Litelantes fue la segunda pareja que tuvo Samael, y en el libro "Litelantes, la Gran Estrella del Dragón", escrito por Jesús Alfredo Dosamantes, quien fue el secretario de Literantes, sobre los celos de Samael, ella relató lo siguiente:
CAPÍTULO: EL MARIDO
Los celos acaban un hogar, solía decir la maestra, así que insistía en que los cónyuges no cayeran en ese vicio.
La maestra [Litelantes] comentó que en un principio, cuando estaban recién casados, el abuelo [Samael] era muy celoso y para vigilarla cuando ella salía de compras siempre le mandaba un perrito blanco que no era otra cosa sino el elemental del borrachero o floripondio, mismo que adoptaba la forma de un perrito que la seguía y después le informaba al maestro [Samael] a dónde había ido su esposa.
El abuelo creía que ella no se daba cuenta, pero que desde luego ella se percataba de la presencia del simpático perrito. El maestro sentía celos especialmente del carnicero, prohibiéndole a su esposa que lo tratara. Pero como la maestra no tenía nada de que sentirse avergonzada y era el carnicero que mejor la atendía, ella continuó yendo a comprar carne con él.
Hasta que por fin se le quitó el arrebato de celos al abuelo, ya que el perrito siempre le informaba lo mismo, es decir que Dondita solo tenía relaciones de amistad con el cortés carnicero. Sin embargo, en lo sucesivo, ella procuró nunca salir sola de su casa y siempre se hacía acompañar de sus hijos o amistades, costumbre que nunca abandonó aún al quedar viuda.
Los hombres, como son tremendos, piensan que las mujeres van a ser igual que ellos, afirmaba la maestra. Por eso se vuelven celosos y no pueden comprender que una dama tenga una sana y simple amistad con los señores que trata. Afirmaba que en general ella prefería tener amigos hombres que mujeres, pues estas meten mucho desorden y buscan la crítica sistemática, si es que no buscan quitarle el marido a la amiga.
(Nota de Cid: eso fue justamente lo que hizo Litelantes, quien le quitó el esposo a Sara Dueñas, quien fue la primera pareja de Samael, destruyendo así un hogar que ya había sido constituido.)
También nos relataba la maestra que al inicio el maestro [Samael] era tan celoso que solía prohibir a los transeúntes que pasaran por la banqueta del frente de su casa, según esto para que no vieran a su mujer. Y aquellos que no le hacían caso se peleaba a golpes con ellos. De suerte que los caballeros en lo sucesivo procuraban evitar pasar frente a la casa de ese señor tan celoso.
Los celos del maestro llegaban a tal extremo que se molestaba porque su esposa se vestía bien y se arreglaba para ir de compras o sencillamente para estar en casa, inquiriéndola para que le dijera la razón de su arreglo. A lo que la maestra le respondía que ella lo hacía por respeto a él mismo, porque la gente iba a decir que tenía una esposa sucia y desaliñada.
Cuando le pregunté cómo se le habían quitado los celos al maestro, ella me respondió que primeramente lo logró no celándolo a él, y después porque ella con su conducta le demostró hasta la saciedad que no tenía nada que temer, que no había motivo de celos.
NOTAS
Ese perrito blanco no era un elemental porque los elementales son entidades sutiles que no pueden hacerse visibles en el plano físico.
Y el testimonio de Litelantes nos muestra que Samael era un hombre ordinario con los defectos de los hombres comunes. Nada del bodisatva y tantos títulos grandilocuentes que él se atribuyó.
Los defensores de Samael arguyen que esos defectos eran antes de que Samael se volviera "el gran salvador de la humanidad", pero eso es falso ya que Samael siguió mostrando sus defectos de personalidad hasta el final de su vida, e incluso se le incrementaron debido a que en sus últimos años mostró un cada vez más disparatado narcisismo, megalomanía, delirio, etc.
VIDEO
El canal en youtube 'La Cuarta Cámara" publicó este video donde habla de este asunto:
Y al final de ese video hace las siguientes preguntas:
¿Por qué si Samael aseguraba haber nacido con conciencia despierta, entonces andaba golpeando a los vecinos?
¿Acaso no aplicaba la clave de sol?
¿Por qué no se auto-observaba como se lo preconizaba a los demás?
¿Por qué Samael era tan celoso si supuestamente con su gran arcano podía desintegrar cualquier defecto psicológico?
¿Por qué un perrito tenía que vigilar a Litelantes si Samael afirmaba ser clarividente?
En definitiva parece que Samael no estaba tan iluminado como pretendía...
Litelantes era una gorda fea con cara de simio, se casaría con ella por interés.
ResponderBorrarConcurso de feas con Blavatsky
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