(En su libro “Tratado
elemental de ciencia oculta”, Papus escribió lo siguiente acerca del plano
astral, y en morado añadí mis comentarios.)
Nos
ha parecido indispensable recordar las nociones que todo estudiante debe poseer
acerca del plano invisible de la naturaleza y de los seres invisibles con los que
el hombre puede relacionarse.
Se
encontrarán todos los detalles que hayan de interesar al lector sobre este aspecto,
primeramente en la notable obra de Stanislas de Guaita: “La Clave de la Magia Negra” (1) que es el trabajo más completo que se
ha publicado sobre ese tema hasta el día, y en nuestros ensayos “Tratado de Magia Práctica” y sobre todo en
“La Magia y la Hipnosis”. Las notas siguientes
no son sino un breve resumen destinado a fijar los principales puntos.
La
parte visible del hombre nos manifiesta la invisible, como el receptor del telégrafo
reproduce el despacho enviado desde lejos. En la naturaleza hay igualmente, según
el ocultismo, una parte completamente invisible junto a las cosas y las fuerzas
físicas que afectan a nuestros sentidos corporales.
(Es invisible para los sentidos físicos pero podemos percibirlo activando
nuestros sentidos ocultos.)
Lo
mismo que en el hombre invisible circulan fluidos y células (fluidos sanguíneo y
nervioso, hematíes y leucocitos), factores incesantes del organismo, igualmente
en la naturaleza invisible circulan las fuerzas y los seres, factores incesantes
del plano físico (2),
El
ocultista que ha comprobado en el hombre la existencia de un cuerpo astral,
factor y conservador de las formas orgánicas, no habrá de limitarse en el estudio
de la naturaleza, a la comprobación de las fuerzas físico-químicas o de los resultados
de la evolución. Esas cosas visibles no son más que el resultado de los
invisibles para nuestros sentidos corporales.
Recordemos
que la parte invisible del hombre comprende dos grandes principios: el cuerpo
astral y el ser psíquico de una parte, y de otra, el Espíritu consciente.
Concebida
la naturaleza como una entidad viva, comprende igualmente en su parte invisible
un plano astral, un plano psíquico de una parte, y de otra, un plano divino.
El
conocimiento del plano astral es indispensable si se quieren comprender las teorías
dadas por el ocultismo para explicar todos los fenómenos, aparentemente
extraños, susceptibles de ser producidos por el hombre que se ha desarrollado de
una manera particular.
El
asunto es oscuro de por sí. Sin embargo basta tener muy presentes los detalles de
la constitución humana para comprender lo que nos queda por exponer.
¿QUÉ SE
ENTIENDE POR PLANO ASTRAL?
Vamos
a servirnos de algunas comparaciones, groseras pero muy sugestivas para ponernos
en camino de obtener una interpretación comprensible de estas palabras.
Consideremos
un artista que tiene la idea de hacer una estatua.
¿Qué
necesita paro ello? Materia: un poco de barro, por ejemplo. ¿Eso es todo? Sí en
el primer momento; pero suponed al artista infeliz, manco o paralítico. ¿Qué ocurrirá?
Ocurrirá que su idea de estatua estará siempre bien clara en su cerebro.
Por
otra parte, el barro estará dispuesto a recibir y manifestar esa forma; pero el
intermediario, la mano, por no obedecer al cerebro no podrá actuar sobre la
materia y no hará nada útil.
Para
que la idea del artista pueda manifestarse en la materia, la existencia de un intermediario
entre la idea y lo material es absolutamente precisa. Y recordando una de nuestras
comparaciones más comunes, la idea del artista puede equipararse al cochero que
guía; y la materia al vehículo.
El
intermediario entre el cochero y el coche, es el caballo. Sin caballo, el
cochero, sentado en el pescante, no puede guiar el coche, como sin brazos el artista
no puede modelar el barro. Tal es el papel de intermediario en las
comparaciones precedentes.
Volvamos
a nuestro artista y a su estatua. Imaginemos que la materia, vencida por el trabajo,
se pliega a los impulsos de la mano y que la estatua se termina. ¿Qué es, en suma,
esa estatua?
Una
imagen física de la idea del artista existente en su cerebro. La mano ha hecho el
oficio de un molde en el que la materia se ha modelado, y eso es cierto de tal modo
que si un accidente rompe la estatua, el artista encontrará la forma original siempre
viva en su cerebro y podrá rehacerla según la idea que le sirve de patrón.
