JESÚS INDAGADO POR GEOFFREY BARBORKA



Aquí les voy a poner lo que el escritor teosófico Geoffrey Barborka dijo acerca de Jesús en el capítulo 11 de su libro "El Plan Divino", y entre paréntesis añadí mis comentarios:


En la enseñanza teosófica se ha asegurado que Jesús fue un Avātara. La afirmación puede ser encontrada en el capítulo titulado “La Doctrina de los Avātaras” de La Doctrina Secreta (1).

Después de citar el pasaje en el Bhagavag-Gīta que explica la encarnación en la tierra del Divino Resplandor, se agrego esta frase que declara:

« Verdaderamente, vinieron al mundo en su respectiva época personalidades que como Gautama, Śankara, Jesús y unos pocos más, tenían por misión “salvar el bien y destruir el mal”. Así se dijo: “Yo nazco en cada yuga”. Y todos nacieron por el mismo Poder.

Muy misteriosas son, en efecto, estas encarnaciones que caen fuera del círculo general de renacimientos. En tres grupos pueden dividirse las encarnaciones: Los Avatāras o encarnaciones divinas; las encarnaciones de los Nirmānakayas o adeptos que renuncian al Nirvāna con el propósito de auxiliar a la humanidad; y las encarnaciones naturales de la masa general, sujeta a la rueda de nacimientos y muertes, la ley común. » (2)


Como lo pueden constatar, Jesús fue ubicado en la primera clase, las encarnaciones divinas, llamadas Avatāras. Y con un lenguaje más directo se declara que:

« La masa general de los Buddhistas y especialmente los birmanos, consideran a Jesús como una encarnación de Devadatta, un pariente que se opuso a las enseñanzas de Buddha; mientras que los estudiantes de la Filosofía Esotérica ven en el Sabio Nazareno como un Bodhisattva animado del espíritu de Buddha mismo. » (3)


Con las explicaciones que ya se proporcionaron, esta cita significa que Jesús, el Sabio Nazareno, fue un Avatāra. El tipifico las enseñanzas de la Filosofía Esotérica respecto a los Avatāras. El Glorioso Ser que descendió sobre la tierra, entro a un cuerpo físico y se unió por medio del componente intermediario, que proporciono el Buddha. Cuando se completo la unidad, Jesús se volvió en realidad, el Christos [Cristo].

(No exactamente, Jesús no se volvió Cristo sino el "vehículo" de Cristo en la Tierra, quien es el nombre que se le da en Occidente a la Entidad divina que se ocupa de la humanidad.

Pero debido a que Cristo es pura conciencia, no puede encarnar en el plano físico, y es por eso que para descender en el mundo terrenal Cristo necesita de un humano que lo porte, que lo manifieste.

Por lo que Jesús si fue un avatara, ya que él fue la "encarnación" de Cristo en la Tierra.)


Mientras pueda que parezca extraña esta idea para quien pertenece a la Iglesia Cristiana, la sostuvieron en una época ardientes seguidores de la fe cristiana, tales como los Maniqueos.

Blavatsky señaló que:

« Los maniqueos, al advertir la identidad de las doctrinas Buddhista y Cristiana, tuvieron a Jesús por reencarnación de Gautama e identificaron a Cristo con Manú. » (4)

(Por lo que he estudiado, Jesús no fue la reencarnación de Gautama, pero parece que si fue el protegido de Gautama, ya que el maestro Kuthumi reveló que: "El Señor Buddha ha cobijado a un individuo elegido, el cual ha alterado el destino de las naciones." [CM 17, p117].)





Debates

Cerinto, un gnóstico de año 100 D.C., sostenía que el Poder Divino de un Eon, cuyo nombre fue el “Ungido” (Christos) descendió en Jesús, cuando él fue bautizado, dándole un poder milagroso. No obstante, antes de la Pasión y la resurrección, el espíritu de Cristo abandonó a Jesús.


Basílides, uno de los gnósticos más celebrados, que floreció en Alejandría alrededor del año 125 D.C., fundó una escuela que sostenía que el Nous, la primera emanación (o Eon), descendió a la tierra y encarnó en Jesús para aliviar las miserias del mundo. Este Nous no pudo ser extinguido, y por lo tanto, antes de la crucifixión cambiaron la forma de Jesús y Simón de Cirineo.

Blavatsky remarca que:

« Basílides negaba la realidad del cuerpo de Jesús, diciendo que era “ilusorio”, y que los tormentos de la pasión y de la cruz no los sufrió Jesús, sino el Cirineo (Simón el Cirineo). Todas estas explicaciones son ecos de las Doctrinas Orientales. » (5)


Las consideraciones de Marción (siglo II D.C.), otro de los connotados líderes gnósticos, considerado ahora también como un cristiano, puede agregarse:

« Este negaba los hechos históricos (tales como ahora se encuentran en los Evangelios) del nacimiento, de la encarnación y pasión de Cristo, así como la resurrección del cuerpo de Jesús, sosteniendo que tales afirmaciones no eran más que la carnalización del simbolismo y de las alegorías metafísicas y una degradación de la verdadera idea espiritual. » (6)

(Hay muchas discusiones entre místicos si Cristo abandonó a Jesús en la crucifixión, o si otra alma tomó posesión del cuerpo de Jesús.)


No es el propósito narrar aquí las enseñanzas de los gnósticos respecto a Jesús. Los ejemplos dados muestran concluyentemente que las consideraciones de los gnósticos estaban de acuerdo con las enseñanzas de la Filosofía Esotérica, aunque no entregadas en su totalidad. Que una mayor información no esté disponible, se debe a la pérdida de antiguos registros, causada por la destrucción de la Biblioteca de Alejandría.

(En parte las consideraciones de los gnósticos está en acuerdo con la enseñanza esotérica, pero también en parte es opuesta, y los gnósticos tenían un revoltijo de creencias.)





Conclusión de Barborka

Si bien, la narración del personaje histórico llamado Jesús está velada en la oscuridad y el silencio, su verdadero registro se conoce y mantiene en archivos secretos, junto con los volúmenes esotéricos que han desaparecido misteriosamente.

Aunque puede estar oculto el tema de los Avatāras, es una eterna fuente de admiración, porque sondea los secretos sostenidos por los custodios de la Sabiduría.






Referencias

  1. La Doctrina Secreta, vol. 5, p.349-60; en la edición de Kier, vol. 6, p.15-25
  2. La DS, vol. 5, p.351-2; en la edición de Kier, vol. 6, p.17
  3. La DS, vol. 5, p.369; en la edición de Kier, vol. 6, p.34
  4. Isis Develada, vol. 2, p.286. La autoridad de esta declaración se da como Neander (en su Historia de la Iglesia, vol. I, p.817).
  5. La DS, vol. 5, p.351; en la edición de Kier, vol. 6, p.17
  6. El Glosario Teosófico, p.207









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