Blavatsky
y varios de sus colaboradores fueron invitados en 1884 por la familia Adhemar a
pasar un tiempo en su mansión ubicada cerca de Paris, y William Judge relató lo
siguiente:
« Un día en la cena, cuando estaban presentes el conde y la
condesa, su hijo Raoul, HPB, Mohini, la hermana de la condesa, yo y otra
persona, percibimos el perfume fuerte e inolvidable que los amigos íntimos de
HPB sabemos tan bien que a menudo acompañaba a los fenómenos o venía por sí
mismo, este perfume flotaba alrededor de la mesa, claramente perceptible para
varios y no percibido antes o después.
Por supuesto
muchos escépticos no verán nada de sobrenatural en esto, pero yo y otros
sabemos bien que esto en sí mismo es un fenómeno, y que el perfume ha sido
enviado a muchas millas por el aire como un mensaje de HPB o de esas personas
ocultas que a menudo la han ayudado en los fenómenos o en las enseñanzas [los
Maestros].
Me llevé un
libro que no se pudo terminar allí, y justo antes de salir de France fui a
Enghien a devolverlo. Allí encontré a la condesa d'Adhemar, quien dijo que el
peculiar e inconfundible perfume del que hablé arriba había entrado en la casa
después de que todos nos hubiéramos ido.
Fue una noche,
aproximadamente dos días después de la partida de HPB, y los d'Adhemars
invitaron a cenar a algunos amigos. Después de la cena, todos fueron al salón y
pronto notaron el perfume. Llegó, según me dijeron, a raudales, y en seguida
empezaron a buscarlo por la habitación, llegando por fin a la losa de mármol
descrita, donde de un punto de la piedra encontraron el perfume saliendo a
raudales en volúmenes. Tal era la cantidad que como me dijo la condesa, se
vieron obligados a abrir las ventanas, porque el olor era abrumador en grandes
masas.
Al regresar a
París le conté esto a HPB y ella solo me dijo: "a veces
sucede". »
(HPB: en Memoria de Helena Petrovna
Blavatsky, p.52-55)
Mini anécdota:
ResponderBorrarHace unos años fuimos con mi familia a visitar el Santuario de la Virgen Maria del Rosario de San Nicolas (lindo lugar, por cierto). Mientras caminábamos por el extenso predio y nos acercábamos a la capilla, de repente sentí un suave aroma a rosas. Tuve el suficiente tiempo para olfatearlo bien. Después de unos segundos, el aroma se esfumó. Supuse que en algún lugar había rosas escondidas, y que las partículas habían llegado a mi nariz. No dije nada y seguí caminando. En el santuario participé de la misa, más bien como un espectador, porque no soy seguidor de las ceremonias religiosas. Luego de finalizada la misa, salimos y recorrimos el predio. En un momento volví a sentir ese aroma a rosas, y me volví a preguntar de dónde provenía.
Pasamos el día recorriendo el lugar, que es muy concurrido por familias de todos lados. De nuevo en casa, le comenté a mis padres sobre el misterioso olor que sentí. Mi madre quedó conmovida con lo que dije. Aparentemente, oler rosas en ese preciso lugar es un "fenómeno mariano", que de vez en cuando se manifiesta a algunas personas. Ellos siempre estuvieron al lado mío, y me aseguraron que ninguno de ellos sintió el mínimo olor a rosas en ningún momento.
Más tarde busqué información en Internet. Se dice que, hace tiempo, una mujer recibió un mensaje de la Virgen María de construir una capilla en ese lugar. Entre otras cosas, también se habla de un misterioso aroma a rosas que a veces se siente, en un lugar donde, aparentemente, no hay rosas plantadas cerca.
¿Será que hay flores aromáticas escondidas en algún lugar (no me tomé el trabajo de examinar los rincones de ese campo enorme), y el aroma se debe simplemente a ello? ¿O el repentino aroma a rosas es realmente un fenómeno "oculto"? Cabe aclarar que no creo en la veneración de santos. Sin embargo, tal vez sea posible que seres divinos adopten la figura de imágenes religiosas para captar la atención de los fieles. Uno de los casos más conocidos es el de la Virgen de Fátima, por ejemplo. Si lo que experimenté fue un fenómeno físico o sutil, para mí sigue siendo un misterio, pero quería compartirlo. Un saludo.