¿CÓMO PUEDE EL AMOR SER LA LEY PRIMORDIAL, SI EL MUNDO ESTÁ LLENO DE ODIO?

A esta pregunta, el maestro Pastor respondió lo siguiente:

« Para comprender esto, ustedes primero tienen que captar la unidad que hay en la vida, porque sin eso, los entendimientos que ustedes traten de adquirir no les podrán traerles la iluminación.

Entonces primero deben de encontrar esta unidad, pero no pensando que todos los humanos son hermanos y hermanas, y que por lo tanto ustedes deben de ser amables y ayudarse mutuamente y quererse mucho, etc. No. Eso es moralidad. Pero no se debe confundir la espiritualidad con la moralidad, porque es muy diferente e incluso pueden llegar a ser divergentes.

Cuando un humano se pregunta "¿Es que yo soy amor?" porque quiere comenzar un camino de discipulado, pero duda de su capacidad de ser amor, entonces se dice a sí mismo:

-      "Bueno, para tratar de ser como Dios, intentaré amar a todos, ayudar a todos lo más que pueda y no juzgaré a los demás."

Y así ese humano se crea un automatismo que es algo bueno en un comienzo, pero que si la persona se queda anclada solamente en esa programación, en ese comportamiento psicológico, en ese comportamiento moral. No podrá descubrir la realidad de los conceptos que está tratando de vivir.

Y es por eso que hay miles de discípulos en el mundo que se dicen a sí mismos:

« ¿Pero por qué esto no funciona?  Ayudé a mi vecino, y también ayudé a este otro individuo, y a todos los demás. Les di de mi apoyo, le di de mi tiempo e incluso les di de mi dinero. Pero a pesar de toda las buenas cosas que he hecho, nadie me quiere, nadie me lo valora, sino que por el contrario varios individuos me han engañado, han abusado de mi amabilidad, de mi compasión, e incluso me han estafado y humillado.  ¿Qué está pasando? »

Y es en ese punto que el discípulo ya no comprende en qué realidad él está viviendo, porque por un lado le dicen que Dios es amor y que Dios es todo. Pero por el otro lado, después de haber tratado de vivir la realidad del amor y la hermandad, él no vio que esta realidad se le regresara hacia él.

Entonces comienza a dudar de la veracidad de esta realidad divina que le enseñaron. Y ese es el enigma que tienen muchas personas y eso es lo que rompe el coraje y la fe de muchos discípulos.

Así que te digo, a ti discípulo, no trates de ser algo que no sientes, y especialmente no trates de hacerlo en nombre del cielo. No te obligues a ser amor cuando aún no lo sientes. Y si por el contrario sientes odio. Pues bien, se el odio. Pero en cambio lo que si te pido es que no golpees a los demás con tu odio.

Se el odio en tu interior y obsérvate y trabaja sobre ese sentimiento, para que así lo puedas integrar y transmutar. Pero en cambio no lastimes a los otros humanos con tu odio. Y eso es lo que las personas no entienden, y eso es lo que crea tantos problemas en el mundo.

Un individuo que es el odio, y que no sabe cómo ser otra cosa, no va a tener la idea de ser responsable, y de asumir su odio y de tratar de comprender y poner fin a su odio. Porque deben de saber que es solo después de haber experimentado y de haber exorcizando esa experiencia que el humano se liberará de esa corteza ilusoria.

Pero en lugar de hacer eso, el individuo sufre a causa de ese odio y se dice que alguien tiene que pagar por eso, y dado que él no es el que hará el esfuerzo para mejorarse. Pues entonces ese sufrimiento tendrán que pagarlo los demás.

Ese es el drama de Abel y Caín. Ninguno de los dos hermanos era malo, ni siquiera el que luego se comportó de manera malévola. Pero resulta que había uno que él era él mismo y sabía que lo era. Y había el otro que no sabía que lo era, y como no sabía que lo era, por eso actuó de la manera opuesta a su verdadera naturaleza, o sea lo opuesto al amor, lo opuesto a la luz, lo opuesto a la abundancia, lo opuesto a la inmortalidad, lo opuesto al resplandor y a la felicidad.

Cuando los humanos no saben quiénes ellos son realmente, ellos viven automáticamente en la negación de su ser.

¿Y cuál es la negación del ser?

Si en verdad eres inmortalidad, pues bien, cuando vives en la ignorancia de esa inmortalidad, entonces vives en la negación de la inmortalidad, o sea en la mortalidad.  Y si vives en la ignorancia de la felicidad, pues entonces eres la infelicidad. Y si vives en la ignorancia del amor, pues entonces eres el odio. Y el hombre que vive en la ignorancia de sí mismo termina siendo lo opuesto a sí mismo. Y esto a pesar de su naturaleza divina que lo constituye.

Y así, en lugar de exorcizar este opuesto para transformarlo y hacerlo positivo, para restaurar la conciencia de todo lo que no es consciente. El hombre saca su veneno hacia los demás, y ese es el gran problema de la humanidad.

