Sobre
esta asociación, Max Heindel en su libro “Los
espíritus de la naturaleza”, escribió lo siguiente:
« Con respecto a la conciencia de los
Espíritus de la Naturaleza, es correcto presumir que tienen lo que podría
llamarse una conciencia cuadridimensional, porque además de la altura, largo y
anchura, existe lo que podríamos llamar compenetrabilidad de los éteres.
Los
cuerpos de los gnomos están formados principalmente por éter químico, y de ahí
que pertenezcan a la tierra y sean terrenos, y este es el motivo por el que uno
nunca los ve volando como los silfos. Pueden ser quemados en el fuego y también
se van volviendo viejos, en una forma no muy distinta de los seres humanos.
Las
ondinas, que viven en las aguas y los silfos del aire también están sujetos a
la muerte, estando sus cuerpos formados por el éter vital y el éter luminoso
respectivamente, lo que lo hace mucho más longevos, de manera que mientras los
gnomos no viven más que unos cuantos centenares de años, las ondinas y los
silfos pueden vivir millares de años.
Y
las salamandras, cuyos cuerpos están formados principalmente por el cuarto
éter, se dice que viven muchos millares de años.
La
conciencia que anima y forma estos cuerpos pertenece a un número de jerarquías
divinas que están obteniendo mas y mas experiencia de esta manera, y las formas
que están construidas de materia y están así animadas, han alcanzado cierto
grado de conciencia de si mismas. »
(Capítulo
6)
OBSERVACIÓN
Desafortunadamente
casi todo lo que Max Heindel dice aquí es falso debido a que en realidad los éteres no existen por las razones que explico
en este otro capítulo.
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