Esto lo aseveró Vera
Petrovna Zhelikhovsky (la hermana
Blavatsky) quien al respecto escribió lo siguiente:
«
Para H.P. Blavatsky, quien hasta el día de su muerte siguió siendo rusa y buena
patriota, la aprobación de sus compatriotas eran sus laureles más apreciados.
.
. .
Durante la guerra entre Rusia y
Turquía, Helena Blavatsky no tuvo un día de tranquilidad. Todas sus cartas
desde 1876 hasta 1877, estaban llenas de preocupación por sus compatriotas, y
de temores por la seguridad de los miembros de su familia que habían tomado
parte activa en esa guerra.
Olvidó temporalmente sus artículos
anti-materialistas y anti-espiritistas, para lanzar fuego y llamas contra los
enemigos de la nación rusa, No contra los “enemigos” turcos, quienes también
eran merecedores de compasión, sino contra los maliciosos hipócritas y sus
simuladas simpatías por Turquía, y también contra la insultante conducta
jesuita que era una verdadera ofensa para toda persona cristiana.
.
. .
Todo
el dinero que ganó durante ese periodo de guerra con sus artículos en los
periódicos rusos, y también con los primeros pagos que le hizo su editor, ella
los envió a Odesa y a Tiflis en beneficio de los soldados heridos y de sus
familias, y también para la Cruz Roja.
.
. .
En la primavera de 1881, H. P.
Blavatsky cayó gravemente enferma al recibir las fatales noticias de lo que
había sucedido en Rusia el 13 de Marzo de aquel año. (Cuando fue asesinado el
Zar del Imperio ruso: Alejandro II)
Ella de inmediato nos escribió:
« ¡Dios, Señor de misericordia! ¡Qué horror tan
sangriento! ¿Van a venir los últimos días de Rusia. . . o es que el mismo Satán
ha encarnado en sus hijos, en el miserable aborto de mi pobre país?
Después de este crimen sin precedentes,
¿qué podemos esperar?
¿Dónde están
los rusos de antaño?
¿Adónde va a
parar mi Rusia querida?
Sí, ya sé lo que dicen de mí, que
soy una renegada, que soy una budista, una atea, y hasta una republicana, según
vosotros, ¡pero me siento profundamente desgraciada por esta monstruosidad!
¡Oh, cómo los
compadezco a todos: a nuestro Zar martirizado, a su infortunada familia y a
toda Rusia!
¡Maldición a
esos monstruos, a esos nihilistas, a esos tontos inconscientes!
Cómo os reiréis de mí, “la ciudadana
republicana”, el espíritu fuerte que se había liberado de las preocupaciones de
su país; pero en este momento de profundo estupor, siento una vergüenza tan
intensa por mis compatriotas, una lástima tan profunda por la víctima de sus
cruel locura, una desesperación tan grande, que desafío a los súbditos más
fieles de nuestros zares, sin haber dejado nunca el corazón de nuestro país,
para sufrir más que yo. »
Y lo demostró cayendo enferma por el
dolor que esa noticia le causó.
En ese mes, su revista Theosophist apareció en márgenes negros,
y fue un gran detalle por parte del presidente de la Sociedad Teosófica, pues
ella estaba tan afectada que no podía pensar en tales cosas
Apenas se recuperó de su primera
estupefacción, que comenzó a escribir un bello artículo para el Pioneer, contando todos los actos de
valor, humanidad y amabilidad realizados por Alejandro II, y sintió una gran
satisfacción cuando toda la prensa anglo-india se hizo eco de lo que ella
decía.
En respuesta a algunos comentarios
maliciosos de dos órganos clericales que cuestionaban por qué tanto alboroto
por parte de "una ciudadana americana y su periódico, vestida de luto por
la muerte de un autócrata", Blavatsky envió una respuesta colectiva a la Gaceta de Bombay y otros periódicos se
apresuraron en retomarlo.
Ella escribió:
« Mis buenos amigos cometen un error, porque no es como
una súbdita del Zar de todas las Rusias que me he vestido de luto, sino como
una rusa de nacimiento, como una unidad entre los millones de mis compatriotas,
a quienes este hombre bueno y misericordioso ha cubierto de beneficios, y a
quienes su muerte ha dejado sumidos en profundo luto.
Hago esto porque quiero expresar mi
simpatía, mi respeto y mi sincera tristeza por la muerte del Zar, a mi padre, a
mis hermanos y a mis hermanas en Rusia, que siempre me serán queridos, ¡hasta
mi último aliento! »
.