Pero esto no debe verse como un error de la creación, sino que debe entenderse como una necesidad en el proceso de la evolución.

Ustedes comprenden muy bien que cuando nace un niño, él no puede ya, desde el comienzo de su existencia, saber leer, escribir y distinguir lo que es bien y lo que es el mal. Y por lo tanto ustedes comprenden que el niño primero necesita aprender.

Pues bien, hagan el mismo esfuerzo de comprensión hacia el comportamiento que tienen los demás humanos, y hacia la imperfección que muestra la sociedad, y hacia los defectos que ustedes mismos tienen. Y así es como el verdadero amor, la verdadera tolerancia y la verdadera comprensión surgirá en ustedes.

Porque si no entienden esta necesidad, este mal menor para poder acceder a un bien mayor, entonces no entienden por qué si los maestros dicen que Dios es amor, por qué entonces el mundo está tan lleno de odio. Y ya no comprenden nada de la creación.

Y en esas circunstancias ustedes no puedes ser amor. Y tampoco puedes aceptar la necesidad de sufrir por los demás, y se preguntan por qué el propio Jesús sufrió.

¿De qué sirvió su sacrificio si los hombres siguen matándose entre ellos?

Y para comprender el sacrificio que hace la vida hacia la vida misma, y por lo tanto de aquellos que ya se encuentran más conscientes, de aquellos que ya se encuentran más despiertos, y que en un acto de amor se sacrifican para ayudar a los otros humanos que todavía se encuentran demasiado dormidos, y que por consiguiente corren el riesgo de hundirse en el abismo.

Si ustedes no comprenden eso, entonces no pueden participar ustedes mismos en el gran plan del rescate del mundo, y ser uno de los instrumentos de Cristo para recuperar a cada una de las ovejas perdidas.

Entonces, conocer la verdadera naturaleza del Universo de que todos somos Uno, desencadena el verdadero amor. Y aquí no estoy hablando de los diversos grados del amor, que estos sean emocionales o espirituales e incluso iniciáticos. Estoy hablando del amor verdadero.

Por que de hecho,

¿Qué es el amor?

Y la respuesta es que el amor es la presencia.

Todas las cualidades divinas, todos los atributos divinos provienen de una sola esencia que es la presencia. Y cuando ustedes son esa presencia, entonces tiene lugar el amor, tiene lugar la abundancia, tiene lugar la inmortalidad. Pero mientras que ustedes estén fuera de esas realidades, ustedes estarán en la negación.

Y lo que ustedes llaman evolución no es otra cosa que salir de esa negación para ir hacia la presencia. Así que no piensen que la evolución es una trampa, no piensen que la evolución es un juego de mal humor. No. Para nada. Es simplemente porque ese es el movimiento de la vida.

Y seguramente después de haberles dicho todo esto, algunos de ustedes me dirán que ese movimiento no les gusta, y que ustedes no están de acuerdo con tener que descender a la materia y sufrir para llevar a cabo toda esa evolución.

Y a esas personas que piensan de esa manera yo les respondo:

Comprendo tu enfado, pero cálmate porque ese movimiento es una necesidad y las chispas divinas son ampliamente recompensadas por sus esfuerzos. Además, lo que ustedes más quieren es precisamente hacer ese viaje porque eso les permite regenerarse y perpetuarse.

Entonces calma tu revuelta, porque esa es la negación que hay en ti y que te hace reaccionar de esa manera. Esa es la negación que hay en tu interior y que no puede imaginar que en realidad eres todo lo contrario de lo que actualmente crees que eres, es decir que en realidad eres luz, eres belleza, eres abundancia. Esa negación no quiere admitir eso, y es por eso que rechaza la evolución.

Por eso te digo: no reacciones, no te debatas, no te rebeles, no sientas ni trates de concluir que la evolución es un juego pernicioso. Detén ese sentimiento. Suspende en ti mismo ahora lo que es la negación, pero incluso también suspende en ti lo que es positivo. No seas nada, ni negación, ni consideración.

Detente, y es cuando estés suspendido que surgirá la presencia, y es en ese resurgimiento de la presencia es cuando entenderás quién eres realmente.

En cambio, no comprenderás quien eres mientras estés luchando y en conflicto con esta verdad que te estoy diciendo. Porque de hecho, lo que estoy afirmando no es algo que ustedes puedan aceptar o rechazar como si fuera un objeto que reciben. Tu divinidad es parte de ti porque eres tú, solo que tú no estás consciente de ello.

Y tu divinidad no es un yugo que soportar, no es una esclavitud que vivir. No. Todos estos son obstáculos que se erigen mientras la negación esté en tu interior, y mientras todos los opuestos de Dios estén en ti. Y por lo tanto, mientras el diablo de manera simbólica siga agobiándote.

Todo esto se va desarrollando a medida que avanza la evolución, y luego, en un día muy preciso, se realiza la evaluación final, es decir que se disuelve la última negación. Y eso es lo que está representado en la Biblia, cuando Jesús se encuentra con el diablo en el desierto. »

(Conferencia del 29.07.87)