(Este artículo fue escrito por el académico brasileño Olavo de Carvalho, no concuerdo con todo lo que dijo pero algunas de sus explicaciones son interesantes, y pueden leer el texto original en portugués en este link.)
¿QUIÉN ES GURDJIEFF?
Rara vez alguien menciona a Gurdjieff sin agregar que es una figura "misteriosa", "controvertida" y otras cosas por el estilo, pero para mí él no es nada de eso ya que tuve la oportunidad de acceder a las enseñanzas espirituales de las tradiciones en las que él se basó (1) y no encuentro la más mínima dificultad en identificarlo como lo que realmente es: un instructor que las difundió parcial e incorrectamente.
La atmósfera de misterio que rodea su nombre es simplemente fruto de la ignorancia, aunque no siempre es ignorancia natural e innata, sino más bien es ignorancia artificial y deliberadamente promovida por aquellos interesados en mantener el misterio.
1. Su doctrina
Gurdjieff pasó por muchas escuelas esotéricas, algunas de ellas auténticas, otras degeneradas, sin permanecer en ninguna de ellas lo suficiente como para lograr cualquier resultado espiritual apreciable.
Sin embargo él no estaba realmente interesado en resultados espirituales (de los cuales alguien como él es, y sabe que está, a priori e irremediablemente excluido), y se limitó a recoger de cada una de esas escuelas, un determinado número de técnicas y palabras claves, referidas a los aspectos más periféricos y vistosos de esas enseñanzas, para componer con ellos una amalgama densa, opaca y oscura, que llegó a ser conocida como la "Doctrina Gurdjieff". (2)
Se constituye en el extranjero, de algunos cebos para atraer a los curiosos y a los insatisfechos; y en su interior una serie de capas concéntricas de enigmas y acertijos progresivamente irresolubles, hasta llegar a la oscuridad total.
Estos rompecabezas se construyen con elementos simbólicos, doctrinales y rituales extraídos de tradiciones espirituales auténticas, pero ofrecidas en un orden deliberadamente falso, y con una sucesión de pequeños fallos pero progresivamente aumentando las desviaciones, errores y elusiones, de modo que el uso de técnicas derivadas de ellos nunca puede conducir hacia los resultados beneficiosos que normalmente deberían producir en un camino espiritual tradicional.
La fascinación ejercida sobre las mentes de los intelectuales occidentales debido al desafío de descifrar “El enigma Gurdjieff” es prácticamente irresistible, pero ese enigma no fue hecho para ser descifrado, sino para devorar a quien cree en la posibilidad de descifrarlo. (3)
En realidad el estudio de la doctrina Gurdjieff y la práctica de sus "métodos" conduce a un estado de duda creciente y cada vez más opresivo; y a medida que la oscuridad se espesa en la mente del estudiante, este a menudo cae en la ilusión de "profundizar" en el conocimiento, cuando en realidad él se está hundiendo en la confusión.
Motivado por la creencia en el "prejuicio cartesiano" que da primacía a la duda sobre la certeza, el estudiante evalúa su avance en el conocimiento a través de la subjetividad individualista de su propia dificultad para comprender las preguntas, en lugar de guiarse por los criterios tradicionales, la evidencia y universalidad de las respuestas.
Y debido a un fondo de complejo de inferioridad que los instructores de Gurdjieff saben explorar con habilidad, el estudiante cae en la trampa de evaluar, paradójicamente, la supuesta luminosidad de la doctrina gurdjieffiana, en función a la densidad de la sombra que se proyecta en su mente.
Lo cual equivale a decir que la sabiduría del maestro se mide por la confusión que produce en sus estudiantes; e incluso hay un cierto placer masoquista en tono de consternación apática con lo que confiesan que son constantemente burlados por los "maestros" y frustrados en su intento de entender lo que continúa:
- "¡Pero es un maestro!" dicen.
Y la ilusión de poder algún día salir de ese enredo y convertirse a su vez en un maestro lleva al estudiante a permanecer indefinidamente bajo la fascinación de tales "enseñanzas" sin darse cuenta de que el "maestro" es a su vez un tonto en manos de otro más malvado, y así sucesivamente hasta la cumbre de un curiosa "jerarquía espiritual al revés"; sin rendirse consciente de que está siendo engañado por las contradicciones y pistas falsas sembradas a propósito en el camino.
Y también en parte impulsado por la ambición de descubrir algo que nadie supo nunca (sin darse cuenta de que esto lo aleja de la universalidad del quod omnibus, quod semper, quod ubique credita est, y lo encarcela irremediablemente en una estrechez subjetiva).
