¿SE LOGRA PROGRESAR INVESTIGANDO EL ASTRAL?

 

En este artículo William Judge explica que las observaciones que se obtienen del astral no aportan un verdadero conocimiento, sino que por el contrario terminan por confundir enormemente al buscador.

 

« Quizás aquellos que se han involucrado en discusiones sobre si es más aconsejable familiarizarse con el plano astral y ver en él, que estudiar la metafísica y la ética de la teosofía, puedan ser ayudados por la experiencia de un compañero de estudios.

 

Durante varios años investigué y experimenté sobre la luz astral hasta que finalmente pude desarrollar la capacidad de mirar en ella y ver esas maravillosas imágenes de ese lugar que tientan tanto a los investigadores esotéricos.

 

Pero aunque en algunos grados el éxito siguió a mis esfuerzos en lo que respecta a ver esas cosas extrañas, no encontré ningún aumento en el conocimiento sobre la forma en que se hicieron visibles esas imágenes, ni sobre las fuentes de las que surgieron.

 

Yo poseía una gran cantidad de datos, pero cuanto más acumulaba, más lejos me encontraba de la comprensión de la ley que los gobernaba.

 

Entonces me volví hacia un maestro y él me dijo:

 

-      "Cuidado con las ilusiones del astral."

 

A lo que le respondí:

 

-      "Pero ese es justamente el plano de existencia que estoy estudiando."

 

Y él me contestó:

 

-      “Lo sé, y por eso te estoy advirtiendo, porque la substancia astral es la substancia más burda que compone a tu cuerpo sutil; y ese plano de existencia está lleno de ilusiones y también está plagado de entidades enemigas del progreso y atestado de los pensamientos de todos los malvados que han vivido en la Tierra."

 

Entonces yo le repliqué:

 

-      "¿Pero cómo voy a saber sobre algo a menos que lo investigue?"

 

A lo que él me contestó:

 

-      "Habrá tiempo suficiente para hacer eso cuando estés debidamente equipado para la exploración. Pero aquel que se aventura en un país extraño sin las provisiones necesarias, sin una brújula y sin estar familiarizado con las costumbres de los nativos, ese individuo corre peligro por querer explorar sin estar todavía preparado para llevar a cabo su investigación."

 

 

Entonces dejándome pensativo, busqué a los que habían incursionado en la luz astral y que estaban muy acostumbrados a explorarla todos los días, y les pedí que me comentaran la conclusión de sus investigaciones. Pero ninguno de ellos tenía una explicación válida, y todos ellos estaban confundidos y en desacuerdo los unos con los otros.

 

Y casi todos también ignoraban desesperadamente otras cuestiones esenciales. Ninguno era autónomo o desapasionado, sino que por el contrario movidos por los vientos del deseo, cada uno parecía anormal ya que mientras poseían el poder de ver u oír en la luz astral, en cambio no estaban equilibrados en todos los demás aspectos de su ser.

 

Más aún, todos ellos parecían estar en cierto grado intoxicados con la extrañeza de ese poder, ya que los colocaba en una sensación de encontrarse por encima de las otras personas, aunque en los asuntos prácticos esa facultad los dejaba sin ninguna habilidad.

 

Y examinando más de cerca, descubrí que todos estos "videntes" no eran más que semi-videntes, y apenas eso. Por ejemplo, uno de ellos podía escuchar sonidos astrales pero no podía ver visiones astrales. Otro podía ver imágenes, pero no podía escuchar ni sentir. Otro solamente era capaz de percibir símbolos. Y cada uno de ellos se burlaba del poder que poseían los otros, mientras que consideraban el suyo como el único genuino.

 

Volviéndome incluso hacia el gran Emanuel Swedenborg, encontré a un vidente de maravilloso poder, pero cuya constitución le hizo ver en el mundo astral una serie de imágenes que eran únicamente una extensión de sus propias creencias heredadas. Y aunque él había tenido algunas visiones de asuntos cotidianos reales ocurriendo a distancia, fueron tan pocas veces que solo se trataron de casos marginales.

 

 

Entonces se me hizo evidente uno de los peligros contra el que me había advertido el maestro. Y es que yo corría el riesgo de confundirme y nublarme la mente por la repetición de imágenes que no tenían ningún efecto saludable hasta donde llegaba mi experiencia. Así que nuevamente busqué al maestro y le pregunté:

 

"¿Tiene el plano astral algún poder para enseñarme y hay otros peligros además de los que ya he descubierto?"

 

A lo que él me contestó:

 

"En sí mismo el plano astral no tiene ningún poder para enseñarte, sino que por el contrario te puede confundir aún más debido a que contiene las impresiones hechas por los hombres en su ignorancia y locura. Incapaces de despertar los verdaderos pensamientos, y para empeorar aún más las cosas, la luz astral continúa infectando con el virus de esas vidas no guiadas.

 

Por lo que tú, o cualquier otro vidente, al mirar allí deformarán y distorsionarán todo lo que perciban y se les presentarán imágenes que participarán en gran medida de vuestros propios hábitos constitucionales, debilidades y peculiaridades. Por lo tanto la mayor parte del tiempo ustedes solo verán una copia distorsionada en mayor o menor medida de vuestras propias creencias.

 

En cuanto a los peligros, los riegos más extraños que te puedas imaginar están allí cuando se explora el astral con mayor profundidad, por ejemplo el morador del umbral se encuentra allí, construido por todo el mal que el hombre ha efectuado. Y nadie puede escapar de su acercamiento, y el que no está preparado para confrontarlo corre peligro de desesperación, de ruina moral, e incluso de muerte.

 

Por consiguiente, en vez de querer investigar el astral, dedícate mejor a tu desarrollo espiritual y a la verdadera instrucción, porque eso te permitirá progresar mucho más en tu evolución que estando cada vez más perdido observando la luz astral."

 

 

Entonces me dediqué como el maestro me lo había aconsejado, y descubrí que una base filosófica, una vez adquirida, mostraba claramente cómo llegar al desapasionamiento y facilitaba el ejercicio del discernimiento, al punto que incluso me permite aclarar seguido las muchas dudas que asaltan a aquellos que siguen enfocándose en la luz astral.

 

La regla para quien quiere ser discípulo es alejarse de todas esas prácticas de ocultismo hasta el momento en que él haya establecido una base segura de conocimiento, espiritualidad y ética; y sólo entonces se le permite ir más lejos en ese extraño mundo del que muchos exploradores desprevenidos han regresado despojados de la verdad, y a veces incluso despojados de la razón.

 

Además, sé que los maestros teosóficos han escrito estas palabras:

 

-      "Que la humanidad florezca a través del valor moral y la sabiduría, y abandone la búsqueda de los fenómenos."

 

¿Seremos nosotros más grandes que ellos y sin saberlo en nuestro engreimiento marcaremos el paso por el camino que lleva hacia la ruina?

 

 

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(Path, julio de 1890)