Cuando
Annie Besant tomó la presidencia de la Sociedad Teosófica de Adyar, ella y
Leadbeater pretendieron que seguían en comunicación con los Maestros
transhimaláyicos, y para demostrárselo a sus seguidores, ellos mostraron
numerosas cartas que supuestamente habían sido escritas por los maestros y en
donde se daban ordenes a los miembros de esa organización.
Y
por ejemplo una de esas cartas la menciona Gregory Tillett en la
biografía que él escribió sobre Charles Leadbeater y en donde él señaló lo
siguiente:
« Hacia abril de 1910,
comenzaron a aumentar los problemas entre el padre de Krishnamurti y Leadbeater
sobre la manera en que había que educar a los niños. Y un par de meses después
el Maestro [Kuthumi] envió una carta ordenando lo siguiente:
“Ellos [Krishnamurti y su hermano Nitya]
han vivido por demasiado tiempo en el infierno; trata
de mostrarles algo del paraíso. Quiero que tengan todo aquello que sea opuesto
a las condiciones que tenían antes. En vez de hostilidad, desconfianza,
miseria, mugre, irregularidad, descuido y suciedad, quiero que estén rodeados
por una atmósfera de amor y felicidad, confianza, regularidad, perfecta limpieza
física y pureza mental.
. . .
Mantenlos lo más que puedas
dentro de tu aura [de Leadbeater] y la de Annie [Besant] para que ellos estén
protegidos del mal y de los pensamientos carnales. . .quiero que los civilices;
que les enseñes a usar la cuchara y el tenedor, cepillos de uñas y cepillos de
dientes, que aprendan a sentarse con comodidad en sillas en vez de estar en
cuclillas en el suelo, que duerman racionalmente en una cama, y no en un rincón
como perros. . .debes evitar que por ningún motivo se les eche a perder la
forma de los pies.” »
(The Elder Brother, op.
cit. p.135)
Y estas
instrucciones atribuidas por Leadbeater al maestro Kuthumi, prueban sin lugar a
dudas que esa carta es espuria, porque:
¿Desde cuándo un Maestro indio (ya que les recuerdo que Kuthumi era indio)
quiere que sus alumnos aprendan a comer con cuchara y tenedor como lo hacen los
occidentales?
¿Y desde cuándo un Maestro indio considera inapropiado que sus alumnos
se sienten en cuclillas y duerman en el suelo como lo hacen los indios; y en
vez de eso exija que sus alumnos se sienten en sillas y duerman en camas como
lo hacen los occidentales?
¡Qué el Maestro quiere civilizarlos!
Es decir que aprendan las formas
de urbanidad europeas para que de esa manera ya no vivan en el “infierno” sino
en el “paraíso”…
Pero resulta que lo que enseñan
los verdaderos Maestros es muy diferente a lo que se encuentra escrito en esa
carta. Ya que por ejemplo, sobre el “paraíso” en la tierra, el Maha Chohan en
la carta que escribió, él precisó lo siguiente:
- "Enseñen a la gente a comprender que la vida en la tierra, aún la más feliz, es sólo una carga y una ilusión."
Y en la Voz del Silencio se añade que:
- “Esta tierra Discípulo, es la sala de la aflicción, es tan sólo la
lúgubre entrada que conduce hacia el crepúsculo que precede al valle de la luz
verdadera.”
En cuanto a la gran preocupación del “maestro” por la apariencia de
Krisnamurti y de su hermano Nitya, basta referir unos cuantos pasajes de lo que dijo el verdadero maestro
Kuthumi al señor Sinnett sobre este tema:
« Nuestros mejores y más instruidos y más santos adeptos pertenecen a las
razas de los “grasientos tibetanos” (como ustedes los denominan); pero tú sabes
que el león es un animal proverbialmente sucio y maloliente, no obstante su
fuerza y valor.
Tú dices: “que felices seríamos
si quien nos guiara fuera usted”, refiriéndote a tu humilde corresponsal. Pero
mi buen Hermano, ¿estas seguro de que la agradable impresión que puedas tener
ahora de mi, a través de nuestra correspondencia, no quedaría destruida
instantáneamente al verme?
