EL ACTA CONSTITUTIVA DE AMORC

 

 
El texto dice:
 
En esta reunión debidamente constituida, nosotros los abajo firmantes, damas y caballeros de la ciudad de Nueva York, nos constituimos formalmente en miembros del Consejo Supremo de la Antigua y Mística Orden de la Rosa Cruz [AMORC] en concordancia con los Antiguos Ritos y Ceremonias, bajo la dirección y aprobación del Muy Grande y Poderoso Gran Maestro General de América [Spencer Lewis].
 
En consecuencia, llevado al conocimiento de todos la proclamación y establecimiento de la Orden Rosacruciana en América y reconocemos a los Oficiales de la Gran Logia, cuyos nombres aquí aparecen, como debidamente elegidos en conformidad con el Primer Manifiesto Americano.
 
Firmado el 1er. día de abril de 1915.
 
H. Spencer Lewis
Gran Maestro General
 
Matre General [o sea la Sra. Stacey pero no aparece su firma]
 
Nicholas Storm
Diputado Gran Maestro General
 
Thor Kiimalehto
Secretario General
 
Hágase la Luz - Fiat Lux
 
 
 
 
 
 
LA HISTORIA DE ESTE DOCUMENTO
 
El día 1 de abril de 1915 a las 20:30 horas y en presencia de veintidós personas se firmó este documento que es conocido por AMORC como “la Carta constitutiva iluminada”.
 
Esta carta Lewis la había elaborado desde 1913, y en 1914 había tratado de que fuera firmada pero sin éxito. En su revista The American Rosae Crucis de julio de 1916, él escribió:
 
« Durante 1913 me dediqué a la preparación de los necesarios “primeros papeles”, mediante la gran Carta iluminada a ser firmada por los Consejeros elegidos, y el primer "Libro Negro" que tuve que diseñar, rotular y encuadernar yo mismo, no se me permitía que ningún asunto pasara fuera de mis manos antes de que se estableciera la Orden en América.
. . .
Se llevó a cabo una reunión preliminar durante el invierno de 1913-1914 y me sorprendió encontrar poco entusiasmo y poco interés. Aquellos a quienes consideré interesados no mostraron interés sino más bien antipatía. Recuerdo muy bien la noche muy lluviosa cuando me dirigía a mi hogar desde la casa de una dama en Madison Avenue, cerca de la calle 31, con mis papeles, la Carta y el "Libro Negro" bajo el brazo, abatido y desconcertado. De los doce que se habían reunido (de los 20 invitados), ni uno firmó el acta preliminar de la organización.
 
-      "¿Era esto un indicio de lo que sería la Rosa-Cruz en América?" fue la pregunta que traté de responder más tarde esa noche en la quietud de mi habitación.
 
Luego me vino la luz. Descubrí mi error de fechas y la luz del sol de la mañana me trajo alegría al pensar que nadie había firmado ese documento casi doce meses antes de que llegara el momento correcto de firmarlo.
 
(Observación de Cid: Spencer Lewis creía mucho en la astrología.)
 
El mismo clima, la antipatía y el desinterés de los que estaban allí esa noche habían impedido un grave error de mi parte. ¡Verdaderamente una lección rosacruciana! (Y por extraño que parezca, ninguno de esos 20 hombres y mujeres supuestamente interesados han mostrado hasta el día de hoy interés alguno en la Orden en este país).
 
Sin embargo yo en el invierno siguiente estaba aún más listo y preparado para realizar el trabajo preliminar. Durante el otoño de 1914 vino a mí una gran anciana que había sido una profunda estudiosa de lo oculto durante años. Había viajado mucho al extranjero en busca de conocimiento y había sido iniciada en muchas formas de nuestro trabajo.
 
Ella siendo de ascendencia real e íntimamente familiarizada con las autoridades gubernamentales y militares aquí y en el extranjero, se le había encomendado un encargo y una misión especiales relacionados con la Orden. Así, en otra noche lluviosa del mes de noviembre —de hecho el día de mi propio cumpleaños—, sin contemplaciones y con reverencia puso en mis manos unos cuantos papeles, un paquetito y ¡una hermosa rosa roja!
 
Además de estos me dio un relicario de oro engastado con piedras en forma simbólica que contenía una pieza o mineral raro e histórico. Este último fue un regalo personal para ser usado en su recuerdo, y siempre recordaré a la querida alma anciana cuyos días están contados, pero que está segura de un lugar dulce en los corazones de mi esposa, mis hijos y yo. (S. de la C.!)
 
Los documentos que encontré eran algunos de los que los Maestros me habían explicado en Europa en 1909 y que me prometieron que me llegarían por medio de un mensajero especial cuando más los necesitaría. El paquete contenía un sello y una insignia. Eso me complació, asombrado, y ahora muy fortalecido para mi trabajo.
. . .
Se realizó una reunión preliminar el 8 de febrero en mis oficinas, a las 20:30 horas. En mis registros encuentro la siguiente nota con respecto a esa reunión: "La reunión se inició a las 8:32 en 80 Firth Avenue. Había nueve personas. La Luna estaba en Sagitario. Se levantó la sesión a las 9:40 p.m.".
 
A los presentes se les presentó un papel y algunas insignias y otras exhibiciones interesantes, incluida la Carta y el "Libro Negro", y después de una breve descripción de los objetivos y propósitos de la Orden, los nueve hombres y mujeres se convirtieron en un Comité para organizar un Consejo Supremo para América.
 
El inusitado entusiasmo y profundo interés mostrado así como la determinación de construir la Orden magnífica y noblemente en este país fue una grata experiencia tras el desinterés mostrado un año antes.
. . .
Finalmente el 1 de abril, un jueves, a las 20:30 alrededor de una treintena de los trabajadores más activos se reunieron en los cuartos de la Logia que se encontraba  en la Séptima Avenida, y allí con la debida forma, se constituyeron en el Consejo Supremo, firmaron la Carta iluminada declarando el establecimiento autorizado, adecuado y legal de AMORC en América y se nombraron a los oficiales ejecutivos nacionales bajo signos y sellos.
 
Que el actual Gran Maestre General e Imperator fuera entonces elegido y designado por unanimidad fue una secuencia natural de los acontecimientos que condujeron a esa reunión. Pero siempre será un momento de orgullo —un momento para recordar con júbilo y sacralidad— cuando los veinticinco Consejeros luego de semanas de deliberación, investigación y sincera apreciación de su alcance, se levantaron como un solo cuerpo y firmaron en conjunto la Carta Americana que instaló catorce funcionarios nacionales en sus puestos de máxima responsabilidad.
 
Esta Carta cuelga en la pared de la oficina del Imperator en la Gran Logia Suprema y está destinada a ser un documento famoso en la historia de los Estados Unidos. Diseñada, ejecutada e ilustrada con todos los ricos colores, signos y decoraciones utilizados por los antiguos en la elaboración de manuscritos raros y sagrados, no solo es típico del trabajo más fino en esa línea, sino de la determinación persistente por parte de muchos americanos para traer a este país la noble y austera Orden Rosa-Cruz. »
(p.11-14)
 
 
 
Posteriormente el facsímil apareció en el libro Rosicrucian Documents (S.G.L. of AMORC Inc, Ed. 1975, p.6) que a continuación les pongo:
 
 
Debajo de la imagen está escrito en inglés y en español:
 
“Pronunciamiento emitido y firmado en ocasión de la primera reunión del Consejo Supremo Americano de AMORC en la ciudad de Nueva York, el 1ro de abril de 1915. Este fue el primer documento oficial preparado por la Orden Rosacruz para su Segundo Ciclo de actividad en América.”
 
 
 
Sobre este documento AMORC señaló que:
 
« Es un documento en color de aproximadamente 30 cm x 42 cm. Debido a su primer fracaso, Lewis corrigió el año que había puesto allí anteriormente para volver a presentarlo. El documento así modificado se pegó en otra hoja de cartón. El trazo de la corrección y el corte son perfectamente visibles en el documento original. Esta Carta recibirá entonces una nueva fecha, el 1 de abril de 1915, y los miembros que componen el Consejo Supremo de América pusieron sus firmas en ella. Puede parecer sorprendente que May Banks-Stacey no haya firmado esta Carta, sin embargo si consideramos que ella fue la Delegada de otra jurisdicción, la ausencia de su firma puede justificarse. »
 
 
 
 
 
 
 
ANÁLISIS DE ESTE DOCUMENTO
 
En el texto que les puse arriba Lewis dice que en la reunión del 1 de abril estuvieron alrededor de una treintena de personas, pero en un artículo que posteriormente Lewis publicó en la revista The American Rosae Crucis de octubre de 1917, ahí él escribió:
 
« Nuestra Orden fue fundada aquí en América por veintidós hombres y mujeres de Nueva-York que se reunieron el 1ro de abril de 1915. »
(p.195)
 
Y dado que en el documento hay en total 22 firmas (3 arriba y 19 abajo) me inclino más a que fueron 22 personas las que estuvieron presentes.
 
Ahora bien, Lewis en su libro "Preguntas y Respuestas" señaló:
 
« En 1915 publicamos el primer manifiesto oficial anunciando el comienzo de un nuevo ciclo de la Orden, e inmediatamente se procedió a la elección del primer Consejo Supremo de la Orden de entre centenares de hombres y mujeres cuidadosamente seleccionados durante los siete años precedentes. »
(p.146)
 
Y ante eso uno se pregunta: ¿si ya había en 1915 centenares de hombres y mujeres a la disposición de Lewis, como él pretende, entonces por qué solo asistieron 9 de ellos a la primera reunión y 22 a la segunda reunión?
 
Y la respuesta es porque seguramente esa afirmación fue otra mentira de Lewis.
 
 
 
Al final del texto de la Carta constitutiva está escrito “en conformidad con el Primer Manifiesto Americano” y muy probablemente se refiera a un documento que Lewis elaboró en febrero de 1915 y que lo denominó de esa manera cuando depositó el original en la Biblioteca de Nueva-York:
 
 
 
 
La anciana que Lewis dice que fue a visitarlo en el otoño de 1914 para ayudarlo a fundar AMORC, en otros escritos Lewis señaló que esa dama se llamaba May Bank-Stacey, que ella era la esposa del coronel Stacey, que ella era una alta iniciada de la más antigua organización rosacruz de Londres y de Paris, que ella había viajado mucho y era poseedora de numerosas afiliaciones, que ella se presentó ante él como delegada especial de la Orden en la India, y que ella fue la Co-fundadora y primera Gran Matre de los Estados Unidos, e incluso Lewis puso el retrato de ella en su revista The American Rosae Crucis de enero de 1916 y en su libro Manual Rosacruz:

 
Pero posteriormente el investigador David T. Rocks reveló que en realidad la dama que aparece en esa foto se llamaba Mary Henrietta Banks, y que para nada ella fue una gran ocultista que viajó mucho al extranjero, sino que en realidad ella fue la esposa del capitán (no coronel) May Humpfreys Stacey con quien tuvo tres hijos y vivió el resto de su vida humildemente en los Estados Unidos con la pensión que el gobierno le dio a causa que su marido falleció en 1886 por sus heridas recibidas en la Guerra de Secesión (ver link).
 
O sea que contrario a lo que afirmó AMORC, la firma de la “Matre General” no aparece en la Carta constitutiva, no porque la Co-fundadora haya sido la Delegada de otra jurisdicción, sino porque en realidad ese personaje no existió ya que fue inventado por Lewis.
 
 
 
~ * ~
 
Y este es un ejemplo más de lo tremendamente embaucador que era Spencer Lewis quien inventaba personajes ficticios y los ponía en sus documentos solo para impresionar a sus seguidores. Y la poca ética de AMORC quien trata de encubrir a toda costa el profundo charlatanismo de su fundador.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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