Sobre este extraño fenómeno Nicolás Roerich en el capítulo 22 de su libro Shambala escribió lo siguiente:
«
Estoy entrando en mi tienda de campaña. Todo está tranquilo y habitual. En un
entorno habitual es difícil imaginar algo irreal e irrepetible. Toco mi cama y
de repente salta una flama. Una flama azul plateada.
Queriendo
ser práctico intento actuar de la manera habitual, tratando de extinguirla.
La
flama no me quema la mano, es ligeramente cálida y vital como la vida misma. Se
mueve sin ruido ni olor, emitiendo largas llamas. Esto no es una fosforescencia,
es una sustancia viva. El fuego que viene del espacio por una feliz combinación
de elementos. Pasa un momento intangible. Y la flama incesante comienza a
decaer tan misteriosamente como nació.
De
nuevo está oscuro en la tienda y no queda rastro de ese fenómeno que sentí y ví
en plena realidad.
Y
otra vez. En otro lugar, también de noche, de mis dedos saltó la flama y se
precipitó a través de todos los objetos que toqué, sin dañarlos. Nuevamente
entro en contacto con alguna combinación inexpresable de corrientes. Esto
ocurre sólo en las alturas.
.
. .
Muchas
señales bíblicas deben recordarse en el desierto. Mira estos enormes pilares de
arena, que de repente aparecen y se mueven durante mucho tiempo como masas
densas. Este pilar milagroso que se movió delante de Moisés, es tan claramente
visto por aquel que conoce los viajes por el desierto, y de nuevo recuerdas la
zarza ardiente e incombustible de Moisés.
Después
de ver la flama incesante en mi tienda, tal arbusto ya no es para mí un milagro
imposible, sino una realidad que vive solo en el desierto. »
(Luz en el desierto)
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