LAS PROYECCIONES ASTRALES QUE EFECTUÓ DAMODAR


Damodar fue discípulo del maestro Kuthumi, y con la ayuda de su maestro él desarrolló rápidamente la capacidad de poder viajar a voluntad con su doble astral. El coronel Olcott fue testigo de ello y en su libro "Las Viejas Hojas de un Diario III" escribió lo siguiente al respecto:


« La siguiente etapa de la gira que realicé en 1883 en el norte de la India siendo acompañado por varios miembros de la Sociedad Teosófica, fue la ciudad de Cawnpore, y recuerdo esa visita a causa de las pruebas que adquirí sobre el rápido desarrollo psíquico de Damodar.

Como ya lo he dicho en otra parte, en su infancia Damodar había recibido la visita de un glorioso personaje a quien más tarde, cuando Damodar se unió a nosotros, reconoció como uno de nuestros Maestros.

Entre ellos se establecieron estrechas relaciones de Maestro a discípulo, y Damodar se dedicó por entero al adiestramiento psíquico, observando un régimen, reservando horas especiales para la meditación, cultivando el espíritu de sacrificio y ocupándose día y noche hasta el límite de sus fuerzas en los trabajos del cargo oficial que le di en la Sociedad Teosófica.

El segundo día después de mi llegada a Cawnpore recibí de Adyar un correo reexpedido bastante voluminoso. Entre las cartas había una del señor Samuel Ward, fechada en Capri, Italia, conteniendo una carta para el Maestro Kuthumi, rogándome que si era posible la hiciese llegar a su destino.

Como Damodar se trasladaba todas las noches en su doble astral al ashram del Maestro [situado en los Himalayas], le di la carta diciéndole que preguntara si debía llevarla. Esto sucedió en la tarde del 4 de noviembre y estábamos en Cawnpore, provincia del Noroeste.

De Cawnpore fuimos a Luknow, donde todos mis instantes fueron ocupados por la rutina habitual; después seguimos hasta Bara Banki, y luego a Moradabad.


En Moradabad, Damodar me dio otra prueba de su capacidad recientemente adquirida de poder viajar en su doble astral. Él fue a Adyar [que está en el sureste de la India], habló con Blavatsky, oyó la voz de un Maestro que daba un mensaje para mí, y pidió a Blavatsky que me telegrafiase el resumen de todo eso para probarme la verdad de lo que él me afirmaba.

Contándome su viaje astral nocturno, dictó el mensaje tal como él lo había oído, y todos los que se hallaban en mi habitación firmaron un acta de su relato. Al día siguiente por la mañana, el cartero me trajo el esperado telegrama de Blavatsky, como es costumbre en la India para los telegramas “diferidos”.

Este telegrama corroboraba por completo el mensaje dictado por Damodar, y los testigos presentes firmaron otra vez, pero al dorso del mismo telegrama.

La Sociedad para las Investigaciones Psíquicas (SPR) ha hecho todo lo posible para dejar sentado en este caso el supuesto poco valor del testimonio de Damodar, y mi supuesta falta de sentido común, pero yo les presento honradamente los hechos tal como ocurrieron, y no me inquieto para nada de la opinión de sus miembros.


Aligahr estaba en seguida en el programa de esta gira, y el 12 de noviembre de 1883 tuvimos allí la continuación del asunto de la carta del señor Ward.

En el correo me dieron mi correspondencia de Adyar, y en una carta echada al buzón en el Cuartel General el día 5 de noviembre por Blavatsky se hallaba la carta misma del señor Ward a Kuthumi que yo recibí de Italia, según se recordará, y entregué a Damodar en Cawnpore el día 4, es decir, la víspera por la noche del día 4, es decir la víspera por la noche del día en que Blavatsky la depositó en el correo de Adyar.

El sobre traía el sello de la estafeta de Adyar con la fecha del 5 de noviembre y el de Aligahr del 10 de noviembre, porque los dos lugares estaban a cinco días de viaje, y era lo que tardaba el correo.

La carta me había esperado dos días en la estafeta de Aligahr.

Presento éste como uno de los casos más demostrativos de transporte de un objeto material entre dos lugares distantes, y el testimonio de las fechas en los sellos de ambas estafetas excluye toda idea de fraude.

Esa carta está aun en mi poder, y con mucho gusto la mostraré a quien desee verla, salvo a los directores de la S.P.R. cuya violenta injusticia con Blavatsky, la psíquica mejor dotada y más notable de nuestros tiempos, no permite dignamente a quienes han conocido sus méritos así como sus defectos, tener jamás nada que ver con ellos.

A propósito de ese viaje astral, Damodar me contó algo muy interesante. Dicha noche, en cuanto su cuerpo se durmió, él se precipitó hacia el ashram del Maestro en el Himalaya, pero al llegar supo que también el Maestro también había salido en su doble astral.

Por la fuerza de la atracción del Maestro, el discípulo se sintió sacado de allí y transportado con tanta fuerza y tan instantáneamente como si un rápido y profundo río le arrastrase en su corriente. Un minuto después Damodar se hallaba en Adyar en presencia del Maestro y de Blavatsky

Damodar tenía, según parece, la carta de Ward en la mano al dormirse, y la carta le siguió en el plano astral, transformándose, como es natural, en materia astral.

Damodar hablándole al Maestro de la mencionada carta, la vio en su mano, se la dio y el Maestro le dijo a Damodar que regresara a su cuerpo físico (que en ese momento se encontraba en Aligahr).

El poder de la ciencia oculta devolvió la carta a su estado físico, Blavatsky la tomó y me la envió al otro día al correo hacia Aligahr.

El resto de la historia ya la conocen. »
(Capítulo 3)











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