¿EN CUÁNTOS AÑOS SE VUELVE A REENCARNAR? (respuesta de Alfred Sinnett)


 
Sobre este asunto el periodista inglés Alfred Sinnett quien tuvo comunicación con el maestro Kuthumi, en el capítulo 7 de su libro “Buddhismo Esotérico”, escribió lo siguiente:
 
« La presente raza de la humanidad, o sea la quinta raza-raíz de esta cuarta ronda, principió a evolucionar hace un millón de años. Ahora bien, ésta aún no ha concluido, pero suponiendo que un millón de años constituya la vida completa de una raza.
 
¿Cómo habría que subdividirlo para cada mónada individual?
 
En una raza debe haber más bien más de 100 encarnaciones, siendo difícil que lleguen a 120 para una mónada espiritual. Pero demos por hecho que ha habido ya 120 encarnaciones para las mónadas de la raza actual; y supongamos que el término medio de la vida de cada encarnación haya sido un siglo; pero aun así, sólo tendríamos 12’000 años empleados en la existencia física, mientras que para la subjetiva son 988’000 años, resultando un término medio de más de 8'000 años entre dos encarnaciones.
 
Ciertamente que estos períodos intermedios son de duración muy variable, pero difícilmente pueden ser menores de 1’500 años —no teniendo en cuenta, por supuesto, el caso de los Adeptos, los cuales se hallan por completo fuera de la acción de la ley ordinaria— y 1’500 años, si no representa un período imposible por lo corto, sería de todos modos un intervalo muy breve entre dos nacimientos.
 
Estos cálculos deben, sin embargo, ser calificados por dos consideraciones. Los casos de los niños que mueren en la infancia son por completo diferentes a los de las personas que alcanzan la madurez completa, y esto por razones evidentes que se comprenderán por las explicaciones que ya se han dado.
 
Un niño que muere antes de que haya vivido lo bastante para principiar a ser responsable de sus actos, no ha generado Karma nuevo alguno, por lo que la mónada espiritual abandona el cuerpo del niño en el mismo estado en que lo ocupó después de su última muerte en Devachán. No ha tenido ocasión de tocar en su nuevo instrumento, el cual se ha roto antes de estar templado, y por consiguiente puede tener lugar inmediatamente una reencarnación de la mónada de la misma clase que la anterior. Pero la mónada que se reencarna así no debe ser identificada espiritualmente en modo alguno con el niño que murió.
 
Igual cosa sucede con una mónada que ocupe el cuerpo de un idiota de nacimiento. El instrumento no puede ser templado, de suerte que no puede tocar con él, como tampoco con el cuerpo del niño en los primeros años de su vida.
 
Pero estos dos casos son excepciones manifiestas que en nada alteran la regla general que se ha expuesto antes para todas las personas que llegan a la madurez y que emplean sus vidas en el bien o en el mal»
(p.119-121)
 
 
 
 
Me da la impresión que para escribir esto, Alfred Sinnett se basó en la carta que su amigo Allan Hume recibió del maestro Kuthumi el 9 de julio de 1882, y a continuación les transcribo la parte que trata sobre este tema:
 
« Tomemos tan solo un millón de años (periodo sospechado y ahora aceptado por tu ciencia) para representar el término completo de existencia del hombre sobre la Tierra en esta cuarta Ronda.
 
Y asignando un promedio de un siglo para cada reencarnación, entonces encontramos que mientras la suma de todas las vidas de un humano en nuestro planeta (en esta Ronda) arroja la cifra de 777 x 100, o sea 77’700 años.
 
En cambio en las esferas subjetivas el humano ha estado 1’000’000 - 77’700, o sea 922’300 años !!!
 
¡Lo cual es muy poco estimulo para los extremados reencarnacionistas modernos que pretenden recordar sus varias vidas anteriores!
 
Y en caso de que quieras hacer algunos cálculos, no olvides que más arriba solamente hemos computado un promedio de vidas completas efectuadas por el alma con consciencia y responsabilidad.
 
Nada se te ha dicho en cuantos a los fracasos que resultan a consecuencia de los abortos, de los idiotas congénitos, de la muerte de niños en sus primeros ciclos septenarios, etc. Ni tampoco se te ha mencionado de las excepciones de las que por el momento no te puedo hablar. Y no debes de olvidar que el promedio de una vida humana varía muchísimo de acuerdo a las Rondas
 
Y aunque yo esté obligado a rehusarte información sobre muchos aspectos. Si tú llegas a desentrañar algunos de los problemas por ti mismo, será mi deber decírtelo. Trata de resolver el problema de las 777 encarnaciones»
(CM 14, p.83)
 
 
 
Sospecho que Sinnett se basó en esta carta porque él repite varios números y palabras que hay en esta carta, y en las cartas que él recibió del maestro Kuthumi ya no se aborda este tema; a menos que fuera una carta que no conozcamos pero eso lo veo poco probable porque Sinnett guardó las cartas que él recibió del maestro Kuthumi en una caja, y una copia de esta carta de Hume también se encontró en esa caja.
 
