LAS OBSERVACIONES DE AURAS EFECTUADAS POR EL DOCTOR WALTER KILNER




Walter John Kilner (1847-1920) fue un electricista médico británico del Hospital St. Thomas de Londres. Allí, de 1879 a 1893, estuvo a cargo de la electroterapia. Y también ejerció la medicina privada en Ladbroke Grove, Londres.

Él escribió artículos sobre diversos temas, pero se le recuerda principalmente por sus investigaciones sobre el aura humana.

Después de estudiar a muchos pacientes, el Dr. Kilner se convenció en la existencia del campo energético humano, el cual sería un indicador de salud y estado de ánimo, y por consiguiente su estudio permitiría un posible uso en el diagnóstico y pronóstico médico. 

Abordó el estudio del aura desde una perspectiva física y no ocultista, creyendo firmemente que se trataba de un fenómeno electromagnético que podía ser observado mediante métodos específicos.

La investigación de Kilner se asemeja al trabajo posterior de Harold Saxton Burr. Sin embargo, mientras Burr se basó en lecturas de voltímetros, en cambio Kilner trabajando antes de la llegada de la tecnología de semiconductores, él intentó inventar dispositivos que permitieran al ojo humano observar la actividad "áurica" ​​que según su hipótesis, probablemente se debía a la radiación ultravioleta, afirmando que los fenómenos que observaba no se veían afectados por electroimanes.





SUS LIBROS

Las técnicas que empleó y las observaciones que obtuvo las compiló en un libro titulado "La Atmósfera Humana" que se publicó en 1911.

En 1920 se publicó una edición revisada de su libro bajo el título "El Aura Humana".






SUS TÉCNICAS

Utilización de pantallas coloreadas

Las pantallas son delgadas pilas de vidrio plano que contienen colorantes de dicianino en alcohol. Se emplean varios colores como carmín, azul, verde y amarillo, oscuros y claros.

Estas "Pantallas Kilner" servían para entrenar la vista y percibir la radiación electromagnética fuera del espectro normal de la luz visible, concretamente unos rayos energéticos sutiles que el Dr. Kilner llamó "los rayos N".

El tratamiento de las pantallas incluía, en particular, dicianina, un tinte tóxico de alquitrán de hulla utilizado originalmente en la sensibilización infrarroja de placas fotográficas.

Aunque se rumorea que este tinte está prohibido por el gobierno estadounidense, supuestamente debido a sus propiedades paranormales, estas afirmaciones no son exactas. Kilner informó que no se recomendaba la observación prolongada a través de estas pantallas y que "tenía un efecto muy perjudicial para los ojos, causándoles mucho dolor", pero tras la observación regular y un entrenamiento suficiente, se podía prescindir del aparato y se despertaba la visión clarividente.

El operador mira durante medio minuto o más a la luz a través de una pantalla obscura y luego al paciente a través de una pantalla clara, lo que le permite percibir el aura.

Se ha de utilizar una luz difusa opaca, de una dirección únicamente; con preferencia de detrás del observador; y en general ha de ser lo suficiente para ver el cuerpo distintamente.

Por lo regular se necesita un fondo negro mate, aunque para algunas observaciones el fondo ha de ser blanco.

La persona observada se ha de situar a unas doce pulgadas del fondo, para evitar sombras y otras ilusiones ópticas.




Un segundo método

Además de las pantallas coloreadas, el Dr. Kilner empleó otro método para investigar el aura que el denominó de colores complementarios.

Se mira fijamente durante cincuenta o sesenta segundos una banda de color de dos pulgadas por tres cuartos de pulgada, regularmente iluminada.

Esto tiene el efecto de fatigar el ojo y quitarle el poder de percibir ese color determinado; además que se ha descubierto que el ojo se  vuelve anormalmente sensitivo a los otros colores. De manera que al transferir la mirada al paciente, se ve una cinta o banda del color complementario, de la misma medida y forma que la banda original. Este "espectro" persiste por algún tiempo.


Se ha visto en la práctica, que los cambios de color en las auras produce el efecto de cambiar la apariencia de la banda del color complementario. Por este medio, en manos hábiles, se pueden determinar varias cosas acerca del aura que no se notan con las pantallas solamente.

Los colores empleados por el Dr. Kilner son:

1 - Goma guta con un color complementario azul de prusia.
2 - Azul de Amberes con un color complementario goma guta.
3 - Carmín con un color complementario verde esmeralda transparente.
4- Verde esmeralda con el color complementario carmín.




