EL PRINCIPIO DE POLARIDAD ENSEÑADO POR EL KYBALIÓN


El capítulo 10 del libro El Kybalión detalla sobre el cuarto principio hermético, que es el principio de polaridad.
 
 
« Todo es dual, todo tiene dos polos, todo tiene su par de opuestos; lo semejante y lo desemejante son los mismos, los opuestos son idénticos en naturaleza, difiriendo sólo en grado, los extremos se tocan; todas las verdades no son sino medias verdades, todas las paradojas pueden reconciliarse. »
(El Kybalión)
 
El cuarto gran principio hermético, el principio de polaridad, incorpora la verdad de que todas las cosas manifestadas tienen dos lados, dos aspectos, dos polos; un par de opuestos con innumerables grados entre ambos extremos. Y las antiguas paradojas que siempre han dejado perplejas a las mentes de los hombres quedan explicadas si se comprende este principio.
 
Además el hombre siempre ha reconocido algo semejante y ha tratado de expresarlo con dichos, máximas y aforismos como los siguientes:
 
  -  “Todo es y no es al mismo tiempo”
  -  “Todas las verdades no son más que medias-verdades”
  -  “Toda verdad es medio-falsa”
  -  “Todas las cosas tienen dos lados”
  -  “Siempre hay un reverso para cada anverso”
  -   Etc.
 
 
Las enseñanzas herméticas afirman que la diferencia que existe entre cosas aparentemente diametralmente opuestas, es sólo una cuestión de grado, y asegura que los pares de opuestos pueden ser reconciliados, y que la tesis y la antítesis son idénticas en naturaleza, difiriendo sólo en grado, y que la reconciliación universal de opuestos se efectúa por un reconocimiento de este principio de polaridad.
 
Los instructores hermetistas alegan que se pueden encontrar ejemplos de este principio en todas partes, y empiezan mostrando que el espíritu y la materia no son más que los dos polos de una misma cosa, siendo los planos intermedios meramente grados de vibración.
 
El TODO y los muchos son los mismos, residiendo la diferencia solamente en el grado de manifestación mental. Y de la misma manera la LEY y las leyes son los dos polos de una sola y misma cosa. E igualmente sucede con el PRINCIPIO y los principios, con la MENTE infinita y las mentes finitas.
 
Y si pasamos al plano físico encontramos que el calor y el frío son de naturaleza idéntica, siendo la diferencia simplemente una cuestión de grados. El termómetro indica los grados de temperatura, siendo el polo inferior el llamado «frío» y el superior el llamado «calor». Y entre ambos hay muchos grados de calor y frío, pues cualquier nombre que se les dé es correcto, ya que el superior de dos grados es siempre «más cálido», mientras que el inferior es siempre «más frío».
 
No hay ninguna norma absoluta, todo es una cuestión de grado. No hay ningún lugar en el termómetro donde el calor cese y comience el frío. Es todo una cuestión de vibraciones más altas o más bajas. Y las mismas palabras «elevado» y «bajo» que nos vemos obligados a usar aquí, no son más que polos de la misma cosa; los términos son relativos.
 
Y así sucede igualmente con el «Este» y el «Oeste», porque si viajamos alrededor del mundo en dirección hacia el Oriente, llegaremos a un punto que se llama Occidente (considerándolo desde el punto de partida). E igualmente si marchemos suficientemente lejos hacia el Norte, pronto nos encontraremos viajando hacia el Sur y viceversa.
 
Y la luz y la oscuridad también son los polos de la misma cosa, con muchos grados entre ambos. Y con la escala musical sucede lo mismo, ya que partiendo del «do» en adelante llegaremos a encontrar otro «do» y así sucesivamente, siendo las diferencias entre los extremos también una cuestión de grados. Y con la escala del color sucede lo mismo, siendo la intensidad vibratoria la única diferencia que existe entre el rojo y el violeta.
 
Lo grande y lo pequeño son cosas relativas. E igualmente lo es el ruido y el silencio, lo duro y lo blando, lo afilado y lo aspero. Lo positivo y lo negativo son los dos polos de una misma cosa, con innumerables gradaciones entre ambos.
 
Bueno y malo no son cosas absolutas; llamamos a un extremo de la escala «bueno» y al otro extremo «malo», o «bien» al uno y «mal» al otro, de acuerdo con el uso de los términos. Y una cosa es menos buena que la que se encuentra más arriba en esa escala, pero esa cosa menos buena a su vez es mejor comparada con la que se encuentra más abajo que ella, siendo regulado el “más” y el “menos” solo por la posición que se encuentra en la escala.
 
 
Y así sucede también en el plano mental. El amor y el odio son considerados generalmente como cosas diametralmente opuestas una de la otra, enteramente diferentes e irreconciliables. Pero si aplicamos el principio de polaridad, entonces encontramos que no hay tal cosa como un amor absoluto y un odio absoluto, uno diferentes del otro, ya que los dos no son más que términos aplicados a los dos polos de la misma cosa. Y hay muchos grados de amor y de odio, y existe también un punto medio en donde el agrado y el desagrado se mezclan en tal forma que es imposible distinguirlos.
 
Y el valor y el miedo quedan también bajo esta misma regla.
 
En conclusión: los pares de opuestos existen por doquier. Donde encontremos una cosa, encontraremos también su opuesta: los dos polos. Y este hecho es el que permite al hermetista transmutar un estado mental en otro, siguiendo las líneas de polarización.
 
En cambio las cosas que pertenecen a clases diferentes no pueden ser transmutadas una en la otra, pero si las cosas que son de la misma clase. Así pues, el amor no podrá convertirse en el este o el oeste, en rojo o violeta, pero en cambio si puede transformarse en odio; e igualmente el odio puede transformarse en amor cambiando su polaridad.
 
El coraje puede transformarse en miedo y viceversa. Las cosas duras pueden tornarse blandas, las calientes, frías, y así sucesivamente, efectuándose siempre la transmutación entre cosas de la misma clase, pero de grado diferente.
 
Tomad el caso de un hombre temeroso. Pues bien, si se logra elevar sus vibraciones mentales a lo largo de la línea de miedo-coraje, entonces ese hombre puede llenarse con el mayor grado de valentía y temeridad. E igualmente el hombre indolente puede transformase en un individuo activo y enérgico, simplemente polarizándose a lo largo de las líneas de la cualidad deseada.
 
 
Ahora bien, los discípulos que están familiarizado con los procedimientos de las diversas escuelas de la ciencia mental que produce cambios en los estados mentales de aquellos que siguen sus enseñanzas, en un inicio puede costarles trabajo entender el principio que subyace en muchos de estos cambios.
 
Pero una vez que el principio de polaridad ha sido captado, y se ve que los cambios mentales son ocasionados por un cambio de polaridad (o sea un deslizamiento a lo largo de la misma escala) entonces la cuestión se entiende muy fácilmente.
 
Así que este cambio no consiste en transmutar una cosa en otra que sea de naturaleza diferente, sino que consiste en un cambio de grado de la misma cosa, lo que es una diferencia importantísima a tener en cuenta. Por ejemplo, y sacando un ejemplo del mundo físico, es imposible cambiar el calor en agudeza, ruido, altura, etc., pero en cambio el calor si se puede transmutar en frío, con sólo bajar su vibración.
 
Y de la misma manera el odio y el amor son recíprocamente transmutables, así como el miedo y el valor. Pero el miedo no puede transformarse en amor, ni el valor en odio.
 
Los estados mentales pertenecen a innumerables clases, cada una de las cuales tienen sus dos polos opuestos, y a lo largo de los cuales es posible la transmutación.
 
Y habiendo dicho esto, se comprenderá fácilmente que tanto en los estados mentales como en los fenómenos del plano físico, los dos polos pueden ser clasificados respectivamente como “polo positivo” y “polo negativo”. Así pues, el amor es positivo con respecto al odio, y el valor es positivo con respecto al miedo, y la actividad es positiva con respecto de la inercia, etc.
 
Y también se notará (aun desconociendo el principio de vibración) que el polo positivo muestra ser de un grado superior que el negativo, pudiendo por lo tanto el positivo dominar al negativo. Y la tendencia de la Naturaleza es hacia esa dirección de la actividad dominante del polo positivo.
 
(Esto último se puede discutir mucho ya que por ejemplo: cuando una actividad se agota, la tendencia es más bien hacia la inercia; la cual en base a lo que se señaló arriba, sería el “polo negativo”.)
 
 
Por otra parte, el cambio de los polos de los propios estados mentales mediante la aplicación del arte de la polarización, más el fenómeno de la influencia mental en sus múltiples fases, demuestran que este principio puede extenderse hasta abarcar los fenómenos de la influencia de una mente sobre otra (que es algo sobre lo que tanto se ha escrito y enseñado en los últimos años).
 
Y cuando se comprende que la inducción mental es posible, o sea que se pueden producir estados mentales por «inducción» a partir de otro humano, entonces podemos fácilmente comprender cómo una cierta frecuencia de vibración, o polarización de un cierto estado mental, puede ser comunicada hacia otra persona, y cambiar así su polaridad en su estado mental.
 
La mayoría de los resultados que se obtienen mediante los «tratamientos mentales» se logran en base a este principio. Por ejemplo, una persona está triste, melancólica y temerosa. Pues bien, para cambiar ese estado negativo, un especialista de la mente eleva su propia mentalidad, mediante su voluntad entrenada, y de esa manera obtiene la polarización deseada, y entonces produce un estado similar mental en la persona que está melancólica por medio de la inducción, produciendo así que la persona deprimida se polariza hacia el extremo positivo de la escala en vez de hacia el negativo, y de esta manera su temor y otras emociones negativas son transmutadas en coraje y estados mentales positivos.
 
(Esto en teoría es factible, pero en la práctica solo suele tener una pequeña influencia momentánea, por lo que es más fácil si ustedes le hablan directamente a la persona y tratan de entusiasmarla.)
 
 
En conclusión: el conocimiento de este gran principio hermético permitirá comprender mejor los propios estados mentales, así como el de los demás. Y se verá que esos estados son puramente una cuestión de grados, y al comprobar este hecho se podrá elevar las vibraciones interiores a voluntad, cambiando así su polaridad y de esta manera haciéndose uno dueño de sus pensamientos, en vez de ser su esclavo y servidor.
 
Y este conocimiento les permitirá también ayudar a otros inteligentemente, cambiando mediante los métodos mencionados su polaridad. Por lo que es muy conveniente familiarizarse con este principio, debido a que su comprensión correcta arrojará muchísima luz sobre los problemas difíciles y oscuros a los que se confrontan los humanos durante sus vidas.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
OBSERVACIONES
 
Concuerdo con la mayoría de lo que se dijo en este capítulo, pero siento que el autor del Kybalión se quedó muy corto en su explicación porque solamente habla de las polaridades, pero no explica las razones por las que esas polaridades existen (ya que después de todo, si Dios es unidad, entonces ¿para qué crear la polaridad?).
 
Y la explicación que dieron los maestros es porque para que Dios pueda crear, se necesita que la energía original se divida en diferentes partes, debido a que si se mantiene solamente siendo una, entonces todo lo que haga esa energía original seguirá siendo únicamente ella misma.
 
Y esto lo ilustra muy bien el color blanco que es la unión de todos los colores; ya que si ustedes mezclan blanco con blanco, eso les va a dar como resultado: blanco. Y si ustedes mezclan blanco con blanco y blanco, eso seguirá dándoles: blanco. Y ustedes pueden hacer todas las combinaciones que quieran con el blanco y aún así el blanco les seguirá dando únicamente blanco, porque el blanco solo puede dar blanco.
 
Entonces para que el blanco pueda crear, primero tiene que dividirse en los colores primarios. Y de la misma manera para que la energía original pueda crear, primero se tiene que dividir en las energías primarias, y al hacer eso, en una primera etapa eso genera dos polaridades.
 
Pero los maestros también explicaron que esa primera etapa es muy inestable y es por eso que después de haber creado esos dos polos se requiere de un tercero para que así se forme un equilibrio.
 
Y esto ustedes pueden fácilmente percibirlo si tratan de mantener una tabla solo con dos puntos de apoyo, porque entonces constatarán que la tabla es muy inestable y que con el menor movimiento la tabla se volteará y se caerá. Pero si ustedes le añaden un tercer punto de apoyo, entonces la tabla se estabilizará y ya ustedes podrán trabajar sobre esa tabla.
 
Y lo mismo sucede con la Creación, y es por eso que cuando el blanco se divide para formar los colores primarios, no se forman solamente dos colores primarios, sino que se forman tres colores primarios, y a partir de esos tres colores primarios se pueden producir todos los colores que ustedes conocen.


 
Y lo mismo sucede con la energía original que para poder crear se divide primero en dos energías prístinas, pero a partir de esas dos energías prístinas se crea una tercera energía, formando así las tres energías primarias que son conocidas en el esoterismo como “los tres primeros rayos”, y a partir de esos tres primeros rayos se crea todo lo que existe en el Universo.
 

 
 
Entonces como ustedes mismos lo pueden constatar, el asunto es más complicado que simplemente poner polaridades a todo lo que existe (como lo hizo el autor del Kybalión) ya que la polaridad solo es una etapa de un proceso que es más complejo.
 
Y también hay que saber diferenciar entre polaridad y ausencia de energía, ya que una verdadera polaridad es cuando hay dos polos opuestos que se complementan, como por ejemplo es: el masculino y el femenino, la carga positiva y la carga negativa, etc.
 
Pero en cambio (y contrario a lo que dijo el autor del Kybalión) el frio no es el polo opuesto del calor, sino que es la ausencia del calor; y la oscuridad no es el polo opuesto de la luz, sino que es la ausencia de la luz.
 
Y con esto me refiero a que en el primer caso ustedes no pueden decir que un hombre sea la ausencia de una mujer, porque tanto el hombre como la mujer tienen una existencia propia. Pero en cambio en el segundo caso ustedes si pueden decir que la oscuridad es la ausencia de la luz, porque en cuanto la luz aparece, la oscuridad desaparece.
 
¿Ven la diferencia?
 
Y esta diferencia, el autor del Kybalión no la tiene en cuenta en su discurso, cuando si es algo importante. Y es algo importante porque cuando solamente se trata de dos polaridades, en esos casos hay que buscar el equilibrio entre ellas, como por ejemplo sucede entre vuestros diferentes estados emocionales. Ahí no se trata de que ustedes estén todo el tiempo anclados en el polo positivo como lo pretende el autor del Kybalión, sino que aprendan a vivir en equilibrio con esas polaridades.
 
Pero en cambio, cuando se trata de una ausencia de energía, entonces ahí el asunto es diferente, porque entonces consiste en que ustedes vayan aprendiendo a vivir en estados de cada vez mayor intensidad de esa energía. Y es así como los humanos a medida que continúen evolucionando, ellos irán viviendo en escalas cada vez más intensas de la luz divina, haciendo que toda la oscuridad que existe actualmente alrededor de ellos desaparezca.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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