para
nada un intruso, amigo mío, usted conoce la astrología y sabe por lo tanto qué
son las ‘direcciones’. Digamos pues, si le parece, que usted ha sido ‘dirigido’
hacia aquí. Tengo ahí, sobre mi escritorio, su tema natal. Le estaba esperando.
Tengo también una carta preparada para usted.
Ella os será útil. Conozco la investigación que usted ha emprendido y esta
carta es la respuesta a su pregunta. Pero siéntese usted. Tengo muchas cosas
que enseñarle y explicarle.
Ha buscado seriamente la Orden de la Rosacruz
y aspira usted a ser miembro de ella. Quizás su deseo pueda ser realizado,
pero, ¿y después? ¿Participará usted en la gran obra? ¿Aceptará perpetuar la
orden en su país? Coraje, bravura y decisión le serán necesarios.”
Después de haberle
dicho que había estado vigilado desde su
llegada a París y también durante toda su estancia por el sudoeste de Francia y
que los informes que le concernían eran altamente favorables, el sabio
mostró a Lewis unos “auténticos” documentos de apasionante interés sobre la
Rosacruz, y finalmente le dijo:
- “Antes de dejar esta torre donde usted no tendrá la ocasión
de volver, voy a mostrarle nuestros archivos. Soy el Gran Secretario. Es aquí
donde conservamos los archivos de nuestros fratres
y sorores (hermanos y hermanas) desde que la Orden Rosacruz se estableció en
este país. Nunca se ha perdido nada, ni siquiera el informe más insignificante
en apariencia. Es aquí donde se clasificarán sus cartas, sus informes, y su
correspondencia concerniente a su trabajo. El ojo lo ve todo, el pensamiento
omnisciente recibe y todo ocupa su lugar en nuestros archivos.”
Y en su relato Lewis dice
que además de los libros y documentos.
Vi raras reliquias venidas de
Jerusalén y de otras ciudades y países. Vi, al fin, el último juramento hecho
por Lafayette a la Orden antes de su partida hacia América. Lafayette, primer
rosacruz francés venido a mi país. Que su nombre sea siempre sagrado para la
Orden en América. »
Aquí se plantea una cuestión
importante por las declaraciones del "Gran Secretario". Según el
libro "Preguntas y Respuestas Rosacruces" que contiene la historia
completa de la Orden Rosacruz escrita por el propio Lewis y que viene a ser la
historia oficial de los Rosacruces según AMORC y sobre el que volveremos en varias
ocasiones ya que lo que allí se cuenta en gran medida es fantasioso y muy
dudoso: la Rosacruz se estableció en Toulouse durante el reinado de Carlomagno,
alrededor del año 800, por un monje llamado Reynaud.
Pero si esto es así,
¿Entonces cómo es posible que según
el "Gran Secretario" los archivos de la Rosa-Cruz hayan estado en el
Donjon desde que la Orden se estableció en ese país, si la torre se construyó
en el año 1525, es decir unos 700 años después del establecimiento de la Orden
en Francia según Lewis, y la torre del Donjon estuvo durante mucho tiempo en
ruinas hasta que fue restaurada en el año 1887?
¿Y cómo pudieron guardar los
archivos rosacruces en un edificio que al mismo tiempo es oficinas municipales?
¿Y dónde están ahora esos documentos
antiguos con informes sobre los Rosacruces desde hace muchos siglos pasados, pero
que nadie ha visto y ni ningún estudioso ha examinado?
La AMORC, insistimos, no los tiene,
entonces ¿Dónde están esos libros y documentos que solamente han sido vistos
por Lewis?
¿Y qué decir del juramento prestado
por el general Lafayette antes de ir a luchar en la guerra de independencia de
los Estados Unidos de Norteamérica?
Nos gustaría poder ver ese
"interesantísimo documento del sagrado general Lafayette", aunque
parece ser que también ha desaparecido si es que alguna vez existió fuera de la
imaginación del "Doctor" Lewis.
Luego, siguiendo con el relato, el
anciano le dice a Lewis que tiene que estar dispuesto para participar en una
ceremonia impresionante que tendrá lugar próximamente. Y unos días más tarde
llegó un coche para llevarlo.
Y Lewis relató:
« El coche cruzó el par de kilómetros que nos separaban de
las puertas de la ciudad y luego siguió por un carretera paralela a un
riachuelo hasta la vieja villa de Tolosa. Tolosa fue la primera ciudad romana
de la región de Toulouse y hoy está en ruinas.
