LAS ENSEÑANZAS QUE HPB IMPARTÍA EN LA LOGIA BLAVATSKY




(Este artículo se publicó en el periódico Piccadilly del 2 de noviembre de 1888.)



Madame Blavatsky es de edad avanzada y físicamente muy débil, por lo que rara vez sale de sus habitaciones. Aún así todos los sábados por la tarde y por la noche, su casa está abierta a todos aquellos que deseen aprender algo de los misterios a los que ella ha dedicado toda su vida.

Rusa de nacimiento y de buena familia, Madame Blavatsky, de niña, estuvo dotada de extraordinarios poderes de clarividencia, y guiada por su intuición, ella dedicó toda su energía al estudio y desarrollo de sus facultades superiores, y a la fuente de los misterios y poderes ocultos que subyacen a la religión de la sabiduría secreta de los antiguos.

Madame Blavatsky reside actualmente en Londres y se dedica a la publicación de otra obra estupenda, titulada "La Doctrina Secreta", una síntesis de ciencia, religión y filosofía.

La encontré en Notting Hill, sentada a una mesa cubierta con un paño verde, que luego utiliza como pizarra para ilustrar su discurso.

Ella estaba fumando un cigarrillo, y también lo hacen muchos de quienes (de ambos sexos) escuchan su exposición de las intrincadas cuestiones planteadas.

El tema en discusión cuando entré era la definición de «espíritu», y Madame Blavatsky volviéndose cada vez más elocuente y cálida a medida que las preguntas se adentran cada vez más en las regiones de lo no manifestado, ella nos propone la vasta evolución del alma, el descenso del espíritu a la materia y su viaje a través del universo manifestado de regreso a la eterna causa primera.

Comenzando con esta causa primera —la causa sin causa— que está en todas partes, pero en ninguna; sin longitud, anchura ni altura, y representado por un punto matemático, ella expone en la fraseología de la ciencia oriental los «Días y Noches de Brahma», la exhalación e inhalación del Espíritu Cósmico mediante las cuales surge el universo manifestado.

Partiendo del punto matemático como vértice de un triángulo equilátero, ella nos muestra esquemáticamente cómo procede la evolución por los dos lados del triángulo (que representan la sabiduría y el conocimiento).

La línea base que completa el triángulo, o Trinidad, representa al Logos, Brahma, Osiris u Ormazd, según el sistema filosófico que favorezcamos, pero que significan lo mismo.

De ahí emanan los siete principios, llamados indistintamente los siete Rishis, los siete Logoi o los siete Arcángeles, y de cada uno de estos otros siete.

Mediante esta exhalación de Brahma, los mundos manifestados surgieron gradualmente. Todo contiene en su interior una porción o chispa de la Conciencia Divina o Última, y ​​es esta chispa o rayo que busca retornar a su fuente y alcanzar la autoconciencia absoluta, la que evoluciona a través de los reinos mineral, vegetal y animal.

La autoconciencia comienza al alcanzar la forma humana, pero para alcanzar la consciencia absoluta, que es la consciencia de todo, debe atravesar todas las formas y estados de existencia, desde el más bajo hasta el más elevado; en otras palabras, debe alcanzar la consciencia absoluta mediante la experiencia de todo.

Siete planos o globos pertenecen a la cadena de mundos a través de la cual la mónada debe evolucionar, siendo nuestra Tierra el cuarto en el sistema al que pertenece, y los demás planetas de este sistema no nos son visibles por encontrarse en otros planos de existencias.

La mónada recorre este sistema siete veces, permaneciendo millones de años en cada globo y encarnando en forma humana una y otra vez, regresando a la Tierra por los deseos insatisfechos de sus vidas pasadas y en busca de nuevas experiencias, mientras busca constantemente el camino de regreso a su origen.

¿Cuántos millones de años toma todo esto?

La duración de cada Manvantara, Kalpa o Yuga, está registrada con precisión por quienes custodian el conocimiento de la Doctrina Secreta, expuesta en forma mística y alegorías en numerosas leyendas antiguas y en numerosos libros sagrados, inaccesibles solo para quienes, a través de muchas encarnaciones, han seguido con determinación el camino que conduce hacia la maestría en las ciencias ocultas.

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Este es solo un breve e imperfecto esbozo de las elocuentes palabras que brotan de los labios de esta talentosa mujer.

Todos escuchan con atención, aunque la tensión en la imaginación sea considerable. Pero para ella es el ABC del asunto, y cuando se tranquilizó un poco, perdonamos al hombre que exclamó:.
 
-        "¡Ah! ¡Nuestras escuelas internas no nos han educado hasta ese punto!"


La conversación se vuelve ahora más general, y a Madame Blavatsky le preguntan sobre la mediumnidad y las manifestaciones espiritistas.
 
-        "¿Conoce a algún médium", le preguntan, "que haya hecho de la mediumnidad su profesión y que no haya padecido alguna enfermedad física grave, o no se haya vuelto borracho, o lunático, o algo horrible?


