Alsibar es un investigador que ha estudiado enormemente a numerosos guías espirituales y él recomienda meditar de la siguiente manera:
MEDITACIÓN: EL ARTE DE LA QUIETUD
Cierra los ojos. Obsérvate. Al principio solo verás el ego. No te alarmes. No lo condenes, ni siquiera intentes nombrarlo, diciendo "esto es el ego y esto no". Simplemente observa. Sé consciente.
No huyas, no discutas, no juzgues ni critiques. No intentes alterar ni modificar lo que ves. Solo observa.
El despertar no es el resultado de actuar o hacer. Cuando actúas o haces en un estado de sueño, solo estás soñando que estás actuando o haciendo. La acción prioritaria, la única posible para una persona dormida, es despertar. Solo entonces puede hacer algo.
Por lo tanto, ¡no actúes! Mira, observa, percibe, presencia, toma consciencia, recuérdate a ti mismo; todas estas son otras formas de decir: ¡DESPIERTA!
¡Y luego relájate! Deja de correr o moverte de un lado a otro, de una cosa a otra, de un objeto a otro, de una persona a otra. Simplemente percibe el movimiento dentro y fuera de ti. Mira tus pensamientos, deseos, reacciones, sentimientos y emociones.
Percibe los sonidos externos: la calle, el viento, los autos, los pájaros, la gente, las voces internas y externas. Simplemente percibe.
No hagas nada. Relájate y descansa en este estado de no movimiento, de no deseo, de no querer cambiar nada.
En ese estado no hay tiempo porque no hay nada que lograr en el futuro, ni nada que lamentar del pasado. En ese estado no eres nada y al mismo tiempo eres todo. Es un estado atemporal e impersonal. En él, se revela el eterno aquí y ahora. Allí reside la Libertad y la semilla de la Verdad.
Intenta esto siempre que te acuerdes y puedas. En el trabajo, en casa, antes de dormir, al despertar, leyendo, viendo la televisión, conduciendo, hablando, durmiendo, amando, escribiendo, esperando, caminando, corriendo, escuchando música, etc.
Poco a poco sentirás un cambio que ocurre "a pesar" e independientemente de ti. No entiendes por qué sucede ni cómo actúa, específicamente. Pero te das cuenta de que hay una acción en marcha.
Sientes transformaciones, cambios de hábitos, nuevas sensaciones, nuevas formas de ver las cosas. Sientes la muerte del pasado, de viejos patrones, y el nacimiento de nuevas perspectivas y paradigmas. Todo lo que estaba atrapado comienza a fluir con su propio movimiento esencial, independientemente de tu voluntad, deseo y dirección.
¡Pero cuidado en ese momento! Nunca intentes dominar esa fuerza, ese flujo. No intentes controlar esa energía primordial. Porque si lo intentas, entonces volverás a caer, como muchos han caído, se han extraviado y se han perdido.
Por eso Jesús nos advirtió sobre la importancia de la vigilancia. La vigilancia consiste en recordar que ese estado solo se manifiesta cuando comprendemos que no somos nada y que no podemos controlar nada. Nada. En otras palabras, se trata de rechazar por completo el rol ilusorio de controlador.
Hay una fuerza superior a nosotros. Más allá de nosotros, lo controla todo, independientemente de nosotros. Desde el movimiento de partículas subatómicas hasta el movimiento de galaxias inconmensurables.
¿Quién es? ¿Quién es esa fuerza?
No lo sabemos. Algunos la llaman Dios, Alá, Krishna, Tao, Buda, Jesús... ¿qué importa el nombre?
A veces su mensaje nos llega a través de sus mensajeros que traducen su lenguaje incomprensible a nuestro pobre lenguaje humano.
Una vez dijo a los judíos: «Estad quietos, y sabed que yo soy Dios, el que soy y que era y que ha de venir.»
La meditación es el estado de quietud absoluta en el que se alcanzan el "movimiento y reposo" del que hablaba Jesús, el zazen de los budistas zen, el wu-wei de los taoístas, el "convertirse en testigo" predicado por Ramana Maharshi y el estado de "atención pasiva sin elección" enseñado por Krishnamurti y también por grandes yoguis como Babaji, Lahiri Mahasaya, Sri Yukteswar y Yogananda.
Solo en ese estado se encuentra la verdadera liberación, y solo él puede prevenir el caos del mundo que nosotros mismos hemos creado y perpetuado a lo largo del tiempo.
Por lo tanto se dice que la verdadera revolución, el nuevo mundo, debe comenzar dentro de nosotros mismos; solo entonces podremos extenderla a nuestras familias, trabajo y vida social.
Ahí reside la verdadera semilla de un Nuevo Orden Mundial, sin disputas, sin guerras, sin divisiones, sin violencia, sin sectarismo, partidismo ni religiones organizadas.
(Fuente: https://alsibar.blogspot.com/2011/08/aprenda-meditar-corretamente.html)

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