DESMONTANDO LA DEFENSA DE ROBERT THOULESS AL INFORME HODGSON




El 'Informe Hodgson' es un documento elaborado principalmente por Richard Hodgson que fue publicado por la Sociedad para la Investigación Psíquica de Londres (más conocida por sus siglas en inglés SPR) donde acusa a Madame Blavatsky de ser una charlatana.

En 1963, el historiador teosófico Walter A. Carrithers Jr. (bajo su seudónimo Adlai E. Waterman) publicó el libro "Obituario: El Informe Hodgson sobre Madame Blavatsky" (Editorial Teosófica, Adyar, Madrás, India) donde hace un análisis detallado de ese informe demostrando lo pésimo que fue elaborado y su total intensión de despreciar a Madame Blavatsky sin pruebas fidedignas.

Unos cinco años después, el libro del Sr. Carrithers fue reseñado de manera menospreciativa por el psicólogo Robert H. Thouless en la Revista de la SPR "The Journal of The Society for Psychical Research" en septiembre de 1968 (p.341-349).

Y al año siguiente, el Sr. Carrithers respondió a la reseña del señor Thouless, y una versión abreviada de su respuesta se publicó en la sección "Correspondencia" del número de diciembre de 1969 de esa revista con el título "El 'Informe Hodgson' sobre Madame Blavatsky" (p.188-197).

Y a continuación les traduzco la versión íntegra de la carta de refutación del Sr. Carrither, y cuya transcripción original en inglés la pueden leer en este link.

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EL "INFORME HODGSON" SOBRE MADAME BLAVATSKY


por Walter A. Carrithers, Jr.



10 de junio de 1969

Sr. Alan Gauld,
Editor del Journal of The Society for Psychical Research
1 Adam and Eve Mews,
Londres, W. 8, Inglaterra.


Estimado señor:

En la reseña de mi libro "Obituary: The 'Hodgson Report' on Madame Blavatsky: 1885-1960", que publicaron en su revista "The Journal of The Society for Psychical Research" de septiembre de 1968 (p.341-49), el señor Robert H. Thouless expresa su convicción de que el argumento de Richard Hodgson contra la paranormalidad de los fenómenos relacionados con Madame Blavatsky "era, en el fondo, sólido".

Sin duda pocas personas basándose en esa reseña discreparían de esta opinión, y de hecho sería una conclusión inevitable si todo lo que el señor Thouless dice en su reseña fuera cierto, pero desafortunadamente mucho de lo que el señor Thouless dice es falso.




Los errores que dijo el señor Thouless

Los errores y conceptos erróneos en su reseña van desde lo trivial hasta lo trascendental.

Un ejemplo de los errores triviales que él dijo es la afirmación de que la Sra. Coulomb, la supuesta cómplice convertida en informante, "que había actuado como ama de llaves en la sede teosófica de Adyar", fue «despedida en 1883 por los funcionarios de la Sociedad Teosófica mientras que la Sra. Blavatsky estaba ausente en Inglaterra, pero su despido fue confirmado por una carta de la Sra. Blavatsky» (p.343).

Pues bien, el año en que eso sucedió no fue 1883 sino 1884 (véase la página 1 de mi libro reseñado) cuando H. P. Blavatsky se encontraba en París.

Y como la propia Sra. Coulomb reveló en su panfleto (p.104-11, Madrás, 1884; Londres, 1885; véase Waterman, p.1-2), ella y su esposo fueron expulsados ​​de la Sociedad Teosófica «tras un juicio por cargos no impugnados de extorsión, chantaje, calumnia, falsedad y despilfarro de fondos domésticos»; y solo tras recibir un telegrama de la Sra. Blavatsky ordenándoles «entregar las llaves de sus habitaciones y marcharse (111)» (op. cit.) que ellos renunciaron a sus cargos y abandonaron el lugar.


Pero más graves son las inexactitudes que aparecen al analizar los puntos cruciales sobre los que gira todo el caso.

Así al presentar sus observaciones sobre el problema del estatus del Informe Hodgson que parecen intercaladas para intentar desestimar cualquier cuestión de responsabilidad por parte de la SPR, el señor Thouless diferencia entre el primero y lo que describe como «un breve informe de 6 páginas (p.201-207)» publicado por el «Comité de la S.P.R. en el mismo volumen de la revista de la SPR.» (vol. 3, p.342).

Pero esta descripción es inexacta porque ¡El Informe del Comité no tiene 6 páginas, sino 200 páginas!

Y como lo señalé inicialmente en mi libro reseñado (p.3), el informe Hodgson «apareció como la segunda parte (p.207-380) del Informe oficial de la S.P.R. del Comité Designado para Investigar los Fenómenos Relacionados con la Sociedad Teosófica (p.201-400), siendo la primera parte la "Declaración y Conclusiones del Comité" (p.201-07)».

Y los lectores atentos no habrían pasado por alto la falsedad de la errónea atribución del reseñador si este no hubiera considerado oportuno omitir la parte pertinente del título completo (arriba), que emasculado en su nota inicial, simplemente dice: "Sobre los Fenómenos Relacionados con la Teosofía", Proc. SPR, III, p.201-400.




La responsabilidad de la SPR

Además, la cuestión de la responsabilidad de este Informe que incluye como se hace, el "Informe" personal de Hodgson en la Parte "2", sigue sin resolverse dado que el documento constituye en su totalidad el informe oficial de un comité debidamente designado por el Consejo de la SPR.

Y la Regla 24 de la Constitución y Reglamento de la SPR, entonces (y, sustancialmente, como la Regla 35, página 7, de los Estatutos de la Sociedad, actualmente vigente), establece que:

"El Consejo tendrá la facultad de designar, para fines especiales, Comités compuestos por Miembros de la Sociedad u otras personas idóneas.

Todo Comité designado por el Consejo informará de sus actuaciones al Consejo a través del Presidente o Secretario de dicho Comité, uno de los cuales deberá ser Miembro del Consejo, y ningún informe se publicará sin la aprobación del Consejo". (Constitución y Reglamento, 1885, Actas, vol. 3, p.494).

Por lo que obviamente ese Informe no debería haberse publicado sin la debida autorización oficial, pero ese aspecto no se tuvo en cuenta en la reseña que hizo el señor Thouless.

Y si bien la responsabilidad de la SPR se la hecha al Consejo, la SPR es la única responsable de la publicación y la venta continua que ha hecho del Informe Hodgson.




Los Coulomb

Pero prosigamos examinando la reseña del señor Thouless, él opina que la "Declaración y Conclusiones del Comité" —lo que él llama el "informe" del Comité— se basó en el informe de Hodgson (p.342). Pero sea como fuere, la pregunta crucial es: ¿en qué se basó el Informe Hodgson?

Es obvio que al igual que el propio Richard Hodgson, sus apologistas ansían hacernos creer que las mentiras sin fundamento de los ex-convictos, o sea los Coulomb, no tuvo ningún papel en la construcción de este documento.

Por lo tanto, el revisor nos dice: «Es obvio que no se puede confiar en el testimonio de los Coulomb... Ciertamente, ninguna declaración fundamentada de los Coulomb debe considerarse como prueba».

Así declara: «Hodgson afirmó que al llegar a sus conclusiones, él no se había fiado de ninguna declaración no verificada de los Coulomb» (p.210), aunque añadió que ninguna de sus alegaciones materiales había resultado falsa (p.343).

Esto parece un "certificado de buena salud" y sería muy convincente de ser cierto. Pero no lo es, como se deja muy claro en mi libro.

Si bien el señor Thouless expresa la admirable convicción de que «es bueno que el informe Hodgson sea sometido a una crítica minuciosa, sus argumentos como en este caso inducen al lector incauto a no considerar esta crítica, sino a ignorarla.

Si el señor Thouless hubiera querido que el lector comprendiera la importancia de tal crítica, entonces debería haber añadido en ese punto que yo no solo cuestioné, sino que en mi libro desacredité con ejemplos documentados tanto la evaluación como el uso del testimonio de los Coulomb por parte de Richard Hodgson.

Por ejemplo, en relación con el mueble conocido como "El Relicario" y el intento de Hodgson de presentar ese mueble como una "caja de prestidigitación", yo en la página.85 de mi libro señalé que «Hodgson solo contaba con las declaraciones no verificadas de los Coulomb para afirmar eso».

(Richard Hodgson rechazó el testimonio de las personas que aseguraron que detrás del relicario había un pasadizo sin acabar. Este pasadizo estaba siendo construido por el señor Coulomb para acusar a Blavatsky de fraude, pero no lo pudo terminar porque fue descubierto.) 

Y añado: «Todos y cada uno de estos elementos eran necesarios para su ‘caso’; Richard Hodgson basó su ‘conclusión’ en ellos; y sin ellos, todo ese frágil edificio de acusaciones contra Madame Blavatsky se habría derrumbado a primera vista».

Y sin embargo, para proteger su ‘conclusión’ y ‘asegurar’ sus argumentos en estos y otros momentos cruciales, Hodgson no tenía nada a qué recurrir salvo a la palabra sin fundamento de estos dos mentirosos confesos que fueron los Coulomb.

No es de extrañar que al principio de su informe quisiera que sus lectores pensaran que él no había "confiado en ninguna declaración no verificada de los Coulomb" pero esa afirmación es completamente falsa.

Ciertamente no se puede encontrar en el informe de Hodgson nada más enfático, culpable y engañoso que esta santurrona negación» (p.85-87).

Y citando ejemplos de las falsas pretensiones empleadas por Hodgson para ocultar a sus lectores la existencia de contradicciones sobre hechos importantes publicados previamente por los Coulomb (y por consiguiente no presentes en su informe), yo en mi libro señalé que:

«En vista de VIII, 2 y IX, 5 y 6, aunque solo sea por una razón, es evidente que no se puede dar crédito alguno a la ferviente afirmación de Hodgson de que él no fue capaz de refutar ninguna alegación de los Coulomb que fuera de algún modo relevante.»

Y el hecho de que en estos y otros innumerables casos el señor Hodgson no quiso suprimir el testimonio de los Coulomb a pesar de su falsedad, basta para demostrar que el señor Hodgson era plenamente consciente de sus abundantes inconsistencias» (p.84).

Es este tipo de subterfugio persistente —no explicable como un error o una serie de errores ya que Thouless arguyó «debido a que Hodgson confió en su memoria para la referencia en lugar de encontrar su fuente original» (p.346)— lo que inevitablemente lleva a uno a concluir que Richard Hodgson, quien ha sido llamado "quizás el mayor investigador psíquico de todos durante la Edad de Oro de la Investigación Psíquica", no estaba imbuido de demasiado entusiasmo y muy poca facilidad para el recuerdo mental.

(En el blog les demuestro que todas las acusaciones que los Coulomb hicieron contra Blavatsky resultaron ser falsas, y si Richard Hodgson hubiera investigado con seriedad él se habría dado cuenta de eso, pero es obvio que desde el inicio el objetivo de Hodgson era despreciar a Blavatsky, y para lograrlo aceptó todas las acusaciones que le hicieron a Blavatsky sin evaluar la validez de esas acusaciones.)




Hodgson manipuló las pruebas

Al informar a sus lectores que yo «considero que Hodgson formuló falsas acusaciones contra la Sra. Blavatsky, y que muchas de sus declaraciones contra ella eran erróneas y pretendían deliberadamente crear un caso falso contra ella, y que Hodgson suprimió las pruebas en contra de eso», el señor Thouless, para ser justos tanto conmigo como con los lectores, debería haber añadido que en mi libro toda acusación que presento de ese tipo contra Hodgson está respaldada con evidencia documental, citando el documento y la página de las pruebas.

Y además, es de cierta importancia que la procedencia de estas pruebas no sea el testimonio de Blavatsky o de sus seguidores, sino de personas neutrales, lo que especifiqué en mi libro:

«Lo que se requiere en una situación como esta son hechos: hechos incontrovertibles basados ​​en testimonios que los críticos incrédulos no pueden rebatir, el testimonio no de H.P.B. y sus testigos, sino del fiscal principal y sus testigos principales.» (p.16-17).

Y es con estos datos que en la nota 57 presento 37 ejemplos de «omisión y supresión por parte de Hodgson de pruebas que ya estaban impresas o que conocía con certeza, y que habrían desacreditado su informe en puntos importantes y cruciales de haber sido admitidas».

La reseña del señor Thouless no toma esto en cuenta.

Y es también con estos hechos que en la nota 58 de mi libro presento otros 37 casos en los que el informe de Hodgson «no aporta la evidencia necesaria para sustentar las afirmaciones de su autor».

Y esto también el señor Thouless lo ignora en su reseña.

Y es solo a la luz de estos hechos, resumidos en el capítulo 9 titulado "Una Cuestión de Integridad" que mi libro (y por primera vez en el mundo) presenta una evaluación de "la veracidad del acusador (Richard Hodgson) y el acusado (Madame Blavatsky)" y encuentra en el Informe de Hodgson

«Más de medio centenar de ingeniosas interpretaciones erróneas, todas calculadas para promover la destrucción de Madame Blavatsky; todas hábilmente ejecutadas, apoyándose mutuamente o prudentemente protegidas mediante la supresión de testimonios o pruebas contrarias dondequiera que se vieran amenazadas; y casi todas requiriendo un diseño selectivo y consciente, una formulación o redacción cautelosa, y una introducción y uso cuidadosos y astutos».

¡Qué asombroso registro resulta todo esto cuando se compara con el vano e inútil intento del señor Hodgson de demostrar las "falsedades deliberadas" de Madame Blavatsky para condenarla por mentir! (p.87).

Pero a los lectores de esta reseña no se les ofrece ningún indicio de esta indiscutible comparación y acusación.


Por otro lado, es significativo señalar que en ninguna parte de su reseña el señor Thouless logra refutar ninguno de estos hechos, demostrar la falsedad de una sola acusación que he hecho ni citar un solo error en la información que he aportado.

Esto resulta un tanto extraño en vista de la opinión expresada y publicada en una ocasión por un miembro del Consejo y sostenida por otro, durante el debate sobre este libro en una Asamblea General Anual de esta Sociedad, que lo catalogó como una colección de difamaciones y de historias despreciables.





