ALSIBAR NARRA SU BUSQUEDA DEL DESPERTAR ESPIRITUAL


(Este artículo fue escrito por Alsibar quien ha estudiado mucho a los guías espirituales, y el texto original en portugués lo pueden leer en este link.)



Tuve una infancia estructurada bajo estrictos preceptos católicos. Mi familia, de Juazeiro do Norte, Ceará, en Brasil, me enseñó desde pequeño a ver al Padre Cícero como un verdadero avatar del Sertão.

Mis abuelos, católicos practicantes, nos repetían a menudo la máxima: "¡Un domingo sin misa, es una semana sin Dios!".

Pero a pesar de ello, desde joven comencé a desconfiar de la autoridad de la religión católica. Poco a poco me fui cansando de todas las exigencias, rituales e imposiciones de mi religión natal.

Incluso de preadolescente, cuestioné la supuesta autoridad celestial de la iglesia. Mis reflexiones me llevaron a rechazar ciertas creencias dominantes entre sus fieles como "verdades".

Fue entonces cuando me marché y desde entonces no he mirado atrás. Han surgido grandes conflictos, crisis existenciales y preguntas fundamentales sobre el sentido de la vida, el sufrimiento y los dolores del mundo.

Fue durante ese período que entré en contacto con el budismo a través del libro "Los pensamientos vivos de Buda", que por cierto aún conservo ya que es un verdadero tesoro.

Luego vino mi búsqueda de lo oculto, los ovnis y las religiones orientales. Lo devoré todo, desde la teosofía hasta la psicología transpersonal de Jung y el misticismo del famoso gurú Osho. Leí todo con gran voracidad y entusiasmo.

A menudo me sentaba en un rincón del patio, meditando, o al menos intentando meditar. Sentía que me estaba alejando de las religiones, pero no de Dios. Me sumergí en varios movimientos y organizaciones religiosas: espiritualismo, Hare Krishna (donde descubrí el Bhakti-Yoga y Krishna), el movimiento mesiánico, Sei-cho-no-ie, el budismo Nichiren Daishoni, Perfect Liberty, y finalmente, el budismo zen.

Pero después de mi visita a un monasterio zen, me di cuenta de que esta sería mi última parada en el camino hacia las organizaciones. Después de visitarlo me convencí de que nunca encontraría lo que buscaba en las religiones organizadas. Regresé a casa y continué mi vida normal.

Otro hito en mi camino espiritual fue sin duda leer la "Autobiografía de un Yogui" de Paramahansa Yogananda. Una vez más la esperanza de despertar brilló al leer un libro tan único y fascinante. Pero a pesar de haber contactado con la Self-Realization Fellowship en Estados Unidos, nunca me atreví a inscribirme en los cursos de Kriya Yoga por correspondencia. Dudaba de la validez de tales prácticas.

Tiempo después encontré el libro "El Secreto" y mi vida dio un giro. Olvidé la espiritualidad y la búsqueda del despertar, y me lancé de lleno a explorar esta nueva dimensión que el libro predecía. Es cierto que logré muchas cosas materiales, pero no fueron suficientes para darme la paz, la sabiduría y la fuerza interior que tanto necesitaba.

Entonces llegaron crisis en todos los ámbitos de mi vida: salud, profesional, personal y finalmente existencial. Toda mi fortaleza interior se derrumbó y me sentí desestructurado, fragmentado y frágil. Me debatía entre la locura, la depresión y el suicidio.

Pero en una de esas crisis, me topé con el libro "Las ilusiones de la mente" de Jiddu Krishnamurti, y en ese libro vi la descripción de los errores que había cometido a lo largo de mi vida. Era como si Krishnamurti me dijera exactamente dónde había fallado y por qué había tocado fondo.

Ya había leído varios libros de Krishnamurti, pero ninguno había sido tan significativo en un momento tan crucial de mi vida. Al darme cuenta de mis ilusiones, no tuve más remedio que establecer un nuevo paradigma. Tuve que replantear mis conceptos y redirigir mis energías.

Sentí que había algo en el mensaje de Krishnamurti que podía ayudarme, así que comencé a leer y releer todo lo que sabía sobre él. Devoré todo lo que caía en mis manos, buscando la "llave" que pudiera abrir la puerta de la Matrix, la Máquina de Ilusiones. Ya sabía que estaba dentro de mí, pero ¿cómo podía abrirla?

Confieso que a veces comencé a dudar de Krishnamurti. Empecé a pensar que quizás Krishnamurti no tenía tanta razón después de todo.

Yo tenía varias hipótesis: tal vez Krishnamurti se encontraba en un nivel espiritual tan alto que no podía establecer una comunicación accesible y comprensible para nosotros, pobres seres, esclavos de la realidad ilusoria de Matrix. ¿Éramos realmente tan retrógrados y condicionados?

O tal vez el propio Krishnamurti carecía de la capacidad de hacerse comprensible para nosotros, miserables mortales, retrógrados e ignorantes.

O tal vez él carecía de la empatía necesaria para comprender nuestra condición de fragilidad e impotencia ante nosotros mismos: nuestras mentes, defectos e imperfecciones.

Dudas, dudas y más dudas me acosaban en esa etapa, pero no me rendí, seguí buscando, leyendo, releyendo, meditando (intentando) y reflexionando sobre todo.

Mi corazón estaba en un gran conflicto y en cierto modo angustiado. Si Krishnamurti no tenía razón, entonces ¿quién la tendría?

Yo sentía que había pasado algo por alto, que se me escapaba cierta comprensión, pero no lograba identificar qué era.

Fue entonces cuando empecé a darme cuenta de que esto no solo me había sucedido a mí, sino a muchos lectores, e incluso a quienes habían conocido a Krishnamurti personalmente e íntimamente.

La cuestión principal era esta:

Si Krishnamurti estaba verdaderamente iluminado, entonces él posedría la clave, la llave maestra que revelaría la comprensión no solo de sus propias enseñanzas, sino también de las de Buda, Cristo y Krishna. Y no solo eso, sino que esta clave también revelaría la comprensión de mí mismo, de mi vida y del universo, lo que finalmente me llevaría a la liberación de la Matriz.

Algo me decía que Krishnamurti conocía la salida de esta poderosa y opresiva Máquina, pero no podía entender dónde ni cómo llegar, porque nunca decía "cómo".

"¡No hay manera!", repetía cientos de veces. "¿No hay manera? ¿Cómo puede ser? Todo tiene un cómo y una forma".

Mi mente se negaba a aceptar esta proposición, que en mi opinión, era absurda e infundada.

Pero un día, de repente, la comprensión cruzó mi mente como un rayo de luz, una verdadera revelación, un «satori», como dice el zen. Y entonces comprendí.

De repente comprendí. La llave estaba allí. Siempre había estado allí, pero no sé por qué no podía verla, como si estuviera velada en la oscuridad de mi ignorancia. Entonces recordé un episodio que me ocurrió una vez, en Navidad, cuando yo estaba en casa de un amigo y de repente se fue la luz.

Empezamos a buscar frenéticamente la llave de la puerta porque yo necesitaba ir a casa. Él encendió una vela y buscó la llave por todas partes, y después de mucho buscar, se dio cuenta de que la llave ya estaba en la puerta. Nos reímos a carcajadas de nuestra torpeza.

La llave estaba allí, ¿lo ven? Siempre había estado allí. Pero no sé por qué, no la encontrábamos. Quizás por la desesperación, la ansiedad, la idea de que debía estar en algún rincón desconocido de la casa. Pero nunca había salido del lugar más obvio: la cerradura. Al final nos reímos mucho.


Quizás por eso Mahakashiapa rió cuando Buda llamó solemnemente a todos sus discípulos para revelarles la esencia de sus enseñanzas. Todos estaban ansiosos, esperando escuchar las preciosas palabras del gran maestro. Pero Buda llegó, tomó una flor y se sentó en silencio. Pasó el tiempo y el Despierto no dijo nada, ni una palabra.

La gente empezó a inquietarse: ese silencio era insoportable. No podían entender lo que estaba sucediendo. ¿Qué intentaba transmitir Buda con esa actitud?

Nadie parecía entender, hasta que de repente se oyó una carcajada. Era Mahakashiapa. Él entendió, y entonces Buda lo llamó y le entregó la flor.

¿Por qué se rió Mahakashiapa?

La broma era simple: no hay nada que enseñar ni buscar, todo ya está ahí.

A partir de ese momento comenzó el Zen, no la organización, sino su esencia, su espíritu, libre de toda creencia, organización, ritual, práctica, disciplina. Más allá de las palabras, definiciones o tradiciones.

Así también lo es la clave del despertar: siempre está ahí. De hecho, como insinuó Buda, no existe una "llave secreta". Simplemente abre los ojos, enciende la luz y observa.

"La distancia entre nosotros y el despertar es solo un pensamiento", nos dice la sabiduría Advaita.

