Vivir en el ashram de Pune en la
India no era barato, y cuando los seguidores de Osho se quedaban sin dinero,
indirectamente los dirigentes los motivaban a prostituirse o contrabandear
drogas.
Varios de ellos fueron detenidos y a
continuación les transcribo un resumen del juicio que tuvo una joven mujer
sueca llamada Maria Kristina Koppel, el cual sucedió en 1980 en Inglaterra.
Su abogado defensor, el Sr. W.
Taylor, comenzó diciendo:
“Mis extensas investigaciones me
muestran que el hombre en Pune llamado Bhagwan (Osho) es nada menos que un
hombre malvado que manipula a muchos jóvenes y reduce su mentalidad a tal
posición que ellos se convierten ni más ni menos que en sus marionetas.
Lo hace por dinero y usa a estas
chicas como fachada para el contrabando de drogas desde la India hacia Occidente.
Durante un período de tiempo estas mujeres o hombres jóvenes tienen su
personalidad reducida a la nada, su pasado se olvida, se les hacen sugerencias
y ellos harían cualquier cosa que ese individuo les diga que hagan.”
Luego el señor Taylor llamó al
estrado a un experto en hinduismo y religiones orientales que había investigado
sobre el grupo Rajneesh, el profesor Johannes Agaard, y éste dio el siguiente
testimonio:
“En Pune, Bhagwan y su grupo de
asistentes de alto rango han establecido un mundo alternativo. Ellos les dan a
sus seguidores un collar con la foto de su gurú, y ellos obtienen un mechón de
su cabello conectando su realidad con la de él.
Desde el inicio el objetivo es
acabar con el discernimiento, con la personalidad, con la memoria. Las personas
terminan siendo nadie. Tienen que renunciar a su ego. Tienen que vaciarse
totalmente para rendirse a Bhagwan. “Rendición total” son las palabras claves.
Y esto se hace mediante una serie de actos cada vez más humillantes en donde la
persona se ve obligada a hacer lo que odia hacer en el grupo. Así va perdiendo
el sentimiento de identidad que está relacionada con ciertos actos, ciertas
reservas, ciertas inhibiciones sexuales.
En varios de esos talleres la
promiscuidad se lleva a cabo de las formas más abyectas y extremas. A los
hombres se les permite hacer lo que quieran con las mujeres y viceversa, y esto
tiene como objetivo derribar la conciencia conectada con la individualidad para
que una nueva conciencia conectada con Bhagwan y su ideología ocupe su lugar.”
Luego el abogado presentó un
documento que la madre de Maria Kristina le había entregado y en donde ella
informaba que su hija le había contado lo siguiente sobre las experiencias que ella
tuvo en un grupo de tantra dentro de la comunidad de Osho:
« A Kristina se le ordenó tener
relaciones sexuales con todos los hombres del grupo al mismo tiempo, para según
ellos así “matar su ego”. Y como la líder del grupo constató que Kristina
estaba titubeando, ella le gritó:
-
“Si
vas a rendirte a Bhagwan, debes rendirte a cualquiera de los que están aquí, a
cualquier hombre aunque el mero pensamiento de eso te de asco. ¡No debes
pensar! ¡Deja que suceda!” »
Luego el señor Taylor le hizo la siguiente
pregunta al profesor Agaard:
-
“¿Y
qué queda al final de quienes siguen ese camino?”
A lo que el profesor le respondió:
-
“Nada más que obedecer la voluntad
del gurú.”
Luego un fiscal, el Sr. C. Hilliard,
le preguntó al profesor Agaard:
-
“Después de que a una persona se le
haya administrado ese proceso, ¿esa persona sabe lo que está haciendo?”
A lo que el profesor le respondió:
-
“No
realmente ya que esa persona está observando como espectador todo lo que ella está
haciendo, pero quien está actuando no es ella sino que solo está presenciando la
acción, y por lo tanto esa persona puede asesinar pero no sentir que es el
asesino, puedes robar pero no sentir que es el ladrón.”