El estudiante desarrolla un sentido creciente y exagerado de complejidad y dificultad de preguntas, hasta que las verdades más comunes y obvias parecen estar sujetas a duda.
Al principio, esto puede Incluso parece una protección contra el aburrimiento, un arma contra la opresión de la "vida cotidiana", contra la tiranía de las creencias establecida en el mundo burgués; pero lejos de liberar a la persona, termina llevándola hacia una errónea sensación de impotencia y de la imposibilidad de saber algo; incluso sobre su identidad individual y los vínculos de sentimiento que tiene hacia sus seres cercanos.
Este distanciamiento provocado por la doctrina Gurdjieff frente a casi todo está en las antípodas de la universalidad tradicional, que hace que el hombre comprenda a todos los seres y cosas como si fueran letras o palabras en "discurso evidente" (4) que Dios dirige sin detenerse a todas las criaturas.
Y aunque este aislamiento subjetivo se parece más a la despersonalización esquizofrénica, que a cualquier estado conocido en el misticismo tradicional, el seguidor de Gurdjieff que llega a tal estado se aferra con cierto orgullo a su sentimiento, y comienza a verlos como incomprensibles y profano a todo aquellos que no se sienten como él, a todos aquellos que siguen viendo las cosas con una dosis normal de evidencia y claridad.
Hasta que llega un momento en el que al estudiante le parece un dogmatismo tiránico e intolerable la creencia de que los ojos ven, el agua moja y las gallinas ponen huevos.
Y cuando esta rebelión contra lo obvio llega al punto de convertirse en una incompatibilidad radical contra el hecho de que dos más dos son cuatro, entonces el seguidor de Gurdjieff está dispuesto a abandonar la etapa de discípulo y convertirse a su vez en un instructor de la doctrina Gurdjieff.
2. Lo que Gurdjieff tomó del sufismo: explicación del efecto
Este efecto es producto por la alteración intencionada de la armonía entre los ritmos de diferentes facultades cognitivas. La armonía que las prácticas tradicionales (particularmente el sufismo) se esfuerzan por mantener y fortalecer. (5)
El sufismo describe siete facultades intelectuales básicas, cada una correspondiente simbólicamente a un planeta en el sistema solar, y por consiguiente a un cierto ciclo o ritmo cósmico.
Y al igual que los ciclos planetarios tienen diferentes duraciones (28 años para Saturno para darle la vuelta al Sol, 12 años para Júpiter para darle la vuelta al Sol, 28 días para la Luna para darle la vuelta a la Tierra, etc.), también las diferentes facultades cognitivas funcionan según diferentes "velocidades" que sin embargo forman juntas el patrón armonioso del conjunto.
Esta armonía en el macrocosmos es posible porque entre los distintos ciclos existen ciertas analogías estructurales, debido a que a grandes rasgos se dividen en igual número de fases.
Podemos ilustrar esta analogía diciendo que la Luna viaja en 28 días las mismas direcciones del espacio que recorre Saturno en 28 años, es decir que en distintos momentos pasan por los mismos signos del Zodíaco, por lo que estos representan la "medida" de las diferencias entre los dos ciclos, y por lo tanto también es el parámetro de sus similitudes o su "punto de unión".
Tales analogías también existen entre las diversas facultades cognitivas de la psique humana. En el simbolismo tradicionalmente el Sol corresponde a la facultad principal que es inteligencia pura, mientras que Mercurio corresponde al pensamiento discursivo, Venus a la imaginación y la memoria, etc.
Y al igual que las direcciones del espacio, el punto de vista de la Tierra no está delimitado por nada más excepto por el movimiento aparente del Sol. Pues así también, según el sufismo, la inteligencia pura y supraformal establece y demarca los patrones formales, los moldes lógicos y simbólicos desde donde funcionarán las demás facultades.
De este modo, la continua concentración de la atención en un objeto único, trascendente y en sí mismo supraformal (Dios), acompañado de prácticas, rituales y morales encaminados para eliminar la dispersión y otros obstáculos psíquicos, eleva todas las facultades hacia la inteligencia pura, haciendo garantizar que todas las formas de representación formal compitan obedientemente para reflejar lo divino.
De esta manera la imaginación, la memoria, el razonamiento, etc., en vez de levantarse como obstáculos ante la verdad, se vuelven superficies translúcidas a través de las cuales lo puro y la forma supraformal captada por la inteligencia pasa como una luz a través de un cristal; y así todas las potencias del alma contribuyen armoniosamente a la visión intelectual de Dios, así como en el macrocosmos la armonía del sistema solar proviene de los vínculos de las órbitas planetarias con el eje solar.
Pero si en lugar de concentrar la inteligencia en un objeto único y trascendente (6) y disciplinar las facultades para que obedezcan a la inteligencia, en vez de eso bombardeamos cualquiera de las facultades con exceso de estímulos y solicitudes, el resultado será que los ritmos internos se desconectarán unos de otros y ya no podrán colaborar entre sí.
La víctima de este desorden ahora tiene dificultad, por ejemplo, para simbolizar con la imaginación lo que entendió con el pensamiento discursivo, o formular racionalmente lo que ha captado a través de su imaginación, o incluso condensar en decisiones y en actos de voluntad, lo que comprendido por medio de la imaginación. (7)
Pequeñas arritmias entre las distintas facultades son algo normal en la vida diaria, y puede ser superadas ya sea por esfuerzo voluntario, o ya sea a través de ayuda adicional brindada a algunas de las facultades.
Por ejemplo, un símbolo visual puede ayudar a la imaginación e integrar el conocimiento abstracto, un movimiento rítmico puede ayudar a condensar el pensamiento en un acto de voluntad, etc.
La adquisición de cualquier nuevo conocimiento también requiere de un retraso momentáneo, que luego se compensa con una mayor armonización y un mayor nivel de integración. (8)
La capacidad del aprendizaje puede ampliarse enormemente aumentando la tolerancia a estos estados de retraso. Esto depende del conocimiento doctrinal, así como la fe y la esperanza que sostienen el esfuerzo en momentos de oscuridad y confusión temporal.
Cuanto mayor y más prolongado es el esfuerzo luego recompensado por un conocimiento más profundo o más seguro. Como dice el proverbio: "Cree para que puedas entender; entiende para que puedas creer".
Pero –y aquí viene el Gurdjieffismo– es posible pervertir completamente este proceso, creando por un lado un estado de retraso crónico y creciente, y por el otro lado estimulando a la víctima a través de la atracción de una pseudo-recompensa que sustituye al conocimiento y la induce a buscar siempre una nueva brecha, una nueva disonancia, un nuevo desafío, sin haber logrado nunca superar el anterior. (9)
El desfase temporal puede producirse, como hemos visto, por la estimulación exagerada de las facultades inferiores (es decir, aquellas que en sí mismas tienen una baja capacidad de integración, como las sensaciones o los sentimientos), o incluso por la estimulación intencionadamente incoherente de dos o más facultades.
No describiremos aquí los procesos de desfasaje artificial generados por la escuela de Gurdjieff, porque son bastante conocidos, evidentemente, bajo la etiqueta de ejercicios para la integración de las facultades superiores del hombre.
3. Los ejercicios de Gurdjieff
Estudios recientes han demostrado que muchas sectas aberrantes emplean deliberadamente el juego de información y contrainformación para crear estados de confusión y dependencia en sus discípulos. Y Gurdjieff fue en el siglo XX el padre de todas esas técnicas.
Al autodenominarse a sí mismo "El Heraldo del Bien Venidero", Gurdjieff demostró que estaba consciente de la inminente invasión del mundo por la peste de los falsos gurús: Sun Myung Moon, Rajneesh-Osho, etc.
Sólo para dar un ejemplo de cómo funcionan las cosas, uno puede imaginar cuánto retraso de tiempo es posible generar cuando se le ordena a alguien trazar con sus pies una figura geométrica basada en la secuencia 2 x 1 = 6, 2 x 2 = 12, 2 x 3 = 22, y al mismo tiempo que recita en voz alta la secuencia 2 x 2 = 1, 4 x 4 = 13, 5 x 5 = 28.
O cuando se le ordena a alguien que corte un pino grueso con una cucharilla de café mientras al mismo tiempo memoriza un poema y recita un mantra sin cesar.
Esos son realmente ejercicios de Gurdjieff, y la atracción que despiertan en muchas personas reside únicamente en la expectativa de que sólo se cumplirían si tales ejercicios no hubieran sido especialmente diseñados para no llegar jamás a un final feliz y si no fueran continuamente sustituidos por nuevos y más intrigantes "desafíos".
La habilidad del instructor de Gurdjieff consiste en cambiar estos ejercicios (que pueden incluso darse en forma de situaciones de la vida real, sin que nadie te diga que son ejercicios) exactamente en el momento en el que la víctima está a punto de rendirse y admitir la derrota.
Esto crea un estado de anhelo permanente sin satisfacción, por ejemplo: el aumento del hambre termina constituyendo un sustituto del alimento.
El propio Gurdjieff decía que era necesario mantener a los discípulos "al borde del colapso nervioso". Una vez Gurdjieff, actuando irritado, preguntó a sus discípulos:
- "¿Creen que estoy aquí para enseñarles la masturbación?"
Ninguno de los presentes fue lo suficientemente sabio como para darse cuenta de que la única respuesta verdadera era: "Sí", ya que el exceso masturbatorio de desafíos infructuosos conduce a un estado que los griegos llamaban hybris y que significa la esterilidad a la que es llevado aquello que por la exageración, ha agotado sus posibilidades de parto armonioso y normal.
En cada paso de los ejercicios gurdjieffianos se invita al estudiante a avanzar un paso más en la escala de la esterilidad. Y el paso a un grado cada vez mayor de complejidad y dificultad se explica entonces como una ascensión en la jerarquía esotérica, y la satisfacción así dada al orgullo del discípulo funciona como una compensación por la derrota sufrida por la inteligencia y la voluntad.
4. La escuela de Gurdjieff produce el efecto contrario que producen las otras escuelas místicas
El endurecimiento de la inteligencia y la orgullosa inflación del ego son los criterios de ascensión espiritual en esa "escuela mística" única.
Se comprende entonces el sentimiento de "profundización" que experimentan los discípulos, y también el hecho de que se declaren poseedores de enormes "secretos", al mismo tiempo que dan signos cada vez más evidentes de degeneración intelectual, y que llegan incluso en los casos extremos al nivel de la estupidez.
Es una curiosa inversión de los procesos tradicionales en donde el desvelamiento de los misterios conduce hacia un estado de evidencia, de plenitud de inteligencia, de transparencia de la realidad.
Pero lo que sucede con las víctimas de Gurdjieff es que a través de una creciente opacidad, se desarrolla dentro de ellas un sentimiento de amor por el secreto como tal. Y en lugar de haber descubierto algún secreto, al contrario: lo que era obvio a los ojos de todos se convirtió en un secreto para ellos. (10)
Como símbolo de la capacidad de visión espiritual, el águila es para los místicos lo que el avestruz es para los Gurdjieffianos.
El proceso va acompañado de un sentimiento igualmente "secreto" de impotencia y rebeldía (sobre todo, rebeldía contra la inteligencia normal capaz de expresarse en formas transparentes), y es de este sentimiento oscuro, rencoroso y lúgubre de donde surge la impresión de intensidad emocional que transmiten estas personas, y que a menudo asusta a los espectadores, quienes a su vez caen en el trágico error de tomarlo como un signo de "intensa vida interior" y de creer que quien puede asustarlos también debe tener algo que enseñarles. Y así continúa el engaño (11), hasta alcanzar el ideal de la perfecta estupidez, coronado por el máximo grado de orgullo, pretensión y arrogancia.
En resumen, Gurdjieff convierte el oro en plomo: es un profesor del frustramiento, un vidente de la opacidad, es un ciego que guía a ciegos, es un transmisor de ceguera.
5. Inversión de símbolos
Esta alquimia invertida, de hecho no nos sorprende porque no es sólo en esto que Gurdjieff pone las cosas patas arriba. Él hace lo mismo con un gran número de símbolos tradicionales. Por ejemplo, en las obras escritas que compilan la doctrina gurdjieffiana:
Hussein que en el islam es el nombre del nieto del profeta Mahoma, se convierte en el nombre del nieto de Belcebú.
Judas es presentado como "el mayor santo del cristianismo".
Y el ser humano se convierte en "un cuerpo que nace sin alma" (sólo pudiendo adquirirla mediante los ejercicios de Gurdjieff y mediante –por supuesto– cierta cantidad de dinero), mientras que en las doctrinas tradicionales el alma precede lógica y ontológicamente al cuerpo, que no es más que su cristalización provisional.
Y hay más distorsiones.
Poner las cosas patas arriba es el trabajo por excelencia del “Adversario”, o en árabe: "Shai tan", que suele traducirse como Satanás, lo que no significa que Gurdjieff sea Satanás, sino simplemente un satanista.
Y la prueba de que él no es el diablo en persona es que sus delirios de grandeza lo llevaron a autodenominarse únicamente Belcebú, y en la religión cananea Belcebú se proclama ser un segundo Dios.