Ahora bien, si no hay una clave, tampoco hay un "cómo". Así que Krishnamurti tenía razón. De ahí su insistencia en enfatizar la futilidad de las técnicas, prácticas o métodos. Ante tal pregunta, Krishnamurti solía plantear preguntas enigmáticas, como si fueran un koan zen:

"¿Cuál es el estado mental que de repente se da cuenta de que no hay un 'cómo'? ¡No hay necesidad de responder! ¡Experimenta! Permanece en ese estado. No hagas nada, no fuerces nada; ese estado es la Atemporalidad misma".

En otras palabras, ¡quédate ahí! Simplemente permanece en ese estado y obsérvalo. Y de repente, sientes una sensación de libertad y paz que nunca antes habías sentido. Pero entonces tu mente se entromete de nuevo y pregunta: "¿Seguro que ya está? ¿Ya está? ¿No necesito hacer ni practicar nada? ¿Y si no es solo eso?"

Entonces todo vuelve a empezar: el miedo, la duda, los pensamientos, la inquietud, la confusión, el dolor y la tristeza.

Pensemos en una ilustración conocida, pero que encaja bien con lo que intentamos explicar. Imaginemos un pez que de repente oye hablar de un "dios" llamado Océano. Se dice que es inmenso, vasto y profundo. Entonces este pez decide buscar a ese dios.

Pero no es una tontería hacer eso porque el pez ya vive y respira en el Océano, y por mucho que desee ver la inmensidad del Océano, nunca la verá. Solo necesita darse cuenta de que el Océano ya vive en él y que él vive en el Océano.

El pez necesita comprender que no hay nada que buscar ni ningún lugar a donde ir. Para encontrar al Océano, basta con comprender lo obvio: que ya forma parte de él. El Océano lo es todo en el universo acuático del pequeño pez: arriba, abajo, dentro y fuera de él.

Sé que es difícil entender que la práctica, el "cómo", el método, solo perpetúan el encarcelamiento de la Matrix. Esto se debe a que ya estamos tan dominados por la idea de "hacer" que no podemos aceptar otra forma de concebir las cosas, la vida y el universo. Pero siendo objetivos, ¿no sería una tontería?

Observemos las cosas sencillas de la vida cotidiana. Nada lo hacemos nosotros. La hierba crece independientemente de nosotros. El movimiento de las estrellas, la vida de nuestras células; todo, existe y se mantiene no gracias a nosotros, sino INDEPENDIENTEMENTE y A PESAR de nosotros.

Cuando el hombre hace o logra algo en el mundo, es de hecho un mero instrumento de la acción de fuerzas superiores. En realidad, la acción en sí no fue realizada por el hombre, sino a través de él.

Jesús nunca reivindicó el origen de sus poderes; Francisco de Asís le pidió a Dios que fuera un instrumento de paz; Gandhi nunca habría logrado la victoria sobre el Imperio inglés si una fuerza superior no lo hubiera guiado. Así sucedió con todos los grandes Reformadores y Benefactores de la humanidad.

De igual manera, el esfuerzo por alcanzar a Dios es ilusorio, como lo son todas las prácticas o disciplinas que pretenden conducirnos a lo Eterno, a lo Intemporal.

Al comprender esto, dejé de buscar y entonces emergió una dimensión donde las palabras no caben y las definiciones son impotentes. La búsqueda terminó, y si me preguntas: ¿la has encontrado?

No puedo responder. Esa pregunta es errónea porque presupone un "yo" buscador (EGO) y un "objeto" de la búsqueda (DIOS).

Lo que si uedo decir es que hay un estado en el que esa noción dualista desaparece por completo. Y no solo eso, sino que también desaparece toda noción de tiempo y búsqueda.

¿Y qué queda?

Solo experimentándolo pueden saberlo. No me atrevería a responder. Solo puedo afirmar que no tengo mérito, ni pretendo ser nada. Mi vida continúa con normalidad, pero hay un movimiento diferente, una nueva energía, un sabor diferente en todo lo que hago, practico, veo o siento.

Entonces me vas a replicar: "¡Ajá! ¡Te caché! ¡Dijiste que practicabas!"

Pero, ¿cómo decirlo? — La práctica ocurre, pero no hay un YO (EGO) practicando. Las acciones "ocurren" a pesar e independientemente del "YO". Sigo viviendo, haciendo casi todo lo que hacía antes, pero todo desde una perspectiva impersonal: no soy quien hace o deja de hacer.

Si la acción está presente, la observo. Si la sensación está presente, simplemente la observo. Si no está presente —nada cambia— la observación continúa. Solo hay OBSERVACIÓN sin el OBSERVADOR. Ese centro que juzga, compara, desea, comenta, nombra, altera, critica, está ausente la mayor parte del tiempo.