Las gafas Kilner

Se elaboraron lentes utilizando las "Pantallas Kilner" para ver las auras.




Alternativas

Su libro daba instrucciones mediante las cuales el lector podía construir y utilizar aparatos similares. 

Pero una gran desventaja del método de Kilner era la escasez y toxicidad de los productos químicos que recomendaba. Posteriormente, el biólogo Oscar Bagnall recomendó sustituir el colorante por pinacianol (disuelto en trietanolamina ), pero este colorante tampoco es fácil de obtener.

Carl Edwin Lindgren ha afirmado que el azul cobalto y el vidrio púrpura pueden sustituir los colorantes utilizados por Kilner y Bagnall.







SUS OBSERVACIONES

Según su estudio, Kilner y sus colaboradores pudieron en muchas ocasiones, percibir formaciones áuricas, que él dividió en tres partes: un doble étérico, un aura interna y un aura externa.


El doble etérico

El doble etérico aparece, a través de las pantallas, como una banda obscura adyacente y siguiendo exactamente el contorno del cuerpo. La anchura es uniforme en todo el contorno y se extiende de 1/16 a 3/1 6 de pulgada.

Varía de ancho en diferentes personas y también en una misma persona, en condición perturbada. Aparece perfectamente transparente y distintamente estriada con muy delicadas líneas de bello color rosado, las que parecen colorear el espacio entre estrías.

El color rosado contiene ciertamente más azul que el carmín. Parece probable que las líneas sean autoluminosas.




El aura interna

El aura interna comienza en el borde exterior del Doble Etérico, aunque a veces aparece tocando el cuerpo mismo.

Usualmente es de un ancho uniforme de dos a cuatro pulgadas, aunque a veces es ligeramente más estrecha en la porción inferior de los miembros y sigue el contorno del cuerpo. Es relativamente más ancha en los niños que en los adultos.

La estructura de la misma es granular, de gránulos extremadamente finos y dispuestos de manera que parecen estriados. Las estrías son paralelas una a otra en ángulo recto al cuerpo y en haces, las más largas en el centro y las más cortas al exterior con bordes redondeados.

Los haces están agrupados, dando así el aura delineamiento dentado. No se ha observado en las estrías color alguno.

En mala salud aparentemente son menos en número.

El aura interna es la porción más densa del aura propiamente dicha. Está más distintamente marcada y es más ancha en personas de salud física robusta.




El aura externa

El aura externa comienza en el borde del aura interna, y contrario de ésta, varía en tamaño considerablemente.

Alrededor de la cabeza se extiende unas dos pulgadas más allá de los hombros. A los costados y detrás del busto, tiene un ancho de cuatro o cinco pulgadas. En la delantera del cuerpo es un poco más estrecha. Sigue los contornos del cuerpo, pero, algunas veces, es más estrecha en los miembros inferiores. Alrededor de los brazos corresponde al ancho que envuelve las piernas; pero generalmente es más ancha alrededor de las manos y frecuentemente se proyecta a larga distancia desde las puntas de los dedos.

El delineamiento no es absolutamente preciso, sino que se desvanece gradualmente en el espacio. El aura externa aparece sin estructura y no es luminosa. La porción interior del aura externa tiene gránulos más grandes que las porciones exteriores, la gradación es imperceptible.

Las auras de los niños y de las niñas hasta la edad de doce o trece años parecen similares, con la diferencia de que la de las niñas es ordinariamente más fina que las de los varones. Desde la adolescencia en adelante las auras de los varones y de las mujeres se hacen más distintivas; en ambos casos, sin embargo, ocurren considerables peculiaridades individuales.

El aura femenina es ordinariamente más ancha en los costados del cuerpo. con el ancho máximo en la cintura; es también más ancha en la espalda que en el frente; la parte más ancha está en el vacío de la espalda donde frecuentemente abulta mucho.

El Dr. Kilner considera que una forma que se aproxime a la ovalada es la más perfecta. Las desviaciones de ésta son debidas a falta de desarrollo. Finura y transparencia se pueden considerar como indicaciones de un tipo superior de aura.

Los niños, en proporción a la estatura, tienen auras relativamente más anchas que los adultos. Además, los niños, especialmente los varones, tienen una aura interna casi tan ancha como la externa, de manera que puede ser difícil diferenciarlas.

Las personas inteligentes tienen de ordinario auras más anchas que las de intelecto menos desarrollado. Esto se nota especialmente alrededor de la cabeza. Cuanto más gris contenga el aura más apagado, o mentalmente afectado, es el sujeto.

Algunas veces se percibe una bruma muy vaporosa, extendiéndose hacia afuera a larga
distancia, más allá del aura externa. Esto se ha observado únicamente en casos en que el aura es extraordinariamente extensa; es probable que sea una extensión del aura externa. El Dr. Kilner la llama el aura ultra externa.




Rayos y parches

También se han observado parches o lunares, rayos y listas que emanan de diferentes partes del cuerpo. A veces aparecen y desaparecen rápidamente, otras veces persisten. Los parches nunca aparecen coloreados, los rayos son de ordinario incoloros, aunque ocasionalmente se presentan diversos tonos de color. Cuando ocurren, el aura se hace comúnmente más densa.

Hay tres variedades:

Primera. - Rayos o parches, más claros que el aura que los rodea, enteramente separados, aunque cerca del cuerpo, aparecen y están envueltos en la misma aura. La forma más común de los mismos es alargada con el eje mayor paralelo al del cuerpo.

Sus costados son nítidos y coinciden exactamente con el borde del aura interna, pero los extremos, contraídos y menos brillantes, con frecuencia se desvanecen en el aura adyacente.

El aura interna dentro del Rayo, de ordinario, aunque no siempre, pierde su apariencia estriada y deviene granular. Cuanto más persista el Rayo más gruesos devienen los gránulos.


Segunda. - Rayos procedentes de una parte del cuerpo que van a otra no muy distante. Estos Rayos son generalmente los más brillantes. Se puede percibir que van, por ejemplo, del cuerpo al brazo; si éste está doblado, del sobaco a la muñeca.

Si el observador pone la mano cerca del paciente, las auras de ambos casi invariablemente devienen más brillantes localmente; al poco tiempo se forma un Rayo completo entre la mano y la parte más próxima del paciente. Estos Rayos se forman más fácilmente entre protuberancias que entre superficies.

En un caso el Rayo de la mano de una persona a la de otra era de color amarillo brillante, que cambió a un color rubí líquido.


Tercera. - Rayos que se proyectan en el espacio en ángulo recto, desde el cuerpo hasta el aura exterior, y aun más allá, y más brillantes que ésta. Los lados de los Rayos, por lo general, aunque no siempre, son paralelos y rara vez en forma de abanico; los extremos son puntiagudos y se desvanecen, especialmente cuando salen de las puntas de los dedos.

Nunca se han observado más que Rayos rectos. La dirección normal es perpendicular al cuerpo; pero pueden tomar cualquier dirección como, por ejemplo, cuando fluyen de las puntas de los dedos de una persona a las de otra.

Además del ordinario color gris azulado, se ha observado Rayos coloreados de rojo y amarillo. El hecho de que la estructura de los mismos se parezca a la del aura interior y que nunca se haya observado que disminuyan el aura exterior adyacente, ni en densidad ni en brillantez, justifica la conclusión de que los Rayos y el aura interior tienen el mismo origen, el cuerpo; de consiguiente, u consiguiente, un Rayo es meramente un manojo extendido de estrías del aura interior.




Auras en objetos

El Dr. Kilner ha descubierto también que bajo condiciones similares, aunque con mayor dificultad, puede percibir una bruma o aura alrededor de imanes, particularmente en los polos; un aura amarilla alrededor de un cristal de nitrato de uranio; un aura azulada alrededor de los polos de una pila galvánica, alrededor de cualquier conductor conectado a los polos, en el espacio entre los dos alambres conectados a cada uno de los polos, y uno al otro.




Constataciones del Dr. Kilner

De las observaciones de desprende que:

1) El aura interior tiene una estructura estriada, mientras que el aura externa es enteramente nebulosa.

2) El aura interior tiene un borde regularmente nítido, mientras que el aura exterior está mal definida.

3) El margen exterior del aura interior es dentado, pero que con el margen del aura exterior no corresponde en manera alguna;

4) Los Rayos proceden del aura interior y nunca se ha observado que comiencen en la exterior y pasen a la interior.


Por lo que el Dr. Kilner ha llegado  a la conclusión de que:

1º El aura exterior muy probablemente no se deriva de la interior.

