ANÁLISIS DEL LIBRO “MI VISITA A VENUS” DE LOBSANG RAMPA


 
Este libro fue inicialmente editado por Gray Barker (quien fue un ufólogo estadounidense) a partir de varios textos que había escrito Lobsang Rampa. Luego Gray Barker publicó este libro en 1966 a través de la editorial Saucerian Books, pero sin asegurarse primero del consentimiento de Lobsang Rampa.
 
En el prólogo de este libro Gray Barker escribió:
 
« Aunque “expuesto” por los “eruditos tibetanos”, el público ha seguido creyendo en Lobsang Rampa y comprando sus libros. Los libros posteriores de Lobsang Rampa dan más detalles de las experiencias que encontró después del período cubierto por su libro “El Tercer Ojo”. Y algunos de sus libros consisten en enseñanzas ocultas prácticas de las que la persona ordinaria puede beneficiarse.
 
Lobsang Rampa mantuvo el tema de los platillos voladores y los viajes espaciales fuera de sus libros, evidentemente temiendo que no se creyera en sus relatos. Algunos de estos escritos, incluidos en este libro, han sido publicados por la “Saucer Press”, y algunos de ellos se han distribuido de forma privada en una edición manuscrita mimeografiada.
 
Sin embargo la conciencia pública sobre el fenómeno OVNI ha avanzado mucho desde los años cincuenta. Por lo que consideramos que es hora de reunir los escritos de Lobsang Rampa sobre platillos voladores en forma de un libro para que el público pueda leer sobre estas experiencias notables.
 
Y por eso se ha preparado y publicado esta edición limitada. Predecimos que será muy buscada, y que una vez que desaparezca esta edición original, se convertirá en una valiosa pieza de colección.
 
La copia que tienes se desgastará y deteriorará mucho antes de su desaparición. ¡Esperamos que sea un placer para el propietario y para quienes la tomen prestada!
 
Gray Barker. »
 
 
 
Lobsang Rampa al enterarse de esta publicación finalmente dio su permiso para que se siguiera publicando este libro, pero a condición que se hicieran dos modificaciones, y que el 10% de las ganancias se enviaran a una organización que cuida a los gatos en la ciudad de Nueva York.
 
En una carta fechada el 31 de octubre de 1966, Lobsang Rampa le escribió lo siguiente a Gray Barker:
 
 
« Sr. Gray Barquer Box 2228
 Clarksburg West Virginia
 
Estimado Sr. Barker,
 
Este libro realmente no debería de haber sido publicado, pero quiero creer que usted lo publicó de buena fe bajo la suposición de que yo estaba en Sur América y por tanto lo no disponible.
 
Para regularizar su posición, yo sugiero lo siguiente: usted hace dos alteraciones a petición mía, y yo le daré el permiso para publicar y vender el libro. No reclamaré derechos de autor sobre este libro “Mi Visita a Venus”, pero a cambio usted enviará el diez por ciento de sus ganancias a The Save A Cat League ubicada en 245 West 25th Street, New York City, porque los pobres gatitos tienen una miserable vida en este duro mundo.
 
Usted y yo hemos tenido duros momentos en las manos de la ignorancia y la maldad y NUNCA me ha sido dada una oportunidad para dar mi propia aclaración del asunto. La imbécil prensa es como perros rabiosos en su insensato odio a todo aquello que ellos no entienden.
 
Yo le digo a usted definitiva y enfáticamente que todos mis libros son acontecimientos verdaderos, son mis experiencias personales, y yo soy quien clamo ser.
 
Atentamente.
T. Lobsang Rampa. »
 
 
 
 
Y en resumen en este libro Lobsang Rampa cuenta que cuando vivía en el Tíbet, él junto con otros seis monjes budistas se encontraron con unos extraterrestres que los llevaron con su nave espacial a Venus, y Lobsang Rampa describió a los venusianos como una civilización muy avanzada y hermosa:
 
« A medida que descendíamos más y más, vimos ciudades como de hadas extendiéndose a lo largo del planeta, inmensas estructuras, etéreas, casi increíbles en su delicado trazo de su construcción. Altos chapiteles y cúpulas bulbosas, de torre a torre alargados puentes como telarañas que relucían con vivos colores, rojos y azules, malva y purpuras y dorado y que curiosa cosa no había luz del Sol.
 
Todo este mundo estaba cubierto en una nube. Yo miraba a mí alrededor mientras pasábamos disparados sobre una ciudad a otra y me parecía que toda la atmosfera era luminosa, todo en el cielo daba luz, no habían sombras y no había un foco central de luz.
 
Parecía como si toda la estructura nubosa irradiara luz en forma uniforme, discretamente, una luz de tal cualidad como nunca había creído que existiera. Era pura y limpia.
 