Quiero agradecerte si llegaste hasta el final de este texto. Espero que con este relato no quiera engrandecerme ni dar nada por sentado, sino ayudar a quienes puedan estar perdidos, confundidos y buscando desesperadamente una luz al final del túnel, tal como yo lo estuve una vez.

Finalmente, una última consideración, quizás la más importante: sin humildad no llegaremos a ninguna parte. La humildad y la valentía son esenciales en estos tiempos de crisis. Debemos aceptar nuestra propia insignificancia e impotencia.

Por eso es tan importante el autoconocimiento. No según "ideales" y proyecciones fantasiosas. No tiene sentido decir: "Soy la Luz", "Soy el Atman" (Alma). Esto solo fortalece y endurece el ego; es el ego quien afirma esas cosas.

¿Qué somos?

Observa y observa. Somos un revoltijo de recuerdos, deseos contradictorios, pensamientos reactivos, vestigios del pasado, sueños y proyecciones interminables; somos la eterna búsqueda de la perpetuación a través de una entidad falsa que usurpa nuestra verdadera esencia.

¿Quién tendrá el valor de ver la verdad sobre sí mismo?

Se requiere gran valentía y humildad para decir: "No soy nada, no sé nada y no puedo hacer nada. ¡Necesito ayuda!".

Esta actitud es un duro golpe para el ego. Es el primer paso en el camino hacia la LIBERTAD, la LUZ, la Paz y la Sabiduría. Sin abandonar el Ego, jamás abandonaremos la Matrix ni nos liberaremos de sus Ilusiones. Concéntrate en la clara percepción de "Lo Que Es", tanto dentro como fuera de ti. Ese estado de percepción es Atemporal, Eterno y libre de los tentáculos de nuestro EGO.

Liberarnos de las ilusiones que causan sufrimiento psicológico fue y sigue siendo, el objetivo principal de todos los avatares, yoguis, iluminados y sabios que han vivido en esta tierra.

¿Qué esperas?

¡MEDITA!






COMENTARIOS

Marcos: Maravilloso, te agradezco mucho tus palabras, tu cariño al compartir todo esto con nosotros. Alsibar, tus palabras son un testimonio vivo, algo muy importante, normalmente la mente hace de esto tan sencillo algo muy difícil e inalcanzable; tus palabras son sin duda lo que necesitamos escuchar, un testimonio de manera directa mostrándonos que es algo sencillo, directo, real en este momento para todos nosotros. Muchas gracias amigo.


Sergio: Tu relato y tu comprensión son muy buenos. Incluso si te hubieras quedado en un nivel teórico, habría requerido madurez, lo cual es poco común.

Observar esos "caminos evolutivos" de un "alguien" ficticio que busca "poseer" la Verdad por sí mismo, como si eso fuera posible. Esos son los egos espirituales exotéricos... ¡Gracias!


Nota de Cid: Esa es una confusión que cometen muchos buscadores, ellos creen que porque existe el camino de la observación directa (que es la que preconiza Krishnamurti) entonces los 'caminos evolutivos' no sirven.

Pero como se los he dicho en varias ocasiones, existen diferentes naturalezas humanas y por eso también existen diferentes caminos que llevan hacia lo divino, aunque también hay que estar conscientes que esos caminos van a ser deficientes si se toman inadecuadamente.


Sandra: Disfruto mucho de tu blog. Me siento muy identificada con tu búsqueda, y creo que es una búsqueda que todos compartimos. ¡Namaste!


José: Alsibar, me enorgulleció saber que un compatriota mío, tras tanta búsqueda, logró liberarse de las ilusiones de esta vida.

Tengo 91 años, medito dos horas al día y a lo largo del día intento comprender lo que dijo Krishnamurti: «El velo que nos separa se ha descorrido, oh Amado, tú y yo somos Uno».

Pero aún tengo muchas deudas que saldar, y mi mente sigue activando recuerdos de mi pasado, especialmente relacionados con la sexualidad y la agresión. He progresado al no permitir que esos recuerdos se proyecten.

Sigo por lo tanto en una fase de gran lucha, pero siempre con la esperanza de que «llegará el día».


Alsibar: Me alegra mucho saber que sigues en el camino. Pero, amigo, si me lo permites, deja de luchar antes de que sea demasiado tarde. Quizás ya llegó el día y no te has dado cuenta.

Muchas gracias por vuestros comentarios y tus amables palabras!

Un abrazo fraternal.










1 comentario:

  1. Yo también fuí un buscador de ese océano al que ya hacía parte y no me daba cuenta.

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