El principal motivo por el que hay muy pocos antiguos
miembros que denuncian los abusos que efectúa Nueva Acrópolis se debe porque
esa organización los amenaza de muerte.
Por ejemplo el periodista Pepe Rodríguez en 1985 escribió
un artículo en la revista Garbo sobre
Nueva Acrópolis, y él mencionó que había encontrado a seis antiguos miembros de Nueva
Acrópolis que le contaron los abusos que ellos sufrieron, pero solo uno de ellos
se atrevió a dar su nombre debido a las amenazas de muerte que todos ellos recibieron.
En su artículo Pepe escribió:
« Hemos conseguido el testimonio directo de seis ex-miembros de Nueva
Acrópolis, aunque sólo uno de ellos se atreve a dar su nombre ya que las
amenazas de muerte son constantes.
. . .
Lo que sigue es un testimonio de Ramiro Pinto, uno de los
seis ex-miembros de Nueva Acrópolis que ha aportado datos para la realización
de este reportaje, y el único que aunque habiendo sido amenazado, se atreve a
firmar públicamente su testimonio. »
Y en otro artículo que Pepe escribió para la revista Tiempo, el periodista añadió:
« El día 5 de marzo de 1985, Ramiro Pinto
–un antiguo miembro de la secta Nueva Acrópolis– había sido invitado a dar una
charla sobre su experiencia en el Instituto Superior de Filosofía de Valladolid
(en el marco de un ciclo patrocinado por la Delegación Municipal de la Juventud
y también por la Fundación Friederich Ebert).
Pero Ramiro no
pudo presentarse porque estaba en paradero
desconocido. Once días antes había participado en un debate, junto a otros
ex-miembros de diversas sectas, emitido por televisión.
La reacción de
Nueva Acrópolis no se hizo esperar: uno de los líderes de la secta advirtió a
su padre del malestar que las palabras de Ramiro habían causado y le comentó
que en un grupo siempre hay gente
incontrolada que no sabe lo que puede llegar a hacer.
La amenaza
velada no podía estar más clara, pero la policía se limitó a aconsejarle a Ramiro
que desapareciera por unos días. »
El propio Pepe también fue amenazado por estar
denunciando a Nueva Acrópolis,
y al respecto él escribió:
« Nueva Acrópolis intentó
coaccionarme por diferentes conductos, y mi respuesta fue la habitual en estos
casos según mi modo de trabajar:
Fui
a Madrid y el 15 de mayo de 1986, presenté denuncia contra esa gente y su grupo
ante el juzgado de guardia. Los datos detallados y concretos que facilité por
escrito ante el juzgado, en dos comparecencias, pueden leerse en las copias de
los mismos escaneadas y presentadas aquí en formato pdf (ver los
documentos de denuncia judicial contra Nueva Acrópolis y sus dirigentes,
documento de 716 kb). »
Algunos pensarán que eso fue un caso aislado que sucedió
en España hace mucho tiempo atrás, pero Nueva Acrópolis sigue con esa actitud
de amenazar de muerte en varias partes del mundo a aquellos que la acusan.
Y
así por ejemplo Juliano quien fue un antiguo miembro de Nueva Acrópolis en
México y que en el año 2010 escribió un libro titulado “El Gran Engaño” donde denuncia a esa organización de ser una secta,
él y quienes lo ayudaron también fueron amenazados de muerte, y al respecto él escribió:
« Durante la primera
distribución del libro “El Gran Engaño”,
Nueva Acrópolis tuvo una reacción de violencia que implicó, en última
instancia, la amenaza implícita de matar. Aunque no contaré los detalles al ser
un tema delicado e implica la seguridad para los afectados. »
Y desafortunadamente estas amenazas de muerte no se pueden
tomar a la ligera porque Nueva
Acrópolis tiene en su interior un grupo paramilitar al que denomina ‘El Cuerpo
de Seguridad’ que está compuesto por miembros muy adoctrinados y peligrosos.
El
cofundador de esa organización, Jorge Angel Livraga, motivaba a sus seguidores
a dar su vida por la causa acropolitana
ya que él afirmó:
-
“¡Qué importa morir
joven en combate si esto favorece al alma!”
Y muchos de sus seguidores lo quieren llevar a cabo.
Por ejemplo Juliano quien fue un antiguo miembro del Cuerpo de
Seguridad, le reveló a la revista Vice
que él estaba dispuesto a morir para proteger el coche de su lideresa:
« Aprendimos a disparar
y yo me compré un arma real que siempre cargué en el cinto. Incluso cuando se
hizo la Convención Internacional de Nueva Acrópolis en el Hotel Camino Real,
todos íbamos armados para proteger a los líderes que estuvieron presentes en
ese encuentro.
Yo
estaba dispuesto a dar mi vida por la lideresa y casi lo hice un día en el que
unos rateros trataron de robar su carro en frente de la escuela. Los tipos
estaban armados, pero un amigo y yo les gritamos hasta que se fueron. Recuerdo
que un ladrón le dijo al otro:
- “Ya
dispárale a ese pendejo”, pero afortunadamente no lo hizo.
En
ese tiempo nos sentíamos como héroes…
Eso
también es Nueva Acrópolis, te hacen sentir que eres una persona diferente al
resto de la sociedad; aunque si te pasa algo, ellos no responderán por ti. »
Otro ejemplo es el que mencionó el periodista Pepe Rodríguez
en su artículo en la revista Tiempo:
« Aunque no he podido comprobar si
realmente eso sucedió, si he tenido triple constancia de que el siguiente dato
se ha utilizado en el adoctrinamiento de los seguidores ya más avanzados.
Un dirigente
afirmó que:
-
“Nos
querían sacar de un pueblo pero nosotros amenazamos con quemarnos vivos junto
con el local si lo hacían. ¡Fijaos cuán grande es nuestra voluntad por el
ideal!”
Y al escuchar
eso uno no puede más que acordarse de la masacre sectaria que ocurrió en Guyana
en donde fueron asesinados y “suicidados” 914 seguidores de la secta El Templo
del Pueblo, y que con los fanatismos puede suceder cualquier cosa, incluso
hasta que se achicharren por el ideal… »
Y además de ese fanatismo, añádanle el hecho que a Nueva
Acrópolis le gusta mucho las armas y en particular las armas de fuego (ver link).
CONCLUSIÓN
Entonces ahora comprenderán porque muchos antiguos miembros le temen a
Nueva Acrópolis y por eso ellos prefieren callar y no denunciar, debido a que contra
ese nivel de fanatismo hay que ser muy cauteloso, y ese es uno de los motivos por
lo que yo he decidido mantenerme en el anonimato, y si algo me pasa ya saben quién
será el principal sospechoso, pero a mí las amenazas de muerte que hace Nueva
Acrópolis no me van a callar porque si no hacemos algo para alertar a las
personas, entonces más victimas sufrirán.
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