RICHARD HODGSON AFIRMA QUE BLAVATSKY HIZO TRAMPA CON LOS RETRATOS DE KUTHUMI



Richard Hodgson fue un investigador de la Sociedad para la Investigación Psíquica de Londres (SPR), y en el Informe que lleva su nombre el señor Hodgson afirmó que Blavatsky engañó al periodista Alfred Sinnett haciéndole creer que los retratos del maestro Kuthumi que aparecieron en la casa del Sr. Sinnett de manera paranormal, y que Blavatsky afirmó que fueron elaborados por el chela Djwal Khul y el maestro Morya, en realidad (según Hodgson) Blavatsky secretamente los dibujó de manera ordinaria sin que nadie se diera cuenta.




EXPLICACIÓN DE HODGSON

En su informe el señor Hodgson escribió:

« Con referencia a los retratos dibujados en la casa del Sr. Sinnett (véase su libro "El Mundo Oculto", págs. 137-139), considerando la exigüidad de su relato, basta con añadir que Madame Blavatsky es sumamente hábil en el uso del lápiz y el pincel.

Yo he visto ejemplos de su trabajo, no solo en ciertas cartas que me mostró el coronel Olcott —en cada carta había un boceto ingenioso y humorístico—, sino también en dibujos exactamente similares al mencionado por el Sr. Sinnett, en los que el rostro sobre el papel blanco se definía por contraste con un "sombreado azul turbio". »
(p.273)






RESPUESTA DE ALFRED SINNETT

El Sr. Sinnett es su libro "Los Fenómenos del Mundo Oculto y la Sociedad para la Investigación Psíquica" le replicó al Sr. Hodgson explicándole que estaba equivocado con su teoría de fraudulencia por parte de Blavatsky, debido a los siguientes motivos:

« Quizás ya haya sido evidente que las críticas del Sr. Hodgson sobre los fenómenos mencionados en mi libro "El Mundo Oculto" seguido pecan contra la imparcialidad y la franqueza, y a veces contra la inteligencia, pero la observación final que cierra la serie de sus críticas une ingeniosamente ambas características.

Yo relato una historia en "El Mundo Oculto" (p.137-139) sobre la producción por parte de Madame Blavatsky de cierto retrato de perfil en una hoja de papel previamente blanca que se encontraba bajo  mi observación directa en un libro, sobre la mesa del salón durante el intervalo de tiempo transcurrido entre su última inspección como papel en blanco y su descubrimiento impreso con el retrato.

Sobre esta narración, el Sr. Hodgson comenta:
 
        "Acerca de la minuciosidad del relato del Sr. Sinnett, basta con decir que la Sra. Blavatsky es sumamente hábil con el lápiz y el pincel. He visto ejemplos de su trabajo, no solo en ciertas cartas que me mostró el Coronel Olcott, cada una de las cuales era un ingenioso boceto humorístico, sino también en dibujos exactamente similares al mencionado por el Sr. Sinnett, donde el rostro sobre el papel blanco se definía por el contraste con un sombreado azul turbio."


La burla a la llamada exigüidad de mi relato es inoportuna, pues la clave del incidente, considerado como un fenómeno de prueba, reside en su extrema simplicidad.

No hay aquí un cúmulo de circunstancias que sopesar y comparar, que exijan una larga explicación, como en el caso del incidente de Vega, o incluso con el telegrama de Jhelum.

El encanto del incidente del retrato como prueba ocultista reside en la absoluta simplicidad de la transacción.

El papel se vio en blanco antes del desayuno, se dejó en un libro sobre la mesa a la vista de todos durante la comida, y se descubrió que tenía un retrato cuando fuimos a verlo inmediatamente después.


En este caso el Sr. Hodgson difícilmente puede sugerir cómplices, ni contar "g", ni exhibir su habilidad abriendo sobres cerrados con vapor de agua hirviendo.

Por supuesto, no hay nada que alegar ni argumentar en contra de la historia. Si digo lo que creo que es la verdad (y hasta ahora mis más acérrimos oponentes han reconocido que quienes me conocen considerarían estúpido sugerir lo contrario) entonces no hay escapatoria a la conclusión de que en esta ocasión se produjo un fenómeno oculto.

Creo que no hay escapatoria a esa conclusión, compatible con el sentido común, también en muchos otros casos; pero podemos ceñirnos por un momento al incidente del retrato.


El Sr. Hodgson obviamente habría elogiado mi relato si lo hubiera calificado de conciso, dadas las circunstancias, pero al usar una expresión sinónima, con un ligero toque de oprobio, puede inducir a un lector indeciso a pensar que algo falla en una narración que puede considerarse exigua.

Pero entonces surge otra insinuación, infundada e irrelevante, pero muy similar a la de Yago que sugiere vagamente una sospecha indefinida. El Sr. Hodgson dice: "¡La Sra. Blavatsky es hábil con el lápiz y el pincel!"

En ​​cuanto a este hecho, no vale la pena discutirlo. El testimonio de sus amigos íntimos sería, creo, todo lo contrario, a pesar de las iluminaciones a pluma y tinta de las cartas mencionadas anteriormente, y conjeturamos que los dibujos en azul que se le mostraron al Sr. Hodgson como suyos se le mostraron como precipitaciones ocultas suyas, aunque ahora lo oculta con calma.

Pero en cualquier caso la observación no tiene ninguna relación práctica ni lógica con el caso en cuestión. La Sra. Blavatsky podría haber tenido el genio artístico de Miguel Ángel y los recursos de una escuela de dibujo en su dormitorio, y eso no habría afectado en absoluto al carácter fenomenal del fenómeno que describo, pues estuvo desayunando con nosotros durante todo el tiempo en que la hoja de papel blanco quedó impresa con el retrato azul.

El párrafo reseñado, de hecho, es una simple maraña sin sentido ni significado, y solo puedo interpretar la acción del Comité al permitir que se mantuviera en sus Actas publicadas suponiendo que preferían (como me han dicho que desean) repudiar la responsabilidad del Informe en cuanto a sus detalles.

Si hubieran comenzado a editarlo, probablemente se habrían preguntado dónde detenerse. Por lo tanto optaron por un camino que prometía manchar a la Sociedad Teosófica tanto como fuera posible, mientras que al afirmar que eludían la responsabilidad que les correspondía, intentaron evitar que la mancha del Sr. Hodgson se les manchara en las manos. »
(p.37-39)






OBSERVACIÓN

La información que he encontrado sobre esos dos retratos la pueden leer en este otro capítulo (ver link). 

Y lo que constato es que el Sr. Hodgson no investigaba con seriedad sino que solo buscaba cualquier pretexto para querer imponer su creencia materialista de que Blavatsky era una charlatana, ya que simplemente porque él estaba convencido de que no puede haber una creación paranormal de las imágenes, entonces el Sr. Hodgson consideró que ese fenómeno tuvo que ser fraudulento, y esa fue la conclusión del Sr. Hodgson sin realmente analizar los testimonios.

Pero si el Sr. Hodgson se hubiera dado la pena de verdaderamente investigar, entonces él sabría que Madame Blavatsky también materializó otras imágenes de manera fenoménica frente a otros testigos y de formas tan diversas, que la idea de que en todos esos casos "Blavatsky secretamente dibujó esas imágenes de manera ordinaria" queda descartada (ver link). 










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