Las falsedades que escribió el señor Thouless

Tras afirmar, en una página, que «ninguna declaración infundada de los Coulomb debe considerarse como prueba», el señor Thouless, en la página siguiente de su reseña, escribe:

«También hubo supuestas apariciones de Mahatmas, supuestamente realizadas por M. Coulomb [1] bajo diversos disfraces [2]. No es necesario añadir nada más al respecto ya que fueron de menor importancia [3] y la única prueba [4] de su forma de presentación es el testimonio no verificado de los Coulomb» (p.344).


[1] Aquí el señor Thouless está siendo incompleto porque además del señor Coulomb, en el informe Hodgson aparece que el señor Coulomb (p.243) y el sirviente Babula (p.368-369) —si no algún otro cómplice desconocido (p.368)— se presentaron como falsos Mahatmas al menos en una ocasión.


[2] Esto es falso. Ni los Coulomb ni Hodgson mencionan al señor Coulomb con diversos disfraces para tal propósito. A diferencia del señor Thouless, ellos parecen haber carecido de la perspicacia necesaria para apreciar tal necesidad.


[3] Falso. No eran de menor importancia ni para los teósofos, ni para los Coulomb, ni para los investigadores de la S.P.R., aunque puede ser cierto que sí lo son en opinión del revisor y de personas desinformadas de la actualidad.

El señor Thouless concluye:

«El motivo de este Informe fue la supuesta ocurrencia de ciertos fenómenos paranormales (u ocultos) en la sede teosófica en la India» (p.341-42), mientras que los supuestos fenómenos investigados por el Comité y estudiados en sus Informes abarcaban tres continentes. Y del aviso inicial del Comité (Diario, SPR, I, p.50) se desprende claramente que lo que realmente motivó esta investigación oficial fueron los relatos presentados «con el fin de demostrar que ciertas personas conocidas como ‘adeptos’ poseen el poder de producir apariciones de sí mismas a distancia» (en los casos relatados, en lugares separados por cientos de miles de kilómetros).»
(Cf. Waterman, primer párrafo, Capítulo 9, "La Muñeca, ‘Christofolo’ y las Apariciones de los Mahatmas")

Tan importantes fueron estos fenómenos que el primer Informe del Comité se tituló "Sobre la Evidencia Contemporánea en cuanto a los Fantasmas de los Vivos en la India" (véase Diario, SPR, I, p.72-76).

Y esta importancia también es evidente en las observaciones del Profesor Sidgwick, Presidente del Comité y entonces Presidente Fundador de la Sociedad, al presentar este informe. Y señalando la exigencia de los críticos de obtener evidencia que pueda repetirse a voluntad, y la confesión de los teósofos indios de poseer una gran cantidad de evidencia contemporánea de la producción de fenómenos telepáticos a voluntad.

Y es igualmente evidente la importante proporción que estas apariciones mahátmicas ocupan en el segundo Informe Preliminar (inédito) del Comité de 1884, lo que demuestra que no eran en absoluto de "menor importancia" para los investigadores de esa época.

«Las dos clases principales de fenómenos descritos en este informe son las proyecciones del doble y las precipitaciones del akas» (p.29).

Estos también se describen como "las proyecciones de la ‘forma astral’" y "las narraciones de los efectos producidos por medios ‘ocultos’ sobre la materia ponderable".

La primera clase se refiere a "las supuestas apariciones o proyecciones —para usar el término teosófico— de 'formas astrales' por tres personas...", dos de las cuales son los Mahatmas KH y M (p.13). Y el Comité no dudó en afirmar que en el caso de ambas clases de fenómenos, la cantidad y calidad de la evidencia es —según los principios generales adoptados por la Sociedad para la Investigación Psíquica— suficiente para justificar una investigación seria y sistemática, siempre que se presenten las oportunidades" (p.20).

Pero fue la primera (el testimonio "que los teósofos ofrecen sobre la ocurrencia de fenómenos telepáticos") la que se consideró "de especial interés e importancia" y "quizás la más interesante para nosotros en la etapa actual de nuestra investigación" (p. 9, 10, 12).

Tan cierto era esto que como consta en el acta (Journal, SPR, I, p.75), el nombre original del organismo investigador fue "Comité de Investigación sobre Apariciones Contemporáneas de los Vivos en la India".


[4] Y esto también es falso ya que si por 'forma de producción' se entiende producción fraudulenta, entonces el testimonio de los Coulomb no es la única "prueba".

También existe el testimonio de fragmentos incriminatorios de las «cartas de Madame Blavatsky» que proporcionaron (véase Hodgson, p.213-214; y Waterman, p.65).

Y si por 'prueba sobre su forma de producción' se refiere a toda prueba sobre cualquier forma, entonces también existe el testimonio de Madame Blavatsky y otros, así como las explicaciones (ocultas) en las Cartas Mahatma que ella aportó.

La evidencia de este último tipo no puede ser peor que la de la primera, incluso según el criterio del crítico (p.343).


Ahora bien, al presentar dos razones ([3] y [4]), ambas igualmente falsas, para declarar que no es necesario añadir nada más sobre estas supuestas apariciones de los Mahatmas, el señor Thouless no da a sus lectores ninguna pista de que el libro reseñado diga algo al respecto, mientras que de hecho mi libro si demuestra en el capítulo 9 la gran importancia en esta controversia de la "evidencia" de los Coulomb sobre su forma de producción.

Al hacerlo, el libro muestra cómo esta "evidencia" (especialmente el extracto que Hodgson seleccionó de una "carta Blavatsky-Coulomb", numerada "7", p.213) fue manipulada por el agente del Comité de la SPR en su intento de ocultar sus manifiestas deficiencias, su contradicción irreconciliable con la historia de los Coulomb y su indiscutible conflicto con los hechos conocidos.

Lo que un lector, basándose en esta reseña, jamás sospecharía es que al desmoronarse la "evidencia de los Coulomb-Hodgson sobre su modo de producción", las proyecciones de los Mahatmas (o lo que el señor Thouless prefiere llamar simplemente "supuestas apariciones", sin apreciar su aparente significado psíquico) cobran nuevamente importancia y reclaman nuestro interés especial y nuestra seria atención.

Y si bien el señor Thouless ignora este y otros hechos que desacreditan la hasta ahora supuesta autenticidad del contenido incriminatorio de la supuesta correspondencia Blavatsky-Coulomb, el señor Thouless prefiere centrar la atención en la cuestión relacionada con la caligrafía.





Acerca del peritaje caligráfico efectuado por el Sr. Netherclift

Refiriéndose a las cartas proporcionadas por la Sra. Coulomb, que según ella le había escrito la Sra. Blavatsky, el señor Thouless afirma que la cuestión de la culpabilidad o inocencia de la Sra. Blavatsky depende de la fiabilidad de la prueba de que la parte incriminatoria de estas cartas estaba escrita a mano por la Sra. Blavatsky, y presenta las siguientes observaciones (p.345-46):

1. Que «Una selección de las cartas con parte de la escritura reconocida de la Sra. Blavatsky fue enviada desde la India a Londres al Sr. F. G. Netherclift, experto en caligrafía, quien informó que todas fueron escritas por la misma persona (p.381-382)».

2. Que «Esto parecería demostrar que la Sra. Blavatsky sí escribió la carta incriminatoria...».

3. Que entre las diversas críticas que hago a la prueba de la escritura, se encuentra la acusación de que «el informe de Netherclift no identifica los documentos examinados, y que esto es lamentable ya que el resultado es que la identidad de los documentos examinados depende completamente de la declaración de Hodgson.»

4. Que es "muy grave" que yo acuse a «Hodgson de engañar a su público al hacer que el perito F. G. Netherclift certificara la autenticidad de ciertos documentos Blavatsky-Coulomb afirmando que eran auténticos, pero que no estaban en disputa ni eran incriminatorios (p.6-7). Porque esa acusación parece presuponer que Hodgson mintió sobre los documentos enviados a Netherclift. Estos están identificados con asteriscos en el informe de Hodgson, y el número 1 (p.211) también lo está y es claramente incriminatorio... Si esta carta fue escrita por la Sra. Blavatsky, es seguro que ella organizó la falsificación de los fenómenos. Y según el perito calígrafo, fue escrita por la Sra. Blavatsky».

5. Que: «La conclusión de que ella manipuló un telegrama 'Mahatma' falso solo puede evitarse si suponemos que el perito se equivocó al atribuir la escritura de la carta a la Sra. Blavatsky, o que Hodgson mintió al indicar que esta era una de las cartas enviadas al perito. Cualquiera de estas alternativas es posible. Ninguna de las dos parece del todo probable».



Pero a todas estas críticas, se pueden ofrecer las siguientes respuestas:

1. El informe de Netherclift (p.381) se refiere a «los diversos documentos que me ha presentado para mi opinión como perito profesional en caligrafía, contenidos en dos paquetes, como sigue: ---».

Los documentos enumerados como en el Paquete 1 si se consideran "documentos Blavatsky-Coulomb", y son los únicos ejemplares que con certeza se sabe que han sido sometidos a un examen caligráfico profesional.

De estos se certifica que todas las cartas enumeradas están escritas a mano por la Sra. Blavatsky. Esto concuerda con la afirmación del señor Thouless de que se presentó a Netherclift "una selección de cartas", y quien "informó que todas fueron escritas por la misma persona".

Pero la afirmación en revisión no es del todo cierta, ya que igualmente importantes (y eso el señor Thouless lo pasa por alto) son los siguientes hechos:

A) De los diez documentos que se muestran en el Paquete 1, solo cinco son cartas.

B) Ninguno de estas cinco cartas puede identificarse con certeza como cualquier "carta Blavatsky-Coulomb" con contenido incriminatorio conocido.

C) De los otros cinco documentos, dos son sobres dirigidos a M y/o Mme. Coulomb, y sin lugar a dudas son claramente no incriminatorios.

D) Uno de los diez documentos presentados, "un telegrama", examinado de forma similar y comparado con la indudable caligrafía de Mme. Blavatsky, resultó no ser de su mano.


2. El señor Thouless expresa que eso "parecería probar que Mme. Blavatsky escribió las cartas incriminatorias", pero eso es algo difícil de aceptar, a menos que ignoremos el informe del experto y prefiramos recurrir a esa vieja y cómoda "voluntad de creer", simplemente aceptando lo que Hodgson nos proporciona.

Pero la conclusión más adecuada sería que alguien había estado falsificando la letra de la Sra. Blavatsky, dado que al menos uno de los diversos documentos que el experto describe como "presentados a mí para mi dictamen como perito profesional en caligrafía" —con la expectativa, obviamente, de que todos se encontraran en la letra de la Sra. Blavatsky— no era, en su opinión, de su mano.

(Los datos históricos indican que lo más probable es que la señora Coulomb falsificó las cartas que ella presentó atribuyéndolas a Blavatsky, pero eso el señor Hodgson no lo quiso considerar y él elaboró todo este rollo para tratar de legitimar esas cartas fraudulentas.)


3. Yo no afirmo que "Netherclift no identifique el documento examinado". Si lo hago, pero no como documentos Blavatsky-Coulomb ni como documentos incriminatorios.

Mi objeción es que el informe del experto no identifica "el contenido de los documentos Blavatsky-Coulomb examinados", sino solo una parte del contenido de 4 de los 10 documentos (p.6). 

Por lo tanto es igualmente falso afirmar que "la identidad de los documentos examinados depende completamente del testimonio de Hodgson".

En la medida en que se pueda realizar dicha identificación, no depende en absoluto de Hodgson, que es en mi opinión, la situación exacta que Hodgson deseaba.


4. Aludiendo a las "cartas Blavatsky-Coulomb", Hodgson afirma que «Estas cartas, antes de su publicación en la revista Christian College, fueron, como he dicho, entregadas por el editor a varios caballeros con experiencia en caligrafía...» (p.277); y admite «Uno de los puntos más importantes de la investigación fue, por lo tanto, determinar la autenticidad de estos documentos en disputa» (p.208), 

Tras indagar, Hodgson descubrió que el editor de la revista en cuestión «estaba dispuesto a someter la cuestión de su autenticidad a la decisión de un experto profesional» (Journal, SPR, I. p.323).

Pero a la luz de esta clara descripción de la necesidad que enfrentaba, el fracaso de Hodgson en llevar a cabo la sencilla tarea que se le encomendaba resulta especialmente sospechoso.

Aunque proporciona extractos de una gran cantidad de estos documentos controvertidos, en las páginas 211-216 de su informe, Hodgson marca solo nueve de ellos con asteriscos, por haber estado "entre los examinados por el Sr. Netherclift".

Con el número de "cartas Blavatsky-Coulomb" reducido de su total a "una selección" de un número desconocido enviadas a Inglaterra, y aún más reducido a estos nueve extractos con asteriscos, el número final, disminuido, casi llega al punto de desaparecer cuando nos damos cuenta de que de estos nueve, ocho no pueden identificarse como ninguno de los documentos mencionados por el Sr. Netherclift como si hubiera sido examinado por él.

(Aunque un lector podría fácilmente asumir que los nueve documentos que Hodgson afirma haber "examinado por el Sr. Netherclift" corresponden naturalmente a los nueve documentos que el experto demostró haber examinado y encontrado con la letra de la Sra. Blavatsky).

Lo que resulta aún más extraño, sin embargo, es que la excepción entre estos nueve con asterisco ("12"), el único que se puede ver en el inventario de Netherclift, en lugar de ser claramente incriminatorio, es uno cuyo contenido incluso el propio Hodgson se vio obligado a especular por considerarlo de dudosa trascendencia (p.215).

El curioso manejo de las pruebas por parte del señor Hodgson en este caso tiene un paralelo cercano, lo que sugiere que solo quería que la escritura de documentos Blavatsky-Coulomb auténticos y no incriminatorios fuera examinada por expertos, o que se mostraran en público donde los expertos pudieran examinarlos.

Así pues, con más de veinte documentos Blavatsky-Coulomb de contenido incriminatorio entre los que elegir, el único "documento Blavatsky-Coulomb" que Hodgson se encargó de fotografiar y publicar (véase la entrada "B(x.)" en su Explicación de las Láminas, etc., a partir de la página 380) fue uno que no tenía nada que ver con los fenómenos y no se sospechaba que fuera una falsificación.

Por lo tanto queda por demostrar a los apologistas de Hodgson por qué no dispuso un examen y pronunciamiento profesional sobre las partes incriminatorias de la "correspondencia Blavatsky-Coulomb", como exigía el caso, y como el poseedor de los documentos en cuestión había intentado hacerlo y estaba dispuesto a que Hodgson lo hiciera.

¿Por qué, en cambio, Hodgson presentó documentos inocentes en lugar de los incriminatorios faltantes?

¿Por qué no se dispuso la identificación adecuada de los demás documentos examinados (a menos que fuera para ocultar que tampoco eran incriminatorios)?

¿Por qué no todos los documentos presentados para su examen fueron certificados como escritos por la Sra. Blavatsky? (Un hecho que Hodgson y sus apologistas no han tenido en cuenta en ningún momento).

¿Y por qué al tener la opción de elegir entre más de veinte documentos con caligrafía cuestionada y contenido incriminatorio, Hodgson dispuso que solo uno se conservara en Inglaterra para la publicación fotográfica de su escritura, a pesar de que no era incriminatorio ni cuestionado?

Como señala mi libro reseñado (p.6), «Lo que el señor Hodgson y el Comité tenían que demostrar mediante testimonio pericial era que los pasajes incriminatorios de la "Correspondencia" estaban escritos con la letra genuina de HPB, una tarea sencilla si era culpable, ¡pero esto nunca se hizo!».

O Hodgson era increíblemente obtuso y singularmente incompetente, al hacerse pasar públicamente por un experto en la comprensión y detección de subterfugios y sustituciones, o él mentía.

(Para mí la respuesta es clara: porque a Hodgson no le interesaba descubrir la verdad sino solo incriminar a Blavatsky, y para lograrlo él dejó ese documento auténtico en Inglaterra, pero no incriminatorio, y en cambio escondió los documentos fraudulentos incriminatorios para así legitimar su acusación contra Blavatsky.)

El señor Thouless, refiriéndose a la carta, cuyo extracto está identificado con un asterisco en el punto "1", página 211 del informe de Hodgson, afirma como si fuera un conocimiento seguro que «según el perito calígrafo, fue escrita por la Sra. Blavatsky» (p.346).

Pero la realidad es que desconocemos si el perito calígrafo la vio alguna vez ya que la afirmación de que fue examinada  no es más que de Hodgson; y si confiamos en la honestidad de Hodgson, entonces debemos desconfiar de su memoria.

(Los datos históricos muestran que no se podía confiar en Hodgson porque en ese entones él era un acérrimo materialista, y el colmo es que después se volvió un acérrimo espiritista.)

Cabe suponer que el inventario de documentos de Hodgson "examinados por el Sr. Netherclift" —si bien erróneo— fue simplemente «un error debido a que Hodgson confió en su memoria para la referencia en lugar de buscar la fuente original», en este caso el Informe Netherclift.

Pero como se ha visto, ese Informe en sí mismo no basta para una identificación correcta. Los documentos Blavatsky-Coulomb presentados, segregados, numerados, inscritos y presentados en papel y tinta, según la descripción de Netherclift, habían sido devueltos a la India antes de la reaparición de Hodgson en Inglaterra y antes de la elaboración de su Informe (p.277, nota al pie).

¿Qué registro tuvo que consultar entonces para identificar qué cartas habían sido autenticadas profesionalmente y cuáles no?

(Prefiero no usar la frase de Hodgson, «examinada por el Sr. Netherclift», porque si una carta fue examinada —o vista— por el perito en algún momento, de manera prefuncional sin que se pronunciara al respecto, ese hecho no certificaría su autenticidad).

Sin embargo, personalmente no creo que Hodgson estuviera confundido en este asunto. Se requirió algo más que confusión para etiquetar erróneamente el Informe de Netherclift como "SOBRE LOS DOCUMENTOS BLAVATSKY-COULOMB" (véase p.381) cuando la "fuente original" estaba a la vista y era tan evidente como su etiqueta, sin requerir ningún ejercicio de "memoria".

Parece más probable que en 1885, Hodgson pretendiera confundir a sus lectores sobre lo que se había declarado genuino, tal como los confundió cuando en 1893, con solo este informe de Netherclift de valor indefinido en su bolsillo, presentó la asombrosa y abarcadora pretensión:

«El hecho es que, en opinión de los mejores expertos disponibles, los documentos Blavatsky-Coulomb fueron escritos sin duda por Madame Blavatsky, y no conozco a ningún experto en escritura que haya examinado las cartas que haya expresado una opinión diferente» (Proceedings, SPR, IX, p.146).

Esto, por supuesto, era lo que el problema exigía y lo que se le exigía. Pero, ¿quién, además de Richard Hodgson, podía "recordar" o fingir recordar que algún "experto en caligrafía" hubiera "examinado las cartas" o hubiera llegado a la "opinión de que los documentos Blavatsky-Coulomb fueron indudablemente escritos por Madame Blavatsky..."?

¿Acaso el Comité de la SPR y él mismo, ocho años antes de esta estúpida declaración, no habían declarado expresamente que "una selección" de "los documentos Blavatsky-Coulomb" —solo "algunos"— se había enviado a Inglaterra para "la opinión de los mejores expertos disponibles"?

Claro que si alguien lo prefiere, es libre de considerar esto también como otro ejemplo de "error debido a la confianza de Hodgson en su memoria", como una prueba más de lo que el señor Thouless llama la "tendencia de Hodgson a exagerar su argumento...".

En resumen, una exageración honesta pero irresponsable. Pero de ser así, ¿en qué momento comenzó a manifestarse esta peligrosa tendencia en la investigación del señor Hodgson sobre Madame Blavatsky, y dónde se detuvo, si es que lo hizo?


5. Por otro lado, nuestro crítico confía casi tanto en el perito calígrafo de Richard Hodgson como en él mismo. No considera "del todo probable" que incluso si examinara un documento incriminatorio y descubriera que estaba escrito a mano por Madame Blavatsky, "el perito se equivocara".

Pero antes de confiar demasiado en la opinión de Netherclift y suponer que no pudo haber sido engañado por una falsificación, conviene recordar que el propio Hodgson afirmó que en más de una ocasión este perito había sido engañado por una mano fingida.

Según Hodgson, esto ocurrió cuando, en su examen inicial de los ejemplares de escritura Mahatma, Netherclift declaró que no podían haber sido escritos por la Sra. Blavatsky (p.282), y peor aún, cuando el experto supuestamente confundió la letra de Damodar Mavalankar con la de la Sra. Blavatsky (p.297).

(O sea que para Hodgson, el señor Netherclift era válido cuando le convenía, y se equivocaba cuando no le convenía.)

Sin embargo esto no es todo lo que pone en duda la fiabilidad de los informes del Sr. Netherclift ni la veracidad del uso que Hodgson hizo de ellos.

En referencia a la controversia de las cartas Mahatma, el señor Thouless afirma: «Hodgson informa (p.282) que el Sr. Netherclift inicialmente opinó que las cartas Mahatma no fueron escritas por la Sra. Blavatsky, pero que tras verlas de nuevo junto con algunas cartas Mahatma anteriores, cambió de opinión y concluyó que toda la serie fue escrita por la Sra. Blavatsky (p. 283)».

Pasando por alto algunas discrepancias menores en este relato, observamos de manera más importante que nuestro revisor añade la siguiente declaración:

«Hodgson inserta aquí las palabras ‘sin duda’, pero dado que las palabras del informe original del Sr. Netherclift no se citan en este caso, no podemos estar seguros de que fueran las palabras del Sr. Netherclift» (p.348).

La referencia (p.283) no menciona ningún documento ni utiliza el término "informe".

Hodgson se limita a afirmar, sin corroborarlo, que «El resultado fue que el Sr. Netherclift llegó a la conclusión de que todos estos documentos fueron escritos, sin duda, por Madame Blavatsky».

De hecho, Hodgson ni siquiera divulga el proceso mediante el cual él llegó a comprender que esta era la "conclusión" de Netherclift.

Pero resulta demasiado increíble aceptar que el "principal experto en caligrafía de Inglaterra", el Sr. F. G. Netherclift, certificado como Perito Profesional ante los tribunales ingleses, primero le hubiera entregado a Hodgson, o a cualquier otra persona, un informe firmado negando que ciertas muestras de caligrafía fueran obra de Madame Blavatsky, y luego, más tarde, por cualquier motivo, hubiera presentado otro informe escrito declarando, en contra, que algunas de estas mismas muestras, entre otras, eran obra de Madame Blavatsky.

Tal conducta poco profesional y poco científica, tal confesión de torpeza, habría desacreditado, de hecho y en efecto, su pericia y habría arruinado su reputación profesional.

La mejor prueba en contra es que Hodgson no demostró nada de Netherclift que alterara su juicio original sobre la calidad de la caligrafía del Mahatma.

Como ha observado el profesor Kirk, quizás el principal criminólogo profesional de los Estados Unidos: «En la práctica criminalística, no se permiten errores. Un testimonio dado una vez no puede corregirse presentándolo una segunda vez».

Aquí, una vez más, contra toda lógica, y en ausencia de pruebas que sin duda deberían haberse aportado si Hodgson las hubiera tenido, los críticos de Madame Blavatsky solo tienen un refugio: su fe en Richard Hodgson.

Pero esto no detiene a nuestro crítico. Aparentemente sin dudar sobre la cuestión, el señor Thouless se refiere, como si fuera un hecho conocido, a «la conclusión final del Sr. Netherclift de que las cartas fueron escritas por Madame Blavatsky...» (p.348).

Es fácil imaginar cómo Netherclift, ante la perspectiva de verse públicamente acusado del lado del ocultismo como "infiel a Madame Blavatsky" debido a su testimonio a su favor sobre la cuestión de la caligrafía mahatmica, estuvo dispuesto, aunque a regañadientes, a dejar pasar sin corregir la posterior afirmación de Hodgson de un "cambio de opinión".

Ciertamente, no podía responsabilizarse de lo que Hodgson dijera al respecto; y no sabemos de nadie que le haya llamado la atención sobre esta publicación.

Pero creer que Netherclift pondría su futura carrera en manos de Hodgson firmando un certificado para dar cabida a sus afirmaciones es simplemente una exigencia excesiva para nuestro sentido común.

Este extraño asunto parece haber tenido también un curioso efecto en el propio comité investigador. Mientras especulaba sobre el contenido de un "informe original" que probablemente nunca existió, nuestro revisor, curiosamente, no ha dicho nada sobre los descubrimientos relacionados y muy reales del libro que se ha sometido a revisión.

Si bien no es la última palabra sobre este tema, los siguientes hallazgos nos advierten que no debemos ser menos juiciosos que los colegas de Hodgson:

«Además, desde entonces se ha observado que, contrariamente a la presunción general, ningún perito calígrafo profesional ha proclamado públicamente que las cartas de los Mahatma, o cualquier ejemplar de las mismas, sean falsificaciones o estén escritas con 'escritura fingida'.
. . .
De hecho, los únicos informes profesionales publicados sobre esta cuestión demuestran que H.P. B. no pudo haber escrito los ejemplares de caligrafía de los Mahatmas sometidos a examen (la sentencia, tras el análisis realizado por el "más destacado experto alemán en caligrafía", Herr Ernst Schutze, calígrafo de la corte de S.M. el Emperador de Alemania).
. . .
Pero por si fuera poco, ahora, por primera vez en setenta y cinco años, es oportuno señalar un hecho muy extraño, difícil de creer para los críticos de Mme. Blavatsky — que, contrariamente a todas las opiniones publicadas previamente tanto de escépticos como de creyentes, el Comité SPR de 1884-5, en su ‘Declaración y Conclusiones’ oficial, no adoptó, no aprobó, ni siquiera se dignó reconocer la acusación del señor Hodgson de que HPB escribió o instigó la redacción de las cartas de Mahatma con letra fingida. El fiscal no convenció al jurado en este caso, a pesar de sus prejuicios al final; sin duda, escuchó más de sus expertos, Netherclift y Sims, de lo que el público jamás pudo oír.»
(Obituario, p.46-7)

(A mí lo que más me sorprende es todo el circo que hacen con el peritaje caligráfico, cuando es bien sabido que hay muchas equivocaciones en esa disciplina. Y en cambio una simple lectura de las cartas mahatmas lleva a cualquier persona con sentido común a darse cuenta de que no fueron escritas por Blavatsky.)





Sobre el testimonio del Sr. Schutze 

A juzgar por la reseña del señor Thouless, lo único que vale la pena mencionar sobre todo esto es que el testimonio del Sr. Schutze «no parece ser relevante para el caso de Hodgson, ya que este no supuso que la Sra. Blavatsky hubiera escrito todas las cartas del Mahatma» (p.348).

Esta objeción es en sí misma poco relevante ya que en contexto, el testimonio de Schutze —al margen de cualquier duda sobre su valor— se citó aquí principalmente para reforzar el marcado contraste que muestra a la "acusación" con las manos vacías en su intento de condenar a la Sra. Blavatsky mediante un informe pericial sobre los escritos del Mahatma. Sin embargo consideremos la objeción planteada.

(Soy consciente de que el propio Hodgson en 1893 formuló varias críticas contra el examen del perito alemán, y si no fuera por falta de espacio podríamos rebatirlas en profundidad; pero creo que basta con señalar que sean cuales sean los hechos, contar con un informe pericial profesional, por poco concluyente que sea, es mejor que no tener ningún informe pericial que demostrar, lo cual en este caso fue la deficiencia de Richard Hodgson.)

Contrariamente al juicio del señor Thouless, el testimonio del Sr. Schutze es relevante para el caso de Hodgson, si consideramos lo siguiente:

A) El documento principal examinado por Schutze (véase el libro "Incidentes en la vida de Madame Blavatsky" de A. P. Sinnett, Apéndice; 1886) fue la carta de aparente entrega sobrenatural descrita en el relato preparado para Hodgson (p.386-7).

B) Era la escritura de Kuthumi.

C) Su contenido "trataba del tema" en el cual el destinatario, elegido espontáneamente, "había estado pensando" acerca de una carta que él, en Alemania, había recibido ese día por correo de su hijo en América.

D) La conclusión de Hodgson fue que la obra de Madame Blavatsky era evidente «en todos los escritos de K.H. que he examinado, excepto en aquellos que existen sólidas razones para atribuir a la autoría del Sr. Damodar" (p.288) y que «un análisis de las circunstancias de la aparición de todos los escritos de Koot Hoomi de alguna importancia que nos llegaron antes de la publicación de mi Informe, demostró que, en cuanto a tiempo, lugar, etc., podrían haber sido escritos por Madame Blavatsky o por Damodar" (Proc., SPR, IX, p.147).

E) En la fecha de recepción de este documento examinado, Damodar se encontraba en la India, mientras que Madame Blavatsky se encontraba presente en el lugar de entrega, bajo observación en ese momento.

F) Hodgson insinúa que el experto alemán, al igual que Netherclift, se dejó engañar por la "obra de Madame Blavatsky" en la escritura de K.H., principalmente porque esta se realizó "después de años de práctica" en dicha escritura.

G) ¿Quién, entonces, con años de práctica, además de la propia Madame Blavatsky, pudo haber escrito esta carta de K.H. examinada por el Sr. Schutze?


Al encontrar su nombre, en la nota 41 del libro reseñado, mencionado entre quienes "concedieron demasiado" en su acuerdo erróneo de que el Comité de la SPR de 1885 había adoptado la opinión de Hodgson sobre la escritura de las cartas de los Mahatmas, el Sr. Victor A. Endersby, teósofo e ingeniero estadounidense de cierta reputación, se sorprendió por la escasez de opiniones expertas sobre esta controversia, como se reveló por primera vez en los pasajes citados anteriormente, y se comprometió a remediar esa situación.

Tras presentar las pruebas necesarias (Láminas I y II, a continuación de la página 380 del Informe del Comité), Endersby obtuvo (y publicó en 1964) el informe escrito del Dr. Paul L. Kirk, profesor de Criminología de la Universidad de California en Berkeley.

Y en efecto, el dictamen del profesor Kirk demuestra, entre otras cosas, que tras una amplia comparación profesional de las muestras fotográficas de escritura a mano presentadas (que Hodgson afirma que pertenecen a la Sra. Blavatsky y al Sr. Mavalankar, tanto en sus escrituras indudables como en escrituras simuladas que se suponía que eran del Mahatma), este experto contemporáneo ha llegado a una opinión que contradice y rebate la teoría amateur de Hodgson de que estas muestras de escritura de Mahatma eran de la Sra. Blavatsky y el Sr. Mavalankar.

A diferencia de Hodgson, el Dr. Kirk examinó las muestras sin conocer su significado ni su supuesto origen, eliminando así la posibilidad de predilección o sesgo consciente o inconsciente.





El Santuario

La parte principal del libro reseñado (y una parte secundaria de la reseña en sí) se dedica a analizar la controversia en torno al santuario, donde se afirma que ocurrieron fenómenos de materialización (aporte y "precipitación") en la sede de la Sociedad Teosófica, en Adyar, India.

Tras observar que la "explicación obvia y de sentido común de la aparición de las cartas y el platillo en el santuario es que fueron insertados a través de un agujero en la pared trasera y una trampilla en la parte trasera", el Dr. Thouless en su reseña concluye que "no parece haber ninguna razón válida para suponer que sea necesaria otra explicación del fenómeno del santuario".

Quizás esto sería así si lo que dice sobre el "santuario", el "agujero en la pared" y la "trampilla en la parte trasera" fuera cierto. Pero el tratamiento que el crítico da a estos puntos difiere tanto de los hallazgos indiscutibles y documentados del libro reseñado, que uno se pregunta si el crítico hizo algo más que simplemente "confiar en su memoria para la referencia en lugar de buscar su fuente original" al hacer las siguientes declaraciones (p.347):

1. "Es indiscutible que tanto el agujero como la trampilla existieron en algún momento".

2. "Para cuando Hodgson llegó a Adyar, el santuario había sido destruido y el hueco en el muro trasero había sido rellenado".

3. "Por lo tanto, no podía tener conocimiento directo de ninguno de los dos".

4. "Este hecho no le impidió dedicar muchas páginas de su informe a especulaciones sobre el método de introducción de objetos en el santuario... Las especulaciones sobre cómo sucedió no son parte esencial de su caso".


1. La primera afirmación es falsa por dos razones:

a) ignora el hecho de que respaldado por varias páginas de evidencia (III-J, etc.), el libro reseñado presenta lo que describe (p.45) como "prueba suficiente de que el pasadizo secreto de los Coulomb en la parte trasera del Santuario nunca existió"; y

b) el libro (p.11-12) muestra que "Hodgson no dio nada más que la palabra de los Coulomb sobre cualquier panel dividido o asa; ni ninguna explicación para no tenerlos" — "Hodgson no tenía nada más que las 'declaraciones no verificadas' de los Coulomb para demostrar que la supuesta asa de cuero y el panel dividido (III, A-3, 4) alguna vez existieron" (p.85) — Y en la sección III, A-3, -4, -6, -7, -8, -9, -10, -11 y -12 (p.11-14) se aportan abundantes pruebas que indican que la puerta trasera nunca existió.


2. En cuanto a la segunda afirmación es completamente falso decir que "el hueco en la pared trasera ya había sido rellenado", independientemente de si Hodgson llegó o no a Adyar.

Para empezar, el propio Hodgson afirma (p.228), como si fuera cierto, que «con respecto a la abertura del aparador y el hueco, estos, como descubrí posteriormente, aún existían cuando llegué a Adyar, aunque el Sr. Damodar me declaró que el hueco había sido tapado».

Esta última afirmación del Sr. Damodar solo puedo considerarla una tergiversación deliberada (cf. Waterman, p.42-43). La afirmación de que el hueco había sido rellenado antes de la llegada de Hodgson a Adyar es única y falsa. El término usado originalmente, y con razón, es "bloqueado" y se refiere al tapiado (y reenlucido y empapelado) de la entrada al nicho (Op. cit.).


3. La tercera afirmación es falsa por dos razones:

a) Hodgson tuvo conocimiento directo del nicho (como se muestra explícitamente en el libro reseñado, p.44) cuando, como explicó en 1893, "el marco de ladrillo fue retirado durante mi estancia en Madrás".

Lo que le permitió acceder al nicho, sin embargo ocultó este hecho crucial en su informe de 1885 y en ningún caso reconoció la oportunidad que le brindó de inspeccionar el lado este del "muro inmediatamente detrás del santuario", donde él, si alguien, habría encontrado rastros del "agujero en el muro" de haber existido el supuesto pasadizo al santuario.

b) Hodgson podría haber proporcionado a sus lectores información de primera mano sobre el Santuario y su construcción —quizás incluso el plano original preparado para su construcción por Deschamps, los ebanistas comerciales de Madrás que lo construyeron (Ibíd., p.10) y a quienes Richard Hodgson pudo o no haber entrevistado— si no hubiera preferido que sus lectores asumieran que había sido construido en secreto por el señor Coulomb como una "caja de prestidigitación" con trampilla incluida.


4. La especulación a la que se refiere la cuarta declaración fue reconocida como un hecho aceptado por el propio Comité SPR cuando, como punto "(2)" de sus "conclusiones" positivas, declaró:

«Que, en particular, el Santuario de Adyar, a través del cual se recibían cartas que supuestamente provenían de los Mahatmas, estaba cuidadosamente diseñado para la inserción secreta de cartas y otros objetos a través de un panel deslizante en la parte posterior, y era utilizado regularmente para este propósito por Madame Blavatsky o sus agentes» (p.204).

Además lo que el Dr. Thouless aquí prefiere describir gratuitamente como "especulaciones que no son parte esencial de su caso", fueron presentadas por el propio Dr. Hodgson como fundamento para construir la picota de Madame Blavatsky:

«Parece claro, por todo lo dicho..., que sin duda existían todas las aberturas necesarias para acceder al Santuario por la parte trasera, en algún momento antes de la partida de los Coulomb (p. 226) y se desprende de mis propias indagaciones que la evidencia proporcionada en parte por mi propia inspección, y en parte por un gran número de testigos, la mayoría de ellos teósofos, sobre la estructura, la ubicación y el entorno del Santuario... hace inevitable la conclusión de que los fenómenos en cuestión se debieron en realidad a un arreglo fraudulento» (p.312-3).

A estas alturas, el Dr. Thouless ha tenido que desestimar estas exageraciones pretenciosas, acariciadas por generaciones de críticos anti-Blavatskyanos como prueba de su "culpa", como meras "Especulaciones" no esenciales, pero, significativamente solo después de que el libro reseñado expusiera la falsedad e inutilidad de estas afirmaciones y demostrara que representaban un lastre para cualquiera que intentara defender al Comité de la SPR de 1885, del cual Richard Hodgson era el principal agente.

En ese momento, su devaluación allana el camino para que el Dr. Thouless añada: "Se puede concluir correctamente que se ha realizado un truco de magia sin saber exactamente cómo se hizo".

Esto puede ser cierto, pero ¿lo es cuando se cuestiona quién fue el mago (Blavatsky o Hodgson) y cuál fue el truco (fenómenos teosóficos o la "exposición" de fenómenos teosóficos)?

Más importante aún, aunque se pueda "concluir que se ha realizado un truco de magia" en un caso como este, sin "saber" —o en ausencia de una certeza razonable sobre "cómo se realizó el truco"— tal juicio no es mejor que una simple conjetura, y una mala conjetura, si (como en esta reseña) hechos decisivos, conocidos y publicados, deben ignorarse sistemática y flagrantemente para mantener viva la conjetura.

¿Y no es cierto que hace 88 años los fundadores de nuestra Sociedad expresaron la esperanza de que, en estos asuntos, la conjetura pronto daría paso a la Investigación Psíquica?





Conclusión

Si bien es evidente que el señor Thouless no ofrece una representación justa de la gama de nuevos hallazgos documentados que el libro revisado aporta a este caso, la reseña en cuestión contiene una cantidad extraordinaria de errores y graves inexactitudes, algunas de las cuales son tan flagrantes que hacen que uno se pregunte si el señor Thouless se leyó todo el libro, o sin tan siquiera lo leyó con atención. 

Cualquier tratamiento tan indiferente tendría que excusarse con el argumento de que el señor Thouless (al igual que muchos de sus lectores) no considera que el tema sea de gran importancia:

«Todo esto ocurrió hace mucho tiempo, y aunque Hodgson se equivocara, esto no puede considerarse de importancia actual» (p.343).

Sin detenernos en cuestiones válidas como la posibilidad de un gran agravio hacia la Sra. Blavatsky, una injusticia y su persistente desprecio, esto pasa por alto al menos dos implicaciones vitales del presente caso:

1. Fue la primera "exposición" autorizada por un comité oficial de la Sociedad, y por ello y debido al carácter distinguido, la posición e influencia únicas de los miembros del comité (Hodgson, Podmore, Myers, Gurney, los Sidgwick y Stack), sentó las bases para la metodología que claramente se puede rastrear a través del tiempo hasta donde hoy en día aún domina la investigación del problema del fraude en la parapsicología, al menos en aquellas investigaciones que se extienden más allá de los muros del laboratorio de Investigación Psíquica.

Así en su Discurso Presidencial con motivo del Jubileo de Oro de la Sociedad, la Sra. Sidgwick destacó este caso como uno que había tenido "un gran efecto en nuestra comprensión..." (Proc., SPR, XII, p. 9).

¿Cuáles habrían sido entonces las consecuencias y sus ramificaciones si sin que lo supieran los líderes dominantes de la SPR, entre los que se encontraban sus compañeros del Comité, "Hodgson se equivocó", intencionadamente o no?

¿Podrían haber sido las consecuencias menos que desastrosas?

(Por ejemplo, ¿qué importancia tendría todo esto en relación con una reevaluación general del famoso caso Piper, que el Dr. Hodgson montó en Boston durante la mayor parte de sus años restantes?)

Un resultado conocido ha sido que el tema de Madame Blavatsky, sin duda, ha constituido la controversia más conocida con la que se ha vinculado el nombre de nuestra Sociedad; y una consulta enciclopédica, por ejemplo, mostrará que a lo largo de los años ha generado mayor publicidad para la Sociedad que cualquier otro caso individual.

Que la publicidad haya sido generalmente favorable en el pasado no garantiza que lo sea en el futuro si prevalecen quienes desean que la "exposición" de Madame Blavatsky se atribuya a la Sociedad para la Investigación Psíquica.


2. Fue el único caso en el que un comité de investigadores psíquicos de prestigio se dedicó a investigar (1) los supuestos poderes de un autoproclamado ocultista, considerado experto en las prácticas de —y aliado con— teúrgos asiáticos (Mahatmas, Raja-Yogis), quienes, a diferencia de los médiums espiritistas (que han proporcionado la principal fuente de sujetos experimentales occidentales en Parapsicología, fuera de proyectos de cartomancia y similares), atribuyen sus milagros a los espíritus de los vivos, no a los espíritus de los muertos.

Y si Hodgson se equivocaba, ¿no reabre esto la puerta a la especulación y a la posible experimentación de un tipo y en un área ignorada, desdeñada durante 83 años, desde que este Comité de 1884-85 la cerró a la Parapsicología Occidental?


ADLAI E. WATERMAN





Nota final

Tras 75 años de presunción general contraria, se ha descubierto que Madame Blavatsky sí realizó fenómenos para los miembros de este Comité de investigación.

En 1960, a raíz de una petición previa dirigida al Consejo de la SPR, los registros o datos existentes sobre este caso que se conservaban en los archivos cerrados de la Sociedad fueron microfilmados por primera vez y puestos a disposición para su estudio, un hito histórico no revelado hasta entonces a los miembros en general.

Así se sacaron a la luz varios documentos inéditos de singular importancia, algunos de los cuales hasta entonces eran desconocidos para los historiadores.

Uno de ellos es un borrador rechazado (con prueba de imprenta) del informe preliminar y provisional del Comité de 1884, parte del cual se cita en un artículo sobre Madame Blavatsky publicado en el número de julio de 1962 de The Journal of The American Society for Psychical Research (p.131-139).

Este artículo, la noticia más extensa desde 1893 —y el primer estudio no vinculante— sobre Madame Blavatsky publicado en un órgano oficial de una Sociedad de Investigación Psíquica reconocida, es desconocido para los miembros de la SPR debido al curioso hecho de que por alguna razón, solo él fue omitido del índice cuando este número de la Revista de la American Society for Psychical Research fue reseñado con precisión en la Revista de la SPR de diciembre de 1962 (p.424-425).

Los pasajes citados (p.134) del borrador recién descubierto revelan que dos miembros del Comité de Investigación (F. W. H. Myers y Edmund Gurney) figuraban originalmente entre los testigos de fenómenos teosóficos, ya que en dos ocasiones tras el inicio de la investigación oficial, una vez en compañía de Sir William F. Barrett, ellos mismos habían oído la 'campana astral' en presencia de Madame Blavatsky y no pudieron explicarla en términos normales a su entera satisfacción.

06.24.00










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