LO QUE GURDJIEFF TOMÓ DEL SUFISMO




George Gurdjieff tomo varias cosas del sufismo que incorporó dentro de su doctrina.



La danza sufí

La más visible es la danza sufí que Gurdjieff integró en gran medida en las danzas que él enseñó, pero eso merece detallarlo en un capítulo aparte.





Gurdjieff deformó la enseñanza sufí

El académico brasileño Olavo de Carvalho dice que Gurdjieff distorsionó la enseñanza sufí cuando la incorporó dentro de su doctrina.

En la doctrina de Gurdjieff se produce la alteración intencionada de la armonía entre los ritmos de diferentes facultades cognitivas. La armonía que las prácticas tradicionales (particularmente el sufismo) se esfuerzan por mantener y fortalecer. (1)

El sufismo describe siete facultades intelectuales básicas, cada una correspondiente simbólicamente a un planeta en el sistema solar, y por consiguiente a un cierto ciclo o ritmo cósmico.

Y al igual que los ciclos planetarios tienen diferentes duraciones (28 años para Saturno para darle la vuelta al Sol, 12 años para Júpiter para darle la vuelta al Sol, 28 días para la Luna para darle la vuelta a la Tierra, etc.), también las diferentes facultades cognitivas funcionan según diferentes "velocidades" que sin embargo forman juntas el patrón armonioso del conjunto.

Esta armonía en el macrocosmos es posible porque entre los distintos ciclos existen ciertas analogías estructurales, debido a que a grandes rasgos se dividen en igual número de fases.

Podemos ilustrar esta analogía diciendo que la Luna viaja en 28 días las mismas direcciones del espacio que recorre Saturno en 28 años, es decir que en distintos momentos pasan por los mismos signos del Zodíaco, por lo que estos representan la "medida"  de las diferencias entre los dos ciclos, y por lo tanto también es el parámetro de sus similitudes o su "punto de unión".

Tales analogías también existen entre las diversas facultades cognitivas de la psique humana. En el simbolismo tradicionalmente el Sol corresponde a la facultad principal que es inteligencia pura, mientras que Mercurio corresponde al pensamiento discursivo, Venus a la imaginación y la memoria, etc.

Y al igual que las direcciones del espacio, el punto de vista de la Tierra no está delimitado por nada más excepto por el movimiento aparente del Sol. Pues así también, según el sufismo, la inteligencia pura y supraformal establece y demarca los patrones formales, los moldes lógicos y simbólicos desde donde funcionarán las demás facultades.

De este modo, la continua concentración de la atención en un objeto único, trascendente y en sí mismo supraformal (Dios), acompañado de prácticas, rituales y morales encaminados para eliminar la dispersión y otros obstáculos psíquicos, eleva todas las facultades hacia la inteligencia pura, haciendo garantizar que todas las formas de representación formal compitan obedientemente para reflejar lo divino.

De esta manera la imaginación, la memoria, el razonamiento, etc., en vez de levantarse como obstáculos ante la verdad, se vuelven superficies translúcidas a través de las cuales lo puro y la forma supraformal captada por la inteligencia pasa como una luz a través de un cristal; y así todas las potencias del alma contribuyen armoniosamente a la visión intelectual de Dios, así como en el macrocosmos la armonía del sistema solar proviene de los vínculos de las órbitas planetarias con el eje solar.

Pero si en lugar de concentrar la inteligencia en un objeto único y trascendente (2) y disciplinar las facultades para que obedezcan a la inteligencia, en vez de eso bombardeamos cualquiera de las facultades con exceso de estímulos y solicitudes, el resultado será que los ritmos internos se desconectarán unos de otros y ya no podrán colaborar entre sí.

La víctima de este desorden ahora tiene dificultad, por ejemplo, para simbolizar con la imaginación lo que entendió con el pensamiento discursivo, o formular racionalmente lo que ha captado a través de su imaginación, o incluso condensar en decisiones y en actos de voluntad, lo que comprendido por medio de la imaginación. (3)

Pequeñas arritmias entre las distintas facultades son algo normal en la vida diaria, y puede ser superadas ya sea por esfuerzo voluntario, o ya sea a través de ayuda adicional brindada a algunas de las facultades.

Por ejemplo, un símbolo visual puede ayudar a la imaginación e integrar el conocimiento abstracto, un movimiento rítmico puede ayudar a condensar el pensamiento en un acto de voluntad, etc.


La adquisición de cualquier nuevo conocimiento también requiere de un retraso momentáneo, que luego se compensa con una mayor armonización y un mayor nivel de integración. (4)

La capacidad del aprendizaje puede ampliarse enormemente aumentando la tolerancia a estos estados de retraso. Esto depende del conocimiento doctrinal, así como la fe y la esperanza que sostienen el esfuerzo en momentos de oscuridad y confusión temporal.

Cuanto mayor y más prolongado es el esfuerzo luego recompensado por un conocimiento más profundo o más seguro. Como dice el proverbio: "Cree para que puedas entender; entiende para que puedas creer". 

