RENÉ GUÉNON EXAMINADO POR JOSCELYN GODWIN

 
Joscelyn Godwin es un notable investigador multilingüe de musicología, esoterismo y ocultismo, y sobre René Guénon él escribió el siguiente artículo:


En junio de 1920, René Guénon (1886-1951) terminó de escribir “Introducción general al estudio de las doctrinas hindús (1) el cual sería su primer libro difundido, pero de ninguna manera su primera publicación ya que él había estado escribiendo bajo varios seudónimos durante más de una década.
 
Guénon tenía grandes esperanzas en ese libro debido a que si éste podía ser aceptado como su tesis doctoral, entonces eso podría llevarlo hacia una carrera académica en lugar de la maestría que le había resultado casi insoportable.
 
Pero a pesar de todo su interés y experiencia por el hinduismo, Guénon en ese momento ya se movía hacia una dirección diferente puesto que habiendo visitado el submundo ocultista y masónico parisino, y él ahora gravitaba hacia los círculos católicos tradicionales de una variedad neotomista, dominados por el famoso filósofo y converso Jacques Maritain.
 
Cualquiera que haya sido su compromiso personal, estar en ese ambiente le sirvió bien ya que su libro acerca del hinduismo fue aceptado para su publicación por Marcel Rivière, quien también era el editor de una revista mensual titulada Revue de Philosophie con inclinaciones católicas y escolásticas.
 
Poco después el fundador y editor de esa revista, el reverendo padre Peillaube, invitó a Guénon a contribuir en esa revista y ahí donde su ataque contra la Sociedad Teosófica comenzó.
 
Émile Peillaube fue un psicólogo de renombre internacional que desempeñó el cargo de superior del Seminario de San Tomás de Aquino y también fue profesor en el Instituto Católico de París. No sabemos si fue él quien le sugirió a Guénon ese ataque contra la Teosofía como objetivo para su siguiente proyecto, o si Guénon ya lo tenía considerado, pero lo que si sabemos es ese trabajo avanzó rápidamente pues Guénon ya poseía (o se le entregó) un gran dosier de materiales poco frecuentes, así como antiguos semanarios espiritistas y una pequeña biblioteca de libros en francés e inglés.
 
(Observación de Cid: dado que Guénon menciona en su libro a detractores de Blavatsky que estaban al otro lado del mundo, como por ejemplo Elliot Coues, eso me indica que lo más probablemente es que le hayan entregado ese dosier porque veo difícil que él haya podido recopilar esa documentación.)
 
 
René Guénon conoció a Émile Peillaube en octubre de 1920 para formalizar el plan, y así la primera entrega de sus artículos hostiles contra la Sociedad Teosófica aparecieron en la Revue de Philosophie en enero de 1921, seguida por otros artículos hasta julio, y en noviembre de 1921 todo el trabajo se publicó como un libro bajo la dirección general del propio Jacques Maritain (2).
 
De este modo se percibe que una de las motivaciones para la publicación del libro El teosofismo, historia de una pseudo-religiónfue el odio con el que los intelectuales católicos veían a la creciente influencia de la Sociedad Teosófica en los años posteriores a la Primera Guerra Mundial.
 
Y la aseveración de Guénon al final de su libro en donde él afirma que “no estamos asociados con ninguna campaña organizada; ni siquiera queremos saber si existe y más bien lo dudamos" (3) muestra una hipocresía increíble sobre sus patrocinadores.
 
 
Si bien su ataque contra la Sociedad Teosófica le valió el patrocinio de sus nuevos mecenas y lo llevó a poder publicar otro libro, esta vez en contra del espiritismo titulado “El Error Espirita” (publicado por Rivière en 1923), este no fue un período feliz para Guénon ya que en marzo de 1921 la Universidad rechazó su tesis sobre las doctrinas hindúes, por lo que él no pudo obtener su codiciado título de doctor en letras.
 
Esa experiencia lo amargó enormemente y lo alejó para siempre del mundo académico, pero por otra parte le permitió volverse libre de construir su propio universo mental y seguir adonde lo llevaran sus impulsiones.
 
