(Este es el capítulo 17
del libro Shambala de Nicolás Roerich.)
ALABANZA A LOS ENEMIGOS
¡Y así hablaremos! Tú impedirás y
nosotros construiremos. Retrasarás la estructura y nosotros templaremos nuestra
habilidad. Apuntarás todas tus flechas y levantaremos nuestros escudos.
Mientras compondrás estrategias sutiles, ya nosotros ocuparemos un nuevo sitio.
Y donde tendremos un solo camino, tendréis persecución para probar cientos. Tus
trincheras no harán más que señalarnos el camino de la montaña. Y cuando
dirijamos nuestros movimientos, tendrás que compilar un voluminoso libro de
negaciones. Pero estas compilaciones no nos estorbarán.
En verdad no os es grato enumerar
todo lo que se hace contra vuestros reglamentos. Tus dedos se entumecerán al
contar con ellos todos los casos de prohibiciones y negaciones. Sin embargo al
final de todas las acciones, la fuerza permanecerá con nosotros porque
disipamos el miedo y adquirimos paciencia, y ya no podemos estar defraudados. Y
sonreiremos ante cada una de tus muecas, tus maquinaciones y tus silencios. Y
esto no porque estemos especialmente ungidos, sino porque no amamos los
diccionarios de la negación. Y entramos en cada batalla solo con un plan
constructivo.
Por centésima vez decimos
sonrientes:
Gracias a vosotros, enemigos y
perseguidores. Nos habéis enseñado ingenio e infatigabilidad. Gracias a ustedes
hemos encontrado montañas gloriosas con lechos inagotables de mineral. Gracias
a vuestro furor, los cascos de nuestros caballos están herrados con plata pura,
fuera del alcance de nuestros perseguidores. Gracias a ustedes, nuestras carpas
brillan con una luz azul.”
Anheláis saber quiénes somos en
realidad; dónde están nuestras moradas; quienes son nuestros compañeros de
viaje. Porque habéis inventado tantas calumnias sobre nosotros, que vosotros
mismos estáis irremediablemente enredados. ¿Dónde está el límite?
Al mismo tiempo, varias personas
entusiastas insisten en que no solo es útil sino muy rentable para ustedes
seguir nuestro camino, y que nadie que haya caminado con nosotros ha perdido
nada, sino que ha recibido nuevas posibilidades.
¿Sabrías dónde está nuestra morada?
Tenemos muchos hogares en muchas
tierras, y amigos vigilantes guardan nuestras moradas. No divulgaremos sus
nombres, ni indagaremos en la habitación de vuestros amigos, y tampoco
buscaremos convertirlos.
Muchos están viajando con nosotros y
en todos los rincones del mundo, sobre las alturas, llamas amigas de los faros
de fuego. Alrededor de ellos el viajero benévolo siempre encontrará un lugar. Y
en verdad los viajeros se apresuran hacia ellos, porque además de la palabra
impresa y el correo, las comunicaciones son despachadas por fuerzas invisibles,
y con un suspiro, la alegría, la tristeza y la ayuda son transportadas por el
mundo, más veloces que el viento. Y como un muro de fuego, se levantan las
almenas de los amigos.
Este es un momento tan
significativo. No debéis esperar atraer a vuestra causa a muchos jóvenes porque
ellos también son los designados. En los países más variados también están
pensando en una cosa, y encuentran fácilmente la clave del misterio. Este
misterio lleva a la juventud al glorioso faro de fuego, y nuestra juventud
ahora es consciente de que la cruel cotidianidad puede transformarse en una
fiesta de trabajo, amor y logro. Tienen la valiente conciencia de que algo
glorioso y radiante les está destinado. Y de ese poderoso fuego nadie puede
repelerlos.
Hemos conocido a los que después de
sus horas de trabajo, vienen en silencio preguntándonos cómo vivir. Y sus
manos, enrojecidas por el trabajo, se retuercen nerviosas sobre toda la lista
de problemas necesarios e inexpresados. A estas manos no se les da una piedra
en lugar del pan del conocimiento.
Recordamos cómo en el crepúsculo
vinieron suplicándonos que no nos fuéramos. No se podía decir a estos jóvenes
amigos que no era lejos de ellos de donde partíamos, sino que por ellos íbamos,
para llevarles el cofre del tesoro.
Y ahora, vosotros negadores, de
nuevo preguntáis cómo podemos entendernos sin disputas. Así, un amigo aporta lo
que más se necesita; un amigo no pierde el tiempo. Así la disputa se está transformando
en una discusión.
Y el sentido más primitivo del ritmo
y la medida se están transformando en la disciplina de la libertad. Y la
comprensión de la unidad, que no duda, sino que busca la iluminación,
transforma toda vida. Y luego, todavía hay alguna palabra que solo puedes
encontrar vosotros mismos, conscientemente inquebrantable y justamente
esforzándote.
A menudo estáis enojados y perdéis
los estribos, pero deberías ser todo lo contrario. Gritáis calumnias y condenas,
y con esto llenáis el aire de boomerangs que luego rompen vuestra propia
frente. “Pobre Makar” se queja de los conos que lo golpean dolorosamente, pero
él mismo los ha esparcido.
No os molesta hacerlos los
importantes y rodearse de presunción, olvidando que la vanidad es el signo más
seguro de la vulgaridad. Ahora habláis de ciencia, pero sin embargo, nuevos
experimentos os parecen sospechosos.
Ahora os reís de la reclusión pero
ustedes mismos no os dais cuenta de los usos más prácticos del laboratorio de
la vida. Ustedes mismos estáis buscando escapar lo antes posible de una
habitación llena de humo.
A menudo os escondéis y expresáis
dudas, mientras que la duda es el veneno más insidioso inventado por seres
viciosos. Ahora dudáis y traicionáis y no deseáis comprender que ambas
negaciones son el producto de la ignorancia, que no se parece en nada a los
niños sino por el contrario crece con los años hasta convertirse en un jardín
muy feo.
Ahora os sorprendéis si os acusan de
prejuicios, mientras que toda vuestra vida está repleta de ellos. Y no
concederá uno de sus hábitos habituales, que oscurecen la comprensión más
simple y práctica. Tenéis tanto miedo de quedar en ridículo, que provocáis
sonrisas. Y os sorprende el llamado: ¡Sé nuevo! ser nuevo! No como en un
escenario, sino en vuestra propia vida.
Valoráis la propiedad tanto como si os
estuvierais preparando para llevársela a la tumba. No os gusta oír hablar de la
muerte porque todavía existe para vosotros, y habéis entregado a los
cementerios una gran parte del mundo. Y delineáis cuidadosamente vuestro ritual
de procesiones fúnebres como si este procedimiento fuera digno de la mayor
atención. Y evitáis la palabra logro porque para ustedes está vinculada con la
capucha o con la cruz roja.
De acuerdo con vuestras ideas, es un
asunto extraño e impropio estar ocupado en la vida con estas ideas.
Ni siquiera mencionemos vuestra
profunda reverencia por los asuntos financieros. No es sólo una necesidad para ustedes,
sino que es todo un culto que está contenido para ustedes en las fórmulas fingidas
de un mundo contemporáneo. Soñáis con dorar vuestro escudo oxidado. Pero
mientras vosotros evocareis a Shiva destructor, nosotros nos volveremos hacia
Lakshmi creadora.
Ahora mismo Saturno está en silencio
y la Estrella de la Madre del Mundo rodea la tierra con sus rayos de futuras
creaciones.
Nos acusáis de nebulosas
inconsistencias, pero nosotros estamos ocupados con los experimentos más
prácticos. Y cuán silenciosamente están trabajando nuestros amigos, buscando
los medios de nuevos experimentos para el bien.
Irritado, llamasteis a nuestros descubrimientos
"saltos de pantera". Siempre estuvisteis listos para juzgarnos
completamente sin saber lo que estábamos haciendo. Y aunque pretendéis condenar
a los que hablan de lo que no saben, ustedes mismo lo hacen.
¿Dónde está esa justicia para la que
os habéis cosido tan torpes ropajes teatrales?
Cuando, para vuestra alegría, creáis
que hemos desaparecido, estaremos de nuevo acercándonos por un nuevo camino.
Sin embargo, no peleemos; incluso debemos alabarlos. Vuestra actividad nos es
útil, y todos vuestros más astutos planes nos dan la posibilidad de continuar
la más instructiva de las partidas de ajedrez.
Cachemira, 1925.
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