Varias
personas creen que los humanos podemos reencarnar cuando se nos da la gana, e
incluso si no queremos reencarnar no lo hacemos.
Por
ejemplo un lector llamado Yu-ven-el
me escribió lo siguiente:
« Según el libre
albedrío divino dado por el Padre, la reencarnación es total y
absolutamente libre para todas las almas, espíritus y entidades espirituales,
no existe ninguna rueda de la reencarnación, ni tampoco existe ninguna traba ni regla
para encarnar. El libre albedrío otorgado por Dios prima absolutamente sobre
todas las cosas, he incluso sobre la voluntad de Dios.
Existe
el libre albedrío divino dado por el Padre y por amor a todos y cada uno de sus
hijos, y a todos los seres de la creación, sin excepción para nadie en
absoluto. Dicho esto, nadie está obligado a nada, nadie está obligado a
encarnar.
Las
enseñanzas esotéricas están anticuadas con muchos errores que si bien sirvieron
en el pasado, hoy ya no y deben ser sustituidas por la nuevas enseñanzas. Existe
el libre albedrío divino que el Padre concedió por amor a todos y a cada uno de
sus hijos, y el mismo Padre concede potestad para que cada hijo suyo ejerza su
libre voluntad como mejor le parezca. La reencarnación es total y absolutamente
libre de realizar, pues nadie está obligado a nada.
Existe
el libre albedrío divino, y no hay leyes no hay regla alguna para la
reencarnación que es totalmente libre de realizar cuando quieras. »
(Link)
Concuerdo
que hay muchos errores en el pseudo-esoterismo, y que incluso el genuino
esoterismo se ha ido adaptando para que fuera más aceptado por los humanos del
pasado. Pero la verdadera enseñanza esotérica trasciende el tiempo, y los
instructores que más respeto aseguran que los humanos –lo quieran o no– van a tener
que estar reencarnando hasta que logren liberarse del ciclo de las
reencarnaciones (que en el oriente se le conoce como la rueda del Samsara).
Por
ejemplo el maestro Kuthumi señaló que:
« Esta cansada sucesión de reencarnaciones, por lo siglos de
los siglos debe de recorrerse de un extremo al otro, hasta que el ser humano
alcance el final de la séptima ronda, o logre en el ínterin el nivel de
desarrollo de un Arhat, luego el de un Buddha, y quede así liberado por una
ronda o dos. »
(CM25, p.196)
Un Buddha es un humano que ha alcanzado
un nivel muy elevado de espiritualidad lo que le permite tener un gran control
sobre su existencia. Pero en cambio los humanos comunes que somos todavía la
inmensa mayoría de nosotros no podemos liberarnos del ciclo de las
reencarnaciones porque las fuerzas que provocan la reencarnación se encuentran
más allá de nuestras capacidades de controlar.
Es
como si una persona dijera: “me voy a aventar de este edificio y afirmo que no
me voy a lastimar porque dispongo del libre albedrio y por consiguiente declaro
que en vez de caer voy a flotar”.
Todos
sabemos que eso no va a suceder y que la ley de gravedad va a provocar que esa
persona caiga y se estrelle sobre el suelo. Y solo un iniciado muy elevado como
por ejemplo Jesús puede trascender la ley de gravedad y caminar por ejemplo sobre
el mar.
Pues
bien, así como existen leyes físicas que gobiernan el universo, también existen
leyes metafísicas que gobiernan la creación; y también existe una ley que
podríamos llamar la ley de la reencarnación que va a provocar que las almas
humanas vuelvan una y otra vez a reencarnar cuando las energías que las mantienen
en el Cielo se agotan.
Y
esas energías que permiten a los humanos permanecer en el Devachan (el Paraíso) los
humanos las vuelven a generar y acumular durante su reencarnación. Esto lo
explica William Judge en este otro capítulo:
En
cambio lo que si podemos hacer de manera indirecta es presionar para que
reencarnemos en periodos benignos cuando la civilización está prosperando, y no
en periodos malignos cuando las sociedades están en caos, y para ello necesítanos
generar karma positivo y/o desarrollarnos mucho. Esto lo explica el maestro Pastor
en estos otros capítulos
CONCLUSIÓN
Disponer del libre
albedrío no significa que podamos modificar a
nuestro antojo las leyes que rigen al universo, sino significa que aunque estemos sometidos a esas leyes
tenemos la libertad de elegir nuestras acciones, por ejemplo podemos elegir hacer
el bien o hacer el mal, podemos decidir saltar de un edifico o no hacerlo, pero
las consecuencias de nuestras acciones no las podemos evitar.
No podemos evitar caer al suelo, no podemos evitar que karma nos regrese nuestras acciones, y tampoco podemos evitar dejar de reencarnar.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario