SPENCER LEWIS ADMIRABA MUCHO AL DICTADOR MUSSOLINI

 

Los dirigentes de AMORC han tratado de ocultar este hecho, pero las evidencias encontradas por diversos investigadores e historiadores son irrefutables, y estas pruebas pueden ser consultadas tanto en colecciones privadas como en hemerotecas de Italia y de los Estados Unidos.

 

Así que efectivamente existía una gran admiración por parte del "Doctor" Harvey Spencer Lewis, fundador de AMORC, hacia Mussolini, el dictador fascista de Italia; y esta admiración alcanzó su culminación en el encuentro que ellos tuvieron en Roma en 1937, y Spencer Lewis dedicó grandes alabanzas al dictador fascista tanto en entrevistas que le hicieron los periódicos como en sus propias publicaciones.

 

Referencias a ese encuentro pueden encontrarse en la Hemeroteca de Italia, en el libro de Robert Vanloo titulado "Los Rosacruces del Nuevo Mundo", en la web del historiador Marcel Roggemans, en los archivos del periódico italiano "Il Messaggero", en los archivos del periódico de San Jose de California "San Jose Mercury Herald", así como en los archivos de la Biblioteca Municipal de New York en lo concerniente a las primeras publicaciones de Spencer Lewis.

 

 

Ahora bien, no hay que sorprenderse de esta admiración de Lewis hacia el dictado italiano, ya que es consistente con la manera de pensar que tenía el propio Lewis debido a que él hacia una gran alabanza hacia ese sistema de gobierno en donde una persona concentra todo el poder y que se le denomina: la autocracia

 

En su primera revista "The American Rosae Crucis", para explicar por qué él tenía todo el control en AMORC, Lewis declaró:

 

« Es justo que así sea. La Naturaleza misma funciona según el principio de la autocracia, es el único que puede asegurar el éxito del plan que le es propio. Toda ley en la naturaleza es una ley autocrática, inmutable, independiente del resto, con excepción del propósito y del fin hacia el que opera, entendiéndose que todo debe plegarse a sus leyes y decretos.

 

La naturaleza, al obrar así, lo hace de manera constructiva y no utiliza el principio aparente de destrucción más que en vista a producir un mayor progreso. De esta manera, todas las formas de gobierno autocrático pueden ser constructivas para el beneficio final y último de todos.

 

Parece existir un sentimiento general de que la autocracia significa tiranía, sufrimiento y muerte. ¡Pero nada hay más lejos de la verdad! La autocracia atemperada por el amor, así como de la toma de conciencia de un decreto divino crean la oportunidad de servir a nuestros semejantes, implica la unión de numerosos espíritus, de numerosos corazones, y de numerosas manos en vista a un servicio más eficaz, o a un trabajo más productivo, sea el que sea. »

(Diciembre de 1917, p.248)

 

Muchos filósofos y guías no están de acuerdo con el pensamiento de Lewis. Pero además Mussolini pretendía ser el nuevo Emperador de Italia, y Lewis se auto-nombró Emperador de AMORC. Así que como lo pueden ver, esos dos individuos tenían ideas muy similares.

 

 

Y esta similitud de pensamiento nos hace comprender las declaraciones que Lewis le hizo al periódico San Jose Mercury Herald después de la visita que él había efectuado a Italia en 1931.

 

« Según lo que nos dijo el señor Lewis, su visita a Italia se desarrolló en condiciones más placenteras que en años anteriores. Él nos ha dicho que las calles estaban más limpias, no había mendigos, los hoteles estaban mejor cuidados, con tarifas fijas, los trenes circulaban de manera regular y parecían funcionar adecuadamente bajo la supervisión de agentes fascistas. Los barcos estaban mejor mandados y conservados de manera más cuidadosa que antes.

 

Él ha afirmado que tales cambios se deben al gobierno de Mussolini, y los países vecinos le temen, pues éste ha dado pruebas que en su propio país, al menos los negocios están siendo mejor dirigidos que en los otros, concerniendo a ciertos aspectos. »

(1 de octubre de 1931)

 

 

Pero en una dictadura es fácil mantener el orden a costa de implementar el terror.

 

 

¿Cómo no iban a ir los trenes y barcos italianos "mejor" si llevaban agentes fascistas controlándolos?