(Nota de Cid: con los enormes errores que cometió Guénon en la explicación que dio sobre el hinduismo, no me extraña que le hayan rechazado su tesis; y curiosamente el espiritismo es un movimiento esotérico que también es aborrecido por los cristianos, lo cual acentúa el hecho de que Guénon fue patrocinado por los católicos para atacar a las organizaciones adversas.)
 
 
La respuesta de los teósofos al libro de Guenón se expresó en la publicación de un folleto de treinta dos páginas titulado “Teosofía y Teosofismo: respuesta a la critica contra la teosofía hecha por René Guénon” el cual fue elaborado por el teósofo y profesor emérito Georges Méautis.
 
Ese documento fue dado a conocer desde el n°4 de la avenida Rapp, sede de la Sociedad Teosófica parisina, y de esta manera fue una respuesta cuasi-oficial al libro de Guénon.
 
El erudito suizo Georges Méautis (1890-1970) tuvo el tipo de carrera a la que Guénon tanto había aspirado, ya que Méautis fue graduado de varias universidades europeas, obtuvo su doctorado en 1918 en la Universidad de Neuchâtel, y en 1922 ya era profesor de esa universidad en donde ocupó la cátedra de lengua y literatura griegas de 1930 a 1961, recibió muchos premios y honores, y no parece haber dañado su notoriedad el hecho de que él fuera también un eminente teósofo y creyente declarado en la reencarnación, como correspondía a su especialidad de pitagorismo.
 
Méautis colaboró con frecuencia en la revista de la Sociedad Teosófica Francesa “Le Lotus Bleu”, y a veces en la década de 1920 firmaba como "Paul Bertrand", pero más habitualmente con su propio nombre, por lo que no había duda de que Guénon lo aborrecía, no solo por criticar a su libro sino también por ser todo lo que él no había podido ser.
 
Ese mismo año en que apareció su análisis sobre el libro de Guénon, Méautis también publicó un pequeño libro pero muy completo titulado “Investigaciones sobre el pitagorismo” (Neuchâtel: Paul Attinger, 1922). Su objetivo con ese trabajo era mostrar que existía una continuidad entre el neopitagorismo de los siglos poscristianos y el movimiento original de seis siglos antes; y también Méautis les reprocha a los estudiosos que se creen cualquier anécdota sobre Pitágoras, pero ignoran el principio del esoterismo (p.26), y enfatiza el lado práctico de la vida pitagórica y aconseja tomar en serio la utilización de los sueños, la música y los perfumes como métodos de acceso a realidades alternativas (p.31-37).
 
Y también analiza las diferentes partes del ser humano (cuerpo, alma, espíritu, daimon, p.99) y los malentendidos de otros eruditos, trazando paralelismos entre el brahmanismo y el Bhagavad Gita (p.100), el neoplatonismo y el hermetismo.
 
Entre los ejemplos recientes de ideas similares, cita a los escritores ingleses Algernon Blackwood y Rudyard Kipling (p.37). Y si bien ese libro es una excelente muestra de la erudición clásica, para el lector atento ejemplifica la confianza del teósofo en la continuidad de las corrientes esotéricas y la concordancia entre las tradiciones.
 
 
En cuanto al análisis que Méautis hizo del libro “Teosofismo”, René Guénon aparentó que no le había importado la respuesta de Méautis mostrando un rechazo frívolo, pero esto fue desmentido por el hecho de que en la siguiente edición publicada en 1925 Guénon puso más comentarios para tratar de desacreditar los argumentos de Georges Méautis.
 
Aunque la realidad es que Guénon no supo defenderse y simplemente despotricó. Pero también hay que precisar que las refutaciones que puso Méautis les faltó poderío, y la sección final con su apelación a las emociones tampoco se ajusta bien con una demolición académica bien efectuada.
 
Quizá era demasiado pronto para que Méautis detectara la debilidad más grande que hay en el trabajo de Guénon y que consiste en agrupar a la Teosofía de Blavatsky (que ya era una entidad con etapas evolutivas distintas) con los desarrollos posteriores de Annie Besant y Charles Leadbeater que algunos llaman "Neo-teosofía".
 
La fortaleza de Méautis radica en señalar el uso exclusivo por parte de Guénon de los detractores más feroces de Blavatsky, sin prestar ninguna atención a las objeciones que se hicieron contra esos acusadores, mostrando con ello que el libro de Guénon no es un trabajo neutro, sino que tiene toda la intención de atacar a Blavatsky y la Sociedad Teosófica, aunque las pruebas que utiliza sean de dudosa validez.
 
Como lo señaló muy acertadamente el historiado Leslie Price:
 
-      "Guénon es un caso de estudio sobre el uso indebido del material de archivo. Le dieron un dossier, pero él lo empleó no como historiador que sopesa el contenido, sino como un maquiavélico polemista que utiliza la falsa información para generar repudio." (5)
 
 
Dicho esto, los historiadores del movimiento teosófico han tenido que agradecer a Guénon por alertarlos sobre ese expediente, en particular con respecto a la Hermandad Hermética de Luxor y los desarrollos que tuvo en Francia.
 
Cada capítulo contiene señales que invitan a una investigación más profunda e imparcial. Asimismo, los historiadores del movimiento tradicionalista (si no los mismos tradicionalistas) reconocen que Guénon le debe mucho a la Teosofía.
 
En una evaluación equilibrada del libro por el investigador Richard Smoley, él escribió:
 
« Irónicamente, una de las razones para la actitud hostil de Guénon puede ser que él y Blavatsky en muchos aspectos no estaban tan separados. De hecho, el erudito Mark Sedgwick, cuyo libro “Contra el mundo moderno” es la mejor introducción al impacto del pensamiento de Guénon, y Sedgwick ve a la Teosofía como una de las principales influencias de René Guénon (ver p.40-44) (5).
 
Ya hemos visto que Blavatsky y Guénon estaban de acuerdo sobre la existencia de una tradición esotérica universal. Ambos hicieron un uso liberal de los términos sánscritos al exponer sus ideas, y concordaron sobre los peligros del espiritismo, argumentando que las sesiones espiritistas no le permiten a uno hacer contacto con individuos muertos sino simplemente con sus caparazones astrales, que han sido despojados a medida que el espíritu asciende a los planos superiores. » (6)
 
A estos terrenos comunes podríamos agregar la reconciliación de las diferencias religiosas mediante sus raíces esotéricas; un concepto cíclico de la historia que incluye un estado anterior y más sutil de la materia; el estímulo de los estudios orientales como acceso a una sabiduría perdida mayoritariamente en los países occidentales; el análisis de los múltiples estados del ser humano, y el uso del simbolismo, especialmente geométrico, para explicar realidades metafísicas.
 
 
 
 
 
 
Notas
 
1. Bosquejo histórico basado en Marie-France James, Esotérisme et Christianisme autour de René Guénon (París: Nouvelles Éditions Latines, 1981), I, p.194; Jean-Pierre Laurant, Le sens caché dans l'œuvre de René Guénon (Paris: L'Age d'Homme, 1975), p.66-67, 265.
 
2. René Guénon, Le Théosophisme, histoire d'une pseudo-religion (Paris: Nouvelle Librairie Nationale, 1921). En el presente trabajo cito la edición póstuma que incluye todas las notas complementarias de Guénon, así como sus otros escritos sobre el tema: Le Théosophisme, histoire d'une pseudo-religion. Réédition augmentée de textes ulterieurs (Paris: Éditions Traditionnelles, 1982). Hay una traducción al inglés llamada Theosophy: History of a Pseudo-Religion, por Alvin Moore, Jr., Cecil Bethell, Hubert y Rohini Schiff (Hillsdale, NY: Sophia Perennis, 2003).
 
3. Théosophisme, p.308.
 
4. Comunicación personal, el 16 de diciembre de 2016.
 
5. Mark Sedgwick, Against the Modern World: Traditionalism and the Secret Intellectual History of the Twentieth Century (Oxford: Oxford University Press, 2004).
 
6. Richard Smoley, “Against Blavatsky: René Guénon's Critique of Theosophy”, Quest Magazine 98/1 (invierno de 2010), p.28-34.
 
 
(http://hypatia.gr/fota/images/newsletter/Fota_Newsletter_Special_Ed_Autumn2016.pdf)
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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