NUEVA ACROPOLIS EXAMINADA POR LA REVISTA EL TEMPS

 

 

 
El siguiente artículo fue escrito por el periodista Ismael López y se publicó en la revista catalana El Temps en el número 81 del 6 de enero de 1986 (p.6-10) y el título dice: "Nueva Acrópolis: hoy secta, mañana ejército" haciendo referencia a la militarización que efectúa esa organización en su interior.
 
 
 

 

 

 



 
 
 
 
 
 
Y a continuación se los traduzco y transcribo:
 
 
 
 
NUEVA ACRÓPOLIS: SECTA HOY, EJÉRCITO MAÑANA
 
Son ya más de diez mil personas en 34 países los miembros de Nueva Acrópolis, una escuela de filosofía dudosa que pretende luchar contra “una civilización que degenera” (al igual que pretendió Hitler).
 
Ahora un ex-adepto la ha denunciado:
 
“José Fuster Lago, hago constar que he sido presionado, extorsionado y amenazado, tanto yo como mi familia, por gente afiliada a la organización Nueva Acrópolis, para que vuelva a incorporarme. ... Denuncio esto por si nos pasa algo, tanto a mí como a mí familia.”
 
Así comienza la carta denuncia de José Fuster Lago, de 27 años, casado, trabajador de banca, quien entró en contacto con Nueva Acrópolis en Córdoba, durante el servicio militar, y que después de siete años de dedicación, decidió abandonarla definitivamente. Aún con riesgo de muerte. Es la primera vez que en Cataluña se presenta una acusación firmada contra esa organización. Su padre, José Fuster Ramon, trabajador portuario, había recogido sus declaraciones, ejerciendo la denuncia.
 
“A continuación, denuncio las actividades a las que se dedican y de las que he sido testigo: proselitismo de ideología ultraderechista pro-nazi, encubierta en una falsa imagen de asociación cultural o escuela de filosofía, con el único fin de preparar a todos los individuos, incluso en materia militar para que en un supuesto día D, purguen pasar a la acción para acabar con todo lo que ellos consideran que atenta contra los valores tradicionales y fundamentales de la sociedad.”
 
Las palabras de José Fuster seguramente aciertan de pleno porque por primera vez alguien desde una experiencia irrepetible, desvela unos hechos que hasta estos momentos sólo habían sido sospechas, rumores, comentarios al oído.
 
No en vano una de las razones por las que la Sociedad Teosófica que fundó Madame Blavatsky en 1975 (y de la que Nueva Acrópolis dice que es continuadora) rompía, hace apenas unos años, las relaciones con la secta, era la acusación de tomar el camino de una organización paramilitar.
 
Por eso, algunos miembros de la desaparecida Fuerza Nueva o todavía algunos otros de Cedade han militado o militan también en las filas de Nueva Acrópolis.
 
 
 
 
Una institución semi secreta
 
¿Pero cuáles son a juicio del ex-adepto Fuster Lago los futuros soldados de Nueva Acrópolis?
 
Él mismo nos lo contesta:
 
“Personas confiadas en la sabiduría de la gente, fantasiosas de utopías, insatisfechos de la sociedad actual y creyentes del misterio y el ocultismo son los idóneos para toda la programación y el lavado de cerebro que a través de sus cursos Nueva Acrópolis se los impondrá.”
 
Porque Nueva Acrópolis, aparentemente, se presenta con un sugestivo programa filosófico: el universo del antiguo occidente, el sistema teocrático de los egipcios, la justicia y el orden de Roma, el honor y la cristiandad de los caballeros medievales, el darwinismo, los mayas, la sociedad cátara, etc.
 
Todo eso es el anzuelo perfecto para la caza y la captura de los futuros adoctrinados acropolitanos.
 
Nueva Acrópolis ante el público pretende ser una escuela de filosofía que organiza cuatro cursos y en los que se estudia: ética, filosofía de la historia, simbología teológica, antropogénesis, metafísica, etc.
 
Pero Nueva Acrópolis es más que una escuela de filosofía ya que cuenta con una organización muy esquemática, jerarquizada y rígida. Y así lo dice en su Reglamento para miembros:
 
-        “Los alumnos tendrán que levantarse cuando entre el instructor en el aula.”
 
-        “Los hombres vestirán con chaqueta y corbata, y las damas con regazo, salvo esto último, de los días muy fríos o si se sienten mal de salud.”
 
-        “Los alumnos tendrán que levantarse en señal de respeto ante los hachados y los dirigentes la primera vez que los vean al día.”
 
Porque los cursillos para una minoría amante del eso sólo conforman la punta visible del iceberg.
 
Detrás de ese movimiento filosófico para los alumnos –o provacionistas– no hay sólo las clases de textos filosóficos, sino que se esconden clases de preparación psicológica, manipulación mental, artes marciales, tiro con armas de fuego y otras actividades nada filosóficas ya que Nueva Acrópolis más que un centro de sabiduría, es una sociedad semi-secreta.
 
Y así lo expone su dirigente internacional, Jorge Ángel Livarga, en uno de los capítulos del Manual del dirigente, que es un documento exclusivamente interno y muy secreto del equipo de escogidos, que dirige esta multinacional espartana:
 
“Nueva Acrópolis —dice Livraga— es el plan externo de una organización cultural y humanista y en su corazón es un concepto filosófico. Pero este corazón tiene, al mismo tiempo, un corazón propio, escondido, que son los misterios... Podrá tener millones de miembros, miles de centros, cientos de universidades, pero morirá ignominiosamente ahogada en el propio barro si llega a perder ese corazón oculto.”
 
 
 
 
Una escuela para los más fuertes
 
La intención detrás, el gran proyecto, es preparar un 'nuevo orden', una nueva civilización. Puesto que en todo el ideal acropolitano hay subyacente este histórico y mítico objetivo de crear al 'superhombre'.
 
Y así lo dice en la primera página del Manual (26 páginas escritas en 1969):
 
“El instinto de poder es siempre una búsqueda de la perfección y realización; quienes no lo poseen son imbéciles... Quien no se siente capaz de ser un líder no tiene que estropear a los demás.”
 
Un superhombre, un salvador, un líder. De águila de oro, hacha y uniforme. Cómo Mussolini, Cómo Hitler:
 
“La capacidad receptiva de las multitudes es sumamente limitada y su comprensión es escasa” —decía Hitler en su libro Mein Kampf—. Y añadía: “Las multitudes quieren contemplar la victoria del más fuerte y la destrucción del más débil”.
 
Organizar toda una simbología misteriosa, envolvente, escondida, pero también agresiva y potente, debe ser en consecuencia uno de los fines básicos del movimiento acropolitano. Lo explicaba a la perfección el francés Jean Marc Massé en su Boletín del Cuerpo de Seguridad, publicado en Lyon en diciembre de 1977, todo sobre la parafernalia propia de un cuerpo de regeneracionistas intrépidos:
 
“Los estándares, uniformes, boletines, secciones de bibliografía especializada, canciones, himnos, responsabilidades y trabajos tienen una atracción mágica para la imaginación. Cada hombre, cada mujer, tienen necesidad de sentirse ser los instrumentos de un glorioso destino y de un misterio sagrado.”
 
Esto suela al igual que opinaba el dictador alemán:
 
"Necesitamos, no un centenar de tozudos conspiradores, sino un centenar de miles de fantásticos guerreros para nuestra teoría del mundo."
 
En la portada de ese boletín de Massé hay dibujado un joven con una banda en el brazo y boina, la rodilla en el suelo y el brazo en alto alzado hacia el glorioso emblema de Nueva Acrópolis que es un águila coronando un hacha, una antorcha y una pluma dentro de un sol.
 

 
“Los miembros —sigue diciendo José Fuster en el relato de sus vivencias— se saludaban entre ellos con el brazo derecho en alto y la palma de la mano abierta, diciendo la palabra 'ave', como los romanos, los nazis y los fascistas.”
 
Y en el mismo Boletín el señor Massé le da toda la razón, una sagrada razón para el futuro:
 
“Debemos imponer una disciplina colectiva e individual que permita una mejor organización. Es necesario forjar el futuro con un metal de fuego que hará vibrar a todos los pueblos en la misma onda. Por eso saludo el brazo levantado, todos los miembros del cuerpo de seguridad de OINAF... ¡Viva Nueva Acrópolis! ¡Viva sus dirigentes! ¡Ave!
 
 
 
 
Con Franco y contra el materialismo
 
“Toda la propaganda debe ser popular y debe adaptar su nivel intelectual a la capacidad receptiva del menos inteligente de los individuos a los que se desea que vaya dirigida”, escribía Hitler. Y precisaba: "Es un medio y debe ser juzgada de acuerdo con el propósito al que debe servir".
 
Livraga piensa igual:
 
“Publicar un anuncio en un periódico importante y colocar carteles en los escaparates de las tiendas, anunciando los cursos, sin insistir en Nueva Acrópolis, ni sobre los seis símbolos, presentándola siempre como un instituto cultural privado. Este tipo de propaganda debe ser suficientemente hibrida para que no provoque sospechas ni rechazo.”
 
Y por supuesto uno de los objetivos fundamentales será esconder el objetivo oculto de esa secta, la cual considera que el materialismo es el enemigo número uno de los neo-acropolitanos:
 
“Las ideologías materialistas podrán ser estudiadas en nuestras cátedras, pero sólo con el fin de promover su destrucción...  La enfermedad del alma es el materialismo”. Y por lo tanto “cualquier forma de sindicato, cualquier club de amigos, que no sean legitimados por nuestro sistema, deben de ser destruidos”.
 
E incluso habrá que actuar como rompedores en manifestaciones y actos sindicales, en el constado del ejército y la policía:
 
“Si lo permite el crecimiento, se podrán formar piquetes especializados para colaborar con los sistemas de servicios públicos en […]
 
(Nota: falta la página 9)
 
 
 
 
 
 
“DOCTOR” LIVRAGA
Comandante Mundial de Nueva Acrópolis
 
De estatura media, gafas de pasta oscura, frente ampliada, el hombre que dirige Nueva Acrópolis es un teórico de las jerarquías, del orden y de la disciplina militarista. Y un nostálgico de Franco.
 