. .
Pasamos las tardes hablando de
tiempos pasados, de su querida patria, de las injusticias y calumnias de la
prensa inglesa contra Rusia, y las cuales le parecieron tantos insultos hacia
su propia persona. Y es verdaderamente una pena que sus compatriotas no
conozcan todos sus artículos que ella escribió al respecto.
Muchos de ellos, y especialmente
aquellos que se han formado una idea de ella a partir de los desvaríos o
calumnias de algunos periódicos rusos, tendrían que cambiar sus opiniones sobre
ella después de leer un artículo como el que se publicó en la revista Lucifer de junio de 1890, titulado: “El
Foso y la Viga”.
Y el cual fue escrito en respuesta a
las falsas acusaciones contra el gobierno de Rusia, lanzadas en reuniones
convocadas a causa de la indignación producida por las "atrocidades rusas
en Siberia", y las cuales fueron en su gran mayoría inventadas por la
imaginación demasiado vívida de George Kennan.
Y
algo curioso es que el último artículo escrito por ella y el cual apareció en
la misma página de esa revista (y en donde se insertaba una nota precipitada informando
sobre su muerte) ese último artículo se refería al Emperador de Rusia.
Y
en ese artículo Blavatsky le daba a la corte de la Reina de Inglaterra el
consejo de que debería seguir el buen ejemplo presentado por nuestra familia
imperial, en la práctica de ciertas virtudes, y las cuales se encuentran ausentes
para los que carecen de “Verdadera Nobleza”. »
(HPB, un esbozo biográfico)
OBSERVACIONES
Seguramente Blavatsky si amaba profundamente a Rusia porque
aunque ella se naturalizó estadounidense, eso no fue por repudio hacia su país natal
como lo afirmaron algunos investigadores mediocres (como por ejemplo René
Guénon) sino por las ventajas que esa nacionalidad le conferían.
Y esto lo demostró William Judge quien en su revista
publicó lo siguiente:
«
HPB se vio obligada por varias razones a convertirse en ciudadana
estadounidense. Esto la preocupó considerablemente, ya que, como todos los
rusos, ella estaba apasionadamente dedicada a su país.
Blavatsky
le escribió a [su tía] Madame Fadeef:
"Querida
mía, te escribo porque de lo contrario estallaría con una extraña sensación que
positivamente me está asfixiando. Hoy es 8 de julio, y fue un día siniestro
para mí, pero solo Dios sabe si el presagio es bueno o malo. Hoy Hace
exactamente cinco años y un día que vine a los Estados Unidos, y en este
momento acabo de regresar de la Corte Suprema donde presté mi juramento de
lealtad a la República y la Constitución de los Estados Unidos.
Ahora,
durante una hora entera, he sido un ciudadano con igualdad de derechos que el
propio presidente. Hasta ahora todo bien: el funcionamiento de mi destino
original me ha obligado a esta naturalización pero para mi total asombro y
disgusto me vi obligado a repetir públicamente ante el juez, como un simple
loro, la siguiente diatriba:
‘que renunciaría para siempre e incluso hasta
mi muerte a todo tipo de sumisión y obediencia al emperador de Rusia; que
renunciaría a toda obediencia a los poderes establecidos por él y el gobierno
de Rusia, y que aceptaría el deber
de defender, amar y servir únicamente a la Constitución de los Estados Unidos. ¡Así que ayúdame
Dios en quien yo creo!'
Estaba
terriblemente asustada al pronunciar esta retractación desvergonzada de Rusia y
el emperador. Y así, no solo soy un apóstata de nuestra amada Iglesia rusa,
sino también una renegada política. Un buen lío en el que meterse, pero ¿cómo
voy a lograr dejar de amar a Rusia o respetar al emperador? Es más fácil decir
una cosa que actuar en consecuencia.” »
(The Path, febrero de 1895)
_
_ _
Como
una elevada iniciada y discípula avanzada de la Fraternidad de los Maestros, lo idóneo hubiera sido
que Blavatsky hubiera amado a toda la humanidad con la misma igualdad, pero
es difícil pedirle a los adeptos que se despojen del cariño especial que sienten hacia
su país natal, y esto es algo que el propio maestro Kuthumi admitió también
sentir.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrarVaya, la necedad de amar al país....
ResponderBorrarPero eso de "amar a los demás"
es absurdo y no es necesario....
Ojalá este bien mi pensamiento egoísta