2º Las dos auras, muy probablemente, no son producto de una y la misma fuerza.


El Dr. Kilner por lo tanto afirma que:

La fuerza áurica Nº1 tiene su origen en el aura interior, y la fuerza áurica Nº2 se origina en el aura exterior.

La fuerza áurica interna actúa, al parecer, muy extensamente dentro del área prescrita. Y mediante el incremento local de la fuerza, se puede proyectar los rayos conscientemente por un esfuerzo de voluntad.

La fuerza áurica externa es más movible y tiene un radio más amplio de acción que la fuerza áurica interna . Parece ser enteramente independiente de la voluntad.

Los diferentes estados de salud, general o local, actúan sobre la fuerza, y por medio de éstas sobre las auras, aunque no necesariamente de la misma manera en ambas auras, interior y exterior.

Una afección local puede ser causa de que desaparezcan todas las estrías del aura interior, deviniendo ésta más opaca y densa, y cambiando de color. Puede también que aparezca groseramente rayada, de manera muy diferente a las estrías de salud; o puede crear un espacio carente de aura interna.

Una afección sobre una gran porción del cuerpo puede hacer que el aura interna sea más estrecha en un lado del cuerpo que en el otro; esto va acompañado de la alteración de la textura del aura interior y con frecuencia también del color.

Las variaciones del aura exterior, a consecuencia de la fuerza áurica externa, son menos que en el caso de la fuerza áurica interior. Se puede contraer la anchura, pero nunca desaparece completamente; y el color puede cambiar.

Un cambio en una extensa área del cuerpo puede alterar completamente la forma del aura exterior. Esta puede hacerse más estrecha, sin que la interior sea afectada; pero si la interior se encoge la exterior se encoge también.

Los cambios en las auras pueden ser consecuencia de enfermedad. La histeria ensancha el aura exterior a los lados del tronco; la anchura se contrae repentinamente cerca del pubis y se forma un bulto en la espalda, en la región lumbar.

En epilepsia, de ordinario, se contrae, en toda su longitud, un lado de ambas auras, interior y exterior; la interior se hace más opaca, la textura más tosca y las estrías disminuyen o desaparecen. El color es comúnmente gris.

La contracción del aura interior invariablemente acusa una enfermedad grave. Ocasionalmente se observa una rotura absoluta del aura.

El aura interior no se altera mucho en forma ni en tamaño; pero cambia considerablemente en textura. El aura exterior varía más frecuentemente y más extensamente en forma y tamaño; pero .es casi imperceptible el cambio en textura.

En caso de enfermedad, el primer síntoma mórbido es disminución o pérdida completa de las estrías; con esto los gránulos se hacen más toscos, lo que, aparentemente, se debe a la amalgamación de los gránulos más pequeños. El desarreglo del aura interior va acompañado de la alteración del aura exterior.

La preparación del ojo, por medio de las pantallas, hace difícil apreciar con exactitud las variaciones del color del aura. El color parece variar de azul a gris, y depende más del temperamento y del poder mental que de los cambios en la salud del cuerpo. Cuanto mayor es el poder mental, más azul es el aura; la deficiencia en el poder mental tiende a hacer el aura más gris.

El Dr. Kilner hizo unos pocos experimentos que demostraron que no sólo se podía, con un esfuerzo de la voluntad, proyectar rayos desde varias partes del cuerpo, sino también que se podía variar el color de un rayo o de una parte del aura. De esta manera se han producido los colores: rojo, amarillo y azul. Este último resultó el más fácil de producir; el amarillo fue el más difícil.

Un cuidadoso estudio de los resultados obtenidos por el Dr. Kilner, revela que coinciden con considerable exactitud con los obtenidos por clarividencia. El Dr. Kilner, sin embargo, parece que ha estudiado más minuciosamente, en algunos respectos, la estructura del aura y los efectos de la enfermedad sobre la misma.







OPINIONES DE OTROS INVESTIGADORES

Opinión de Arthur Powell

(Arthur Powell fue un estudioso de la neo-teosofía de Leadbeater.)

Lo que el Dr. Kilner denomina el cuerpo energético es, evidentemente, idéntico a lo que describen con el mismo nombre los clarividentes.

Las estrías del aura interior del Dr. Kilner son lo mismo que el aura de salud.

Lo que el Dr.  Kilner describe como aura exterior, en opinión mi opinión, consiste de las partículas etéricas de las cuales se ha retirado el prana, y de otra materia etérica descargada del cuerpo.

El estudiante debe comparar los delineamientos de las auras dados en el libro del Dr. Kilner con la Ilustración XXIV del aura de salud en "El Hombre Visible e Invisible" de C.W. Leadbeater.

No parece fuera de lugar suponer que un mayor perfeccionamiento de los métodos del Dr. Kilner traería la percepción física de 1º Los chakras etéricos; 2º El flujo de prana al y a través del cuerpo; 3º La naturaleza y estructura del Doble Etérico dentro del cuerpo.

Como el Dr. Kilner ha mencionado la dificultad de percibir el aura contra un fondo de carne, quien esto escribe se pregunta si no se podría obtener un fondo adecuado, pintando de alguna manera la piel de la persona observada.

El Dr. Kilner declara que su único objetivo al hacer sus investigaciones ha sido utilizar el aura como medio de diagnosis. De consiguiente, es más que probable, que más amplias investigaciones revelarían propiedades del aura que, sin tener utilidad para el diagnóstico, serían, no obstante, de interés científico.

De los hechos observados: 1º Que la mala salud desarregla el aura; 2º Que la materia etérica de las auras adyacentes fluyen juntas, formando Rayos; 3º Que tales Rayos se pueden formar y dirigir por un esfuerzo de voluntad; 4º Que la voluntad puede determinar, incluso el color de tales Rayos, se puede colegir que hay sólo un corto paso hasta la cuestión de la curación magnética y mesmérica.

Es de esperar que algún investigador hará un estudio de este importante e interesante aspecto con la minuciosidad que caracteriza las investigaciones del Dr. Kilner.




Opinión de los científicos

Aunque inicialmente las investigaciones del Dr. Kilner generaron interés en la comunidad científica, los científicos no pudieron replicar sus resultados, y la teoría de los "rayos N" (radiación humana) que él intentaba medir fue desacreditada en gran medida.

En el "British Medical Journal", una revisión de 1912 de la investigación de Kilner afirmó que si bien Kilner sostenía que el aura era un "fenómeno puramente físico", la evidencia no respaldaba esta opinión. Científicos del BMJ intentaron replicar los experimentos de Kilner, pero los resultados fueron negativos. La revisión concluyó que "el Dr. Kilner no ha logrado convencernos de que su 'aura' sea más real que la daga visionaria de Macbeth".

El erudito religioso estadounidense J. Gordon Melton ha escrito: "La investigación de Kilner fue ampliamente desestimada por investigadores posteriores sobre la luz y la percepción, y los resultados que reportó se consideraron artefactos del propio proceso óptico del observador, en lugar de reflejar cualquier emanación producida por el sujeto observado. Estos hallazgos no impidieron la comercialización de las gafas Kilner, cuyos anuncios aparecieron en publicaciones esotéricas hasta la década de 1970."

El investigador escéptico Joe Nickell ha descrito la investigación de Kilner como pseudociencia, señalando que "Kilner aceptó acríticamente la validez de los rayos N inexistentes y los poderes clarividentes".




Opinión de Cid

No sé si realmente el Dr. Kilner pudo observar clarividentemente el aura por medio de sus técnicas, o si él inventó sus observaciones siendo influenciado por las lecturas que hizo, ya que aunque él declaró expresamente que no poseía ningún poder alguno de clarividencia, y que ni siquiera había leído nada referente al aura hasta después de examinar más de sesenta pacientes, y que su método es puramente físico y puede ser emplearlo con buen resultado por cualquiera que se tome la molestia de llevarlo a cabo.

La realidad es que las personas que han seguido su metodología no han desarrollado su clarividencia, en internet aparece que el Dr. Kilner se inspiró en las obras del Barón Carl von Reichenbach; y se ve muy tangible que también él haya leído las obras de Charles Leadbeater quien fue el que inventó la existencia del "doble etérico" que es un cuerpo ficticio mezcla del cuerpo de vitalidad, del doble astral y del estado etéreo de la materia física.

Y por estos motivos en lo personal yo me mantengo cauto con las investigaciones expuestas por el Dr. Kilner. Sin embargo por todo lo que he investigado, estudiado y experimentado, considero que muy posiblemente las auras energéticas si han de existir.



(Fuentes: Wikipedia en inglés y el capítulo 21 del libro "El Doble Etérico" de Arthur Powell.)











No hay comentarios.:

Publicar un comentario