Y constato cinco cosas:
 
1) Primero que Sinnett se equivocó o intencionalmente efectuó otro cálculo, porque el cálculo que mencionó el maestro Kuthumi da un promedio de 1’200 años redondeando:
 
Un millón de años totales menos 77’700 años de vida física (que son 777 encarnaciones a 100 años en promedio cada una) nos da 922’300 años de vida sutil (la inmensa mayoría de ella se pasa en el Devachan).
 
1’000’000 – (777 x 100) = 1’000’000 – 77’700 = 922’300
 
Y si dividimos esos 922’300 años de vida sutil entre las 777 encarnaciones, eso nos da un promedio de 1'187 años en el Devachan entre cada encarnación física.
 
Mientras que en cambio Alfred Sinnett en vez de utilizar 777 encarnaciones utilizó 120:
 
1’000’000 – (120 x 100) = 1’000’000 – 12’000 = 988’000
   988’000 ÷ 120 = 8'233.33
 
Por lo tanto es lógico que el resultado que él obtuvo haya sido muy diferente.
 
 
Posteriormente en una carta que Blavatsky le escribió a Sinnett y que él recibió en Londres en octubre de 1884 (o sea un año después que Sinnett ya había publicado su libro), ella le dijo:
 
« Excepto los iniciados, nadie conoce la última palabra sobre estos misterios, y tú no pudiste comprenderlo completamente ni tampoco explicarlo totalmente ya que el maestro Kuthumi te dijo cientos de veces que no se te podía revelar toda la doctrina; que tú sabías a qué punto Hume le hizo preguntas y lo interrogó hasta hacerlo encanecer, y que hay cientos de inconsistencias aparentes, precisamente porque no se te había dado la clave de las *777*, y no se te la dio porque no se te la podía dar
 
En otras palabras, que tú comunicaste la verdad, pero con mucho no toda la verdad, especialmente acerca de las rondas y los anillos (razas raíces) lo cual fue en el mejor de los casos alegórico. »
(CM 135, p.464)
 
Y esto Blavatsky lo volvió a señalar en otra ocasión:
 
« Los datos exactos todavía no serán dados debido a que estos pertenecen a los misterios de las iniciaciones y a los secretos de la influencia oculta de los números. »
(CW XIII, p.306)
 
Pero aunque los números exactos estén todavía ocultados, no sé por qué motivo el señor Sinnett simplemente no siguió el razonamiento que el maestro Kuthumi había puesto en la carta para Hume, y en vez de eso puso otros números.
 
 
2) Es falso que la duración dificilmente puede ser menor a 1'500 años porque como se los demostré arriba, el maestro Kuthumi especificó un promedio de 1'200 años.
 
 
3) Es falso que los Adeptos se hallen por completo fuera de la acción de la ley ordinaria, la diferencia es que ellos tienen un mayor control y por consiguiente pueden hacer ciertas modificaciones hasta cierto grado, pero ellos no pueden liberarse ni jugar con las leyes cósmicas como si fueran sun juguetes.
 
Y esto el maestro Kuthumi se lo especificó a Hume en la primera carta que le envió y que Alfred Sinnett también copió:
 
« Nosotros nunca hemos pretendido ser capaces de arrastrar a las naciones en masa hacia una u otra situación a pesar de la tendencia general de las relaciones cósmicas del mundo. Los periodos de luz y de oscuridad mental y moral se suceden unos a otros como el día a la noche. Deben cumplirse las yugas mayores y menores de acuerdo al orden establecido de las cosas. Y nosotros [los Maestros] nacidos a lo largo de la poderosa marea [evolutiva], solamente podemos modificar y dirigir alguna de sus corrientes menores.
 
Si nosotros tuviéramos los poderes de los dioses imaginarios y que las leyes universales solo fuesen juguetes con los que pudiéramos jugar, entonces, en verdad, nosotros ya hubiéramos creado las condiciones que hubiesen convertido a esta tierra en un paraíso. Pero teniendo que tratar con leyes inmutables y siendo nosotros mismos sus criaturas, hemos tenido que hacer lo que hemos podido y a pesar de las dificultades actuales permanecer agradecidos»
(CM, p.499-500)
 
 
4) Y en la segunda parte de la explicación que dio Alfred Sinnett, él también se equivocó cuando asegura que la razón por la que después de que un niño pequeño fallece, su alma vuelve rápidamente a reencarnar, se debe porque ese niño no ha generado karma nuevo.
 