¿Y cual de nuestros santos sabios
orientales ha tenido siquiera el beneficio de la poca educación universitaria y
alguna que otra noción de modales europeos que yo tuve la oportunidad de
adquirir?
Te daré un ejemplo: le pedí a la
señora Blavatsky que entre dos o tres Punjabis
aryos que estudian el Yoga Vidyâ y que son nuestros místicos naturales, que eligiera
a uno quien pudiera ser el intermediario entre tú y nosotros.
Pues bien, la señora Blavatsky eligió
a uno pero le pidió en términos muy diplomáticos que cambiara su vestimenta y
su turbante antes de acompañarla porque éstos estaban muy sucios y desaliñados.
Este sabio que ya había dado su
consentimiento, escribió después esta curiosa carta:
“Señora, usted que predica las
más altas normas de moralidad, de veracidad, etc., quiere hacerme representar
el papel de un impostor. Usted me pide que cambie mis vestimentas por el riesgo de dar una idea falsa de mi
personalidad, y por lo tanto de engañar al caballero hacia el que me manda.”
Entonces, como lo puedes
constatar, el prejuicio de la raza es intenso, incluso en la libre Inglaterra donde
se nos considera como una “raza inferior”. Y este mismo tono vibra en tu propia
observación cuando te referiste a este sabio como “un hombre del pueblo, no
acostumbrado a modales refinados”.
Por consiguiente, repito una vez
más que para la mayoría de los occidentales — entre los cuales el término de “hindú”
o “asiático” está generalmente unido a la noción de alguien que usa sus dedos para
comer, y que renuncia al jabón — preferiría mucho más a un americano como guía que
a un “grasiento tibetano”.
Pero no necesitas temblar por mí,
ya que cada vez que me presentaré astral o físicamente, no olvidaré de vestirme
con seda china de lo más fina y crear una atmósfera de sándalo o de rosas de
cachemira para que te sientas cómodo con mi presencia. »
(CM4, p.15 y CM5, p.18)
Y ante estas palabras del auténtico maestro Kuthumi no nos queda más
remedio que declarar como espuria la carta fabricada por Leadbeater, y la cual
él elaboró con el solo objetivo de imponer sus costumbres occidentales a
dos pobres muchachos hindúes.
Y
así concluyó una de las primeras cartas espurias de toda una voluminosa serie,
que dominó la vida de la Sociedad Teosófica de Adyar durante los siguientes 24
años.
Sin
embargo, aquellos cuyo discernimiento no les había hecho ya desconfiar de la autenticidad
de las “cartas de los maestros” transmitidas por Leadbeater y Annie Besant,
tuvieron una segunda oportunidad de hacerlo cuando se publicó el libro Las Cartas Mahatma en 1923.
Debido
a que ahora, a parte de las cartas de los maestros que habían sido
enviadas por Leadbeater y Besant, y que no eran más que meras transcripciones a
maquina simplemente firmadas con los nombres de los maestros.
Ellos las podían comparar con las cartas de los maestros que habían sido enviadas por Blavatsky
a los señores Sinnett y Hume, y para las que existían manuscritos con una caligrafía
reconocible.
Y
el estudio de estas cartas y su comparación confirman que lo que estuvieron
enseñando el señor Leadbeater y la señora Besant durante más de treinta años solo
había sido una versión tergiversad de la Teosofía, basada en las elucubraciones, fantasías, alucinaciones, y visiones sacadas de la luz astral por
esos dos individuos, pero que no se corresponden con la verdadera antigua Tradición Esotérica
Transhimaláyica.
Y
que también Leadbeater y Besant habían utilizado falsamente el nombre de los maestros para imponer
sus caprichos sobre los miembros de la Sociedad Teosófica de Adyar, como se los demostré más arriba.
Y
es por eso que no es de extrañar que Leadbeater mostrara un profundo desprecio
por las genuinas cartas de los maestros.
Como
lo precisó Gregory Tillett quien escribió:
« Leadbeater
objetaba las cartas que los maestros le habían escrito al señor Sinnett y
cuando esas cartas se publicaron, Leadbeater se refería a ellas como “ese
abominable libro”. »
(The Elder Brother, p.277)
¡Pues claro que las repudiaba ya que esas cartas señalaban la profunda charlatanería de Leadbeater!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario