(Este artículo fue escrito por David Moody quien es un seguidor de Krishnamurti, en morado añadí mis comentarios, y el texto original en inglés lo pueden leer en este link.)
Ojai cuenta con la bendición de una abundancia de árboles de todas las variedades, pero ninguno es más ilustre que el viejo y nudoso pimentero en el extremo oriental del valle donde Krishnamurti tuvo su nacimiento espiritual. Krishnamurti en ese momento tenía 27 años, y el árbol apenas era un joven árbol.
Jiddu Krishnamurti nació físicamente en 1895 en Madanapalle, un pequeño pueblo del sur de la India, pero su nacimiento espiritual —el que más le importó al mundo— tuvo lugar en 1922, poco después de que él y su hermano llegaran por primera vez a Ojai.
Para cuando Krishnamurti falleció en 1986, el árbol había crecido enormemente, pero se cayó una noche durante una tormenta. Sin embargo sus raíces seguían siendo vitales, y ha vuelto a crecer magníficamente desde entonces y su historia perdura para siempre.
Besant
La secuencia de acontecimientos que llevó a Krishnamurti a Ojai abarcó tres continentes y casi un siglo. La fuerza impulsora de este drama fue Annie Besant, la escritora, oradora y activista social que conquistó Londres en 1877.
Besant fue la primera mujer en defenderse en un tribunal inglés. El tema en disputa era el derecho a publicar un pequeño volumen, compuesto por un médico estadounidense, con el cautivador título de "Frutos de la Filosofía". El subtítulo del libro era quizás más indicativo de su contenido: "El compañero privado de las parejas jóvenes casadas". El objetivo general de ese libro era proporcionar la información más precisa disponible entonces sobre la práctica de la anticoncepción.
Besant y su socio, Charles Bradlaugh, presidente de la Sociedad de Libre Pensamiento, publicaron una reimpresión de "Frutos de la Filosofía" y fueron arrestados de inmediato, acusados de difundir obscenidades. Pasaron la noche en prisión. Tras su liberación, Bradlaugh le rogó que dejara de distribuir ese libro pero Annie Besant, de 27 años, se negó. No podía ceder ante una ley tan manifiestamente injusta y negar a las mujeres una información tan esencial.
Ella defendió su caso ante el tribunal durante tres días, examinando los fundamentos del caso desde todos los ángulos: legal, médico, social y ético. El poder de su voz, sumado a su férrea lógica, la catapultó a la fama. Al año siguiente de su victoria judicial, "Frutos de la Filosofía" vendió más de 100'000 ejemplares.
La carrera de Besant se caracterizó por su elocuencia pública, su apasionada defensa de los derechos de la mujer y su temprana y enérgica defensa de la independencia de la India.
A lo largo de su trayectoria, mantuvo una larga relación con George Bernard Shaw. Sin embargo el mayor logro de su vida, al menos en su opinión, fue su liderazgo de la Sociedad Teosófica, comenzando con se elegida como presidenta en 1907.
La Sociedad Teosófica era una organización emergente, casi religiosa, dedicada a la fraternidad humana y al descubrimiento de poderes inexplorados en el universo. Los fundamentos de la Sociedad Teosófica eran ocultistas y esotéricos, pero con la visión de Besant, esa organización adoptó una misión decididamente más práctica.
Besant declaró que el estudio de la historia revela que la humanidad es guiada en sus momentos más oscuros por la presencia de un Instructor del Mundo, alguien como Jesús o Buda, que puede señalar el camino hacia una nueva y más elevada forma de conciencia. La misión de la Sociedad Teosófica, dijo, era encontrar a un joven que pudiera volver a desempeñar ese papel y capacitarlo y nutrirlo como corresponde.
(Fue el embustero Charles Leadbeater quien le metió esa idea a Annie Besant.)
Krishnamurti
Dos años después de que Besant asumiera la presidencia de la Sociedad Teosófica, encontró lo que buscaba. En 1909 Krishnamurti era un muchacho de catorce años, el octavo de once hermanos, que vivía en unas humildes habitaciones fuera del recinto que albergaba la sede internacional de la Sociedad Teosófica, en Adyar, en la costa sureste de la India, al otro lado del río Adyar desde Madrás.
Su padre era un teósofo que sirvió como clérigo de la Sociedad Teosófica. Krishna, como lo llamaban, a veces jugaba en la playa por las tardes con su hermano menor, Nityananda.
El compañero de Besant, Charles Leadbeater, observó a Krishnamurti allí y declaró que su aura no contenía la menor muestra de egoísmo.
Las investigaciones clarividentes de Leadbeater sobre las vidas pasadas de Krishna revelaron un linaje ilustre, y en su siguiente visita a Adyar, Leadbeater afirmó que Krishna sería el vehículo del Instructor del Mundo.
Krishna y Nitya eran inseparables, así que Annie los acogió bajo su protección. Los llevó a Inglaterra, a pesar de las objeciones de su padre, donde recibieron alojamiento, ropa, educación y contacto con lo mejor de la sociedad inglesa.
Krishna desarrolló un gusto por la calidad en ropa y coches, y se volvió tan hábil en el golf que su hándicap era inferior al par.
Durante más de una década, Krishna había cedido ante las extraordinarias expectativas que Annie había depositado en él. Parecía aceptar sin cuestionar la ideología teosófica, incluyendo la creencia en los "Maestros ascendidos", una especie de panteón de individuos espirituales, residentes en el plano astral, que se interesaban por los asuntos de la humanidad y a veces ejercían poderes ocultos para su beneficio.
(La Sociedad Teosófica de Adyar con Annie Besant a su mando dejó de enseñar la teosofía original y se puso a enseñar una versión tergiversada inventada por Leadbeater. Pero en la pseudo-teosofía de Leadbeater los maestros seguían teniendo cuerpos físicos, y es solo posteriormente que el charlatán Guy Ballard inventó la mentira de los maestros ascendidos.)
Krishna se tomaba con ligereza el manto de su aparente futuro y a veces incluso bromeaba al respecto con sus allegados. Pero escribía artículos para revistas teosóficas, asistía a eventos teosóficos, y a todos los efectos parecía estar en camino de cumplir el destino que Annie le había trazado.
Sin embargo, bajo la superficie, se desplegaba otra realidad. A sus veinte años, un sutil sentimiento de descontento se había arraigado en él, y poco después de llegar a Ojai, emergió de una manera muy inusual.
Ojai
(Ojai es una ciudad en California, ahí está la sede de la sección estadounidense de la Sociedad Teosófica de Adyar, y posteriormente también ahí se instaló la Fundación Krishnamurti de América.)
Dos años antes de que los hermanos llegaran a Ojai, Nitya contrajo tuberculosis, y su salud se convirtió en una preocupación creciente.
Como resultado de los cambios geológicos causados por la Falla de San Andrés, donde dos placas continentales se mueven inexorablemente en direcciones opuestas, el Valle de Ojai presenta una orientación este-oeste. Como resultado, el valle recibe más luz solar de lo que recibiría de otra manera, y su proximidad al océano y su ligera elevación también contribuyen a un clima mediterráneo. Por esta razón, el valle se consideró en su día un buen lugar para tratar la tuberculosis.
A. P. Warrington, presidente de la sección estadounidense de la Sociedad Teosófica, recomendó que Krishna y Nitya fueran a Ojai, donde había una finca de seis acres propiedad de una familia teosófica.
Existían dos estructuras residenciales en la propiedad. Una era una casa de campo rústica y alargada conocida como Arya Vihara (residencia noble); la otra era una construcción más pequeña llamada Pine Cottage. Contaba con un dormitorio, una sala de estar, un porche con vistas al valle y estaba flanqueada por un pimentero joven.
Cuando Krishna y Nitya llegaron al puerto de San Francisco rumbo a Australia en julio de 1922, era su primera vez en suelo estadounidense. Acompañados por el Sr. Warrington, tomaron un tren hacia el sur, a Ojai, y se establecieron en la propiedad en el extremo oriental del valle. También era la primera vez que los hermanos estaban solos desde que Krishna fue descubierto ocho años antes.
Poco después de su llegada, Nitya describió el valle en estos términos:
« En un valle largo y estrecho de huertos de albaricoques y naranjos se encuentra nuestro hogar, y el cálido sol brilla día tras día para recordarnos Adyar, pero al anochecer el aire fresco desciende de las colinas a ambos lados. Mucho más allá del extremo inferior del valle corre la larga y perfecta carretera de Seattle a San Diego de unos 3'200 kilómetros, con un tráfico turbulento e incesante. Pero nuestro valle permanece feliz, desconocido y olvidado, pues el camino se adentra sin encontrar salida. Los indígenas americanos llamaban a nuestro valle Ojai, o el nido, y durante siglos debieron haberlo buscado como refugio. »
A las dos semanas de llegar a Ojai, Krishna comenzó a tomar medidas para abordar su creciente descontento consigo mismo y con la vida que llevaba. Empezó a meditar media hora cada mañana con la intención general, como escribió en una carta a un amigo, de "aniquilar las acumulaciones erróneas de los últimos años".
Al inicio reportó un buen progreso y afirmó que estaba logrando una mayor sensación de armonía en los diversos niveles de su personalidad. Sin embargo, al cabo de unas semanas, comenzó a surgir un conjunto de síntomas bastante inquietantes. Lo que sucedió después quedó registrado en largos y detallados relatos escritos por separado por Nitya y Krishna.
Los misteriosos dolores que sufrió Krishnamurti
Sus recuerdos por separado encajan en muchos aspectos, aunque uno fue escrito desde una perspectiva objetiva y el otro como si los eventos se hubieran vivido subjetivamente.
La evaluación general de Nitya fue que sus vidas cambiaron para siempre; como él mismo lo expresó: "Nuestra brújula ha encontrado su estrella guía".
Los problemas comenzaron una noche con un dolor en la nuca de Krishna, y Nitya notó un bulto allí, como si fuera un músculo contraído, del tamaño de una canica.
A la mañana siguiente los síntomas se volvieron sistémicos y más agudos. Krishna se quejaba de un calor ardiente que alternaba con periodos de intensos escalofríos. El dolor en el cuello se extendía a la cabeza y la columna, y a veces Krishna perdía la coherencia. Durmió toda la noche, pero los síntomas regresaron con mayor intensidad al día siguiente.
(Me da la impresión que su kundalini se había activado.)
Estos y otros síntomas persistieron durante tres días. Al anochecer del tercer día, según Nitya, Krishna declaró su deseo de dar un paseo por el bosque:
« Sollozaba a gritos, no nos atrevíamos a tocarlo y no sabíamos qué hacer. Se había levantado de la cama y estaba sentado en el suelo, en un rincón oscuro de la habitación, sollozando a gritos que quería ir al bosque de la India. De repente anunció su intención de dar un paseo solo, pero con esto logramos disuadirlo, ya que no creíamos que estuviera en condiciones para vagar de noche.
Entonces, cuando expresó su deseo de soledad, lo dejamos y nos reunimos en la terraza, donde a los pocos minutos se unió a nosotros, con un cojín en la mano y sentado lo más lejos posible de nosotros. Tuvo la fuerza y la consciencia suficientes para irse, pero una vez más desapareció de nosotros, y su cuerpo, murmurando incoherencias, quedó sentado en la terraza…
El sol se había puesto hacía una hora, y estábamos sentados frente a las lejanas colinas de color púrpura contra el cielo pálido en el crepúsculo que oscurecía, hablando poco, y nos invadió la sensación de un clímax inminente; todos nuestros pensamientos y emociones estaban tensos con una expectativa extrañamente pacífica de algún gran acontecimiento. »
Aquí es donde entra en juego el árbol de pimienta. La narración de Nitya continúa:
« Entonces, el Sr. Warrington tuvo una inspiración celestial. Frente a la casa, a pocos metros, se alzaba un pimentero joven con delicadas hojas de un verde tierno, ahora cargado de fragantes flores, y todo el día se oía el murmullo de las abejas, los pequeños canarios y los brillantes colibríes.
Instó amablemente a Krishna a que se acercara bajo ese árbol, pero al principio Krishna se negó, así que fue por su propia voluntad. »
Evidentemente, sentarse bajo el árbol tuvo un efecto notable en el estado mental de Krishnamurti y puso fin de forma efectiva al período de tres días de penuria y sufrimiento.
De hecho, el árbol pareció precipitar una culminación extraordinaria de toda la secuencia de eventos. Nitya se esforzó por interpretar lo ocurrido en términos teosóficos, aunque Krishna lo tradujo a un lenguaje más secular. En cualquier caso, lo que sucedió después es ahora leyenda. Continuando con la narración de Nitya,
« Ahora estábamos en la oscuridad estrellada y Krishna estaba sentado bajo un techo de delicadas hojas negras contra el cielo. Seguía murmurando inconscientemente, pero pronto suspiró aliviado y nos llamó diciendo:
- "Oh, ¿por qué no me enviaron aquí antes?"
Luego hubo un breve silencio. Y entonces empezó a cantar…
Mientras Krishna, bajo el joven pimentero, terminaba su canto de adoración, pensé en el Tathagata [el Buda] bajo el árbol Bo, y de nuevo sentí una oleada de ese esplendor que inundaba el tranquilo valle, como si hubiera enviado otra bendición a Krishna.
Nos sentamos con la mirada fija en el árbol, preguntándonos si todo estaría bien, pues ahora había un silencio perfecto, y mientras mirábamos de repente vi por un momento una gran estrella brillando sobre el árbol... Me incliné y le conté al Sr. Warrington sobre la estrella...
Al día siguiente, Krishna volvió a experimentar temblores y semi-despertar, aunque esta vez solo duró unos minutos y a largos intervalos.
Permaneció todo el día bajo el árbol en samadhi… Y de entonces, y todas las noches, se sienta a meditar bajo el árbol. »
Relato de Krishnamurti
La descripción que hizo Krishnamurti de lo ocurrido fue escrita unos días después de esos acontecimientos:
« El primer día, mientras me encontraba en ese estado y más consciente de lo que me rodeaba, tuve la primera experiencia extraordinaria.
Había un hombre reparando el camino; ese hombre era yo mismo; el pico que sostenía era yo mismo; la piedra que estaba partiendo era parte de mí; la tierna brizna de hierba era mi propio ser, y el árbol junto al hombre era yo mismo.
Casi podía sentir y pensar como el peón; podía sentir el viento pasando a través del árbol, y podía sentir la pequeña hormiga en la brizna de hierba. Los pájaros, el polvo y el mismo ruido eran parte de mí.
En ese momento, un coche pasó a cierta distancia; yo era el conductor, el motor y los neumáticos; a medida que el coche se alejaba de mí, yo me alejaba de mí mismo. Estaba en todo, o mejor dicho, todo estaba en mí, inanimado y animado, la montaña, el gusano. »
Krishna describió la noche del tercer día de la siguiente manera:
« Esa noche... me sentí peor que nunca. No quería que nadie se acercara ni me tocara. Estaba extremadamente cansado y débil. Creo que lloraba de puro agotamiento y falta de control físico. Sentía un dolor terrible en la cabeza y como si me estuvieran clavando muchas agujas en la coronilla...
Finalmente, salí a la terraza y me senté unos instantes, exhausto y algo más tranquilo. Empecé a recuperar la consciencia y finalmente el Sr. Warrington me pidió que me acercara al pimentero que se alza cerca de la casa. Allí me senté con las piernas cruzadas en postura de meditación.
Después de un rato, sentí que abandonaba mi cuerpo. Me encontré sentado con las delicadas y tiernas hojas del árbol sobre mí. Miraba hacia el este. Frente a mí estaba mi cuerpo y sobre mi cabeza vi la estrella, brillante y clara…
Había una profunda calma tanto en el aire como en mi interior, la calma del fondo de un lago profundo e insondable. Al igual que el lago, sentía que mi cuerpo físico, con su mente y emociones, podía agitarse en la superficie, pero nada, absolutamente nada, podía perturbar la calma de mi alma.
Me llené de alegría, pues lo había visto. Nada volvería a ser igual. Había bebido de las aguas cristalinas y puras de la fuente de la vida, y mi sed quedó saciada. Nunca más volvería a tener sed, nunca más podría estar en la oscuridad total. Había visto la luz. Había tocado la compasión que sana todas las penas y sufrimientos; no es para mí, sino para el mundo. »
Epílogo
Ya han pasado más de cien años desde que Krishnamurti fue descubierto en la playa de Adyar, y el significado de su vida y obra aún no se ha revelado plenamente.
Siete años después de los sucesos bajo el pimentero, Krishnamurti se retiró por completo de la Sociedad Teosófica declarando que «la verdad es una tierra sin caminos».
Afirmó que ninguna organización, por muy benignas que fueran sus intenciones, podía ayudar a nadie a descubrir la verdad ni a llevar una vida de libertad psicológica.
Dedicó el resto de su vida a impartir conferencias públicas diseñadas para dilucidar los contornos de la vida cotidiana y la conciencia.
Insistió en que no hablaba como autoridad, ni espiritual ni de ningún otro tipo, y se aseguró de que sus propias experiencias, incluyendo los sucesos bajo el pimentero, no se hicieran públicas hasta el final de su vida.
Krishnamurti falleció de cáncer de páncreas en Ojai, en su casa de Pine Cottage, en 1986. El pimentero se mantuvo como un centinela, protector y acogedor, en todo momento.
Unos años antes de su muerte, se construyó un muro bajo de piedra alrededor del árbol para proteger sus raíces y su enorme tronco. Sin embargo en 1994, el árbol se derrumbó desde su base una noche durante una tormenta.
Dada su historia, sus cuidadores se abstuvieron de arrancarlo, y ha tenido una recuperación notable. Sus raíces siguen vivas, y nuevas ramas y hojas frescas continúan creciendo hasta el día de hoy.
El significado último de lo que le ocurrió a Krishnamurti bajo el pimentero es una pregunta que ocupará a las generaciones futuras.
¿Fue este un momento crucial en su desarrollo como Instructor del Mundo, como Annie Besant había predicho que llegaría a ser?
¿O marcó el inicio de su ruptura con la Teosofía?
¿O paradójicamente, ambas cosas?
Quizás solo el pimentero lo sepa con certeza.
OBSERVACIONES
El Instructor del Mundo no era Krishnamurti, sino el Señor Cristo-Maitreya, mientras que Krishnamurti iba a ser el intermediario entre el Señor Cristo-Maitreya y los humanos.
Esto Leadbeater lo copió de Jesús quien fue el intermediario entre Cristo y los humanos. Pero mientras que Blavatsky explicó que Cristo es una conciencia divina y por eso necesitó de Jesús para poderse comunicar con los humanos.
En cambio "el Señor Cristo-Maitreya, el Instructor del Mundo" fue un personaje ficticio inventado por Leadbeater para promocionar a Krishnamurti como el próximo mesías.
Leadbeater pensaba que iba a poder controlar a Krishnamurti, pero cuando Krishnamurti comenzó a independizarse, casualmente Leadbeater encontró otro candidato para mesías.
Pero para infortunio de Leadbeater, Krishnamurti ya era muy conocido y su nuevo candidato no prosperó.
El cuanto a los misteriosos dolores que Krishnamurti experimentó, yo sospecho que los Maestros transhimaláyicos viendo como bajo el liderazgo de Besant y Leadbeater, la Sociedad Teosófica de Adyar se estaba degradando tanto, ellos decidieron hacer algo para evitar que la organización que ellos habían fundado fuera a ocasionar muchos más desastres.
Y me da la impresión que ellos precipitaron el desarrollo de conciencia de Krishnamurti, quien no estaba todavía preparado para ello, y por eso los dolores que Krishnamurti experimentó.
Esto llevó a que Krishnamurti alcanzara cierto grado de iluminación espiritual (no se volvió un buda pero si alguien más consciente espiritualmente), lo que modificó su comportamiento posterior.
Krishnamurti rechazó la farsa que Leadbeater había inventado (y que la pobre Besant se lo creyó completamente) y Krishnamurti buscó a su manera ayudar a las personas.
Pero desafortunadamente Krishnamurti al no haber conocido la verdadera Teosofía, ni a los verdaderos Maestros de sabiduría, él también los repudió.
Mi investigación me ha mostrado que muy probablemente «si existen caminos que llevan hacia la verdad».
Y es curioso que ese árbol haya ayudado a Krishnamurti en el proceso espiritual alquímico por el que él estaba pasando, y que recuerda mucho al relato budista que dice que Siddhartha Gautama alcanzó la iluminación meditando bajo un árbol (conocido con el árbol Bo o Bodhi).
Lo que me hace considerar que tal vez un árbol si ayude para alcanzar la iluminación (aunque también se requiere de otros esfuerzos).
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