Finalmente dejamos las ciudades y llegamos a un hermoso y centellante mar, un mar del más puro azul. Habían pocas embarcaciones navegando y el Hombre Ancho sonrió benevolentemente cuando yo le comenté eso, y él me respondió:
 
-        “Oh esas son embarcaciones solo de placer. Nosotros no usamos ninguna cosa tan lenta como esas naves en este mundo.”
 
Después de unos minutos cruzamos el océano y llegamos a otra reluciente ciudad, aún mejor que las anteriores que habíamos visto y en el puro corazón de la ciudad estaba un claro al cual nos aproximamos.
 
Por unos minutos nos detuvimos, posiblemente a una milla de altura sobre la ciudad, sobre el claro, y entonces, como una respuesta a una señal, descendimos lentamente, sin ningún sonido, sin esfuerzo alguno. Gradualmente, casi imperceptiblemente el suelo estaba más cerca y más cerca.
 
Pronto estuvimos a la altura de las cimas de las torres de esta resplandeciente ciudad, esa fabulosa ciudad, que como esa ninguna persona del Tíbet había visto antes. No pudimos determinar la naturaleza de los materiales; las torres se empinaban hacia las estrellas, puntiagudas, y de cada ventana de esos inmensos edificios, se asomaron rostros.
 
Y cuando nos acercamos más y más abajo, pudimos distinguir esos rostros con alarmante claridad; ellos eran hermosos. A lo largo de nuestra estadía en Venus, sin duda, no vimos ninguno de acuerdo a los estándares de la Tierra, eran llamativamente hermosos. La fealdad era desconocida aquí en este mundo, tanto eran sin fealdad de mente como de cuerpo, las dos estaban ausentes… Casi sin darnos cuenta estábamos en la superficie venusina.
 
Nuestra máquina había descendido sin temblor, sin sacudida. El Hombre Ancho se dirigió hacia nosotros y dijo: “Es momento de apearnos mis hermanos.” Y guió el camino hacia afuera del salón. Tan pronto pisamos tierra, miramos alrededor nuestro por primera vez. Antes habíamos estado demasiado ocupados maravillándonos con el método de nuestro descenso. Ahora encontramos gente que nos estaban esperando, oficiales obviamente, hombres altos, de rostros serios, pero con una dignidad y presencia no conocida en la turbulenta Tierra.
 
Uno de ellos se paró frente a nosotros e inclinó su cabeza en nuestra dirección. En nuestras mentes fluyeron pensamientos, su pensamiento, telepatía. Él nos saludó en la lengua universal del pensamiento. Ningún sonido fue emitido en toda esa reunión.
. . .
No sabemos qué tanto tiempo duramos allí en ese planeta, podrían haber sido días, podrían haber sido semanas, estuvimos cegados por el esplendor de las imágenes que veíamos. Gente deseando solo paz, deseándola como nosotros en el Tíbet la deseamos, tratando a los demás como quieres ser tratado.
 
Pero finalmente fue el momento otra vez de regresar a la Tierra, la cual ahora nos parecía un sórdido lugar, un planeta de pálida insignificancia comparada a la gloria de Venus. Con tristeza abordamos la nave espacial y con tristeza retornamos al Valle Escondido; nunca otra vez, pensé, veré tales maravillosas cosas. Pero cuan equivocado estaba, porque ese fue solo el primero de muchos viajes. »
(Última parte)
 
 
 
 
 
 
OBSERVACIONES
 
Sabemos actualmente que ese relato es pura falsedad porque no hay ciudades ni océanos en el planeta Venus.
 
Y algunos lectores sugerirán que:
 
¿Tal vez Lobsang Rampa viajó al plano astral de Venus?
 
Pero mi respuesta es que en el plano astral de Venus tampoco hay ciudades ni océanos, ya que el plano astral es un plano de existencia muy diferente del plano físico.
 
La zona del astral que más se asemeja al plano físico es el subplano más denso, debido a que es la matriz del plano físico. Pero dado que el mundo físico de Venus es un lugar inhóspito, entonces el subplano astral más denso de Venus va a ser igual de inhóspito puesto que es su reflejo.
 
Además el maestro Pastor reveló que la vida en Venus se encuentra en el plano mental, y en ese plano los seres ya no tienen formas físicas sino que aparecen como esferas luminosas.
 
Claramente Lobsang Rampa en su relato está describiendo a los venusianos tal como la gente se los imaginaba a mediados del siglo XX: siendo una civilización física muy avanzada y harmoniosa.
 
Seguramente Lobsang Rampa ha de haber pensado que como todavía faltaba mucho para que los científicos pudieran explorar Venus, él podría decir lo que quisiera. Pero la exploración espacial que comenzó a efectuarse a partir de la década de los setenta derrumbó esa creencia, demostrando con ello el inmenso charlatanismo de Lobsang Rampa.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

2 comentarios:

  1. En qué parte puedo leer más sobre Pastor y la vida en Venus? El gurú Tántriko Anandamurti también hablo de la vida en ese planeta.

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