A lo que Madame Blavatsky respondió:

"Lo que el médium logra es a su propia costa debido a que se genera un gasto de su energía vital. Al final todos salen perdiendo, tanto el médium como las entidades (llámense espíritus, caparazones, espectros o como se quiera) que buscan a los médiums para obtener una vitalidad temporal.

En otros casos los fenómenos se producen únicamente mediante lo que llamo un truco psicológico, que sin embargo no es un malabarismo en el sentido común, sino que implica un gran gasto de energía por parte del médium y solo puede lograrse reservando y acumulando energía.

Y por lo tanto cuando se espera que un médium realice muchas sesiones al día, por las que se le paga su guinea, o lo que sea, simplemente se espera que haga lo que no podría hacer con sus poderes vitales; y de hecho en esos casos los médiums que pretenden hacer eso están engañando.

Cientos de personas han escuchado la campana astral y los golpes que yo solía realizar a voluntad, pero que si intentara ahora probablemente me serían fatales debido a la debilidad de mi corazón.

En una ocasión hice que un caballero (un destacado científico) produjera él mismo las "campanas astrales", mientras que yo simplemente lo tocaba con los dedos, y él concentraba su mente en el fenómeno que se iba a producir.

No siempre lo consigo porque se requiere de mucha práctica para poder hacerlo a voluntad, pero le demostré que no era más que una manifestación de la fuerza de voluntad mediante facultades psicológicas que son  desconocidas por los científicos, o que solo se reconocen parcialmente en forma de mesmerismo o transferencia de pensamientos.

Por ejemplo, muchas personas poseen este poder en forma de toque magnético o curativo; yo nunca lo tuve, pero en cambio podía producir diversos fenómenos con la materia inanimada.

En Nueva York me hicieron una prueba que causó gran sensación en su momento. Me trajeron una hoja de papel en blanco de la sala de un club, con el nombre del club estampado. Entonces puse la mano sobre el papel y concentrando mi mente en los rasgos de un yogui oriental, cuya fisonomía conocía íntimamente, la retiré al instante, y allí apareció el retrato del hombre en quien había concentrado mis pensamientos y que luego había proyectado sobre el papel con mi fuerza de voluntad.

Este retrato fue examinado por algunos de los artistas más destacados de Nueva York, y bajo juramento declararon que les era imposible determinar con qué medio se había impreso el retrato en el papel ya que no se había realizado mediante ninguno de los procesos con los que ellos, como expertos, estaban familiarizados; y además, en cuanto a las cualidades artísticas de la representación, era tal que solo podría haber sido realizada por el mayor maestro del arte del retrato que jamás haya existido.

La así llamada ciencia desconoce estos poderes de la voluntad, pero los ocultistas los conocen desde hace siglos, y muchas otras cosas que se han catalogado como magia o milagro.

Ese retrato aún está en posesión del coronel Olcott, y encontrarán un relato completo de las circunstancias y los nombres de los artistas y otros caballeros que lo presenciaron en el libro recientemente publicado bajo el título de "Incidentes en la vida de Madame Blavatsky" escrito por el señor Alfred Sinnett.

 
-        "¿No se convertirán estos poderes y facultades", pregunto alguien, "en un futuro próximo en patrimonio común de todos los humanos?"


"Sin duda", respondió Madame Blavatsky, "la humanidad en su conjunto progresa, pero muchos individuos superan a sus semejantes; la clarividencia, el mesmerismo, la psicometría y muchas otras materias poco comprendidas constituyen el inicio de facultades que ahora muchos individuos ejercen de forma parcial y más o menos inconsciente.

El objetivo del ocultista es desarrollar plenamente esos poderes y ejercitarlos conscientemente para el bien de la humanidad.

Los Mahatmas o Adeptos, custodios del conocimiento de los poderes ocultos de la naturaleza, son hombres que han adquirido estas facultades mediante largos y arduos esfuerzos en encarnaciones pasadas.

Gracias a estos poderes ellos pueden estudiar la naturaleza en un plano superior al de nuestros sentidos físicos, y por lo tanto lo que para el individuo común debería ser cuestión de fe, para ellos es cuestión de experiencia y conocimiento.

Es una parte de su conocimiento que he obtenido de ellos y que ahora se me permite compartir con el mundo."

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Podría haberme quedado mucho más tiempo escuchando el discurso de esta notable mujer, pero se acercaba la medianoche y, consciente de las dolencias de nuestra anfitriona, me levanté para irme.

Ella me despidió con una cálida invitación a volver, y al salir al mundo exterior, sentí que en efecto, había más cosas en el cielo y en la tierra de las que nuestra ciencia o nuestra filosofía conciben, y que si no somos capaces de penetrar esos misterios por nosotros mismos, al menos podríamos recurrir a quienes sí lo hicieron para obtener ideas más elevadas y amplias sobre el destino de la raza y del individuo.













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