LA PENÚLTIMA CASA DONDE VIVIÓ BLAVATSKY





Blavatsky vivía en una casa ubicada en los suburbios de Londres, pero ante la cada vez mayor cantidad de visitas que ella recibía, se optó por trasladarla a una casa más céntrica ubicada en el número 17 de Lansdowne Road, en Holland Park, Notting Hill, Londres. La mudanza se efectuó a inicios de septiembre de 1887 supervisada por la condesa Wachtmeister.

En esa nueva casa se estableció la Logia Blavatsky, se fundó la Sección Esotérica, se inició la revista "Lucifer", se publicó "La Doctrina Secreta", Blavatsky dio sus explicaciones de esa obra que luego se transcribieron en un libro, y ella escribió la mayoría de sus últimos libros.





RECUERDOS DE ARCHIBALD KEIGHTLEY

Archibald Keightley fue uno de los principales discípulos de Blavatsky, y sobre ese periodo en que Blavatsky vivió en esa casa, él relató lo siguiente:

« La convergencia de múltiples hilos que condujo a la visita de Madame Blavatsky en Norwood de personas interesadas en el espiritismo, la tradición masónica, la cábala, la astrología y muchos temas afines, demostró que esa casa estaba demasiado lejos del centro de Londres y que también era demasiado pequeña.

Así pues, se decidió mudarse, y con el regreso de la condesa Wachtmeister, se trasladó a Blavatsky al número 17 de Lansdowne Road.

Ahí siguió una época de trabajo aún más arduo. La edición de la revista Lucifer, la obra sobre la Doctrina Secreta, de la cual copié el primer volumen completo y parte del segundo a máquina de escribir (solo para descubrir que era inútil), la gran cantidad de interesados ​​que llegaban de todas partes de Inglaterra y el continente, junto con la formación de la Logia Blavatsky y sus reuniones, hicieron de este invierno un trabajo muy ajetreado.

La Doctrina Secreta comenzó a imprimirse, y con esto y con Lucifer, la idiosincrasia de Madame Blavatsky de considerar las pruebas de imprenta como equivalentes a los manuscritos generó muchas discusiones y gastos.

No se trataba simplemente de que dividía una página después de que los tipos estuvieran completamente encajados en los formularios e insertaba material nuevo, sino que con mucho cuidado y precisión, recortaba y luego pegaba una sola frase en un lugar completamente diferente.

¡Pobre del celoso subeditor que protestara a favor de los impresores y de la provisión de fondos!

"Que le corten la cabeza" o su cuero cabelludo metafísico eran las órdenes de la Reina de nuestro país de las maravillas. ¡Sin embargo, el costo de las correcciones de la Doctrina Secreta llegó a ser mayor que el costo original de su publicación!



La Logia Blavatsky

La Logia Blavatsky se fundó originalmente como un grupo de personas dispuestas a seguir a HPB implícitamente, y se redactó un Juramento que lo plasmaba. Todos lo hicimos y comenzaron las reuniones.

Todos los jueves por la noche se celebraban en la habitación de la Sra. Blavatsky, integrada con el comedor. Los miembros acudían en masa, por lo que las habitaciones se quedaban pequeñas, pues el interés se centraba en las preguntas publicadas en las Transacciones de la Logia Blavatsky.

En esa época el aumento de miembros era tal que quienes entraban firmaban la lista de miembros y el Juramento casi mecánicamente.

Me animaron a escribir un artículo para Lucifer titulado "El significado de un Juramento" y se lo entregué a la Sra. Blavatsky. Cuando lo leyó, me sometieron a lo que luego supe que se llama depilación, pues me despojaron del cuero cabelludo cabello a cabello.

No supe exactamente por qué, ni me lo dijeron. Pero cuando el proceso terminó, alguien "de arriba" o "de adentro" aceptó el artículo y se mostró bastante satisfecho por su puntualidad. Pero el resultado fue la eliminación del Juramento como condición para ser miembro de la Logia.

Vale la pena recordar el procedimiento en tales circunstancias. Usted, como yo, presentaba su tesis o sus comentarios. Estos eran recibidos con vehemencia, se oponían con una elocuencia diversa, una elocuencia calculada para perturbar su equilibrio, y daba la impresión de que usted era una persona con intenciones perversas, con el objetivo de frustrar algunos de los planes de trabajo más preciados de Madame Blavatsky.