Hay
un medio de prevenir la pérdida de la estatua una vez terminada: y es el
vaciado. Así se obtiene un clisé, un negativo, de la imagen que ha sido modelada,
de modo que siempre que se reproduce la operación en el molde surge la forma primitiva
sin que intervenga la mano del artista.
Basta
pues que haya un solo negativo de la idea original para el posible nacimiento de
multitud de imágenes positivas.
Pues
bien, cada forma orgánica o inorgánica, que se manifiesta a nuestros sentidos, es
la estatua de un gran artista que se llama el Creador, o más bien la obra de un
plano superior que llamamos el plano de la creación.
En
el dominio de esta plano de creación primordial, no hay sino ideas, principios,
igual que ocurre en el cerebro del artista.
Entre
ese plan superior y nuestro mundo físico visible, hay un plano intermedio encargado
de recibir las impresiones del plano superior y de realizarlas actuando sobre
la materia, así como la mano del artista está encargada de recibir las impresiones
del cerebro y de fijarlas sobre la materia.
Este
plano intermedio entre el principio de las cosas y las cosas mismas, es lo que
se llama en ocultismo el plano astral (3).
(Papus lo explicó muy complicadamente, en resumen en el plano
mental se idea la creación, y en el plano astral se moldea a nivel sutil para
que termine manifestándose a nivel físico.)
No
hay que suponer a este plano astral en una región metafísica imposible de percibir
fuera del razonamiento. No dejaremos de repetir que todo está estrechamente enlazado
en la naturaleza, como lo está en el hombre, y que cada brizna de hierba lleva en
sí su plano astral y su plano divino. La necesidad del análisis nos obliga a reparar
cosas absolutamente conexas. Acabamos de determinar la cualidad del
intermediario de ese plano astral, pero no es eso todo.
Si
se ha comprendido bien la comparación, fácil es formarse una idea de lo que se entiende
en ocultismo por la segunda propiedad del plano astral: que es la creación de
las formas.
Toda
cosa está desde luego creada en principio, en el mundo divino, es decir, en potencia,
cosa semejante a la idea en el hombre. Ese principio pasa al plano astral y se manifiesta
en él «en negativo», de suerte que todo lo que era luminoso en el principio se torna
oscuro, y recíprocamente todo lo que era oscuro se hace luminoso. No es pues,
más que la imagen exacta del principio que se manifiesta. Una vez terminado y obtenido
el molde, la creación «en astral» ha concluido (4).
(Papus está dando la descripción de un negativo fotográfico,
pero esto puede confundir a la gente creyendo que lo que es oscuro –o sea que
vibra de manera baja en el plano astral– se va a volver luminoso en el plano físico
–o sea que va a vibrar de manera elevada en el mundo físico– y recíprocamente.
Pero eso no es así: lo que vibra bajo en el plano astral también
va a vibrar bajo en el plano físico, y lo que vibra alto en el plano astral
también va a vibrar alto en el plano físico.
Y el molde astral se manifiesta más como el reflejo de un espejo
donde las formas son iguales pero invertidas.)
Entonces
comienza la creación sobre el plano físico, en el mundo visible. La forma astral,
obrando sobre la naturaleza, origina la forma física, como el molde produce las
estatuas. Y el astral no puede cambiar los tipos a los que da nacimiento, como el
molde no puede hacerlo con las imágenes que reproduce.
Para
modificar la forma, habrá que crear un molde nuevo. Es lo que podrá hacer Dios
inmediatamente y el hombre de un modo mediato.
LOS
FLUIDOS: LOS AGENTES ELEMENTALES Y ELEMENTARIOS
Además
de los fluidos, fluidos creadores del Arquetipo, y fluidos conservadores, del astral,
hay agentes particulares que accionan en los fluidos.
Los elementales
En
nuestra comparación anterior, los dedos del operador, las mil células que mantienen
el movimiento y la vida de esos dedos representan los agentes de que hablamos. Dado
que todo lo visible es la manifestación y realización de una idea invisible, el
ocultismo enseña que hay en la naturaleza una jerarquía de seres psíquicos lo
mismo que hay en el hombre, desde la célula
ósea hasta la célula nerviosa, pasando por el hematíe, una verdadera serialización
de elementos figurados.
Los
seres psíquicos que pueblan la región en que obran las fuerza fisicoquímicas, reciben
el nombre de elementales o espíritus de los elementos. Son análogos a los
glóbulos sanguíneos y sobre todo, a los leucocitos en el hombre.
(La palabra elementales en realidad corresponde a todos los
seres sutiles pertenecientes al arco ascendente, no solamente a los que son munúsculos.)
Los
elementales, que estén en las capas inferiores del plano astral actúan en relación
inmediata con el plano físico.
El
que los elementales obedezcan a la buena o mala voluntad que los dirige y que sean
irresponsables de sus actos, aun siendo inteligentes, ha promovido curiosas polémicas
en repetidas ocasiones. Las citas de autores antiguos que siguen, prueban que
el ocultismo ha conocido y enseñado hace muchísimo tiempo la existencia de las
entidades astrales (5).
Basta
recordar que en nuestro plano físico un animal muy inteligente, el perro, desempeña
idéntico papel. ¿El perro de un ladrón no atacará a un hombre de bien, por instigación
de su amo, como el del cortijero se echará sobre el ladrón que quiera entrar en
la finca?
Los
dos perros ignoran si se trata de un hombre honrado o de un bandido, son irresponsables
de sus acciones, y se contentan con obedecer a sus amos, a quienes pertenece toda
la responsabilidad. Tal es el papel de los elementales en el astral (6).
(Mientras que cualquier humano puede amaestrar a un perro, en
cambio se requiere haber desarrollado el poder para ser capaz de controlar a
los elementales, por lo que la inmensa mayoría de los humanos actualmente son incapaces.)
La
dominación de los elementales puede compararse a la disciplina militar. El capitán
ha sabido agrupar alrededor de sí, por el amor o el terror, a los seres conscientes
y responsables, que han querido servirle de buen grado, o que han sido forzados
a ello. Esta segunda acción es más difícil que la del perro. Lo mismo ocurre en
el astral donde lo elemental no obedece más que por amor o temor; pero quedando
siempre libre de resistir a la voluntad del necromántico. Los elementales están
en circulación casi continuamente en los fluidos del astral.
La jerarquía divina
Además
de estas entidades, hay según los videntes, otras llamadas las inteligencias directoras,
formadas por los espíritus de los hombres que han tenido una evolución considerable.
Estos seres equivalentes a las células nerviosas de los centros simpáticos, han
recibido diversos nombres en todas las cosmogonías. Nosotros nos limitaremos a consignar
su existencia.
(Son los seres sutiles que se encuentran en el arco ascendente y
que dirigen los diferentes planos de existencias.)
Los elementarios
Hay,
además, en el plano astral, según la enseñanza de la cábala, entidades dotadas de
conciencia y que son los restos de hombres que acaban de morir y cuya alma no ha
sufrido todas sus evoluciones. Estas entidades responden a lo que los espiritistas
llaman los espíritus, y los ocultistas los elementarios (7).
Los
elementarios son, pues, entidades humanas, mientras que los elementales no ha pasado
aún por la humanidad, cosa importantísima que hay que tener presente (8).
(La cábala explica mal acerca de los elementarios, y la teosofía
los explica mucho mejor.)
LA IMAGEN
ASTRAL
La
teoría de las «imágenes astrales» es una de las más especiales expuestas por el
ocultismo para la explicación de los fenómenos más extraños.
A
propósito del ejemplo citado, hemos visto que una de las funciones del plano
astral era conservar los tipos de las formas físicas, y reproducirlas como el molde
reproduce las estatuas.
Esta
propiedad hace que el plano astral sea considerado como un espejo del mundo
divino, que reproduce en negativo las ideas principios, origen de las fuerzas
físicas futuras.
Pero
el ocultismo enseña que así como todas las cosas proyectan una sombra sobre el plano
físico, todo proyecta a su vez un reflejo en el plano astral. Cuando una cosa o
un ser desaparece, su reflejo en el astral persiste y reproduce su imagen, tal como
era en el momento de desaparecer. Cada hombre deja, pues, en el astral un reflejo,
una imagen característica.
(Esto se conoce como luz astral y es en la teosofía donde he
encontrado la mejor explicación.)
EL FALLECIDO
EN EL ASTRAL
Al
morir el ser humano sufre un cambio de estado que consiste en la destrucción de
la cohesión que mantenía unidos principios de origen y tendencias muy diferentes.
El cuerpo físico, o envoltura carnal, vuelve a la tierra de donde había salido,
y el cuerpo astral y el ser psíquico, esclarecidos por la memoria, la
inteligencia y la voluntad de los recuerdos y de las acciones terrestres, pasan
al plano astral, sobre todo a las regiones superiores, donde constituyen un elementario
o espíritu.
La
suma de aspiraciones más nobles del ser humano, desprovisto de la memoria de
las cosas terrestres como el sonámbulo se despoja de los recuerdos de la vigilia,
se ofrecen como una entidad dinámica que nada tiene que ver con el YO actual
del individuo y que pasa al mundo divino.
Este
es el ideal, más o menos elevado, que será la fuente de las existencias
futuras, y que determinará en él el carácter. Poniéndose en relación con esas
imágenes astrales, es como el vidente encuentra toda la historia de las
civilizaciones perdidas e ignoradas. Un descubrimiento reciente, el de la Psicometría,
ha venido a mostrar que estas afirmaciones del ocultismo, que se podrían tomar por
metafísica pura, responden a realidades absolutas.
Suponed
que vuestro reflejo en un espejo persiste, después de vuestra partida, con su color,
expresiones y todas las apariencias de la realidad, y tendréis una idea de la que
puede entenderse por «la imagen astral de un ser humano».
Los
antiguos conocían perfectamente estas cosas y llamaban: sombra, a la imagen astral
que evoluciona en las regiones más inferiores del plano astral; mane, a la
entidad personal, al YO que evoluciona en las regiones superiores del astral, y
en fin, espíritu propiamente dicho, al ideal del ser.
Que
los incrédulos, o los que se imaginan que el ocultismo es una pura invención
moderna, oigan a Ovidio:
“Hay cuatro cosas que considerar en el hombre:
los manes, la carne, el espíritu y la sombra. Estas cuatro cosas están colocadas
en su lugar: la tierra cubre la carne, la sombra ronda alrededor de la tumba,
los manes están en los infiernos y el espíritu sube hacia el cielo.”
(Aquí Papus dice muchos errores y les recomiendo que mejor lean
la explicación que dieron los maestros: link.)
INVOCAR A
FALLECIDOS
En
la invocación de un muerto hay que tener cuidado de si se hace a su «imagen» o
a su Yo verdadero.
En
el primer caso, el ser invocado se comportará como el reflejo en un espejo. Será
visible, gesticulará y podrá fotografiarse, pero no hablara. Tal es el fantasma
de Benquo en Macbeth, fantasma visible sólo para el rey. Shakespeare estaba al corriente
de las enseñanzas del ocultismo.
En
el segundo caso, el ser creado hablará y muchos mortales podrán verlo al mismo tiempo.
Es el caso del fantasma del padre de Hamlet, del mismo Shakespeare.
Los
fenómenos espiritistas llamados de materialización, han sido conocidos en todos
los tiempos.
Agrippa,
en el siglo XVI, da una teoría completa de ellos, según el ocultismo, en su “Filosofía Oculta”. Sin embargo, de época
anterior, el lector puede leer todos los detalles de una evocación, en canto XI
de la Odisea de Hornero, donde la imagen astral se llama Eidolon (9).
(Lo maestros explicaron que es muy dañino invocar a los muertos
porque los perturbas en su ascenso hacia el mundo divino, y en la inmensa
mayoría de los casos quienes se van a comunicar son elementarios que van a
estar vampirizando a los vivos.)
RESUMEN
En
conclusión, el plano astral intermediario entre el plano físico y el mundo
divino, contiene:
1) Las entidades directoras
que presiden la marcha de cuanto evoluciona en el astral. Esas entidades psíquicas
están formadas por los hombres superiores de las humanidades anteriores,
evolucionados por su propia iniciativa. (Espíritus directores de la Cábala).
2) Los fluidos particulares
foainados de una sustancia análoga a la electricidad, pero dotada de propiedades
psíquicas: la luz astral.
3) En estos fluidos circulan
seres diversos, susceptibles de sufrir la influencia de la voluntad humana: los
elementales, comúnmente constituidos por las ideas utilizadas de los hombres.