Pero –y aquí viene el Gurdjieffismo– es posible pervertir completamente este proceso, creando por un lado un estado de retraso crónico y creciente, y por el otro lado estimulando a la víctima a través de la atracción de una pseudo-recompensa que sustituye al conocimiento y la induce a buscar siempre una nueva brecha, una nueva disonancia, un nuevo desafío, sin haber logrado nunca superar el anterior. (5)

El desfase temporal puede producirse, como hemos visto, por la estimulación exagerada de las facultades inferiores (es decir, aquellas que en sí mismas tienen una baja capacidad de integración, como las sensaciones o los sentimientos), o incluso por la estimulación intencionadamente incoherente de dos o más facultades.

No describiremos aquí los procesos de desfasaje artificial generados por la escuela de Gurdjieff, porque son bastante conocidos, evidentemente bajo la etiqueta de ejercicios para la integración de las facultades superiores del hombre.

Pero la realidad es que en cada paso de los ejercicios gurdjieffianos se invita al estudiante a avanzar un paso más en la escala de la esterilidad. Y el paso a un grado cada vez mayor de complejidad y dificultad se explica entonces como una ascensión en la jerarquía esotérica, y la satisfacción así dada al orgullo del discípulo funciona como una compensación por la derrota sufrida por la inteligencia y la voluntad.

El endurecimiento de la inteligencia y la orgullosa inflación del ego son los criterios de ascensión espiritual en esa "escuela mística" única.

Se comprende entonces el sentimiento de "profundización" que experimentan los discípulos, y también el hecho de que se declaren poseedores de enormes "secretos", al mismo tiempo que dan signos cada vez más evidentes de degeneración intelectual, y que llegan incluso en los casos extremos al nivel de la estupidez.

Es una curiosa inversión de los procesos tradicionales en donde el desvelamiento de los misterios conduce hacia un estado de evidencia, de plenitud de inteligencia, de transparencia de la realidad.

Pero lo que sucede con las víctimas de Gurdjieff es que a través de una creciente opacidad, se desarrolla dentro de ellas un sentimiento de amor por el secreto como tal. Y en lugar de haber descubierto algún secreto, al contrario: lo que era obvio a los ojos de todos se convirtió en un secreto para ellos. (6)

El proceso va acompañado de un sentimiento igualmente "secreto" de impotencia y rebeldía (sobre todo, rebeldía contra la inteligencia normal capaz de expresarse en formas transparentes), y es de este sentimiento oscuro, rencoroso y lúgubre de donde surge la impresión de intensidad emocional que transmiten estas personas, y que a menudo asusta a los espectadores, quienes a su vez caen en el trágico error de tomarlo como un signo de "intensa vida interior" y de creer que quien puede asustarlos también debe tener algo que enseñarles. Y así continúa el engaño (7), hasta alcanzar el ideal de la insensatez, coronado por el máximo grado de orgullo, pretensión y arrogancia.

En resumen, Gurdjieff convierte el oro en plomo: es un profesor del frustramiento, un vidente de la opacidad, es un ciego que guía a ciegos, es un transmisor de ceguera.




Notas

1) V. Seyyed Hossein Nasr, El largo viaje, en parábola, Vol. 1 de febrero de 1985.

2) El término "objeto" debe entenderse aquí en sentido figurado; En el proceso de realización espiritual, Dios es Objeto y Sujeto al mismo tiempo.

3) La inconclusión, la extrema dificultad para sacar conclusiones de las premisas más obvias, que es un rasgo destacado de los discípulos y graduados de tales "enseñanzas", se explica así por el hecho de que el "tiempo" del razonamiento lógico se hace demasiado lento frente a la vertiginosa velocidad con que empieza a operar la memoria sensible o afectiva, sobrecargada de información; entre dos premisas y una conclusión, se introduce una avalancha de recuerdos automáticos que desvían el pensamiento de su objetivo.

4) Toda “irregularidad” parcial queda así reabsorbida en la armonía del todo, y de ahí la idealización de la "búsqueda infinita del conocimiento", que es la inversión satánica del conocimiento infinito.

5) Véase Fio Conway y Jim Siegelman, Snapping. La epidemia de cambios repentinos de personalidad en Estados Unidos, Ney York, Lipprncott, 1978.

6) La secta de Idries y Ornar Ali Shah es una curiosa organización gurdjieffiana que se hace pasar por una tariqah (escuela sufí, es decir, de misticismo islámico), y llega incluso a utilizar el lema auténticamente sufí de que "el secreto se protege a sí mismo". Los discípulos no se dan cuenta de que en este caso están protegiendo el secreto de su propio acoso, incapacitándose así para cualquier enseñanza espiritual real.

7) Pero la cólera tiene un dinamismo propio y acaba generando, en lugar de inteligencia, una malicia, una astucia capaz de toda sofistería: el trágico consuelo que ofrece la pérdida de la inteligencia es la capacidad de confundir, embotar y, finalmente, sofocar la inteligencia de los demás.


(2ª impresión, 1979, pág. 53, n. 18)









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