Lewis lo confunde
todo, dice algo tan peregrino como que sale de Toulouse para ir a la
"vieja ciudad de Tolosa", cabe preguntarse si sabe lo que está
diciendo porque no hay ninguna antigua Tolosa, ni la había en 1909, a dos
kilómetros de Toulouse.
El recorrido que hicimos presentó
mucho interés. Finalmente llegamos a una gran mansión rodeada de altos muros y
el coche franqueó el portal de la entrada. Los magníficos parterres de flores y
el césped bien cuidado de la finca se ofrecieron a mi vista.
A la izquierda de la finca había un
castillo que parecía anidar en el hueco de una colina verdeante. Y más cerca
del portal vi algunas viejas casas, una de ellas, cuadrada, que era
particularmente atrayente.
El coche se paró cerca de ella.
Descendimos y a la entrada fuimos acogidos por un joven de uniforme que por su
corte se hubiera dicho que era un militar. Parecía conocer al chófer y le
saludó estrechándole calurosamente la mano. Luego se volvió hacia mí y me hizo
comprender por gestos que debía entregarle una carta o una tarjeta.
Le tendí la carta que me había
confiado el gran secretario. El joven después de haberla leído me saludó
cordialmente y me hizo entrar en una gran sala de espera.
La casa era desde luego muy antigua.
Estaba hecha enteramente de piedra, pero éstas estaban visiblemente gastadas
hasta el punto que uno se preguntaba cómo tal edificio podía mantenerse aún de
pie. Al cabo de unos minutos fui presentado a una mujer de edad avanzada que
inclinándose me ofreció su mano y me acompañó a un piso superior.
Luego de ahí fui conducido con la
misma ceremonia a una sala más pequeña. Allí me entregaron algunas hojas que
contenían las instrucciones que me habían sido reservadas.
Fui así informado de que encontraría
a los oficiales de la Gran Logia a la puesta del sol, es decir, tres horas más
tarde, y que mientras debía estudiar atentamente las instrucciones que me
habían sido entregadas y también, descansar un rato.
Naturalmente no puedo publicar
aquellas instrucciones.
Leí y releí las instrucciones y
después me distendí. Las leí una vez más y me dormí sobre el viejo diván de
aquella sala de paredes de piedra, en ese misterioso edificio que en aquella
época era el gran templo de la Orden Rosacruz en Francia.
Fue esa misma noche cuando fui
iniciado en la orden de la Rosacruz. Mi pase
del umbral tuvo lugar en aquella sala memorable. Adquirí unos compromisos
solemnes, recibí la gran bendición y me convertí en un frater de la Orden en el
instante en que sonaba la medianoche en la torre de esa residencia secreta.
Había encontrado la luz. La Rosacruz
me había aceptado y mi alma se había estremecido al sentir el hálito de la
iluminación.
Unos días después, en Toulouse asistí
a la convocatoria mensual de los Illuminati en otro edificio antiguo situado a
orillas del Garona. Este edificio había sido construido con la ayuda de piedras
procedentes de diversas partes de Egipto, de España y de Italia. Estas piedras
habían formado parte de monumentos, de templos y de pirámides hoy en día en
ruinas. La piedra angular del edificio había sido traída de Tell-el-Amarna,
donde el gran maestre de la Orden vivió en cierta época. »
Hubiera sido muy interesante que
Lewis, ya que era fotógrafo profesional, hubiera fotografiado ese edificio
"construido con tan tradicionales piedras", pero a cambio solo
publicó unos dibujitos en su revista The American Rosae Crucis de mayo de 1916 (p.23) y que a
continuación reproducimos:
Y Lewis continua relatando:
« La parte superior del edificio era utilizada en esa época
como monasterio rosicruciano. En la bodega había una gruta rosicruciana. Esta
gruta era amplia y sus muros estaban hechos de viejas piedras grises entre las
cuales crecía el musgo y rezumaba la humedad. Estaba caldeada por una gran
chimenea y su única iluminación provenía de velas y antorchas. En esta gruta
había un altar de una rara madera egipcia, magníficamente esculpido.
El día de mi marcha de Toulouse,
varios documentos de la más alta importancia me fueron entregados. Ellos me
investían con la insigne responsabilidad de perpetuar las actividades de la Orden
Rosacruz desde América. He aquí las
últimas instrucciones que me entregó el muy venerable gran maestre de Francia,
M. L...:
“Frater, por estos documentos es
usted nombrado legado de nuestra Orden en su país. Sus deberes y sus
privilegios están perfectamente definidos en ellos. Los documentos que usted
posee y las joyas que hoy le entrego le permitirán obrar, llegado el momento de
la manera indicada. Cuando haya usted alcanzado algunos progresos, encontrará a
un representante de la Orden en Egipto. Él le transmitirá otros documentos y
otros sellos.
De tiempo en tiempo, algunas
personas irán a usted. Usted las reconocerá por los signos habituales. Ellas
completarán los documentos que usted tenga para así entrar en posesión de todo
cuanto necesita para llevar a cabo su trabajo. Nuestro secretario le enviará
personalmente en un sobre sellado y con la protección del gobierno francés otros
documentos tan pronto nosotros hayamos sido informados por nuestros
observadores de que usted ha obtenido progresos suficientes.
Esta afirmación se
hace muy difícil de creer, pues es absurdo pensar que el gobierno de Francia
haya patrocinado tal actividad, y que haya enviado documentos rosacruces y
menos al extranjero donde hubiera podido ocasionar un conflicto diplomático por
mantenimiento de una "asociación secreta" en un país extranjero.
Sus informes semestrales nos
mostrarán si usted está en condiciones de aportar una ayuda eficaz a nuestra
Orden. Los dueños del mundo se sentirán felices de poder atender a las
necesidades de usted si ello se revela necesario, y si la obra de nuestra Orden
es fielmente cumplida, la paz profunda será compartida por un número sin cesar
más grande de hombres de buena voluntad en su país y en el mundo. »
Otra de las cuestiones que se
plantean a los investigadores históricos, y a los que quieren conocer la verdad
sobre AMORC es:
¿Dónde están esos documentos que los Maestros Rosacruces de
Francia le dieron a Lewis?
La verdad es que nadie sabe donde
están, y es evidente que AMORC no los tiene porque si los tuviera ya los habría
mostrado para legitimizar su existencia.
En sus publicaciones no aparece ningún
documento fechado antes de 1915 que es cuando esa organización empezó a
funcionar. Y lo que AMORC ha mostrado solamente son un montón de documentos
fraudulentos elaborados burdamente por Spencer Lewis, y de los cuales
hablaremos más extensamente en los siguientes capítulos.
TERCERA VERSIÓN
En la segunda edición del libro
"Preguntas y respuestas rosacruces con la historia completa de la
Orden" escrito por Spencer Lewis, y publicado en 1932 (p.145-6)
encontramos otra variante de la historia.
« Poco antes de 1909 un individuo con documentos
acreditativos de ser delegado de la Orden Rosacruz de la India solicitó
ingresar en nuestra Sociedad.
La Sociedad a la que se refiere Lewis fue el Instituto Neoyorkino de
Investigaciones Psíquicas que fue la primera organización que él creó, y suena muy improbable que existiera una
“Orden Rosacruz de la India” ya que los rosacruces fueron ocultistas europeos.
Varias semanas de estrecha relación
con este miembro me dio a entender que bien podía tener yo éxito en mis
gestiones para obtener la autorización de introducir oportunamente en los
Estados Unidos la legítima Orden Rosacruz. Sin embargo me fue imposible
relacionarme con ningún oficial de la Orden en países extranjeros, hasta que a principios
de 1909 supe que se acercaba la hora del renacimiento de la Orden en los
Estados Unidos y estaban ya hechos los preparativos para la apertura del nuevo
cielo.
¿Cómo los supo? ¿Se refiere al aparecido en la Iglesia Metropolitana del
que hemos hecho referencia o lo supo de otra manera?
El delegado de la India me incitó a
persistir en el estímulo que me había movido durante más de seis años, sin
reparar en los obstáculos o pruebas que amenazas en abatir mis inegoístas
anhelos.
En consecuencia fui a Francia en el
verano de 1909 y después de un breve interloquio con un individuo que no quiso
comprometerse, me mandaron a varias ciudades y tuve de peregrinar de una a otra
hasta que me puse en definitivo contacto con Tolosa, donde supe que ya se
conocían mis deseos y proyectos desde tiempo atrás, y me facilitaron la
relación con vario oficiales de la Orden Rosacruz de Francia y con algunos
miembros del Consejo internacional de la Orden en varias naciones europeas.
Retengan este dato según el cual se le puso en contacto con oficiales en
Francia y con miembros del "Consejo Internacional de la Orden" en
varias naciones europeas, y veremos si coincide con la cuarta versión que presentaremos
más abajo.
En una sesión ordinaria del Consejo,
y en varias sesiones extraordinarias de la Orden en otras ciudades, efectuadas
en los meses siguientes, me iniciaron regularmente y me dieron preliminares
documentos con instrucciones, que había de presentar a personas cuyos nombres
me confiaron.
Una pregunta de rigor
ante esta declaración es saber en qué otras ciudades y en qué otros meses
participó en reuniones extraordinarias y fue "iniciado regularmente",
si en todos los otros relatos conocidos Lewis solo dice haber estado en Paris,
en Montpellier y haber sido "iniciado" en Toulouse.
¿Y qué documentos? Lewis
habla continuamente de documentos de autoridad pero nunca los presenta, y
cuando en 1915 presentó la llamada "carta de Verdier" esta resultó,
como veremos en un capítulo más adelante, una burda falsificación.
También recibí instrucciones para
efectuar las preliminares reuniones con objeto de organizar un secreto grupo de
trabajadores que más adelante recibirían instrucciones de los delegados de
Orden en India y Suiza.
Pues no debían ser muy
secretos esos "rosacruces" que estaban por todas partes, ahora también
en Suiza; por lo que no entendemos las inmensas dificultades que tuvo para
encontrarlos, o que otros no lo hicieran y solo él hubiera sido designado para
expandir la Orden Rosacruz primero en América y luego por todo el mundo.
Estas instrucciones estaban firmadas
por el conde Bellcastle-Ligne, secretario del Consejo internacional y el
venerable Lasalle, el conocido autor de muchos históricos documentos
rosacruces, y Gran Maestre la Orden en Francia.
No se ha encontrado
ningún registro histórico del “conde Bellcastle-Ligne y el venerable Lasalle”
por lo que seguramente fueron personajes inventado por Lewis.
Antes de salir de Francia tuve el
gusto de relacionarme con varios oficiales superiores. »
En posteriores ediciones de este
libro el relato se "enriqueció" con un nuevo personaje:
« El Conde de Bellcastle-Ligne, Secretario del Consejo
Internacional, el venerable Lasalle, autor bien conocido de numerosos
documentos históricos Rosacruces, y Gran Maestro de la Orden Rosae Crucis –o
Rose Croix– en Francia, y el Sr. Verdier Soberano Gran Comendador de los
Illuminati rosacrucianos de Francia. »
Esto Lewis lo hizo con el fin de
justificar una situación muy delicada de la que nos ocuparemos en otro
capítulo.
CUARTA VERSIÓN
Hablaremos ahora de la última
versión escrita por Lewis sobre su "iniciación", la cual se encuentra
en un documento que en principio debía ser muy privado pero que en la
actualidad corre de mano en mano entre los muchos estudiosos de AMORC, nos
referimos a la Confessio R:. C:. Fraternitatis.
El "Doctor" Lewis dice en
este relato que fue en coche al edificio, acompañado por un joven intérprete
para que lo ayudara en sus conversaciones.
« Es un viejo y pintoresco edificio de piedra, con un gran
patio, y todos los pisos y escaleras son de piedra. Al llegar allí, encontré
que el hombre a quien me habían dirigido vivía allí mismo; su nombre correcto
es Raynaud E. de Bellcastle-Ligne.
No era él un simple encargado del
edificio, sino que tenía también intereses personales allí y vivía junto con su
esposa y una hija. Sus habitaciones ocupaban una pequeña parte del edificio y
en el piso superior se me enseñaron los restos del viejo salón de la Logia
Rosacruz, hoy húmedos y empolvados, sin uso por más de sesenta años, aunque
hasta 1890 fue visitado con frecuencia por los Masones franceses y por otras
personas que tenían noticias de él.
Ahora resulta que el
viejo salón de Logia Rosacruz donde Lewis fue “iniciado” llevaba más de 60 años
sin ser usado.
El viejo caballero, con setenta y
ocho años era hijo del último Maestro que había conducido una Logia Rosacruz en
aquel sitio, y no estaba él seguro de si su padre había regido una Logia en
algún otro salón de Logia o no.
En el relato de “Viaje
de un Peregrino hacia el Este” que reprodujimos más arriba, el personaje que acogió
al chofer que llevaba a Lewis y le pidió los papeles era un joven, pero aquí se
ha transformado en un anciano de setenta y ocho años, hijo del último Maestro
Rosacruz, pero que no sabía si su padre, el antiguo Maestro, lo había sido
también de otras Logias.
Pero los actuales dueños del
Castillo lo habían encargado de cuidar la propiedad durante los últimos veinte
años y los Masones franceses, que reclamaban interés en los Poderes Rosacruces,
le dieron instrucciones (pues él era uno de sus Hermanos) de conservar intacto
el salón de la Logia (no sabemos con qué objeto o por qué razón, puesto que no
se hacía esfuerzo alguno para impedir que la lluvia y otros elementos lo fueran
dañando).
Ahora resulta que el
anciano Bellcastle-Ligne estaba encargado de cuidar el castillo por el dueño de
este, que no era él aún siendo conde, y que los masones le habían encargado
preservar el salón de Logia donde el padre del supuesto conde Bellcastle había
sido Maestro hacía 60 años. ¿Pero no era Bellcastle-Ligne Secretario del
Consejo Internacional Rosacruz, y en otras ocasiones también Imperator Rosacruz
de la región francesa del Languedoc?
Continúa Lewis
describiendo a su anfitrión:
El Bellcastle-Ligne y su familia
tenían títulos reales, además del título de Conde y a pesar de su edad y de sus
pocos recursos financieros, conservaba su noble dignidad y su excelente porte
militar; tanto él como su esposa y su hija me concedieron esa hospitalidad y
extrema cortesía que nos hace sentir que los días de ese hermoso Languedoc: no
han perdido sus encantos.
Bellcastle conduce a
Lewis por varias dependencias del castillo hasta la llamada Tercera Cámara y
entonces le dice:
- “Ahora no hay
ceremonias aquí y nadie puede conducirte por los cuartos como antaño, por esto
tal vez preferirás atravesar solo estas Cámaras, solo con Dios y con tu
Maestro.”
¿Quién le podría
iniciar en un lugar donde no se hacían ya ceremonias de Iniciación? De acuerdo
con la "lógica" observada en estos y otros relatos, la respuesta es
simple: una aparición espiritual como las que ya había tenido antes y a las que
hemos hecho referencia.
Continúa Lewis con su
relato:
Después de pasados varios minutos,
me levanté y vi en un rincón una luz brillante que iba tomando forma, con un
halo azuloso alrededor. Parecía tener algo menos de un metro de diámetro, pero
en esos casos uno se equívoca en los tamaños, y hoy estoy seguro de que la luz
no tendría más de unos veinticinco centímetros. Estaba como a un metro del
suelo y lentamente se hacia más intensa. Muchos de nuestros Hermanos y Hermanas
han visto una luz semejante en nuestra Logia, en Nueva York durante algunos
experimentos especiales.
Después de varios minutos, la luz se
alargó hasta que tocó el suelo y llegó casi hasta el techo. Su centro se hizo
más transparente hasta que por fin tomó la apariencia de una gran aura con un
vacío en el centro En este espacio apareció una figura que inmediatamente
reconocí como la misma maravillosa figura mística que se me había aparecido en
la Iglesia en la primavera de 1908.
Entonces el “AMORCUS”
que se le apareció en Nueva York, se le vuelve a aparecer en Toulouse y lo
conduce por diferentes cámaras hasta que penetra al Salón de Logia, donde le
espera el Sr. Bellcastle-Ligne.
Después de entrar al cuarto más
grande, que supe que era el viejo Templo o Sala de la Logia, me encontré con el
viejo conde que estaba de pie cerca de una puerta al otro extremo. Se me acercó
y me explicó que tantos de los enseres de la antigua Logia habían sido sacados
de allí, que sería imposible efectuar para mí la forma ordinaria de la
ceremonia.
Por lo tanto me llevó de sitial en sitial,
y me explicó algunos puntos pero jamás aludió a la experiencia que yo acababa
de tener. Parecía que él aceptaba como cosa natural que yo había cruzado el
umbral y me aceptó como Neófito preparado para mayor instrucción e Iniciación.
Luego el conde le
lleva a una habitación para que descanse y le dice que espere allí hasta que
sea llamado.
En esa vieja sala que se empleaba
ahora para guardar objetos, había un diván o sofá grande, que el conde
desempolvó apresuradamente y me lo indicó, diciendo que tenía que permanecer
allí durante varias horas, esperando a otras personas que vendrían para
conocerme y ayudarme en lo que iba a efectuarse.
Le pedí que despidiera al chofer,
que estaba esperando, y que también se encargara del intérprete, y entonces
estaría yo libre para permanecer allí como él decía. Me aconsejó que durmiera
un rato y me dejó solo, con la pesada puerta de madera entreabierta.
Yo me dormí analizando cuidadosamente
todas mis experiencias. Dormí como tres horas y me desperté aproximadamente a
las ocho, cuando el sol estaba ya bajo y rojo, lo que daba al cuarto en que yo
me encontraba tintes semejantes a los que da el vitral de una catedral.
Cuando me levanté, pasó por todo mi
ser una comprensión súbita y consciente, y entonces comprendí.
Mientras yo dormía, el Maestro, el
que se me había aparecido en la primera Cámara, me había hecho pasar por la
Iniciación del Primer Grado otra vez, ayudado por otras personalidades y
figuras místicas en el propio Salón de la Logia que acababa de visitar. Pero
para esta iniciación psíquica y mística, el viejo Salón de la Logia había
adquirido su completa apariencia primitiva y estaba, en realidad, como era en
los días de su mayor gloria.
Jamás olvidaré esa Iniciación y los
que me han acompañado durante los últimos tres años me han oído recordar muchas
veces los distintos enseres y utensilios que vi entonces allí, aunque nunca
supieron como los vi, y después de todo, esto poco importa a ellos o a mí.
Primero la Logia no
estaba activa desde hacia sesenta años, después se le aparece un “AMORCUS”
espiritual que le conduce de cámara en cámara, luego pasa al viejo salón de
Logia cuyos enseres ya se habían sacado de allí, y luego, para terminar, se
queda dormido en un diván y sueña que pasa por una ceremonia de Iniciación en
una sala reconstruida, ¡lo que vio es lo que vio, y qué importa cómo lo vio!,
dice Lewis, sin acordarse de otros relatos en los que sí hubo Templo, ceremonia
con oficiales, etc.
Salí del cuarto y descendí hallando
al conde que me había oído descender las viejas escaleras de piedra. Le dije
simplemente que creía haber pasado por una ceremonia de una manera soñolienta,
pero que podía recordar gran parte de ella. Le pregunté si él sabía que me
había de suceder eso, y si habría otras cosas semejantes.
Su respuesta fue indefinida y
evasiva, pero me pidió que entrara a la sala grande donde lo conocí por primera
vez, y allí encontré a otros tres hombres, ancianos y distinguidos, de
apariencia tranquila y mística, pero por lo demás semejantes a los viejos del
lugar.
El conde explicó que eran vecinos a
quienes había enviado a buscar con mi chofer mientras yo dormía. »
Estos “vecinos”, hijos y
descendientes de Rosacruces del pasado son quienes le enseñan a Lewis nuevos
libros, documentos, joyas, símbolos, y le encomiendan la misión de fundar AMORC
en América, dándole las llamadas: instrucciones del Imperator, cuyas cuatro
primeras, por su interés, reproducimos a continuación:
Primera
instrucción
Como la Orden en Francia ha dejado
de tener un cuerpo exotérico desde el año de 1880, y como hay sólo una fracción
de mil almas en la Orden en Europa y no tienen jefe secreto o Imperator, la
Orden en Europa no puede otorgar ninguna carta o patente; además la Orden jamás
ha otorgado esas cartas de autoridad o patentes, sino que ha hecho que sus
jefes o Imperators evolucionen por medio de procesos cósmicos.
Y aquí uno se pregunta:
¿Cómo que la Orden no estaba activa
en Francia desde 1880? ¿Entonces quienes podían dar poder para establecer
cualquier actividad rosacruz en cualquier sitio? ¿Qué pasaba con la Orden
Kabalistique de la Rose Croix, y la Orden Catholique Rosecroix du Temple et du
Graal, que sí estaban activas?
