B.P. Wadia
fue un gran erudito hindú y teósofo, quien sobre esta temática escribió el
siguiente artículo para la revista “The Aryan Path”:
« Aun los sabios mismos han sido engañados respecto a lo que es
acción y lo que es inacción. Por lo tanto, te explicaré a ti lo que es
realmente la acción, a la luz de cuyo conocimiento quedarás libre de todo mal.
Uno ha de aprender cuál es la acción
que ha de ser ejecutada, y cuál aquella que no ha de serlo, y cuál es inacción.
El sendero de la acción es oscuro, y aquel hombre que ve la inacción en la
acción, y la acción en la inacción, es sabio entre los hombres, él es un
verdadero devoto y un perfecto ejecutor de toda acción. »
(Bhagavad-Gita, IV, 16-18)
Necesitamos una profunda percepción
para la comprensión de los términos “Karma” y “Dharma”. Y de entre los textos y
tratados filosóficos, el Bhagavad-Gita ofrece pensamientos profundos, a la luz
de los cuales diferentes personas forman sus propios conceptos de estas dos
palabras, que son de carácter arquetípico y encierran una filosofía compacta y
consistente que afecta a todos los aspectos del ser que el hombre es.
Naturalmente, cada uno tiende a
enfatizar su propia interpretación. El monoteísta, el politeísta y el
panteísta; el filólogo, el literato, el filósofo y el místico; e incluso el
político y el reformador social. Unos y otros formulan filosofías
contradictorias de la vida a la luz de su propia comprensión parcial del gran poema
que es el Bhagavad-Gita, y el cual expresa una alegoría sublime y una profunda
filosofía práctica.
Pero el Ocultista que trata de
comprender lo que ha escuchado de la Sabiduría de la larga línea de Sabios
ilustres y de sus compañeros de vida, él es humilde y cauto al presentar su
propia comprensión de los aspectos arquetípicos del Karma y del Dharma.
Por lo tanto aquí nos limitaremos a
una consideración de lo que se avanza en los versos antes citados. Estos tratan
del Camino de la Acción, Karma-Marga;
y ofrecen la filosofía de qué no hacer y también de qué si hacer. Pero a pesar
de ello, el Camino de la Acción permanece oscuro para la mayoría de las
personas.
Y una de las razones de que así sea
es la incapacidad que tienen los hombres de comprender que para que las
acciones sean verdaderamente justas y benéficas, uno debe poseer conocimiento y
también devoción (en otras palabras discernimiento). Pero la nefasta herejía de
la separación ha dado como resultado la división en tres senderos – los muy comentados: Karma, Guyana y Bhakti. Y el resultado
es que ninguno de esos tres caminos se entiende correctamente.
Examinando la Religión de las Obras,
ya que afecta a la propia vida rutinaria del hombre y a la relación con sus
semejantes, hay que considerar varios “qué hacer” y “qué no hacer” a la luz de
las enseñanzas del Bhagavad-Gita.
No estar inactivo es la primera de
las reglas que hay que efectuar, ya que la vagancia corporal, el letargo moral,
la indolencia mental son peligros graves que tocan al alma del hombre. En
cambio fuerte es el principio cósmico del movimiento perpetuo, y así se afirma:
“Nadie reposa inactivo ni un momento”, ya que incluso el pasar el rato
ociosamente es una acción en sí mismo.
Pero,
¿Qué acciones debemos de realizar?
Primero debemos de realizar nuestros
deberes congénitos, deberes que son nuestros por nuestro propio nacimiento. El
Dharma es el cumplimiento de nuestro destino construido por nosotros mismos a
través de un largo pasado; y este destino nos ofrece oportunidades para un
mayor desarrollo a través de la eliminación de defectos, para lo cual se
proporciona el entorno y las condiciones más adecuados como parte de nuestro
destino. Y para determinar cuáles son nuestros deberes congénitos, tenemos que
observar nuestras propias capacidades y limitaciones mentales y morales.
El segundo “no” reiterado en el Bhagavad-Gita
es: nunca intentes hacer el deber de otro. ¿Qué hay implícito en esto? Pues bien, la ley de la necesidad. Aquellos
actos que no son necesarios que hagamos, no pueden ser deberes obligatorios
nuestros. La regla de la necesidad nos ayuda a evitar muchas trampas y nos
ahorra el más precioso de los bienes que es: el tiempo.
El tercer “no” es no ser tentado por
deseos y lujurias. El universo está repleto de compasión, un poder divino y
lleno de gracia. Pero los seres humanos, escuchando los impulsos e
inclinaciones de los sentidos, se aprovechan del poder de la compasión sin
conocimiento, de forma egoísta y ególatra, y descubren la pasión en el cerebro
y en la sangre. Y esto tienta al humano a abandonar el camino del deber de lo
que es justo y bueno.
Ahora enfoquémonos en los aspectos positivos.
El primero de ellos es renunciar a
los frutos de la acción, pero no a la acción misma. Incluso cuando hemos
decidido luchar contra nuestras pasiones, necesitamos un campo de trabajo (Dharmakshetra).
No buscar frutos o recompensas
implica trabajar sin ser impelido por los gustos y las aversiones.
Sin embargo algunos argumentarán:
¿No son nuestros impulsos sensoriales y nuestros apetitos
carnales, parte de nuestro destino y Karma?
¿No deberíamos permitirles funcionar?
No
Dice el Bhagavad-Gita, debido a que esos impulsos fueron construidos por
nosotros mismos en el pasado, y en el presente deben ser vencidos. Nuestro Karma está
relacionado con nuestro Dharma; y si nuestro destino apunta a un defecto en
nosotros, entonces nuestro deber requiere que lo corrijamos. Por lo tanto, se
invita al remedio.
Hay tres motivaciones para la acción
correcta y, cuando el poder motor del deseo y la voluntad se utilizan para
guiarnos correctamente en la rutina diaria de la vida, caminamos rápidamente en
el Sendero de las Buenas Obras.
Y estas tres motivaciones son: Dana (caridad), Tapas (control reflexivo) y Yagna
(sacrificio iluminado), y son llamados los propios actos de Krishna.
Hay dos etapas principales
conectadas con las obras que son de Krishna. Primero, debemos establecer el
hábito de realizar actos de caridad correcta que no lastimen a nadie, luego
efectuar un correcto ascetismo que no dañe ni al cuerpo, ni a la mente ni al
alma, y finalmente llevar a cabo un sacrificio que no requiera ritos especiales
o ceremonias elaboradas, sino que otorgue a ciertos pequeños actos la pureza
del agua, la humildad de una hoja, la belleza de una flor, el alimento de una
fruta.
Este hábito de realizar diariamente algunos
actos de Dana, de Tapas y de Yagna, nos llevará a realizar todos nuestros
deberes para con el Rayo del Espíritu Supremo en el centro de nuestra
conciencia.
Los actos de la vida cotidiana, ya
sea en el hogar, en la oficina o en el club, deben de ser puros en sus motivos,
humildes en su ejecución, ordenados y pulcros para que sean hermosos y útiles
para el alma de todos. Así el hombre se convierte en “un perfecto ejecutor de
toda acción”.
No debemos ser apresurados; el arte
de realizar buenas obras, como el verdadero conocimiento, no se adquiere fácil
o rápidamente; por lo que nuestras aspiraciones deben ir de la mano con un
discernimiento cada vez más profundo que haga que las lucidas aguas de la sabiduría
broten espontáneamente.
Los buenos actos requieren
conocimiento, y la verdadera asimilación del conocimiento requiere discernimiento;
y estos tres van siempre juntos.
Sólo de este modo, el aspirante a la
vida recta podrá realizar a tiempo la instrucción que se encuentra en La Voz del Silencio y que dice:
“Tanto la acción como la inacción pueden encontrar espacio
en ti; y entonces tendrás tu cuerpo activo, tu mente tranquila y tu alma tan
limpia como un lago en la montaña.”
Cid me puedes ayudar, busque en tu Blog algo que se haya escrito o dicho sobre María. Sabes algo al respecto? o que tal vez pastor haya hablado al respecto gracias.
ResponderBorrarTodavía no he encontrado información interesante sobre María.
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