Pero en realidad eso se debe porque ese niño había generado muy pocos impulsos psíquicos para poder ascender al Devachan (ya que llevaba muy poco tiempo de vida en la Tierra). Y esto lo precisó William Judge quien sobre este asunto escribió:
 
« No pienso que los bebés que fallecen tengan algún Devachan sino que prosiguen de inmediato hacia otro nacimiento humano. Ellos no han acumulado la fuerza necesaria (o sea los impulsos psíquicos) para ascender a Devachan, solo tienen en ellos el impulso por nacer, pero este impulso habiendo sido frustrado por la muerte, entonces continúa la búsqueda inmediata de otro cuerpo hasta que encuentra un cuerpo con la suficiente vitalidad que le permita al alma proseguir con su peregrinaje entre los humanos en el mundo físico. »
(Ecos del Oriente II, p.342)
 
Y el maestro Kuthumi también especificó que aparte del karma, los otros factores importantes que también intervienen en la duración del Devachan son los impulsos psíquicos y el deseo por más experiencias en la Tierra:
 
« La estancia en el Devachan es proporcional a los impulsos psíquicos no agotados originados durante la vida en el mundo físico, y aquellas personas cuyas atracciones hayan sido predominantemente materialistas, serán atraídas más pronto de vuelta hacia el renacimiento por la fuerza de Tanha (que es el deseo de tener experiencias terrenales). »
(CM 25, p.200)
 
Y lo mismo se aplica con el idiota congénito porque aunque éste ya se vuelva adulto y por consiguiente su impulso por nacer se haya extinguido, aún así él no genera impulsos psíquicos que le permitan permanecer por un largo periodo de tiempo en el Devachan, debido a que él no está conciente de la vida terrenal.
 
 
5) Y contrario a lo que dice Sinnett, la mónada espiritual sigue siendo la misma, lo que cambia es el cuaternario inferior.
 
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Todo esto me muestra que Alfred Sinnett no estudió con profundidad la enseñanza que él recibió del maestro Kuthumi y es por eso que él cometió muchas equivocaciones.
 
 
 
 
 
Posteriormente el señor Sinnett recibió más información y es por eso que en las nuevas ediciones de su libro, él añadió las siguientes anotaciones sobre este tema:
 
« Informes ulteriores y el estudio, o sea la comparación de las distintas ramas de la doctrina y el acoplamiento de otras manifestaciones con las del capítulo anterior, demuestran la dificultad de aplicar cifras a las Doctrinas Esotéricas de un modo claramente definido. Puede confiarse en los números cuando se refieren a términos medios generales, pero inducen a grandes errores al tratar de aplicarlos a casos especiales.
 
Los períodos devachánicos varían para distintos individuos dentro de límites tan amplios, que cualquier regla que se establezca en este punto tiene que ocasionar un sinnúmero de confusiones. En primer lugar, el término medio antes mencionado ha sido sin duda calculado para adultos completos.
 
Pero entre el niño pequeño que no tiene período devachánico alguno y el adulto que completa un período usual, debemos tener en cuenta las personas que mueren en la juventud, que han generado Karma, y que por tanto tienen que pasar por las etapas usuales del desarrollo espiritual, pero para quienes la corta vida que han tenido no ha producido causas que necesiten mucho tiempo para agotar sus efectos. Semejantes personas volverían a reencarnar más rápidamente.
 
Por otra parte, existen casos de encarnaciones muy rápidas que se efectúan por la intervención directa de los Mahatmas, por ejemplo cuando un discípulo que aun no ha llegado a adquirir el dominio de hacerlo por sí mismo, es traído a la encarnación casi inmediatamente después de su muerte física precedente, sin que le haya sido permitido flotar en la corriente de las causas naturales.
 
Por supuesto en tales casos puede decirse que los derechos que tales personas han adquirido respecto de los Mahatmas, son en sí causas naturales de cierta clase, o sea la intervención de los mismos, quienes se hallan por completo exentos de poder obrar caprichosamente en tal asunto, por ser un efecto del esfuerzo en la vida precedente, por ser su Karma. Pero, de todos modos tales casos son otras tantas excepciones de la marcha de la regla general.
 
Evidentemente es imposible que cuando por primera vez se presentan a inteligencias profanas los hechos complicados de una ciencia por completo desconocida, se puedan exponer con todas sus debidas calificaciones, compensaciones y desarrollos anormales visibles desde un principio. Debemos contentarnos por lo tanto con tratar primero de las reglas generales para después pasar a ocuparnos de las excepciones, y esto sucede muy especialmente con el estudio de lo oculto, cuyos métodos tradicionales de enseñanza que generalmente se siguen, tienen por objetivo imprimir en la memoria cada idea nueva, provocando una perplejidad que luego hace cesar»
 
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A grandes rasgos esta vez si fue correcto lo que él escribió, aunque sigue considerando el karma como el parámetro primordial en la duración del Devachan, cuando también hay otros parámetros que también hay que considerar como se los mostré arriba. Y si bien el señor Sinnett mejoró su comprensión sobre este asunto, él no corrigió los errores que cometió en su primera edición, lo que desconcierta. Tal vez no quiso corregir su libro por orgullo o simplemente porque él siguió sin comprender esos aspectos.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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