A lo que el fiscal le preguntó:
-
“¿Bhagwan dice quién es el ladrón y
quién es el asesino?”
Y el profesor le contestó:
-
“Bhagwan dice que la mente es una
ilusión y por tanto el acto de robar y asesinar es una ilusión.”
Entonces el señor Taylor llamó al
estrado a la doctora Joan Gómez, psiquiatra de la Universidad de Londres y quien
había examinado a la joven Koppel, y le preguntó:
-
“Doctora Gómez, ¿cree que esta joven
sabía la diferencia entre el bien y el mal cuando le pidieron que trajera el cannabis
a este país?”
A lo que la doctora le respondió:
-
“No
sabría decirle con certeza si ella sabía
la diferencia entre el bien y el mal, pero de lo que si estoy bastante segura es
que ella no sabía que estaba actuando en contra de la ley. Estoy convencida que
si Bhagwan le hubiera dicho que hacer eso estaba bien, ella lo hubiera aceptado
como si el propio Dios se lo hubiera aseverado.”
A lo que el señor Taylor le
preguntó:
-
“¿Y
ella tenía la alternativa de negarse?”
A lo que la doctora le contestó:
-
“No
creo que hubiera sido posible para ella optar por no participar. Incluso
intelectualmente ella no lo podía porque la alternativa era muy horripilante.
Tenía que conseguir dinero para volver con su gurú; una forma era la
prostitución, la otra era el cannabis y ella optó por lo que sintió menos
repulsión.”
El señor Taylor terminó su ponencia suplicando
al tribunal que no enviara a su cliente a la cárcel, diciendo:
-
"Si
la encierran en prisión, eso terminará por destruir su mente y todo lo que ella
hará cuando salga de las rejas será volver a esa comunidad enferma y desquiciada".
El juez, el señor J. Murchie, fue
muy comprensivo con la joven Koppel y solo le dio una sentencia suspendida de
15 meses.
Un juicio parecido tuvo lugar ese
mismo año contra una joven llamada Margot Gordon en París. Su abogado, el señor
Philippe Boulanger, argumentó de una manera similar que la joven Margot había
sido coaccionada psicológicamente para contrabandear cannabis desde la India hacia
Europa por la secta Rajneesh.
Pero ahí el juez fue menos compasivo
y Margot recibió una sentencia de ocho meses de cárcel más una sentencia
suspendida adicional de 16 meses y una multa de 10’000 libras.
~ * ~
Estas dos mujeres que les mencioné
arriba fueron dos casos que señaló el periodista Win McCormack, pero hubo muchos más juicios que se
produjeron en varios países de Europa, y también en los Estados Unidos y en
Canadá. Mujeres y hombres que fueron atrapados contrabandeando drogas porque ellos se habían vuelto las marionetas de Osho, y traficar estupefacientes
o prostituirse eran las únicas formas que ellos tenían para seguir costeando su
estancia en la India.
Y
estas fueron las victimas desconocidas de Osho de las que nadie habla pero que
muestran lo monstruoso que fue ese individuo, quien detrás de su fachada de “guía
espiritual” manipulaba a sus seguidores para continuar enriqueciéndose cada vez
más, y cuando sus sannyasines eran atrapados, para nada se preocupaba por ellos
ya que tenía muchos otros adoctrinados para remplazarlos.
Y otras victimas de las que
tampoco casi nadie habla fueron los niños, los cuales fueron abusados sexualmente y los
dejaron criarse prácticamente abandonados en las comunas de Osho, y sobre ellos les
detallo más en este otro capítulo (ver link).
Hola Cid. ¿Podrías investigar este artículo?: https://fradive.webs.ull.es/historiacomparada/013blava/practica13.html
ResponderBorrarNo veo con claridad que esas estatuas fueran hechas en una época muy antigua, época atlante. Pero luego cubiertas con yeso representando al señor Buddha. Ahora que están destruidas no se aprecia que fueran cubiertas con yeso. ¿Es un error garrafal de Blavastky o es un escrito espurio hecho por otra persona?. al estilo Leadbeater El tomo tres te leí que es espurio, ¿hasta que punto?. Un saludo.
El volumen espurio es el tercero de la edición inglesa (el cual corresponde a los tomos 5 y 6 de la edición española).
BorrarBlavatsky no está dando su testimonio directo, sino que ella transcribió el testimonio que dieron varias personas que vieron esas estatuas, y ellas dicen que la estatua más grande es de piedra y que se le añadió un ropaje de yeso. Y el arqueólogo William Talbot (1800-1877) quien examinó ese ropaje señala que pertenecía a una época muy posterior.
Me imagino que para cuando los talibanes destruyeron esa estatua, ese ropaje ya no existiría.
Y también Blavatsky señala que existe una tradición que dice que los budistas encontraron cinco estatuas cuando llegaron a esa región y las cubrieron con yeso (me imagino que para hacer su ropaje al igual que con la más grande).
Y luego Blavatsky explica que esas cinco estatuas en realidad fueron construidas por los iniciados atlantes que sobrevivieron al diluvio, lo cual lo veo factible ya que también se sospecha que la esfinge es mucho más antigua de lo que oficialmente se estipula y que en realidad el faraón Kefrén mandó esculpir su cara en lo que anteriormente tal vez había sido la cabeza de un león.
Más abajo el autor de ese artículo pone un extracto del libro de Peter Washington quien fue un detractor de Blavatsky y quien asegura que las historias de la civilización atlante son pura fantasía. Sin embargo la existencia de los grandes bloques de piedra que hemos encontrado en todo el mundo y que muy difícilmente se pueden construir y desplazar con nuestra tecnología moderna, indican que si hubo una civilización muy avanzada en los tiempos antiguos.
No lo veo con claridad. Se supone que el cuerpo original de arenisca no debería tener aspecto del Buddha Gautama, si fue realizado hace tantos miles de años tuvo que tener otro aspecto. Y en las imágenes se ve que no tienen el "yeso" ni el barro que lo recubría, era el material original de la montaña y tiene la forma budista.
BorrarBlavatsky explicó que el aspecto original del Señor Buda no era el que aparece en esa estatua:
Borrar« A pesar del hecho de que la mayoría de las figuras que hoy existen de Buddha, representado en la postura de Samâdhi, tienen grandes orejas colgantes, ésta es una innovación y pensamiento posteriores. La idea primitiva era debida a una alegoría esotérica. Las orejas grandes no naturales simbolizan la omnisciencia de la sabiduría, y tenían por objeto hacer recordar el poder de Aquel que todo lo sabe y todo lo oye, y a cuyo benévolo amor y atención por todas las criaturas nada puede escapar. Según dice una Sloka: “El Señor misericordioso, nuestro Maestro, oye el grito de agonía de los más pequeños de los pequeños, y corre en su socorro”.
Gautama Buddha era un indo–ario, y sólo entre los birmanos y siameses mogoles, que, como en Cochin, se desfiguran las orejas, es donde se ve algo que se parezca a aquellas orejas. Los monjes buddhistas, que transformaron las grutas de los Miaotse en celdas y Vihâras, entraron en el Asia Central en el primer siglo, o cosa así, de la Era cristiana. Por esto Hiouen Thsang, hablando de la estatua colosal, dice que “el brillo de los ornamentos de oro que cubrían a la estatua” cuando él la vio, “deslumbraba la vista”; pero de tales dorados no se ven ni vestigios en los tiempos modernos. »
Y vemos también que la ornamentaría que había en esa estatua se fue deteriorando, ya que en el siglo VII (que fue cuando Hiouen Thsang visitó Bamián) había oro que cubría a esa estatua, mientras que en el siglo XIX (que fue cuando William Talbot examinó esa estatua) solo había un ropaje de yeso. Y es lógico que en el presente ya no exista ese ropaje debido a que el yeso no es muy resistente y solo quedara la estatua, la cual antes de ser destruida por los talibanes ya estaba muy deteriorada.