 

¿Cómo iba a haber mendigos en las calles si había una ley fascista que prohibía la mendicidad pública, y los camisas negras de Mussolini se encargaban de hacerla cumplir en los pobres y desgraciados mendigos?

 

¿Cómo no le iban a temer los otros países a Mussolini, si veían que podían perder su libertad como ya la habían perdido los italianos?

 

 

El hecho es que Lewis encantado de los "logros" del gobierno fascista de Mussolini, en un viaje que hizo a Europa en 1937 y al que llevó consigo a más de un centenar de miembros de AMORC, aprovechó para volver a visitar Italia y en esa ocasión fue recibido por Mussolini el día 5 de marzo.

 

Este encuentro fue publicitado por los periódicos italianos y abajo les pongo la portada del periódico "Il Messaggero" del día siguiente:

 

 

En la primera página pusieron una foto donde aparece Mussolini recibiendo al grupo de AMORC.

 

 

Y abajo un zoom de la foto en donde a la derecha está Mussolini y a la izquierda está Lewis.

 

 

El título dice:

 

“Los turistas americanos rosacruces son recibidos por el Duce”

 

 

Y el texto debajo de la foto dice:

 

« El profesor Spencer Lewis, que dirigía el grupo de turistas (miembros de AMORC) que visitaban Italia se ha declarado feliz y extremadamente honrado de poder presentar al Duce el homenaje por parte del grupo que le acompañaba, y ha afirmado en el nombre de éste que cada uno de los americanos que habían disfrutado de esta breve estancia en Italia, había podido constatar con sus propios ojos lo que había sido realizado en la península gracias a la voluntad de Mussolini, y ha concluido diciendo que cada visitante, después del retorno a su país, podría testimoniar en nombre de la verdad lo que había visto. En fin, ha dado las gracias calurosamente al Duce por haberle concedido esa audiencia y por haber concedido ese honor a su grupo. »

 

 

El historiador Robert Vanloo señala que Mussolini dedicó el día entero para recibir al “Venerable Imperator rosacruciano” y ofreció una suntuosa recepción en el Palazzo de Venezia a los 120 visitantes de América.

 

Los miembros de AMORC llenos de felicidad por la recepción tan fastuosa del dictador fascista, en un artículo que apareció en la revista oficial de AMORC de ese entonces, Rosicrucian Digest, dijeron:

 

« La recepción a los rosacruces por parte de Mussolini fue esplendida, el magnífico discurso que pronunció en reconocimiento a nuestro Imperator Lewis, así como a los Oficiales Supremos, las magníficas cosas que dijo de los Rosacruces y de AMORC. »

(Agosto de 1937, p.267)

 

 

 

Pero al mismo tiempo que Lewis y su comitiva estaban encantados por el encuentro que tuvieron con el dictador fascista, los miembros de AMORC se hacían los ciegos ante todas las atrocidades que ese dictador estaba haciendo ese mismo año:

 

- Mussolini había prohibido las organizaciones esotéricas democráticas, como la Masonería, y cuyo Gran Maestre, el ilustre Torrigliani, había sido arrestado y confinado en las Islas Lípari, donde murió ciego por falta de atención médica.

 

- Mussolini había invadido Libia y también Abisinia, lo que le valió la unánime condena de los países democráticos.

 

- Mussolini estaba ayudando con tropas y armas al General Franco, quien se había alzado en armas contra el gobierno legítimo y democrático de la República Española.

 

- Mussolini le estaba dando todo su apoyo militar y político, junto con el dictador alemán Adolf Hitler, al General Franco quien prohibió las organizaciones esotéricas democráticas y encarceló y fusiló a miles de masones y a centenares de miles de demócratas.

 

- Mussolini, lo mismo que Hitler, estaban ensayando sus nuevas armas en la Guerra Civil Española para utilizarlas después en la Segunda Guerra Mundial que esos dictadores ya estaban preparando.

 

- Y cuando el genocidio comenzó, Mussolini permitió la deportación a campos de concentración alemanes de miles de judíos italianos, donde murieron en la más abyecta de las miserias y cuyo único delito era haber nacido judíos.

 

 

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Y esta es una prueba más de la enorme hipocresía de Spencer Lewis quien pretendía ser el heredero de los Rosacruces, quienes fueron ocultistas profundamente espirituales, mientras que en cambio el comportamiento de Lewis muestra que él fue un enorme fascista admirador de los dictadores sanguinarios y de la total ausencia de libertad.