EL NOMBRE DIVINO “YO SOY” ESCLARECIDO POR ALSIBAR

 

 
(El siguiente artículo fue escrito por Alsibar quien ha estudiado mucho a los guías espirituales, y el texto original en portugués lo pueden leer en este link.)
 
 
 
¿Has notado cuántas veces la Biblia menciona la expresión “Yo Soy” tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento? ¿Cuál sería el verdadero significado de “Yo Soy”? ¿Es posible para nosotros entrar en contacto con el “Yo Soy”? ¿Cómo podemos hacerlo?
 
Esto es lo que analizaremos en el texto a continuación:
 
 
En el Antiguo Testamento, en el libro del Éxodo, Moisés le pregunta a Dios:
 
-        “¿Cuál es tu nombre?”
 
Y Dios le responde:
 
-        “Yo soy el que soy.”
 
Y le dijo además:
 
-        “Así dirás a los hijos de Israel: ‘YO SOY me ha enviado a vosotros’.” (Éxodo 3:14-15)
 
 
En el último libro de la Biblia, el Apocalipsis, Jesús dice:
 
-        “Yo soy el Alfa y la Omega, el que es y que era y que ha de venir.” (Apocalipsis 1:8)
 
 
En los evangelios hay numerosos pasajes en los que Jesús se refiere a sí mismo como el “YO SOY”:
 
-        “Os lo digo ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, creáis que YO SOY.” (Juan 13:19)
-        “Cuando levantéis al Hijo del Hombre, entonces conoceréis que YO SOY.” (Juan 8:28)
-        “Si no crees que YO SOY morirás en pecado.” (Juan 8:24)
-        “De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, YO SOY.” (Juan 8:58)
 
Además de estas citas, son famosas las frases en las que dijo:
 
-        “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida; Yo soy la puerta; Yo soy el buen pastor; Yo soy la luz del mundo: Yo soy el pan de vida, Yo soy la vid verdadera,” – entre otros.
 
En otras palabras, la expresión “YO SOY” es usada en la Biblia con un significado especial, no es simplemente un pronombre personal en primera persona más un verbo copulativo, es también un nombre propio y una manera de expresar o intentar definir lo indefinible: Dios.
 
Por lo tanto, se concluye que Dios es lo Absoluto: lo que es, lo que fue y lo que ha de ser, y que la expresión YO SOY es sólo una manera de definir este absoluto indefinible.
 
De esto podemos inferir que siendo Jesús el Avatar o Encarnación de la Divinidad Eterna, Última e Inmensurable, al referirse a esa fuerza Cósmica de la cual era su manifestación visible, se llamaba a sí mismo “YO SOY”.
 
Al insistir en la expresión “YO SOY”, estaba utilizando una especie de código para decir “YO SOY el Dios verdadero, el mismo que Moisés, Abraham y los profetas, el que es, que era y que siempre será”, para que no hubiera dudas ni en ese momento, ni en los tiempos venideros, sobre su verdadera identidad, naturaleza y misión.
 
 
 
Ahora bien, en la tradición védica, el Yo Soy ya era conocido durante milenios por los hindúes como el sonido original OM o AUM.
 
Afirman incluso que Dios, siendo Absoluto, no se diferencia de sus atributos, es decir: es el NOMBRE (AUM, YO SOY) y el referente (El Innombrable, el Desconocido, lo Impensable, lo Incognoscible).
 
Él es Creador y Criatura, Observador y cosa observada; es el Sujeto y el Objeto. No nos extrañemos porque cuando decimos esto, la lógica es sencilla: ser “lo que es, lo que fue y lo que será” es lo mismo que decir YO SOY TODO, YO SOY EL ABSOLUTO.
 
Si alguien todavía tiene dudas, vea lo que dijo Jesús en la frase 77 del Evangelio de Tomás Dídimo:
 
-        “YO SOY la Luz que se cierne sobre todas las cosas. YO SOY EL TODO. Todo se originó en mí y a través de mí todo fue hecho. Corta un trozo de madera, estaré allí. Levanta la piedra y allí me encontrarás.”
 
Ahora bien,
 
¿Qué puede revelarnos este conocimiento?
 
 
Aquí es donde muchas personas terminan cometiendo errores y haciéndolo mal. Andar repitiendo “YO SOY” o “AUM” no te pondrá en conexión con Dios, no importa cuánto lo intentes, ya que no olvidemos que nuestro lenguaje es pobre y que nuestra mente, limitada por los pensamientos y los condicionamientos, no puede comprender lo Infinito, lo Ilimitado.
 
Al afirmar que Dios es el “YO SOY” los avatares sólo estaban tratando de comunicarse, de señalar algo que es esencialmente indescriptible e incomunicable y como no hay otra forma de utilizar el lenguaje. Sin embargo esto no significa que estas palabras tengan algún poder mágico o algo especial.
 
(Nota de Cid: parece que el mantra AUM si tiene cierto poder pero para poderlo utilizar se requiere que la persona también tenga poder.)
 
 
En otras palabras, no tiene sentido repetir palabras, que son sólo recursos comunicativos limitados, con la ilusión de que al hacerlo estamos contactando con Dios, el Ilimitado.
 