Dicen que Jorge Angel Livraga Rizz, alias JAL, –argentino, de unos sesenta años, padres escapados de Italia a raíz de la derrota de Mussolini–, un día oyó una voz que provenía del sótano de su casa y que cuando allí bajó, se encontró una luz que le hablaba.
 
Una luz que le decía que él era el "elegido" para una "gran obra" y que podría ayudar a la sociedad a salir de la "oscuridad" en la que se encontraba sumergida.
 
A partir de ese día –dicen– se pasó tres años en el sótano-cripta de su casa instruyéndose para la gran “misión” encomendada por la “luz divina”.
 
Condecorado por la Orden de San Ildefonso, por la Gran Cruz de la Orden Imperial Bizantino (?), y por la Gran Cruz de las Artes, Ciencias y Letras de París (??), es el cofundador, junto con Ada Albrecht, de la secta místico-política Nueva Acrópolis 8en Argentina el 15 de julio de 1957), gran parte de cuya actividad inicial transcurrió en Uruguay durante la dictadura militar.
 
Bajo su mandato se encuentra una secretísima estructura piramidal y militarizada, de doble denominación: “sus nombres externos –dicen en uno de sus boletines– deben adaptarse de la mejor manera posible a los usos y costumbres de cada país”.
 
Una nomenclatura, pues, externa y otra secretamente interna. De menor a mayor están:
 
·       Los Jefes de Filiales (son los encargados de provincia).
·       Los Comandos Unificados de Zona (son los responsables de región).
·       Los Secretarios Nacionales Federales (se les denomina de la misma manera).
·       Los Comandos Centrales (son los directores estatales, cargo que en España regenta Delia S. Guzman, la cual también es Comando Continental de Europa).
·       Los Comandos Continentales (son los directores continentales).
·       Y el Comando Mundial (o director general) cargo que ocupa el propio Livraga.
 
 
En los escritos del 'doctor' siempre queda bien clara su incredulidad hacia los partidos políticos y su amor por un gobernante (muy viril, por supuesto) que recuerde a los héroes de la antigüedad.
 
"La humanidad civilizada se penetra de vicios, terrorismo, injusticia", dice JAL en el número 130, septiembre de 1985, de la revista que tiene el mismo título que la catacumba acropolitana.
 
Sin embargo, el buen Livraga, quien en su Manual del Dirigente afirma la necesidad de que "el dirigente internacional debe hospedarse en buenos hoteles porque así obtendrá un mejor rendimiento", no sabe casi nada de política:
 
"Supliremos nuestro modo de especialización en temas políticos –dice la citada revista– con una visión descontaminada, imprescindible en todo trabajo verdaderamente filosófico”.
 
Aparte de esta visión “descontaminada”, va con mucho cuidado de no mostrar su verdadera cara. Pero el visionario italo-argentino no puede evitar ciertos “varones” apolíticos. Y así, en su artículo “El mito del nazismo” publicado en esa misma revista, se le escapan “cositas” como éstas:
 
“Hitler, quien nunca fue pintor de brocha gorda, aunque realizó trabajos inhumanos espoleados por el hambre, llegó a captar y a comer la sopa de los pobres en el asilo de los Hermanos de la Caridad.”
 
“Hitler, quien con dinamismo sobrehumano se lanzó a rescatar a Alemania de la abrumadora deuda externa y del paro. Al que sólo un jefe de estado se atreve a señalar que el año que empezaba, ya había perdido la guerra. Es el generalísimo Franco... el hábil y práctico gallego.”
 
 
Y es que ese gran mandarín, jefe del movimiento acropolitano que vive en el piso central de Nueva Acrópolis, ubicado en Madrid, Gran Via 22, y que lleva a su lado un servicial guardaespaldas –caballero legionario de honor por la Subinspección de la legión de Leganés (Madrid) y colaborador de TVE para la producción de una serie sobre temas militares–, nunca se ha estado de decir las cosas esotéricamente claras:
 
"Nuestra civilización degenera", "la democracia es antinatural, inoperante y caótica", "es la prevalencia de la mayoría sobre la minoría", Así pues, es necesario "el gobierno mundial", "un gobierno aristocrático y totalitario". Salvar “una selección de los más aptos”, ya que “nunca ha habido –como por ejemplo– tantos millones de hambrientos, de criminales y de anormales en el mundo”.
 
 
Pepe Rodríguez, experto en el estudio de las diversas sectas que operan en el España, ha dado cuenta suficientemente de Nueva Acrópolis y otras sectas en su libro “Las sectas hoy y aquí” publicado por Ediciones Tibidabo, Barcelona, 1985.
 
Gracias a su especialización, podemos conocer un gran número de los puntos oscuros y velados de la “hermética” escuela del “doctor” Jorge Angel Livraga.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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