Pero al hacerse evidente la sinceridad de su propósito, se producía un cambio en Madame Blavatsky. Su actitud cambiaba, incluso la expresión de su rostro. El ruido y la furia se evaporaban, se quedaba muy quieta, e incluso su rostro parecía agrandarse, más macizo y sólido.

Cada punto que usted planteaba era considerado, y en sus ojos —esos ojos maravillosos— aparecía la mirada que aprendimos a reconocer. Esa mirada era una que se merecía como recompensa, pues significaba que se había examinado el corazón y que no se había encontrado astucia.



Eventos que sucedieron

Hay que recordar que durante todo este tiempo de estrés y esfuerzo, Madame Blavatsky seguía enferma, con constantes dolores y a menudo apenas podía caminar.

Pero su inflexible voluntad y devoción la llevaron de la cama a su escritorio y le permitieron persistir en la publicación de La Doctrina Secreta, editar Lucifer, escribir sus artículos en ruso y los de Lucifer, más otros artículos para las revistas The TheosophistThe PathLe Lotus Bleu, recibir a sus visitas tanto en privado como en público, y además gestionar una enorme correspondencia privada.


Fue en ese momento que me sentí fatal. Contraje una especie de erisipela con fiebre alta y tuve que guardar cama. Casualmente, Madame Blavatsky había subido dos tramos de escaleras bastante empinadas (ella, que nunca subía un escalón si podía evitarlo, debido al dolor que le causaba) y había llegado para juzgar por sí misma el informe de su médico sobre mí. Ella se sentó y me miró, y luego habló mientras sostenía un vaso de agua entre sus manos, y luego bebí esta agua: luego bajó nuevamente las escaleras, pidiéndome que la siguiera.

Bajé y me obligaron a tumbarme en el sofá de su habitación, donde me taparon. Me quedé allí medio dormido mientras ella escribía, sentada a la mesa en su gran sillón, de espaldas a mí.

No sé cuánto tiempo estuve allí, pero de repente, justo delante de mi cabeza, apareció un relámpago carmesí intenso. Me sobresalté, como era de esperar, y me saludaron desde el respaldo del sillón con un:
 
-        "¡Acuéstate! ¿Por qué te fijas en algo?"

Así lo hice y me dormí. Después de que me mandaran arriba a acostarme, volví a dormirme y a la mañana siguiente me encontraba bastante bien, aunque un poco tembloroso. Luego me enviaron a Richmond y me prohibieron volver hasta que me recuperara.

Esta fue la única vez que vi la luz carmesí, aunque he visto, y otros vieron, la luz azul pálido pegada a algunos objetos de la habitación y que luego se movía.

Uno de nosotros la tocó imprudentemente un día cuando Madame Blavatsky estaba en la habitación contigua. Recibió una descarga eléctrica y también quedó electrizado por los sonidos de ira de Madame Blavatsky.

Blavatsky, saludándolo por su nombre y preguntándole qué demonios pretendía al entrometerse en lo que no le incumbía y al inmiscuirse con una curiosidad impertinente en asuntos que no le incumbían.

Estoy seguro de que no había olvidado ni la descarga ni el golpe en los nudillos ni el golpe a su curiosidad. Sé que recordó la descarga en el brazo durante mucho tiempo.


Las reuniones de la Logia Blavatsky eran fuera de lo común. Las discusiones eran fuera de lo común. Las discusiones eran informales y todos se sentaban alrededor y le hacían preguntas a la Sra. Blavatsky.

Hombres y mujeres de todo tipo y condición estaban presentes, y parte de nuestro deleite era que la Sra. Blavatsky respondiera con el método socrático: hacer otra pregunta y buscar información por su cuenta. Era un método muy efectivo y con frecuencia confundía a quien planteaba el enigma.

Si la pregunta era una búsqueda genuina de información, no escatimaba esfuerzos para proporcionar toda la información a su alcance. Pero si el asunto se planteaba para molestarla o desconcertarla, el asunto resultaba mal para quien la preguntaba.

Las reuniones consumían mucho tiempo, pero la Sra. Blavatsky disfrutaba del concurso de ingenio. Todas las naciones estaban representadas en esas salas los jueves por la noche, y nunca se sabía quién estaría presente.

A veces había visitantes invisibles vistos por algunos pero no por otros. Los resultados eran curiosos. La Sra. Blavatsky sentía mucho frío, por lo que su habitación se mantenía muy cálida, tanto que en las reuniones a menudo hacía un calor desagradable.

Una noche, antes de la reunión, bajé y encontré la habitación como una nevera, aunque el fuego y las luces estaban completamente encendidos. Le comenté esto a HPB, pero ella me recibió con una risa y me dijo:
 
-        "¡Oh! ha venido a verme un amigo y se olvidó de quitarse el frio que trajo consigo."


En otra ocasión recuerdo que las habitaciones se llenaron gradualmente hasta que no quedó ningún asiento libre. En el sofá estaba sentado un distinguido hindú, con toda su pompa de turbante y vestido.

La discusión continuó y al parecer nuestro distinguido invitado mostró mucho interés, pues parecía seguir con atención los comentarios de cada orador.

El presidente de la Logia llegó esa noche muy tarde y al entrar, buscó un asiento. Se acercó al sofá y se sentó, justo en medio del distinguido hindú, quien de inmediato y con cierta sorpresa, desapareció.


Durante ese invierno, los asuntos en América habían estado en movimiento y el interés por la Teosofía había aumentado gradualmente. El trabajo constante del Sr. Judge comenzó a surtir efecto, y se propuso reunir todos los hilos y celebrar una Convención de las diversas Ramas y miembros en Chicago.

Me enteré del hecho como algo de interés general, pero un día o dos después me llamaron a la habitación de Madame Blavatsky y le preguntó:
 
-        "Archibald, ¿cuándo puedes partir hacia América?"


Supongo que estaba como un gatito y necesitaba que me animaran, pero partí en tres días hacia la ciudad de Roma y llevé conmigo una larga carta de Madame Blavatsky a la Convención.

El viaje fue una experiencia extraña para mí, ya que nunca antes había hecho un viaje por mar ni a una distancia tan grande. Además, me había generado por completo una vida ajetreada que me ocupaba cada momento.

A bordo en mi camarote, me llamaron la atención varios pequeños golpes y crujidos. Estos naturalmente podrían deberse al barco. Pero mi atención se vio atraída por una serie de pequeños destellos de luz, especialmente de noche.

La cuestión para mí era que estos destellos, así como estos golpes y crujidos, se asociaban invariablemente en mi mente con la idea de HPB, y para entonces ya había empezado a comprender que la mayoría de los "acontecimientos" significaban algo.

Posteriormente, por carta, y más tarde a mi regreso, descubrí que ella podía contarme con precisión lo que había estado haciendo durante mi viaje de ida y vuelta, y durante toda mi estancia en América.

Me dijeron que estos golpes, crujidos y destellos eran el ir y venir de formas elementales de fuerza que tomaban una instantánea de mí y de mis actos.


A mi regreso, el grupo resultó haber aumentado considerablemente. Se habían reunido más trabajadores. La vida continuaba bajo una presión creciente, cada uno de nosotros tenía una relación especial con HPB, cada uno recibía un trato diferente.

¡Tantas personas y tantas opiniones!, y las variaciones de la rutina diaria y la vida se adaptaban a la prueba y la reparación fortalecedora de cualquier defecto de carácter que pudiera afectar el trabajo que realizábamos.

Al recordar más de veinte años atrás, se pueden ver tantos privilegios que se otorgaron, pero de los que no se aprovechó. Pero tales reflexiones solo muestran el arduo trabajo en el que se encontraba involucrada la Sra. Blavatsky debido a que La Doctrina Secreta ya se publicaba, existía una demanda regular de las diversas revistas, además de un aumento en su ya abundante correspondencia.



Materialización de un billete

Fue por esa época que un día la Sra. Blavatsky mostró gran preocupación por los asuntos del editor de una de las revistas que se publicaban entonces.

Él la había visitado tiempo antes y posteriormente había fundado la revista. Tuvo un éxito considerable, pero naturalmente también tropezó con dificultades.

Un día al entrar en su habitación, encontré a la Sra. Blavatsky comentando con los demás presentes, con gran compasión, las dificultades del editor. Si mal no recuerdo, había sacrificado gran parte de su posición y sus medios de vida para publicar la revista, y como consecuencia de la publicación del número reciente, se encontraba en una situación de escasez de alimentos.

La discusión continuó y la Sra. Blavatsky guardó un profundo silencio. Finalmente exclamó: "Bueno, lo tendré", y se volvió hacia mí preguntándome si tenía un billete de 5 libras.

Le respondí que no pero que podía pedir uno sin problema. Entonces recordé que acababa de enviar uno por carta y fui a ver si la carta seguía en casa. Descubrí que la carta aún no había sido enviada, y abriendo el sobre le llevé el billete a HPB.

Me dio las gracias y dijo que solo lo quería por unos momentos. Se lo ofrecí, pero me pidió que lo guardara y lo doblara bien, lo cual hice.

Luego me pidió su cesta de tabaco y al entregársela, me pidió que metiera el billete enrollado dentro. Lo metí, pero me dijo que lo metiera bien entre el tabaco. Después de hacer eso, dejé la cesta en el brazo de su sillón, al fondo.

Ella apoyó la mano en la cesta y aparentemente se sumió en un profundo estudio, mientras los demás seguíamos hablando, pero yo la observaba atentamente.

Al cabo de un minuto aproximadamente, me dijo con un suspiro:
 
-        "Ábrela y toma tu billete".

Así que tomé la cesta, la abrí y tomé el billete, que desdoblé, pero al hacerlo encontré un segundo billete con un número diferente enrollado dentro.

El segundo billete fue enviado al editor y espero que haya sido tan eficaz para aliviar sus problemas.

Después le pregunté por qué necesitaba del billete, si fácilmente podría haberlo producido el segundo billete. Ella me respondió:
 
-        "Ahí está tu error, tuve que pedirle a mi amigo que desintegrara el billete, mientras que a mí me resultaba más fácil tener un molde para verter las partículas de materia desintegradas y no requería una imagen astral tan precisa."

Le pregunté entonces por qué y cómo podía conseguir esos billetes, y me dieron a entender que en ciertas circunstancias de mérito, tenía derecho a recurrir a ciertos fondos y centros a cargo de sus amigos ocultistas para que les ayudaran.

El billete que había aparecido tenía un número y una serie completamente diferentes al que le di y no era en ningún sentido una reduplicación: eso habría sido deshonesto, y por lo tanto inadmisible para HPB.



Visita de William Judge

Si mal no recuerdo, fue durante ese invierno [de 1888] que recibimos la visita del Sr. Judge. Yo ya lo había conocido en Estados Unidos y en casa del Sr. Sinnett, donde cenó durante su paso por Londres camino a Fontainebleau (donde se encontraba Madame Blavatsky en 1884) en su camino a la India.

Fue una visita breve pero relacionada con el trabajo que realizaba en Estados Unidos, donde en consonancia con los esfuerzos de Madame Blavatsky en Inglaterra, él trabajaba para revitalizar la difusión de la Teosofía en ese país.

Justo en esa época también comenzaba a formarse la Escuela Esotérica de Teosofía. En este contexto, el Sr. Judge tenía mucho que hacer y ayudó a Madame Blavatsky a redactar las reglas necesarias y a organizar y expresar externamente aquellas normas que pertenecen esencialmente a la vida interior e invisible del hombre.

Tanto entonces como después, mientras HPB siempre era la jefa, ella mencionaba al Sr. Judge como su principal ayudante.



Blavatsky se instala en una casa más grande

La primavera siguiente tuve que asistir de nuevo a la Convención Americana, pero no hay incidentes especiales que relatar. A mi regreso, descubrí que la Sra. Blavatsky había estado ausente un tiempo y que durante su ausencia había comenzado a escribir el libro La Voz del Silencio, y también estaba trabajando en el Glosario Teosófico y había comenzado La Clave de la Teosofía. Aunque esto se publicó mucho después.

La vida seguía con la misma alta presión de trabajo y era evidente que la obra de la Sra. Blavatsky estaba consolidando a su alrededor un amplio campo de interés.

A finales de ese verano, me vi obligado a dejar Londres por la salud de un familiar y partí a Nueva Zelanda. Por lo tanto no estuve presente cuando un gran revuelo y una gran energía resultaron en la decisión de mudarse de Lansdowne Road a la casa en Avenue Road. »
(The Theosophical Quarterly, octubre de 1910, p.109-122)








PERSONAS QUE VISITARON A BLAVATSKY

En los siguientes artículos les pongo el testimonio de algunas personas que visitaron a Blavatsky en esa casa:





VISITA DE WILLIAM JUDGE

William Judge fue el principal promotor de la teosofía en los Estados Unidos, él visitó a Blavatsky en esa casa a finales de 1887 y a finales de 1888, y cuando regresó de Londres, relató lo siguiente sobre Blavatsky:

(El siguiente texto es la primera parte de un artículo que se publicó en el periódico The New York Times el 6 de enero de 1889.)

« El señor W.Q. Judge es el jefe de las organizaciones teosóficas de los Estados Unidos, así como presidente de la Sociedad Teosófica Aria local de Nueva York, y editor de la revista teosófica The Path.
 
Él acaba de regresar de un viaje a Inglaterra y Alemania en beneficio de las organizaciones en las que tiene tanta prominencia.

En Londres, por supuesto, su principal asunto fue con la señora H.P. Blavatsky, a quien se considera con justicia la cabeza de toda la enseñanza y organización teosófica fuera de la India y el Tíbet, o como ella modestamente prefiere que se la considere: la portavoz y representante de los Maestros o Mahatmas, que sistemáticamente se recluyen en algún lugar del Oriente, fuera del conocimiento público.
 
 "La señora Blavatsky –dijo el señor Judge en una conversación que mantuvo después de su regreso– vive con la condesa Wachtmeister (quien es la viuda de un conde sueco que fue embajador en la corte de St. James) en Holland Park, Londres, y se dedica a las más arduas labores en favor de la causa de la teosofía.

Casi nunca sale de casa, y desde las seis y media de la mañana hasta la tarde está constantemente ocupada escribiendo artículos para su revista Lucifer, u otras publicaciones teosóficas, respondiendo a los corresponsales y preparando el material para los próximos volúmenes de su gigantesca obra, La Doctrina Secreta.
 
Por la tarde recibe muchas visitas de todo tipo: investigadores, críticos, escépticos, curiosos, amigos, y todos son recibidos con tal gracia encantadora, amabilidad y sencillez que todos se sienten como en casa con ella.
 
A las diez en punto, generalmente todos, salvo los amigos íntimos, se han retirado, pero se quedan una o dos horas más tarde.
 
A pesar de que la señora Blavatsky ya ha pasado el vigor de la mediana edad y desde hace casi tres años vive al borde de la muerte y desafiando a los principales médicos de Londres, que la abandonaron hace mucho tiempo por considerarla incurable de una enfermedad renal mortal que podía matarla en cualquier momento, nunca parece cansada, sino que es la líder animada de la conversación, hablando con igual facilidad en inglés, francés, italiano y ruso, o pasando al sánscrito y al indonesio según lo requiera la ocasión.
 
Ya sea trabajando o hablando, parece estar constantemente enrollando, encendiendo y fumando cigarrillos de tabaco turco.
 
En cuanto a su apariencia personal, apenas parece haber cambiado en absoluto con respecto a lo que era cuando estuvo en este país hace varios años, excepto que tal vez se ha vuelto más corpulenta.
 
Las características que se aprecian en su rostro son una mezcla de energía y gran bondad. Al mirarla, uno puede darse cuenta fácilmente de que es exactamente el tipo de mujer que haría lo que hizo hace una docena de años cuando vino aquí desde Francia.
. . .


Fenómenos producidos

Actualmente, la señora Blavatsky rara vez da alguna manifestación de sus poderes ocultos, excepto a sus amigos íntimos; pero yo tuve, mientras estuve allí, varias evidencias de que ella puede hacer cosas completamente inexplicables por cualquier ley de la ciencia "exacta".
 
Por ejemplo hace dos años perdí, aquí en Nueva York, un documento que me interesaba mucho. No creo que nadie más que yo supiera que lo tenía, y ciertamente no le mencioné a nadie que lo había perdido. Pero una noche, hace poco más de quince días, mientras estaba sentado en el salón de la señora Blavatsky con el señor B. Keightley y varias personas más, pensé en ese documento.
 
Entonces la señora Blavatsky se levantó, fue a la habitación contigua, y al regresar casi inmediatamente me entregó una hoja de papel. La abrí y descubrí que era un duplicado exacto del documento que había perdido dos años antes. En realidad era una copia facsímil, como reconocí de inmediato. Le di las gracias y ella dijo:
 
    -  "Bueno, vi en tu cabeza que lo querías."
 
Sin embargo este acontecimiento no es algo que asombrara a nadie familiarizado con las leyes de la naturaleza tal como las comprenden los ocultistas, quienes entienden claramente cómo era posible la conciencia de mi pensamiento, cómo la reproducción de una cosa que una vez estuvo dentro de mi conocimiento era necesariamente un facsímil, y cómo esa reproducción podía efectuarse por un simple acto de voluntad de su parte, pero a los materialistas les resultaría difícil explicarlo de acuerdo con los hechos.
 
 
Otro ejemplo de sus facultades ocultas sucedió cuando una noche yo estaba hablando hasta muy tarde con un caballero en una casa distante de la de Mme. Blavatsky, él expresó su deseo de que yo, si tenía oportunidad, le preguntara su opinión, sin mencionar su nombre, sobre un tema que estábamos discutiendo.
 
Al día siguiente, cuando estaba hablando con ella, surgió el tema y comencé a ofrecer sus sugerencias, cuando ella me interrumpió, diciendo:
 
-        "No es necesario que me hables de eso porque estuve allí anoche y te escuché."
 
Y ella continuó repitiendo todo lo que se había dicho en mi conversación con ese caballero.
 
Por supuesto se puede decir que él le había informado con el propósito de engañarme, pero estoy bien seguro de que no fue así y que bajo ciertas circunstancias existentes eso hubiera sido prácticamente imposible. Sé que ella muy a menudo lee los pensamientos de las personas y les responde con palabras.
 
 
Los sonidos de la campana plateada en la corriente astral que tantas personas oyeron sobre su cabeza cuando estuvo aquí en Nueva York todavía continúan siguiéndola, y no hay duda para quienes conocen su vida y su obra de que ella recibe constantemente la ayuda más potente de los adeptos, particularmente de su maestro, el Mahatma Morya, cuyo retrato cuelga en su estudio y muestra un rostro indio oscuro y hermoso, lleno de dulzura, sabiduría y majestuosidad.
 
Por supuesto, no parece posible que él en el Tíbet responda instantáneamente, ya sea mediante una impresión mental o una nota "precipitada", a un interrogatorio mental que ella le hace en Londres, pero sucede que lo hace de todos modos.
 
_ _ _

Los amigos más íntimos en Londres de Madame Blavatsky son la condesa Wachtmeister, los Keightley, Mabel Collins –que está asociada con Blavatsky en la obra literaria de la revista Lucifer– y el doctor Ashton Ellis.
 
El señor A.P. Sinnett aparece de vez en cuando, y a pesar de las correcciones que Madame Blavatsky ha sentido la necesidad de hacer en su Doctrina Secreta de algunas cosas que el señor Sinnett puso en su libro Buddhismo Esotérico, parece haber un buen ambiente cordial entre él y Mme. Blavatsky.
 
La revista Lucifer no creo que todavía sea rentable, es una cosa muy costosa de publicar y su circulación tiene un crecimiento necesariamente lento. Pero la Doctrina Secreta ha sido un enorme éxito. Su primera edición se agotó tan rápidamente como salió de la imprenta, y ya casi se agotó su segunda edición. »
(p.19)







FUNDACIÓN DE LA SECCIÓN ESOTÉRICA

La visita que William Judge le hizo a Blavatsky no solo fue amical, sino también para formalizar la fundación de la Sección Esotérica.

Desde mayo de 1887, William Judge le había sugerido a Blavatsky la formación de una escuela esotérica (que posteriormente se llamó la Sección Esotérica) que serviría para dar una instrucción preliminar para aquellos que deseaban llegar a ser algún día chelas (o sea discípulos de los maestros).