“YO SOY” es la vibración creativa y sustentadora del Universo; es, quizás, en nuestro lenguaje, la mejor expresión para definir y expresar lo que es DIOS (digo “qué”, porque no podemos reducirlo a una persona).
 
Así, el YO SOY es la traducción al lenguaje humano del sonido, o vibración universal que es la esencia misma de toda la creación, de la materia, de la energía, de los átomos y de las partículas subatómicas. Es lo que mantiene vivo y cohesionado el cosmos que conocemos.
 
Pero si Dios no es la palabra, ¿qué es?
 
Él es lo que es.
 
Todos los grandes y verdaderamente iluminados han afirmado esto, desde Jesús, pasando por Buda, hasta Ramana Maharshi.
 
 
¿Buda también creía en Dios?
 
Creer no sería la palabra más apropiada. Buda dijo:
 
-        “Más alto que el cielo, más profundo que el infierno, más allá de las estrellas más lejanas, hay un poder estable y divino, que existe antes del principio y nunca termina. Eterno como el tiempo, seguro como la certeza, impulsivo hacia el bien y sujeto a sus propias leyes” (El Evangelio de Buda – Yogi Kharishnanda)
 
 
Los iluminados no creen en Dios, viven a Dios, lo sienten, lo ven en todo lo que existe y comprenden que son parte de Él.
 
De esta manera entendemos cuando Krishnamurti dice que:
 
-        “Percibir la Verdad es percibir Lo que Es”.
 
 
¿Pero cómo entender qué es?
 
¿El eterno “YO SOY” del Universo?
 
 
A través de la meditación, a través del autoconocimiento, a través de la percepción de las ilusiones creadas por la mente.
 
Pero nunca repitas “YO SOY” bajo la ilusión de que estás meditando. Repetir “YO SOY” o “AUM” no libera a nadie de nada. Nadie llega a ninguna parte mediante un acto voluntario de la mente pensante o EGO.
 
 
¿Por qué repetir verbalmente YO SOY?
 
¿Qué pretendemos conseguir con esta práctica mecánica e infantil?
 
 
Esto sólo nos adormece aún más bajo la ilusión de que nos estamos liberando o entrando en contacto con Dios. Pero Dios está más allá de las palabras. Las palabras y el lenguaje son instrumentos de la comunicación humana. Nada más.
 
El verdadero poder creativo reside en el cambio de frecuencia que se produce cuando pasamos del pensamiento al no pensamiento, lo que nos permite encontrarnos con la energía creativa del universo.
 
Pero no fuerces el pensamiento a no pensar. Ese es otro error. El pensamiento nunca puede detenerse porque es, por definición, movimiento.
 
Además, caeríamos en la ilusión de la dualidad: entidad pensante versus pensamiento. Y esta división es ilusoria, como ya nos advirtieron Krishnamurti, Buda y Ramana Maharshi.
 
Pero cuando no hacemos nada (zazen), y sólo percibimos “lo que es” (Krishnamurti), cuando nuestra mente deja de distorsionar, de engañar, de crear ilusiones. Cuando la “conciencia pura” se hace presente en nuestro ser y nos convertimos sólo en testigo (Ramana Maharish), entonces en este reposo comienza un movimiento desconocido (“si os preguntan cuál es el signo del Padre en vosotros, decís: es movimiento y reposo – Jesús, Evangelio de Tomás).
 
Entonces comienza la acción de los taoístas a través de la no acción (wu-wei). Y empezamos a darnos cuenta de que siempre hemos sido parte del YO SOY universal y que nunca ha habido ninguna separación real.
 
Es la misma relación que existe entre una ola y el océano, o entre una vela y el sol: todo es océano o luz. Creer que uno está separado es vivir en el dolor, el conflicto y el sufrimiento. Despertar a la Unidad es encontrar la verdadera fuente de creación y poder.
 
 
Pero este poder no puede ser manipulado ni utilizado por nosotros mientras estemos en la ilusión del EGO. Sólo en la muerte hay renacimiento. Pero lo que renace no es lo mismo que murió, es algo diferente que el EGO no puede comprender, contactar ni percibir.
 
El ego muere cuando morimos a toda experiencia, memoria, pasado, pensamientos, palabras y deseos de cualquier tipo. No se puede llamar rendición, porque el ego no puede rendir nada: cuando se rinde siempre hay un deseo detrás, y en este caso es el deseo de perpetuación. “Extinción” sería la mejor palabra para este proceso.
 
Entonces, una vez extinguido el ego, puede nacer aquello que “es, fue y será”: lo Eterno, lo Atemporal, lo Desconocido. Aquello que a lo largo de los siglos, por pura necesidad de comunicación y por la pobreza de nuestra lengua, se tradujo con la expresión “YO SOY”.
 
 
 
 
 
 
OBSERVACIONES
 
“YO SOY” (AUM en sánscrito) es uno de los nombres que se le da a Dios en el misticismo. Y aunque en esencia son lo mismo, la teosofía y el hinduismo si hacen una distinción entre el Dios Absoluto y el Dios Manifestado. Todo esto lo detallo más en este otro capítulo:
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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