4) Además de estos principios
propios del plano astral, encontramos: las formas del porvenir prontas a manifestarse
en el plano físico, y las formas constituidas por la reflexión, en negativo, de
las ideas creadoras del mundo divino.
5) Las imágenes astrales
de los seres y cosas, reflexión, en negativo, del plano físico.
6) Los fluidos emanados
de la voluntad humana, o del mundo divino, actuando en el astral.
7) Los cuerpos astrales de
los seres sobrecargados de materia (suicidas), de seres en vías de evolución (elementarlos)
y de entidades humanas que atraviesan el astral, ya para encarnar (nacer), ya para
desencarnar (morir).
8) Se pueden encontrar también
los cuerpos astrales de los adeptos o de los brujos en momentos de
experimentación.
Notas
1
Stanislas de Guaita. La Clef de la magie noire. Chamuel. París, 1896.
2
“El alma hace su propio cuerpo, es decir, que no sólo le gobierna y le anima,
sino que le forma.” (Porfirio, siglo III).
3
“Ormud no ha producido directamente los seres materiales y espirituales del
Universo; los ha producido por medio de la palabra, del Verbo divino, del santo
Hanover.” (Zend-Avesta).
4
“Por debajo del Verbo divino, de la Inteligencia o de la Razón Universal que ha
preexistido y preside a la formación de las cosas, encontramos los feruers, es decir,
las Formas divinas, los tipos inmortales de los diferentes seres. El fuego y los
animales tienen sus feruers como el hombre las naciones, las ciudades, las
provincias, así como los individuos mismos.” (Zend Avesta).
5
“Suscitaré quizá muchas gentes contra mí, si digo que hay criaturas en los cuatro
elementos, que no son ni puros animales ni hombres, aunque tengan su figura y razonen
sin tener alma razonable. Paracelso habla claramente de ellos, lo mismo que
Porfirio. Se pretende que estas criaturas extraordinarias son de naturaleza espiritual
no de una espiritualidad que excluya toda materia, sino de una espiritualidad
que no admite por fundamento sustancial, más que materia infinitamente diluida
e imperceptible en el aire.” (Pequeño Alberto, Grimorio del siglo XVI).
6
“Habitan un lugar cerca de la Tierra; están también en sus entrañas. No hay maldad
que no tengan la audacia de realizar. Les distingue un humor tan violento o insolente
que con frecuencia tienden lazos y ocasionan peligros tremendos y repentinos, y
cuando hacen sus apariciones de ordinario se ocultan a medias, gozando en todas
partes donde reina la injusticia y la discordia.” (Porfirio)
7
“Cuando uno tiene razones sólidas para creer que son éstos los espíritus de los
hombres difuntos, guardadores de tesoros, es conveniente tener entonces cirios benditos
encendidos en vez de candelas comunes-“ (Pequeño Alberto).
8
“La reintegración será universal. Renovará la naturaleza y acabará por purificar
el monstruo del mal. Sin embargo, para esta obra los seres inferiores necesitan
el auxilio de los espíritus que pueblan el intermundo, entre la tierra y el cielo.
Hay que entrar en comercio con ellos. Establecer las comunicaciones por grados hasta
que lleguen a ser poderosas.” (Martínez Pascually, siglo XVIII). los maestros
dicen que es nocivo entrar en contacto con los elementarios.
9
He aquí, a título de curiosidad, la descripción de una conversación por medio de golpes en 1528: "Ocurrió
algunos días después que Antonieta notó que algo hacía un ruido cerca de ella,
como si bajo sus pies se diesen algunos golpecitos, o como si con la contera de
su bastón diera sobre una baldosa. El ruido parecía de lo más profundo. Y el ruido
fue oído cuatro días, siempre bajo los pies de la misma joven. Yo le he oído
muchas veces y me ha respondido con tantos golpes como he pedido. (Adriano
Montalembert, año 1528). Sigue luego una conversación entre el alma de la
muerta y las monjas, comunicación enteramente obtenida por medio de golpes.
(Capítulo
X)
OBSERVACIÓN
Papus dio una
explicación confusa y con errores sobre lo que es el plano astral, y me parece
muy hipócrita de su parte que ante el público él despreciara a la Sociedad Teosófica
y pretendiera que sus conocimientos son cabalísticos, cuando claramente percibo que
en realidad él se está basando en lo que enseña la teosofía para dar su
explicación sobre el astral.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario