En
la revista The Theosophist de junio
de 1883, se publicó la carta de un lector que escribió lo siguiente:
« Al
escritor de Los Fragmentos Ocultos.
Querido
Señor y Hermano:
En
su artículo sobre el Devachan, usted explicó prolijamente el gozo que el Ego
Espiritual, en combinación con la esencia más elevada del quinto principio,
siente, en una especie de sueño color de rosa que se extiende por un enorme
periodo.
El
Ego que nace en el Devachan, después del periodo de gestación, es inconsciente
de lo que pasa aquí en la tierra y hacia la cual no puede ser atraído. Es
solamente el cascarón formado por el cuarto y los restos inferiores del quinto principio,
el que permanece vagando en el Kâma-Loka, y es esta reliquia la que
frecuentemente hace su aparición bajo ciertas condiciones en los cuartos de
las sesiones de los Espiritistas o Espiritualistas.
Todo
esto ha sido claramente enseñado en los “Fragmentos”,
los cuales ayudarán a disipar más de una duda. Sin embargo, la información que
puede inferirse a partir de los “Fragmentos” no explica qué tan consciente de
su existencia pasada pueda ser el cascarón formado por el 4º principio y la parte
inferior del 5º principio, y si en alguna forma sufra conscientemente por sus
malas acciones.
Por
otro lado, es sumamente importante para los Hindúes y los Parsis de la India,
el saber si es de algún beneficio para el cascarón queda en el Kâma-Loka, o para el Ego que descansa
en el Devachan, alguna de las ceremonias fúnebres.
La
razón iluminada, rechaza la idea de que los disparatados actos ceremoniales
realizados mecánicamente, puedan ser de algún beneficio para la porción
desencarnada del hombre, y sin embargo, los Parsis y los Hindúes tienen que
gastar grandes cantidades de dinero, de año en año, para mitigar el temor
supersticioso de que inconscientemente pudiesen causar un perjuicio al alma
difunta.
Las
ceremonias funerarias son una verdadera maldición para los Parsis, y sus clases
medias son arruinadas por gastos innecesarios que pesan sobre ellas. Su civilización
ha sido grandemente retrasada por esta abrumadora superstición. Y por lo tanto,
sería una gran bendición conocer la opinión de los Ocultistas, si es que los
hombres en la tierra pueden en todo caso, beneficiar a los cuatro principios restantes
de una persona difunta.
En
la página 179 del 4° volumen de la revista The
Theosophist, el Sr. Chidambaram Iyer, cita una Shastra (una enseñanza religiosa) que dice que:
- “Aquel que omite
realizar el rito funerario Sraddha en
el Aniversario del día de defunción, nacerá como chandara miles de veces”.
(O
sea que renacerá en una casta inferior)
Esto
es evidentemente el escrito de un sacerdote no iniciado que a duras penas sabe
algo acerca de la verdadera doctrina de los renacimientos. Pero frases como
estas influyen en el ánimo del pueblo, e incluso de las personas reflexivas
que por falta de un conocimiento correcto de la enseñanza oculta acerca de este
punto, se encuentran confundidas y con dudas.
Este
tema cae muy convenientemente junto con el tema del “Devachan” (e cielo) y el artículo prometido sobre el “Avíitchi” (el
infierno) por lo que sinceramente confío en que usted sea tan amable en ampliar
este punto, ya que es de suma importancia para las razas asiáticas, el saber qué
tanto valen sus ceremonias fúnebres.
Suyo,
fraternalmente,
N.D.K.,
M.S.T. »
Y
debajo de esa carta, Blavatsky respondió lo siguiente:
« Habiéndose
ido a Inglaterra el escritor de los “Fragmentos”,
desde luego tendrá que pasar algún tiempo antes de que él pueda contestarle sus
preguntas. Pero hasta entonces, y siendo yo también estudiante de la misma escuela, podría
permitírme quizás, el decir algunas cuantas palabras sobre el tema.
En
todo país, así como entre todos los pueblos del mundo desde el comienzo de la
historia, vemos que se realizan alguna clase de enterramiento (aunque muy pocas
de las así llamadas razas salvajes primitivas tuvieron o tienen algún rito o
ceremonia funeraria).
La
ternura bien intencionada que sentimos hacia los cuerpos muertos de aquellos
que amamos o respetamos, pueden haber sugerido, además de una expresión de
dolor natural, algunas señales adicionales de respeto familiar para aquellos que se han ido.
Pero
los ritos y ceremonias tal como son prescritos por nuestras respectivas
Iglesias y sus teólogos, es algo que se les ocurrió más tarde a los sacerdotes,
una excrecencia de la ambición teológica y clerical, tratando de inculcar entre
los laicos una superstición, un bien pagado favor y el temor de un castigo del
cual el mismo sacerdote no sabe nada más allá de una mera especulación y de una
hipótesis frecuentemente muy ilógica.
El
Brahmín, el Mobed, el Augur, el Rabino, el Moolah y el Sacerdote, impresionados
con el hecho de que su bienestar físico depende mucho más de sus parroquianos, que del bienestar espiritual de estos en su
supuesta mediación entre Dios y los hombres, ellos encontraron que el invento era conveniente
y bueno, y desde entonces lo han desarrollado siguiendo esta línea.
Los
ritos fúnebres se han originado entre las naciones teocráticamente gobernadas,
como los antiguos egipcios, los âryos y los judíos. Y entretejidos y consagrados
por las ceremonias de la teología, estos ritos han sido preservados por ellas
hasta nuestros días; porque aunque las religiones difieren considerablemente
entre sí, los ritos frecuentemente sobreviven a la gente, dado que la religión a
la que le deben su origen ha pasado de un pueblo a otro.
Así
por ejemplo, los tres puños de tierra con los que los Cristianos son confiados
a la tumba, les fue heredado a los Occidentales de los Paganos, Griegos y
Romanos, y nosotros creemos que el Parseismo moderno le debe una parte
considerable de sus ritos fúnebres prescritos, a los Hindúes, debiéndose muchos
de sus modos actuales de culto a injertos provenientes del Hinduismo.
En cambio, en los textos más antiguos, no hay este ritualismo. Abraham
y otros patriarcas, fueron sepultados sin ningún rito, y aún en el Levítico
(cap. XIX, 28) se les prohíbe a los israelitas “el hacerse cualquier corte en
la carne para los muertos, ni tampoco grabarse cualquier tipo de marca en ellos
mismos”.
Y de
la misma manera los libros Zoroastrianos más antiguos, el viejo y el nuevo
Desatir, con la excepción de unos cuantos actos de caridad (para los pobres,
pero no para los Mobeds) y la lectura de libros sagrados, no prescribe ninguna ceremonia
especial. En el Libro del Profeta Abad (del Desatir) simplemente encontramos lo
siguiente:
- “154. El cuerpo,
deberás colocarlo en un jarrón de agua fortis, o consignarlo al fuego, o a la tierra,
(cuando esté limpio de su Nasâ, o sea de su materia muerta).”
Y
en otro párrafo dice:
- “En el nacimiento de
un niño o a la muerte de un pariente, lee el Nosk y da algo en el camino de
Mazdam (por amor a Ormud, o como una caridad).”
Eso
es todo, y en ningún lugar se encontrará en los libros más antiguos, el mandato de
realizar ceremonias, que ahora son tan en uso, y mucho menos de gastar grandes sumas de
dinero que frecuentemente acarrean la ruina de los sobrevivientes.
Y
desde el punto de vista oculto, estos ritos tampoco benefician en lo más mínimo
al alma difunta. Y la correcta comprensión de la ley del Karma se opone
completamente a esto, ya que el Karma de ninguna persona no puede ser ni
aligerado ni sobrecargado por las buenas o malas acciones de los parientes del
difunto, siendo el Karma de cada quien, independiente y distinto del de sus
semejantes.
Ni
tampoco se puede hacer responsable el alma difunta de las acciones de aquellos
que dejó tras de sí en la tierra. O tal como algunos tienen la crédula creencia
de que los cuatro principios pueden llegar a sufrir de cólicos, si los
sobrevivientes comen inmoderadamente de una cierta fruta.
El
Zoroastrismo y el Hinduismo tienen leyes muy sabias (mucho más sabias que las
de los Cristianos) para la disposición de sus muertos, pero sus supersticiones
son aún muy grandes. Ya que mientras que la idea de que la presencia de los
muertos trae consigo la contaminación de los vivos, no es nada mejor que una
superstición impropia de la época iluminada en que vivimos.
La
verdadera causa de la prohibición religiosa de manejar demasiado de cerca a los
muertos y de no enterrarlos sin antes someter a los cadáveres a un proceso de
desinfección, ya sea por fuego, por buitres, o por aqua fortis (siendo éste último el método que prevalecía entre los Parsis
de la antigüedad) era tan benéfico en sus resultados como también era un acto sabio,
dado que era la mejor y más necesaria precaución sanitaria en contra de las
epidemias.
Los
Cristianos harían bien en copiar esta ley de los “Paganos”, ya que no hace más
que unos cuantos años atrás, toda una provincia de Rusia fue casi completamente
diezmada, a consecuencia de la condición atestada de sus cementerios.
Demasiado
numerosos excrementos, dentro de un espacio limitado y en un tiempo comparativamente
corto, saturan la tierra con los productos de la descomposición a tal grado,
que la hacen incapaz de poder absorberlos más, y siendo retardada la
descomposición bajo tales condiciones, sus productos escapan directamente a la
atmósfera acarreando enfermedades, epidemias y plagas.
“Dejad
que los muertos entierren a sus muertos” – han sido palabras sabias, aunque
hasta nuestros días ningún teólogo parece haber comprendido su verdadero y
profundo significado. No hubo ritos o ceremonias religiosas a la muerte de Zoroastro,
Moisés o Buda, más allá del simple hecho de apartar de los vivos los
cadáveres de aquellos que se fueron antes que nosotros.
Y aunque
ni el Dubistan ni el Desatir pueden (estrictamente hablando)
ser incluidos entre los libros Parsis ortodoxos. Los contenidos de ambos, sino
las obras mismas, anteceden por varios milenios las ordenanzas en el Avesta,
tal como ahora tenemos buenas razones para saber.
Sin
embargo, encontramos el primer mandamiento repudiado mientras que el segundo es
corroborado en esa última obra. En el Fargard VIII, 74 (233) del Vendidad, aparece la
orden de Ahura Mazda de que: “Deberán matar al hombre que cocine Nasâ” (materia
muerta) y es comentada de la siguiente manera:
- “Aquél que queme Nasa
[materia muerta] se le deberá dar muerte. El quemar o cocinar Nasâ de los
muertos es un crimen capital.” (Fargard I, 17 (63).
Y
luego vino AngraMainyu, que está todo muerto, y creó en contra un pecado por el
cual no hay remisión, y que es, el quemar (inmediatamente) los cadáveres, siendo
Ahriman la propia ignorancia y egoísmo del hombre.
Y
esto es un error porque al menos deben de haber transcurrido doce horas entre
la muerte de la persona y la incineración o la destrucción por cualquier otro
método, del cuerpo muerto. Y esta vieja ley fue igualmente olvidada tanto por
los Brahmanes como por los Zoroastrianos.
Lo
que estaba prohibido no era el acto de quemar, sino el de quemar antes de que
el cadáver estuviese vacío, es decir, antes de que los principios internos
hubiesen tenido tiempo de lograr liberarse por completo. Y los Fersendajians
pensaban que el agua fortis poseía una
propiedad oculta para tal propósito, y de aquí que ésta se utilizara como medio
preliminar para quemar el cuerpo.
Pero
en lo que respecta a los ritos observados después del funeral del cadáver, no
encontramos nada más que una repetición del mandato dado en el Libro de Abad (Desatir):
- “Un Athravan irá
primero a lo largo del camino y dirá en voz alta estas palabras victoriosas: Yathâ ahû vairyô (La Voluntad del Señor
es la ley de la virtud). Los dones del paraíso de Vohu-Manô [ya que Vohu-Manô
o los Buenos Pensamientos son el portero del Cielo – ver el Fargard XIX, 31]
son las acciones hechas en este mundo para Mazda. Y aquel que ayuda al pobre,
Ahura lo hace rey.” (Fargard VIII, 19 (49).
Y
es así como, aunque Zerdusht el 13º (profeta de los Persas) abroga el uso
Fersendajian de quemar a los muertos, entre los devotos de Mah-Abad, e introduce
muchas mejoras y reformas, sin embargo no ordena otros ritos que la caridad. »
(Este
texto originalmente se publicó en The Theosophist, Vol. IV, Nº 9, Junio 1883, p.221-222;
y posteriormente en los Collected Writings 4, p.504-508)
OBSERVACIONES
Hay
ciertos rituales que fueron instaurados en las religiones, por verdaderos iniciados,
para ayudar al alma en su encuentro con la muerte. Pero desafortunadamente con
el tiempo esos rituales se han ido alterando, y también el mercantilismo ha provocado
que se creen nuevos rituales que solamente sirven para sacar dinero a los creyentes.
Por
ejemplo, en el Cristianismo, el sacramento de la unción, si sirve, pero no para
liberar al moribundo de sus pecados como posteriormente se ha asegurado, sino
para ayudar vibratoriamente al alma a poder efectuar esa transición de separarse de su
cuerpo terrenal con mayor facilidad.
En
cambio toda la parafernalia que se ha inventado después, con el embalsamiento del
cuerpo, maquillándolo, decorándolo, metiéndolo dentro de un ataúd y enterrándolo en un cementerio. No
solamente no sirve, sino que por el contrario es perjudicial para la sociedad
por los fuertes gastos que eso implica, más la contaminación tanto física como
vibratoria que el cadáver produce.
Las culturas europeas pre-cristianas, cremaban los cadaveres, en vez de enterrarlos, asi que tan brutos no eran.
ResponderBorrarEs mejor la cremacion ya que si tienes un cuerpo de luz alto exhuman tu tumba roban tus huesos y santeros, babalaos y tata en ganga te esclabizan para que los ayudes hacer hechizos y brujerias.
ResponderBorrarhola cid tengo una duda, que se debe hacer con el cuerpo ya cremado? enterrarlo? arrojarlo al mar...?
ResponderBorrarEsotéricamente se recomienda la cremación porque el fuego purifica, pero también es valido arrojar el cuerpo al mar, y también enterrarlo pero directamente en la tierra. En cambio, lo que no se recomienda es embalsamarlo y meterlo dentro de un ataúd porque así el cuerpo no se desintegra y produce contaminación vibratoria.
BorrarEn cuanto a las cenizas, no he encontrado recomendaciones específicas.
Hola Cid, espero te encuentres en las condiciones adecuadas para seguir adelante en estos tiempos, te quería consultar cuales crees que sean las mejores formas de ayudar a una persona mayor en sus últimos momentos de vida, si hay algo que pueda escuchar que le prepare, y si crees que los rosarios después del fallecimiento tienen algún beneficio oculto, sobre todo si esta persona creía en esa doctrina. Saludos fraternos
ResponderBorrarSi la persona es receptiva, trata de calmarla y de explicarle lo que va a suceder. Y después de que fallece, la oración (no necesariamente tiene que ser el Rosario) sirve mucho para que su transición se haga de manera más armoniosa. Y en este otro artículo detallo más sobre este tema:
Borrarhttp://esoterismo-guia.blogspot.com/2012/05/como-ayudar-moribundo-muriendo.html
muchas gracias!! los artículos me servirán de gran ayuda. Fuerza en tu camino Cid
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