¿De dónde era entonces el venerable Gran
Maestro Lasalle famoso autor de documentos rosacruces? ¿Si la Orden nunca ha
dado cartas patentes ni cartas de autoridad, a que viene decir que le dieron a
Lewis documentos de autoridad, que le serían enviados nada menos que con la
protección del Gobierno Francés, como se indicó en otros relatos?
Segunda
instrucción
El último jefe secreto de la Orden
en Europa fue Christian Rosenkreutz, llamado así, y que en realidad fue Francis
Bacon, quien empleó también otros nombres, como Andrea, en la Orden, y
Shakespeare en otros trabajos.
¡Pero esto que dicen es falso!
¿Cómo es eso que Francis Bacon fue
también Andrea, si son dos personajes históricos diferentes perfectamente
diferenciados y con cuerpo, vida y personalidad propia?
Atribuir a Bacon las obras de Shakespeare
es una hipótesis que puede ser aceptada o no, pero decir que Bacon fue Johan Valentín
Andrea, eso es completamente erróneo porque se sabe que Johan Valentín Andrea fue
otra persona que vivió en Alemania, mientras que Francis Bacon vivió en Inglaterra.
Además que se sabe cuando y dónde Andrea
nació, quienes fueron sus padres, incluso hay referencias de uno de sus tíos
que fue un eclesiástico protestante bastante conocido en su época, donde
estudió Andrea, los puestos que ocupó, y que vivió en Alemania, incluso se
tiene su correspondencia con Jan Amos Komenski (Comenius), y el lugar y fecha
donde falleció.
Por consiguiente, o es el colmo del
cinismo por parte de Lewis, o su afirmación es el fruto de la ignorancia.
Tercera
instrucción
Que en otros países hubo millares de
hombres y mujeres que nacieron Rosacruces, de padres o abuelos Rosacruces,
pero, aunque vivían de acuerdo con los principios y en algunas ciudades se
reunían en pequeños grupos para estudiar, bajo diversos nombres, no se
organizaron en Logias regulares, desde que terminó el ciclo de 108 años de
Christian Rosenkreutz.
Aquí hay más contracciones porque se
afirma que como la Orden no estaba activa en Europa desde el 1880, pues
entonces no había logias, y los hijos, nietos, etc., de los Rosacruces se
reunían, según esta nueva versión, por su propia cuenta, pero sin autoridad, y
menos para “iniciar” ni encargar misiones a nadie.
Cuarta
instrucción
Que todos estos hombres y mujeres y
estos pequeños grupos esperaban pacientemente la llegada del próximo jefe, que
sabían que sería en 1915; esta profecía se había hecho durante varios siglos,
aún en tiempos de Rosenkreutz, y en la India, donde el último jefe oriental de
la Orden vivió y desde allí se elevó al Reino Superior.
¿Pero a qué profecía entre
Rosacruces se refiere? Porque en ningún tratado rosacruz desde el siglo XVII
hasta ahora se habla de ninguna profecía en la que se espere el advenimiento
del “próximo jefe”, ni las fuentes consultadas saben nada de ninguna profecía sobre
este tema.
O sea que el advenimiento de Lewis
estaba ya pronosticado "durante siglos" por profecías Rosacruces que
nadie conoce...
CONCLUSIÓN
Todos estos relatos son tan
peregrinos y con unas contradicciones tan grandes y tan absurdas,
que cualquier persona sensata solo puede concluir que se trata de puras
invenciones, pero además invenciones toscas porque Lewis ni siquiera se dio la pena de leer lo
que él anteriormente ya había escrito para así evitar caer en esas fragantes
contradicciones.
Da la impresión que Lewis consideraba que sus seguidores eran unos individuos
muy tontos a quienes les podía inventar cualquiere cosa, y es por eso que no le importaba si cometía fuertes errores en las
mentiras que les decía ya que sus seguidores ni se darían cuenta.
Aún así para intentar paliar tantas contradicciones,
los dirigentes de AMORC han insinuado que existe alguna relación entre la Orden
Rosacruz del Sâr Peladan y el llamado Grupo de los Rosacruces de Toulouse. De
ese aspecto nos ocuparemos en otras páginas en las que veremos que los
dirigentes actuales de AMORC siguen siendo tan charlatanes como lo fue Lewis. Pero ahora es conveniente que continuemos con la historia de esa
organización y en el siguiente capítulo explicaremos cómo AMORC se formó.
(La verdadera historia de AMORC, parte
2)
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