"A finales del otoño o principios del invierno de 1887, Judge fue a Londres a petición de Blavatsky en relación a los planes para la formación de la Sección Esotérica."
(Alice Cleather, en Theosophy, junio de 1896, p.83; citado en CW VIII, p. xxiii)


“La Sección Esotérica fue puesta en marcha en noviembre de 1888.”
(Judge, Por Órdenes del Maestro, op. cit.)


“En diciembre de 1888 Judge estuvo en Dublín, de paso en su viaje a Inglaterra para conferenciar con HPB acerca de la Sección Esotérica; él la ayudó a escribir las Reglas de esa organización. El Dr. Archibald Keightley estuvo también presente en Dublín.”
(Zirkoff, CW, X, p. xxvii)


El 14 de diciembre de 1888, en Londres, Blavatsky publicó de manera privada el Memorando Preliminar de la Sección Esotérica, que contiene 28 páginas.

(Ver: The Esoteric Papers of Madame Blavatsky, op. cit. en donde se presenta un facsímil del memorando, p.43-70)




Ese mismo 14 de diciembre de 1888, Blavatsky emitió una orden especial designando a William Judge como su único representante de dicha Sección en América.

Dicho documento dice lo siguiente:

“Como cabeza de la Sección Esotérica de la Sociedad Teosófica por la presente declaro que William Q. Judge de Nueva York, E.U. en virtud de su carácter de chela de 13 años de antigüedad y por la fe y confianza que en él reposa, él es mi único representante para dicha Sección en América y él es el único canal a través del cual serán enviadas y recibidas todas las comunicaciones entre los miembros de dicha Sección y yo misma, y a él le doy plena fe, confianza y crédito a este respecto.

Hecho en Londres este decimocuarto día de diciembre de 1888, y en el catorceavo año de la Sociedad Teosófica
H.P. Blavatsky.”
(The Esoteric Papers of Madame Blavatsky, p.39)









DESCRIPCIÓN DE ESA CASA

En mayo de 1892, para conmemorar un año del fallecimiento de Blavatsky, William Judge publicó el siguiente artículo en su revista The Path donde habló acerca de esa casa:

« No sería posible obtener imágenes ni descripciones de todas las casas donde Blavatsky vivió y trabajó durante su vida, pero se conocen la mayoría de las que ella habitó desde 1874 mientras trabajaba para el movimiento teosófico.

Algunas de ellas se presentarán en estos artículos, no en orden cronológico, sino a medida que se tengan a mano.

La primera que se menciona es la del número 17 de Lansdowne Road, Holland Park, Londres, a la que Blavatsky se mudó poco después de llegar a Inglaterra.

La ilustración muestra la vista frontal de Lansdowne Road. Está hecha de ladrillo, y el primer piso está revestido de yeso.




En esta calle la mayoría de las casas están construidas en dos. La ventana junto a la puerta del recibidor da al comedor, mientras que su habitación está detrás y da al gran jardín, o pequeño parque compartido por todos los vecinos.



La habitación trasera es donde Blavatsky trabajaba durante el día y donde se encontraba la Logia Blavatsky, la gente se reunía al atardecer, la ventana miraba hacia el sur y a veces recibía los escasos rayos del sol que aparentemente no le gusta brillar sobre Londres.

La ventana a la derecha de la casa es la de su dormitorio, que daba a su estudio. Al igual que la fachada, esta parte de la casa estaba estucada en la planta baja.

En el interior, el comedor de la fachada se abría al estudio de la fachada. El de la fachada rara vez se usaba para otra cosa que no fueran las comidas, excepto cuando una reunión concurrida obligaba a los visitantes a sentarse allí. Unas puertas plegables separaban las habitaciones.



Las habitaciones de Blavatsky



La vista de esta habitación está tomada desde la esquina cerca de su escritorio y muestra el sofá donde, una noche, durante una sesión de la Logia, el Sr. Harbottle y otros vieron claramente la forma astral de un hindú sentado, observando tranquilamente a la gente.

De hecho, la vista era tan evidente que solo cuando alguien se sentó frente a este visitante, provocando su desaparición, el Sr. Harbottle exclamó con gran excitación: "¡Pero si no estaba allí!".

El retrato del caballete es el de un antiguo amigo oriental de H.P.B., en realidad de su Maestro, como ella le solía decir.

La pequeña mesa redonda y destartalada se usaba a menudo por las mañanas para un desayuno frugal, ya que H.P.B. siempre se levantaba y trabajaba muy temprano cada día. Fue colocada a propósito en este retrato, ya que de hecho había sido usada justo antes de que se tomara la vista.

Tal es la magnificencia con la que estaba rodeada [Blavatsky] el sucesor de St. Germain [como agente de los maestros].

Durante las reuniones de la Logia, el presidente [de la Logia] y Blavatsky se sentaban en el extremo de la sala que daba al jardín, mientras los miembros ocupaban asientos alrededor.

Otras tardes, sacaban la conocida mesita plegable con tapete, y sobre ella, colocada donde está la mesa redonda de esta foto, se entretenía jugando al solitario o al whist durante horas.



Foto de Blavatsky en su escritorio


 
 
La siguiente foto fue tomada con una cámara Kodak estadounidense una mañana de 1888, cuando Blavatsky trabajaba en su escritorio.

El espacio cuadrado gris en el cristal de la ventana es una transparencia que le regaló el Sr. Wade cuando ella vivía en Elgin Crescent.

Todas las fotos de Madame Blavatsky, excepto esta y otra, fueron tomadas en horarios determinados, ya sea en el estudio del fotógrafo o en convenciones y otras reuniones.

Pero no se le consiguió ninguna mientras hacía una pausa en su trabajo hasta que en 1880 esta pequeña fotografía se la tomé con su consentimiento, justo cuando ella comenzaba su trabajo diario sobre su revista Lucifer, entonces en sus inicios.

Poco antes, ella había salido de la habitación que tenía a sus espaldas y se había sentado al escritorio donde se habían comenzado las primeras páginas de Lucifer y donde se escribió la mayor parte, si no toda, de La Doctrina Secreta.

La pluma que sostiene era una pluma de oro estadounidense que le regaló un teósofo de Nueva York y que fue fabricada por John Foley, cuyo nombre es conocido por miles de escritores.

La hoja de papel que tiene delante es una hoja de los manuscritos. de la Doctrina Secreta, y otros yacen por ahí.

La vieja bata que usaba era más cómoda que los vestidos de gala, por los cuales no se inclinaba aunque eran más bonitos.

La famosa cesta de tabaco estaba justo al lado de su mano, y en el soporte contra la pared había un pequeño elefante de mármol blanco —emblema de poder y sabiduría— que le regaló una amiga.

Por todas partes había fotografías de admiradores y discípulos de todas partes del mundo. Ella se deleitaba con las fotos de sus amigos y siempre las tenía cerca, en las paredes, en los soportes, cubriendo los paneles de las puertas, por todas partes. Era una vieja costumbre.

A principios de 1874-75, los cuadros siempre se apiñaban, y muchos de ellos los enmarcaba y colgaba ella misma ingeniosamente.

_  _  _

Rara vez Blavatsky salía de esa casa. Allí, día tras día y noche tras noche, durante algunos años, cada hora estaba abierta a la mirada de todos.

Sin embargo los detractores nunca cesaron sus ataques rencorosos, pero ella trabajó incansablemente en esas habitaciones, en ese escritorio, editando, correspondiendo, transcribiendo la Doctrina Secreta, dejando un tesoro de información y sugerencias para quienes se preocupan por mirar más allá de la superficie y no se dejan llevar por la prisa y el bullicio de una civilización transitoria.

Tres años y medio después de esta foto, la vivienda que H.P.B. tan bien utilizó durante sesenta años fue abandonada por ella y Blavatsky fue incinerada en Woking.. »
(p.36-39)







FOTOS

Foto de la sala donde Blavatsky daba sus enseñanzas:

 



Foto de la habitación de Blavatsky:
 


Y sobre esta foto el investigador Boris de Zircoff dijo lo siguiente:
 
« La vista de esta habitación se toma desde la esquina cerca del escritorio de Blavatsky. Ella usó la pequeña mesa redonda para sus desayunos frugales. Y lo más probable es que la pintura del maestro Morya sea una copia hecha por Hermann Schmiechen de su propio original, antes de que el coronel Olcott lo llevara a Adyar»
(CW VII, p.256)

 
 
 


Foto de esa casa tomada en 1957:
 







 Foto de esa casa actualmente:





 








No hay comentarios.:

Publicar un comentario