Este fenómeno fue mencionado por el periodista inglés Alfred Sinnett, quién al respecto en su libro "Incidentes en la Vida de Madame Blavatsky" escribió lo siguiente:
« En Madrás, Madame Blavatsky no fue tan desatendida por la sociedad europea del lugar, al menos al principio de su residencia, como lo había sido en Bombay.
Algunos de los principales residentes anglo-indios fueron a verla y se hicieron amigos íntimos. Con algunos de ellos ella pasó parte del otoño en Ootacamund, la estación de montaña de Madrás.
Un incidente ocurrido durante esa visita despertó gran interés local en aquel momento, y es descrito por la señora Carmichael, la principal interesada, de la siguiente manera:
« Fui a ver a Madame Blavatsky, quien en ese momento estaba de visita en casa del General y la Sra. Morgan, residentes en Ootacamund.
Tras una interesante conversación con ella, me marché expresando mi deseo de volver a verla pronto, y en mi tercera visita ocurrió el siguiente incidente:
Eran aproximadamente las cuatro de la tarde cuando visité a Madame Blavatsky y ella me recibió en el salón. Me senté a su lado en el sofá y me quité los guantes.
Ya le había expresado varias veces a Madame Blavatsky mi gran deseo de ver algún fenómeno oculto, y también de ser convencida por alguna señal de la presencia de los Mahatmas.
Tras una breve conversación sobre este y otros temas, durante la cual comenté cuánto me gustaría tener un anillo duplicado, como el de la Sra. Sinnett, Madame Blavatsky me tomó la mano y sacando de ella un anillo que ella llamaba su anillo oculto, me quitó también dos anillos, uno de ellos con un zafiro azul de una sola piedra.
Ella sostuvo los tres anillos un momento en su mano derecha y luego me devolvió uno, diciendo:
- "No puedo hacer nada con este anillo; no tiene tu influencia" (era un anillo de mi esposo que yo me había puesto accidentalmente ese día).
Entonces ella procedió a manipular con su mano derecha mi zafiro azul y su propio anillo oculto, al mismo tiempo que sujetaba mi mano derecha con la izquierda.
Después de un intervalo de un minuto o dos, extendió su mano derecha, diciendo:
- "Aquí está tu anillo."
Me mostró al mismo tiempo dos anillos cada uno con un zafiro, el mío y otro idéntico en todo, excepto que el segundo era más grande y con una piedra mejor tallada que la mía.
- "¿Por qué me da esto?", pregunté sorprendida.
- "No lo he hecho; es un regalo de los Mahatmas", respondió Madame Blavatsky.
- "¿Por qué debería ser yo tan favorecida?", pregunté.
- "Porque", contestó Madame Blavatsky, "los Mahatmas le han permitido tener esto como muestra de que reconocen y agradecen a usted y a su esposo por el profundo interés que siempre han demostrado hacia los nativos."
Aproximadamente dos meses después, a mi regreso a Madrás, llevé el anillo con el zafiro duplicado a los señores Orr & Son, joyeros, y me dijeron que valoraban la piedra en 150 rupias, llamándola un zafiro coloreado.
Sara M. Carmichael.
Londres, 14 de agosto de 1884. »
»
(Capítulo 9)
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