(Este artículo fue escrito por Alsibar quien ha estudiado mucho a los guías espirituales, y el texto original en portugués lo pueden leer en este link.)
De adolescente creía que para comprender un hecho, cualquiera que fuera, bastaba con simplemente saberlo. Por ejemplo, un accidente, un asesinato, unas elecciones, una guerra, etc., ocurría, y ahí terminaba la historia.
Pero yo estaba completamente equivocado. Mucho más tarde comprendí que detrás de todos los hechos hay algo fundamental que funciona como una especie de lente a través del cual se perciben desde un ángulo u otro: y es la narrativa.
Por consiguiente quienes crean la narrativa poseen el poder de ese lente, y ese poder es tan poderoso que puede cambiar el curso de la historia y el destino de pueblos y naciones.
Sí, vivimos en una guerra de narrativas, y no hay escapatoria. Nos bombardean a diario, desde la infancia y a través de los medios más simples hasta los más complejos, tanto que uno de los mayores desafíos que enfrenta el humano moderno es saber separar la narrativa de los hechos.
Ahora bien, si esta habilidad ya es difícil de adulto, imagínese cuando es niño o adolescente, aún incapaz de percibir que siempre hay una intención detrás de las narrativas.
Así el bombardeo de narrativas comienza allí mismo, en la familia, desde una edad temprana en donde nos enseñan narrativas religiosas y éticas que sirven a formar nuestros valores y personalidad.
Más tarde, en la escuela nos influyen con las narrativas históricas, políticas y sociales que dicen preparar a los jóvenes para la vida y el trabajo.
Luego vienen las narrativas mediáticas que supuestamente nos informan, pero que que en realidad nos manipulan más de lo que informan.
Entre los hechos y la narrativa se encuentra la verdad, y la gran dificultad es saber extraer la cáscara de manipulación y subjetividad de la narrativa para que solo quede la pulpa pura de la verdad.
Tomemos algunos ejemplos prácticos para ilustrar este tema:
¿Fue el excepcional período histórico brasileño entre 1964 y 1985 una dictadura militar o un régimen militar?
¿Fue el impeachment de Dilma un golpe de Estado o un acto democrático natural?
¿Y el impeachment de Collor?
¿Es Venezuela una dictadura o una democracia?
¿Es Maduro un tirano o un estadista democrático?
¿Es Lula un perseguido político o simplemente un político corrupto?
Y así sucesivamente.
Al leer cada una de estas preguntas, cada persona tendrá una reacción diferente dependiendo de su propia lente narrativa.
Conclusión
En un mundo cada vez más multimedia, el papel y la importancia de las narrativas no pueden ignorarse ni subestimarse.
Parte del proceso de autoconocimiento consiste en reconocer los propios filtros a través de los cuales percibimos, interpretamos y comprendemos el mundo.
Liberarse de estos filtros puede ser difícil e incluso doloroso, ya que puede implicar renunciar a las propias opiniones, convicciones y supuestas verdades.
Así que la próxima vez que escuches una noticia, recuerda que hay una narrativa por detrás, y que puede que no sea necesariamente la verdad.
Ser conscientes del papel de las narrativas como procesos de filtrado interno para interpretar y comprender el mundo exterior puede liberarnos de la tiranía invisible que nos reduce a meros títeres de ideologías, ya sean de izquierda, centro o derecha.
NOTA DE CID
Estoy totalmente de acuerdo con lo que dijo Alsibar.
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