6. El escozor que provocaba Gurdjieff
Si Gurdjieff toma el olvido como conocimiento, es de esperar que también tome la debilidad como fuerza, y su famoso handblezoin (así le llamaban a la sutil corriente de "energía" con la que fascinó y perturbó profundamente a sus discípulos) pero de hecho esa sensación no es nada más que el efecto físicamente perceptible en la piel, de un cierto tipo de degeneración celular causada por la continua ruptura de la armonía orgánica.
Esta degeneración afecta a todos los órganos del cuerpo y en la autopsia de Gurdjieff no se encontró un solo órgano que no estuviera podrido –en una curiosa inversión de la incorruptibilidad de los cuerpos de los santos– y su efecto es tan devastador que la presencia del enfermo provoca temblores, escalofríos y sensación de debilidad en los presentes, sin que comprendan lo que ocurre. (12)
Y si a dichas personas en lugar de acercarse a Gurdjieff con la idea de que era un "maestro", se les hubiera advertido de que se trataba tan solo de alguien tremendamente enfermo, estas sensaciones no se explicarían fantasiosamente como muestras de "poder espiritual".
De hecho, si hay algún poder en ello, es del mismo tipo que poseen también los leprosos y los tuberculosos.
Este estado no es sólo provocado por la enfermedad, sino también es el resultado de ciertas operaciones que tienen como objetivo precisamente crear una capacidad de generar malestar, capacidad que constituye la base de innumerables juegos de manos posteriores.
La "técnica", conocida y denunciada miles de veces por todas las tradiciones, consiste sumariamente en cometer transgresiones metódicas y crecientes de todas las leyes morales, naturales y divinas (incluidas las leyes de la lógica y la gramática), hasta convertir al individuo en una especie de foco y compendio de desequilibrios y deficiencias, capaz de arrastrar al vórtice a todo aquel que se acerque, desprevenido, al borde del pozo.
Y por supuesto, el personaje en tales operaciones sólo permanece en pie después de cierto punto, gracias a quienes lo rodean y que le sirven de contrapeso a sus desequilibrios (y a diferencia de los grandes místicos que por definición disfrutan de una vida solitaria, Gurdjieff nunca estaba solo más que unos minutos).
7. El desequilibrio en el que caen los seguidores de Gurdjieff
Pero esa nefasta influencia provoca que quienes lo rodean, ellos mismos empiezan a necesitar contrapesos a su vez, lo que explica la voracidad con que las organizaciones de Gurdjieff atraen y consumen discípulos, generando con asombrosa velocidad multitudes de personas desequilibradas, hasta el punto de que en ciertos casos, suponen serias amenazas al orden social (como en el caso de Osho).
De ahí el miedo obsesivo que los Gurdjieffianos siempre tienen de que otros les "roben sus energías".
Las "técnicas" proporcionadas para evitar ese supuesto robo los colocan entonces en una actitud de permanente sospecha y acecho, y los trucos mentales que idean para librarse de sus supuestos enemigos les dan el aire vagamente lobuno (entre temeroso y feroz) de quien no puede dormir en paz.
Y este choque permanente y neurótico, tomado, para colmo de su ingenuidad, como autocontrol y vigilancia espiritual, es a su vez generador de nuevos e interminables desequilibrios.
El proceso funciona más o menos como el "movimiento perpetuo" descrito en el capítulo II de los Cuentos de Belcebú: partiendo del principio de que "todo cae" (al que llama "ley de la caída"). Y basta en cada nivel cósmico "quitar las resistencias de abajo" para que todo caiga indefinidamente a un plano cualitativamente inferior.
Ya sea una resistencia moral o algún punto débil en la estructura del pensamiento lógico de un individuo, el Gurdjieffianismo opera a lo largo de la "línea de menor resistencia" que puede hacer que lo fácil sea difícil, lo obvio oscuro, lo liviano pesado, y en poco tiempo hacer que un hombre normal se enferme, un intelectual se vuelva un idiota , y un hombre decente un ladrón. (13)
Es una inversión completa de la escalada espiritual. Como dice Whitall N. Perry: "El mal no tiene realidad propia, sino que se aferra como una sombra al lado oscuro de la manifestación, con la 'gravedad' o succión de su propio vacío". (14)
8. ¿Quién fue realmente Gurdjieff?
De lo dicho hasta ahora, es posible comprender que Gurdjieff –lejos de lo que quisieran imaginar aquellos que prefieren explicar todo a través de motivaciones simplistas y materialistas– no fue un simple “charlatán” en el sentido actual y humano del término.
Por otra parte, como evidentemente no es un maestro espiritual, sólo puede caer en la categoría de lo que algunas tradiciones llaman "ascetas malvados".
Son figuras que a lo largo de la historia, en tiempos normales, permanecen relativamente oscuras y desconocidas, pero salen a la luz plena de la escena pública en tiempos de extrema decadencia espiritual, como el final del Imperio egipcio, los últimos días de Roma o este atormentado final de la era cristiana.
Con toda su anormalidad, grosería, malicia y estupidez, tienen sin embargo su función en toda la economía cósmica. Su papel, dentro de la doctrina tradicional de los ciclos cósmicos, es promover y acelerar el fin.
Una vez eliminada la resistencia tradicional (ritual y legal) que durante tiempos normales de civilización los mantenía a una distancia saludable de la humanidad común, avanzan a través de los portales y se deleitan con los incautos.
Pocos son los que ante esta invasión recuerdan buscar refugio en las antiguas e infalibles defensas de la religión tradicional, defensas que mientras los ritos y preceptos permanezcan intactos, siguen vigentes hasta el último día.
Al contrario: la mayoría, si no se entrega como ganado al matadero, busca frágiles refugios a la sombra de explicaciones ideológicas y de evasivas pseudo-científicas de moda que no hacen más que facilitar aún más el trabajo del invasor.
Los "ascetas del mal" son técnicamente hablando, equivalentes a lo que en la mitología griega y también en el budismo se les llaman "titanes". Son seres que mediante esfuerzos aberrantes y sufrimientos —vueltos, en palabras del propio Gurdjieff, "contra la Naturaleza, contra Dios"— consiguen convertirse en el polo de vastos desequilibrios a su alrededor, arrastrando a muchos al vórtice de la disolución total e irremediable (para la que no hay recompensa espiritual).
Estas figuras no son del todo difíciles de identificar –excepto para aquellos que son completamente ignorantes de las doctrinas tradicionales– sino que la capacidad de identificarlas y evitarlas es incluso una especie de requisito indispensable y preliminar para aquellos que desean seguir un camino espiritual dentro del marco de las religiones tradicionales.
Muchos santos y místicos de las grandes religiones, antes de encontrar su camino, fueron víctimas de titanes disfrazados de maestros espirituales.
San Agustín fue engañado por los maniqueos, y el más grande hombre espiritual del Islam en nuestro siglo, el jeque argelino Ahmed El-Alawy, llegó a decir que «nunca ha habido un maestro espiritual a quien Dios no haya puesto a prueba, enviándole a alguien para engañarlo, ya sea abiertamente o a sus espaldas».
9. Deformación de la Eucaristía
Finalmente, un aspecto interesante del Gurdjieffianismo, y uno que los mismos Gurdjieffianos, incapaces de sacar conclusiones incluso de la evidencia más obvia, nunca comprenden, es el siguiente:
En su libro "Cuentos de Belcebú" Gurdjieff dice que el rito central del cristianismo, la Eucaristía, era un rito de “magia antropofágica” en el que Jesús habría dado trozos de su cuerpo para comer y sorbos de su sangre para beber. Y a esta "revelación" le siguen duras críticas a la Iglesia católica por haber "olvidado el significado original del rito".
Y por supuesto la interpretación dada por Gurdjieff contradice la letra de los Evangelios (que dicen que Cristo partió el pan y sirvió el vino, y llamó al pan «carne» y al vino «sangre»).
Y es evidente también que ofende el sentido estético más elemental y reduce el símbolo tradicional a un literalismo profanador y grotesco; y también es claro que es incompatible no sólo con el simbolismo cristiano sino universal, según el cual el pan representa la doctrina exotérica y el vino el conocimiento espiritual.
Pero lo más interesante es que Gurdjieff complementa la crítica ofreciendo una alternativa al "cristianismo decadente": afirma que su propia escuela no es otra cosa que el "cristianismo esotérico", es decir, el cristianismo original en su forma más pura e inalterada.
A la luz de estos datos, tenemos el deber de preguntarnos lo siguiente:
Los Gurdjieffianos y personas similares, siendo, como ellos mismos se llaman, "cristianos primordiales", ¿practican o no practican el rito esencial del "cristianismo primordial", tal como ellos mismos lo describen?
Si no lo practican, entonces su llamado cristianismo esotérico es meramente teórico, sin ningún fundamento material.
Y si lo practican, entonces son caníbales y no hay nada más que decir sobre este tema.
NOTAS
(1) Nos referimos a las grandes religiones universales, fuera de cuyo misticismo es imposible encontrar ninguna "enseñanza espiritual" que valga la pena. En otras palabras: el misticismo, de cualquier naturaleza, requiere una afiliación preliminar a una ortodoxia revelada (por ejemplo, el catolicismo, el judaísmo, el budismo, el islam, en sus formulaciones tradicionales) y fuera de esto sólo se tropieza con guías como Gurdjieff y similares.
(2) Todo lo que diremos sobre Gurdjjieff se aplica por igual a sus discípulos y seguidores, ya sean los que se presentan formalmente como discípulos, los que se afilian al "cisma" de Ouspensky, o los que se han extendido por el mundo bajo otras etiquetas y sin ninguna conexión visible con el Gurdjieffismo (Rajneesh, Oshawa, Pak Subuh, etc.), y finalmente a aquellos que en la mayor broma del siglo, se hacen llamar sus "amos" (Idries Shah, Ornar 'Ali Shah, etc.). En todos estos casos, las técnicas y doctrinas varían sólo en estilo y color local.
(3) Sobre el carácter premeditadamente insoluble de estos enigmas, véase el capítulo 1 de nuestro libro "Pseudo-Sufismo en Occidente".
(4) Corán, II: 1-2. Sobre este tema, véase por una parte Plotino, Enéada II, Tratado I I I, § 7; y por otra parte el simbolismo de las letras en el sufismo, tal como se expone en Martin Lings, "A Sufi Saint of the Twentieth Century", Londres, Allen & Unwin, 1973, capítulo VI I.
(5) V. Seyyed Hossein Nasr, El largo viaje, en parábola, Vol. 1 de febrero de 1985.
(6) El término "objeto" debe entenderse aquí en sentido figurado; En el proceso de realización espiritual, Dios es Objeto y Sujeto al mismo tiempo.
(7) La inconclusión, la extrema dificultad para sacar conclusiones de las premisas más obvias, que es un rasgo destacado de los discípulos y graduados de tales "enseñanzas", se explica así por el hecho de que el "tiempo" del razonamiento lógico se hace demasiado lento frente a la vertiginosa velocidad con que empieza a operar la memoria sensible o afectiva, sobrecargada de información; entre dos premisas y una conclusión, se introduce una avalancha de recuerdos automáticos que desvían el pensamiento de su objetivo.
(8) Toda “irregularidad” parcial queda así reabsorbida en la armonía del todo, y de ahí la idealización de la "búsqueda infinita del conocimiento" que es la inversión satánica del conocimiento infinito.
(9) Véase Fio Conway y Jim Siegelman, Snapping. La epidemia de cambios repentinos de personalidad en Estados Unidos, Ney York, Lipprncott, 1978.
(10) La secta de Idries y Ornar 'Ali Shah es una curiosa organización gurdjieffiana que se hace pasar por una tariqah (escuela sufí, es decir, de misticismo islámico), y llega incluso a utilizar el lema auténticamente sufí de que "el secreto se protege a sí mismo". Los discípulos no se dan cuenta de que en este caso están protegiendo el secreto de su propio acoso, incapacitándose así para cualquier enseñanza espiritual real.
(11) Pero la cólera tiene un dinamismo propio y acaba generando, en lugar de inteligencia, una malicia, una astucia capaz de toda sofistería: el trágico consuelo que ofrece la pérdida de la inteligencia es la capacidad de confundir, embotar y, finalmente, sofocar la inteligencia de los demás.
(12) Rom Landau, un famoso reportero, describe estas sensaciones, que experimentó durante un encuentro con Gurdjieff. Nosotros personalmente tuvimos la ocasión no tan memorable de sentir las mismas cosas en reuniones con un famoso "Gurdjieff" argentino, que sospechamos era uno de los muchos hijos que Gurdjieff engendró en sus discípulos en el Castillo Prieuré.
(13) La misma organización mencionada en la nota k confiesa abiertamente su técnica de eliminar las resistencias morales inferiores, ¡después de lo cual sus discípulos se convierten en "delincuentes, ladrones y mentirosos"! (Cf. Sufismo en Occidente, traducción brasileña, Río, Dervish, 1983, que es el «manual» oficial de esta pseudo-ta riqah.)
(14) Whitall N. Perry, Gurdjieff a la luz de la tradición, Bedfont, Middlesex, Perennial Books, 1970.
(2ª impresión, 1979, pág. 53, n. 18)
COMENTARIOS
Miguel: Esta publicación es brillante y la persona que la escribió también es brillante.
Reconozco plenamente la existencia de estos "métodos" o "trucos", que utilizan la manipulación de información y enseñanzas para hacer que los buscadores se hundan cada vez más en la oscuridad, la ignorancia y la impotencia, cosas que generan un sentimiento de profunda ansiedad, inconformidad y ira (porque la persona avanza indefinidamente buscando llegar rápidamente a la Verdad, pero ésta nunca le llega, lo que genera un sentimiento secreto de frustración y enojo).
La persona se sumerge en la atmósfera/vibración/frecuencia de todos estos sentimientos, y se convierte en un "receptor y emisor" de energías oscuras y negativas. Y al estar inmersa en esta atmósfera de bajo nivel, la persona se convierte en un blanco fácil para seres de bajo nivel de los más diversos órdenes.
Reconozco la existencia de estas cosas, e incluso sospecho de alguien relativamente conocido que es así, pero como no estoy seguro de él, omitiré mencionarlo.
Con Gurdjieff pasa lo mismo, nunca conocí ni estudié a Gurdjieff, así que no puedo decir nada sobre él.
Pero este artículo es excelente y vale la pena por sí solo. Si estás en contacto con alguna enseñanza o doctrina llena de contradicciones que te adentra cada vez más en la oscuridad (en la que la enseñanza afirma que allí se esconde el conocimiento de un gran secreto o misterio), lo mejor es que te mantengas alejado porque es posible que ese buscador se esté metiendo en muchos problemas.
La Verdad no está oculta a los ojos de nadie, al contrario, se preocupa de no ser secreta, de no ser misteriosa y de ser simple y universal
David: Texto sin compromiso de objetividad... Tan subjetivo como el propio Gurdjieff.
Alsibar: Hay cosas con las que no estoy de acuerdo con este artículo, sin embargo es muy bueno en algunos aspectos, por lo que vale la pena leerlo.
Sergio: Conozco las técnicas de Gurdjieff y el filósofo que publicó este texto arriba tiene razón, Gurdjieff es un mago negro o un titán del mal. Sus estudiantes que buscan conocimiento y reconexión con las leyes mayores son sus víctimas inmediatas.
Lo peor es que quienes buscan una mayor conciencia son victimizados por gente como estas.
Las enseñanzas de Gurdjieff son sobre la auto-aniquilación y producen las peores auto-obsesiones que existen. Entre diez verdades, si solo una es mentira, puedes tirar las diez porque ya están contaminadas. todo esto es como pocas personas lo analizan y sacan a la luz la discusión, la mayoría termina promoviendo teorías falsas como buenas y publicitando inconscientemente una doctrina que es dañina.
Daniel: Olavo de Carvalho no se cansa de pasar vergüenza. Lean a Gurdjieff y saquen vuestras propias conclusiones.
Lean "Encuentro con hombres notables" y conocerá a Gurdjieff a través de ese libro. Sin embargo, sus enseñanzas prácticas (algunos fragmentos) sólo se encuentran en unos pocos libros.
Gurdjieff no permitió que se transcribieran sus conferencias. Dijo que el conocimiento sólo debe ser accesible a quienes lo buscan por su propia voluntad. Y el mundo actual no quiere saber nada más allá de lo habitual.
Sergio: Este es un tema muy bueno y honesto que desmitifica, con la pericia de alguien que si conoce sobre el tema a Gurdjieff que con sus técnicas infernales llevó a sus desafortunadas víctimas al profundo asco, la locura y el suicidio.
Durante mucho tiempo este malvado gurú se le presenta como una buena persona, pero sus víctimas y los investigadores de sus pseudotécnicas lo han desenmascarado por completo.
María: En pleno 2019, las acciones del señor Olavo hablan de su sabiduría. Olavo de Carvalho afirma que es católico practicante, a pesar de estudiar el sufismo.
El Filósofo Olavo utiliza las gafas de la razón subjetiva (la única que practica) y el escudo del catolicismo romano para analizar las prácticas gurdjieffianas.
Las prácticas de Gurdjieff son objetivas, con resultados objetivos, por lo que la lente de la intelectualidad subjetiva/especulativa es insuficiente y muy superficial para buscar a tientas los resultados objetivos del desarrollo de la cognición objetiva.
Olavo de Carvalho, teorico de la ultraderecha y referente filósofico de Bolsonaro.
ResponderBorrarEl gran Olavo, enemigo acérrimo de Gurdieff y de Blavatsky, a quien consideraba la embaucaudora más perniciosa del siglo xix.
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