EL REY SALOMÓN EXAMINADO POR NICOLÁS ROERICH

 
(Este es el capítulo 24 del libro Shambala de Nicolás Roerich.)
 
 
 
REY SALOMÓN
 
Leyendas de Oriente. ¡Qué inesperadas son! Y qué pensamientos modernos nos revelan. Qué conmovedor es sentir en los mitos de los lugares remotos de Asia un concepto tan relacionado con nuestras propias aspiraciones y con nuestros propios entusiasmos.
 
Por ejemplo en algunas leyendas se habla de extrañas enfermedades que ahora aparecen y todos los médicos occidentales compartirán el interés por los procesos aún no descubiertos del organismo humano.
 
Y también las leyendas hablan de ríos subterráneos, y la mente sigue los modernos sistemas de riego y rejuvenecimiento de los desiertos.
 
Y también hablan de los tesoros ocultos que la naturaleza ha cedido a la humanidad, y uno sonríe observando los reservorios de petróleo de Asia y admirando las montañas de hierro y cobre.
 
Es como un cuento de hadas.
 
 
Hoy las portadas de todos nuestros periódicos están dedicadas a los audaces intentos de conquistar el espacio y el aire. ¡Y en los desiertos arenosos tu guía, caminando rítmicamente en su camello, te habla del aparato volador del rey Salomón!
 
En estos viejos símbolos no sientes una superstición desgastada. No, hay un pensamiento de belleza y un sentimiento de evolución. Las mejores imágenes son recopiladas por las personas en torno a estas hermosas posibilidades y en nombre de la evolución.
 
Hasta ahora, en la concepción de la gente, el rey Salomón se eleva en su milagroso dispositivo volador sobre los vastos espacios de Asia. Muchas montañas en Asia están coronadas con ruinas o con piedras que tienen la huella de su pie o de sus rodillas, como evidencia de sus largas oraciones. Estos son los llamados tronos de Salomón.
 
El Gran Rey voló a estas montañas, alcanzó todas las alturas, dejó atrás las preocupaciones del gobierno y aquí refrescó su espíritu. La montaña de Salomón, los tesoros escondidos de Salomón, la sabiduría de Salomón, el poder misterioso del anillo de Salomón, el sello de Salomón, con su poder para discriminar entre la Luz y la Oscuridad, ¿a quién más ha prestado Asia tanta admiración y tanto respeto?
 
 
 
La fábula de las abubillas
 
Los mayores misterios y fábulas se atribuyen al nombre de Salomón. La abubilla, considerada la más oculta de las aves, también está vinculada por la leyenda al rey Salomón. Las abubillas custodiaban el descanso del rey Salomón en la época de su gran obra.
 
Al regresar de sus labores, el rey preguntó a sus pájaros qué deseaban como recompensa, y ellos respondieron:
 
-        “Danos, oh Rey, tu corona de oro, es tan hermosa y no hemos visto nada más maravilloso que a ti mismo cuando te pones la corona.”
 
El rey sonrió y les dijo:
 
-        “Pero, amados míos, mi corona es pesada. ¿Cómo podéis desear llevar tal carga?
 
Sin embargo, los pájaros continuaron rogándole por su corona y el rey ordenó a su orfebre que hiciera coronas en miniatura, copias exactas de la suya, y estas fueron colocadas sobre las cabezas de los pájaros.
 
Poco tiempo después los pájaros volvieron al rey con sus cabecitas caídas bajo sus coronas doradas, y apelaron al rey:
 
-        “¡Oh Rey! Libéranos de estas coronas. Tenías razón en tu sabia advertencia. ¿Qué podemos saber nosotros, pequeños? ¿Cómo podíamos saber que detrás del brillo y el encanto yacen tales cargas? ¡Libéranos, oh Rey!”
 
Y el rey les respondió:
 
-        “Ahora veís a dónde os ha llevado vuestro deseo de llevar una carga sobre ustedes. ¡Os concedo vuestra nueva solicitud! Se quitarán las coronas de oro, pero debeís llevar un recuerdo de vuestro insensato anhelo por una corona. A partir de ahora llevareís una corona de plumas. Esta no os sobrecargará, sino que sólo será una corona del reino secreto que conocisteis cuando servisteis en mi obra.”
 
Y así sucedió que la abubilla, el ave más oculta, conocedora de muchos secretos, todavía lleva una corona de plumas. Y cada vez que este pájaro sigue una caravana o un barco, la gente dice:
 
-        “¡Este será un buen viaje, el pájaro del rey Salomón lo sabe!”
 
 
 
La fábula de las hormigas
 
Otros animales también sirvieron al rey. Un musulmán que llegó a Cachemira con su caravana a través de la frontera afgana, nos dijo que incluso las hormigas ayudaron al Gran Solimán a construir el templo. Comenzando con los grandes genios, los espíritus del aire y del fuego, hasta las hormigas, todos trabajaron en la construcción. Y en incesante oración, el rey Salomón controló sin interrupción, el trabajo de las fuerzas de la naturaleza para la creación de su maravilloso Templo.
 
Cuando la fuerza del rey comenzó a desvanecerse y supo que su hora de pasar a otro mundo estaba cerca, ordenó a los Jinns que completaran el edificio sin él, pero los espíritus elementales tempestuosos respondieron que en la tierra aceptarían someterse solo a él, pero que sin él ellos eran libres.
 
Entonces el rey Salomón, fortaleciéndose espiritualmente y apoyándose en su bastón, permaneció en el Templo, convocando todas sus fuerzas a la tarea. Y aunque en ese momento partió su espíritu, el cuerpo quedó inmóvil y erguido para que los tempestuosos genios no se fueran volando.
 
Y ningún ser vivo ni ningún genio supo que el espíritu del rey ya se había ido, ni se atrevieron a acercarse al Gobernante inmóvil. Pero cada uno se esforzó al máximo para terminar el edificio. Y el Templo se completó, pero el Gobernante permaneció inmóvil.
 
¡Quién se atrevería a perturbarlo en sus aspiraciones!
 
Pero el colaborador más pequeño del rey, la hormiga, comenzó a roer el bastón del rey hasta que la madera, habiendo sido devorada, el cuerpo del rey cayó y todos vieron que su espíritu se había ido. ¡Pero el Gran Templo permaneció!
 
 
 
Otras fábulas
 
Pero el rey Salomón no es solo un gobernante celestial. Baja al pueblo y como otros gobernantes de Oriente, se cambia de ropa y se mezcla con la multitud para penetrar en todos los secretos de su vida.
 
Su anillo con la piedra milagrosa, en la que se asentaron los cimientos del Mundo, el rey Salomón lo dejó en custodia con su esposa, la princesa de Egipto. Pero mañoso y astuto era el sumo sacerdote egipcio, quien disfrazado de rey, tomó posesión del anillo. Y ahora el gobernante está condenado a muchos años de vagar, hasta que se restablezca la Verdad.
 
Así la gente relaciona todo lo único y extraordinario con el rey Salomón. Ascendió a las montañas, descendió bajo tierra, se encontró con reyes y desapareció entre la multitud de personas.
 
 
 
Asociado con otros soveranos
 
En el antiguo reino de los uigures, donde ahora viven los musulmanes creyentes, el nombre de Salomón está relacionado con el de Alejandro Magno, o con el gran Akbar. A veces se reconocen las mismas leyendas que adornaban al Rey Unificador de la India:
 
-        “¿Parece que las mismas cosas también se cuentan de Akbar, llamado el Grande?”
 
El anciano musulmán de barba gris con su turbante verde, que ha cumplido su peregrinaje de arrepentimiento a La Meca, inclina la cabeza:
 
-        “Ambos Gobernantes fueron sabios y grandes. Al ver dos montañas nevadas, ¿cómo intentarías describir sus diferencias? Ambos brillan bajo los rayos del sol. Acercarse a ellos es igualmente difícil. ¿Quién se atrevería a atribuir a un Gobernante lo que puede ser común a ambos? Es cierto que el Gran Akbar no abandonó los límites de la India. Fortaleció la tierra desde adentro y no sabemos para qué le sirvieron los genios. Del Rey Salomón todo el mundo sabe que voló por toda la tierra y que aprendió la Verdad en todas las tierras y que incluso había estado en las estrellas lejanas. Pero ¿quién puede juzgar desde abajo de dos cumbres nevadas? Incluso usamos anteojos oscuros para proteger nuestros débiles ojos de su brillo.”
 
Talai-Pho-Brang, 1928.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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