El capítulo 7 del libro El
Kybalión busca esclarecer éste axioma hermético.
« Si bien es cierto que todo está en el
TODO, es igualmente cierto que el TODO está en todo. Y para aquel que ha comprendido
debidamente esto, él ha adquirido un gran conocimiento. »
(El Kybalión)
Cuan a menudo se ha oído a la mayoría de la gente repetir
la afirmación de que la Deidad (que ellos llaman con muchos nombres) es “todo
en todo”. Pero también cuan poco la gente ha sospechado de la verdad oculta
interna que se encuentra escondida en esas palabras tan descuidadamente
pronunciadas.
Esta expresión tan comúnmente empleada es lo que ha
quedado de la antigua máxima hermética acotada arriba, y como dice el Kybalión: “para aquel que
verdaderamente entiende esto, le ha venido un gran conocimiento”.
Y esto es cierto, así que tratemos de comprender lo que
significa este axioma dada su gran importancia, ya que en esta máxima se
encuentra escondida una de las más grandes verdades filosóficas, científicas y
religiosas.
Ya hemos dado la enseñanza hermética concerniente a la naturaleza
mental del Universo, la verdad de que “el Universo es mental y está sostenido
por la Mente del TODO”.
Y como dice el Kybalión
en el pasaje citado:
« Todas las
cosas están en el TODO. »
Pero nótese también la siguiente afirmación
correlacionada:
« Y es
igualmente cierto que el TODO está en todas las cosas. »
Esta afirmación aparentemente contradictoria es
reconciliable bajo la ley de la paradoja, y además es una afirmación hermética
exacta sobre las relaciones que existen entre el TODO y su Universo mental.
Ya hemos visto previamente como es que todo está en el
TODO; así que ahora examinemos el segundo aspecto de este asunto. Y para ello,
las enseñanzas herméticas indican que el TODO es inmanente, o sea que permanece
dentro, es inherente, reside dentro de su Universo, y en toda parte, partícula,
unidad o combinación que constituye a ese Universo.
Y esta afirmación es ilustrada usualmente por los
instructores herméticos refiriéndose al principio de correspondencia. El
instructor le pide al estudiante que se forme una imagen mental de algo, de una
persona o de una idea; algo que tenga una forma mental. De la misma manera como
por ejemplo el dramaturgo se forman una idea mental de los personajes que él
inventa en su obra, o del pintor o del escultor quienes se forman una imagen de
lo que desean expresar con su arte.
Y en cada uno de esos casos, el estudiante verá que
aunque la imagen tiene su existencia únicamente dentro de su propia mente. Sin
embargo el estudiante (al igual que el escritor, el pintor o el escultor) en
cierto sentido es inmanente en esa imagen, o sea que permanece dentro o reside dentro de esa imagen mental también.
En otras palabras,
la entera virtud, vida y
espíritu de realidad
en la imagen mental, se deriva de la «inmanente mente» del pensador. Y
les pido que mediten sobre esto por un momento hasta que comprendan bien esta
idea.
Empleando otro ejemplo, podríamos decir que Otelo, Yago,
Hamlet, Lear, Ricardo III, etc., existieron en la mente de Shakespeare en el
momento de su concepción o creación. Pero también Shakespeare existió dentro de
cada uno de esos personajes, dándoles su vitalidad, su espíritu y su acción.
¿Cuál es el espíritu de los personajes que conocemos como
Micawber, Oliver Twist, Uriah Heep? ¿Es Charles Dickens o tiene cada uno de
ellos un espíritu personal, independiente de su creador? ¿Tiene la Venus de
Medici, o la Madonna Sixtina, o el Apolo de Belvedere, espíritus y una realidad
propios, o representan los poderes mentales y espirituales de sus creadores?
La ley de la paradoja explica que ambas proposiciones son
ciertas, si se consideran desde ciertos puntos de vista apropiados. Y es así
que Micawber es a la vez, Micawber y Dickens, pero mientras puede decirse que
Micawber es Dickens, en cambio Dickens no es idéntico a Micawber.
Y el personaje Micawber puede exclamar:
« El
espíritu de mi creador me es inherente, y sin embargo yo no soy él. »
Pero esto es muy diferente de la chocante media-verdad
que clamorosamente anuncian algunos de los medio-sabios, que llenan el aire con
sus raucos gritos diciendo:
« ¡Yo soy
Dios! »
Imaginad al pobre Micawber o al ratero Uriah Heep
exclamando: «Yo soy Dickens», o a cualquier otro personaje de las obras de
Shakespeare anunciando grandilocuentemente: «Yo soy Shakespeare».
Por lo tanto sepan que el TODO está incluso en el gusano
de tierra, y sin embargo el gusano de tierra está muy lejos de ser el TODO.
Pero aunque el gusano de tierra exista meramente como una pequeña cosa creada y
teniendo su ser únicamente dentro de la mente del TODO, sin embargo el TODO es
inmanente en el gusano de tierra, así como en las partículas que lo componen.
Y habiendo considerado esto, les pregunto:
¿Puede haber algún
misterio mayor que el encerrado en esta proposición: “Todo está en el TODO y el
TODO está en todo”?
Ahora bien, el estudiante comprenderá por supuesto que
las ilustraciones dadas arriba son necesariamente imperfectas e inadecuadas,
porque representan la creación de imágenes mentales en mentes finitas, mientras
que el Universo es la creación de una mente infinita, y la diferencia entre esos
dos polos las separa. Y sin embargo es sólo meramente una cuestión de grado ya
que el mismo principio es el que opera, y el principio de correspondencia se
manifiesta en cada uno de esos grados: «Como es arriba, es abajo; como es
abajo, es arriba».
Y en el grado en que el hombre realice la existencia del
espíritu interno inmanente dentro de su ser, así se elevará en la escala
espiritual de la vida. Y esto es lo que produce el desarrollo espiritual: es el
reconocimiento, la realización y la manifestación del espíritu dentro de
nosotros.
Tratad de recordar esta última definición, la del desarrollo
espiritual, porque contiene el fundamento de la verdadera religión.
Hay muchos planos de ser, muchos sub-planos de vida,
muchos grados de existencia en el Universo. Y todo depende del avance de los
seres en la escala de la evolución, y cuyo punto más bajo es la materia más
densa, y su punto más elevado es el Espíritu, estando el más elevado separado
únicamente por la más fina división del Espíritu del TODO.
Y hacia arriba y hacia adelante a lo largo de esta escala
de la vida, todo se está moviendo. Todos están en el sendero, y cuyo final es
el TODO. Todo progreso es un regreso hacia el hogar. Todo va hacia arriba y
hacia adelante, a pesar de todas las aparentes contradicciones.
¡Éste es el mensaje
del iluminado!
(Aquí el autor del Kybalión confunde el
TODO con el Espíritu Supremo, quien es la parte más elevada del TODO; y lo que él
dice es incorrecto debido a que solo los seres que se encuentran en el arco
ascendente se dirigen hacia el Espíritu Supremo, mientras que los seres que se
encuentran en el arco descendente se dirigen hacia la materia.)
¿Cómo crea Dios?
La doctrina hermética concerniente al proceso de la
creación mental del Universo dice que al principio del ciclo creador, el TODO
en su aspecto de «SER» proyecta su voluntad hacia su aspecto de «DEVENIR» y así
el proceso de la creación comienza.
Y los instructores herméticos indican que este proceso consiste
en una disminución gradual de la intensidad vibratoria hasta que se alcanza un
grado muy bajo de energía vibrante, y en cuyo extremo se manifiesta la forma
más densa de materia posible. Y a este proceso se le llama involución porque el
TODO se “envuelve” dentro de su creación.
(No toda la parte del TODO se “envuelve”
dentro de la Creación, ya que el Espíritu Supremo permanece “arriba” en su
plano de existencia.)
Y los hermetistas creen que este proceso tiene una
correspondencia con los procesos mentales que experimenta un artista, un escritor
o un inventor, quienes se “envuelven” tanto en su creación mental que casi olvidan
su propia existencia, pues en esos momentos “vive en su creación”. Y si en vez
de la palabra “envolverse” empleáramos la de “absorberse”, quizá se daría una
mejor idea de lo que se quiere dar a entender.
Y a este proceso involutivo de la creación también suele
llamársele «la emanación de la energía divina», mientras que al estado evolutivo
se le denomina «la absorción de la energía divina».
Y al polo extremo de este proceso creativo se lo
considera como el más apartado del TODO, mientras que la etapa evolutiva se la
considera como un retorno de la oscilación del péndulo del ritmo, lo que
conlleva la idea de “volver al hogar”, y la cual es sostenida en todas las
enseñanzas herméticas.
La enseñanza hermética dice que durante la «efusión», las
vibraciones se van reduciendo gradualmente hasta que el impulso amortiguador
cesa, y entonces se produce el retorno de la oscilación pendular.
Pero existe esta diferencia que mientras que en la
«efusión» las fuerzas creadoras se manifiestan compactamente, como un conjunto.
En cambio desde el comienzo de la etapa evolutiva o de «absorción» se manifiesta
la ley de individualización —y esto es la tendencia a separarse en unidades de
fuerza— de modo que finalmente aquello que abandonó al TODO, después como
energía individualizada retorna a su fuente como incontables unidades de vida
altamente desarrolladas, habiéndose elevado cada vez más alto en la escala por
medio de la evolución física, mental y espiritual.
(Aquí el autor del Kybalión sigue
confundiendo al TODO con el Espíritu Supremo, porque las chispas divinas se separan
del Espíritu Supremo y no del TODO, y sin importar en qué lugar se encuentren esas
chispas en su recorrido, ellas siguen formando parte del TODO.)
Los antiguos hermetistas empleaban la palabra
«meditación» para describir el proceso de la creación mental del Universo en la
mente del TODO, siendo empleada también frecuentemente la palabra
«contemplación».
Pero la idea pretendida parece ser la de la atención
divina. La palabra atención es una palabra derivada de una raíz latina que
significa “alcanzar”, “llegar”, y el acto de atención es realmente un alcance,
una extensión de la energía mental; de manera que comprenderemos mejor el
concepto si examinamos el verdadero significado de la atención.
La doctrina hermética concerniente al proceso de
evolución es que el TODO, habiendo meditado sobre el principio de la creación,
y establecido de esa forma la base material del Universo (el cual lo puso en
existencia al pensar en él) entonces gradualmente el TODO va despertándose de
su meditación, y al hacerlo produce la manifestación del proceso evolutivo en
los planos material, mental y espiritual, sucesivamente en ese orden. Y así
empieza el movimiento ascendente, y todos los seres comienzan a dirigirse hacia
el Espíritu.
(Aquí el autor del Kybalión comete el error
de creer que ese recorrido solo se efectúa una vez, cuando en realidad es un
proceso continuo, y con esto quiero decir que mientras que unos seres se
dirigen hacia el Espíritu Supremo por el arco ascendente, nuevos seres se
dirigen hacia la materia por el arco descendente.)
La materia se va haciendo menos densa, las unidades
brotan al ser; las combinaciones empiezan a formarse, la vida aparece y va
manifestándose en formas cada vez más elevadas y la mente se va haciendo cada
vez más evidente, y todo vibra cada vez más intensamente. En una palabra, el
proceso entero de la evolución, en todas sus fases, comienza y sigue de acuerdo
con las leyes del proceso de «absorción».
Todo esto ocupa eones y eones de tiempo (cada eón estando
compuesto por incontable millones de años,) y sin embargo los iluminados nos
informan que la creación entera, incluyendo la involución y evolución de un
universo, no es sino «como el parpadeo de un ojo» para el TODO.
Y al final de incontables ciclos de eones de tiempo, el
TODO retira su atención (su contemplación y meditación) del Universo, pues la
gran obra ha terminado y todo es atraído adentro del TODO de donde emergió.
Pero el misterio de los misterios es que el espíritu de
cada alma no queda aniquilado, sino que se expande infinitamente, el Creador y lo
Creado se funden.
¡Tal es el dictamen
de los iluminados!
(Aquí el autor del Kybalión está divagando
porque el nacimiento, existencia y muerte del Universo, en vez de parecerse a
un parpadeó del ojo, corresponde más bien a una reencarnación de DIOS, y en
realidad todo es atraído de nuevo dentro del Espíritu Supremo que es de donde surgió.
Y el autor del Kybalión sigue confundiendo al TODO con el Espíritu Supremo.)
Sin embargo, la ilustración expuesta arriba sobre la
meditación y el subsiguiente despertar del TODO después de meditar, no es desde
luego más que un intento de descripción del proceso infinito, mediante un
ejemplo finito.
Pero, no obstante: «Como es arriba es abajo» y la
diferencia sólo es de grado. Y así como el TODO se despierta de su meditación
sobre el Universo, así también el hombre a su debido tiempo cesará de
manifestarse sobre el plano material y se irá retirando cada vez más en el
espíritu interno, que es en verdad el «Ego Divino».
¿Porque Dios crea?
Y hay una cuestión más de la que deseamos hablar en esta
lección, y esta llega muy cerca de la especulación del campo metafísico, y nos referimos
a la pregunta que inevitablemente viene a la mente de todos los pensadores que
se han aventurado a buscar la verdad. Y esta pregunta es:
¿Por qué el TODO creó
al Universo?
Esta pregunta podría ser formulada de diferentes maneras,
pero su esencia es siempre la misma. Y los hombres se han esforzado duramente siglos
por responder a esta pregunta, pero aún no han encontrado ninguna respuesta
digna de ese nombre. Algunos han imaginado que el TODO tenía algo que ganar con
ello, pero eso es absurdo, porque ¿qué podría ganar el TODO que no poseyera ya?
Otros dicen que el TODO deseaba algo que amar, otros que el
TODO creó el Universo por placer o por entretenimiento, otros porque se sentía
solo, otros dicen que fue para manifestar su poder. Pero todas esas explicaciones
son pueriles e infantiles y pertenecen a la primera infancia del pensamiento.
Algunos individuos más reflexivos han tratado de explicar
el misterio diciendo que el TODO se vio «compelido» a crear en razón de su
propia «naturaleza interna», de su «instinto creador».
Y esa idea, si bien representa un adelanto sobre las
otras, tiene un punto débil, ya que si «la naturaleza interna o instinto
creador» del TODO lo impulsara a hacer algo, entonces la naturaleza interna o
instinto creador sería el Absoluto, en vez del TODO, y de ahí que la proposición
falle por su misma base.
(Yo no veo por qué la naturaleza interna del
TODO no podría ser creadora, ya que nosotros fuimos creados a su imagen y
nosotros somos creadores por naturaleza. Y de hecho el propio autor del
Kybalión reconoce esto a continuación, contradiciéndose él mismo y mostrando con
ello que no estructuró bien su reflexión.)
Sin
embargo, el TODO crea y se manifiesta y parece encontrar alguna clase de satisfacción
al hacerlo. Y es muy difícil escapar a la conclusión de que en algún grado
infinito debe de tener lo que corresponde a una «naturaleza interna» o a un
«instinto creativo» como tiene el hombre, solo que con deseo y voluntad correspondientemente
infinitos.
Y el TODO no podría obrar si no quisiera hacerlo, y no querría
hacerlo a menos que lo deseara, y no lo desearía si no obtuviera con ello una
satisfacción. Y todos estos atributos pertenecen a una «naturaleza interna» y
podrían ser postulados como existiendo en el TODO de acuerdo con la ley de
correspondencia.
Pero aún así nosotros preferimos pensar en el TODO como
actuando enteramente libre de cualquier influencia, tanto interna como externa.
Y ese es el problema que yace en la raíz misma de la dificultad, y la
dificultad que se encuentra en la misma raíz del problema.
Estrictamente hablando, no puede decirse que haya ninguna
razón para que el TODO decida crear, pues una razón implica una causa, y el
TODO está por encima del principio de causa y efecto, excepto cuando por su
voluntad misma quiere convertirse en causa, y en cuyo caso ese principio se
pone en movimiento.
Así que como podéis ver, la materia es impensable, igual
que el TODO es incognoscible. Por lo que igual que decimos que el TODO
meramente «ES», así estamos
compelidos a decir que «EL TODO ACTÚA PORQUE ACTÚA».
Y en último término, el TODO es la razón en sí misma, y
puede decirse en verdad que Él es su propia razón, su propia ley, su propio
acto, y mejor aún: que el TODO, su razón, su acto y su ley, son UNO, siendo
todos estos nombres palabras diferentes para nombrar la misma cosa.
Y en la opinión de los que os estamos dando las lecciones
presentes, la respuesta se halla encerrada en el íntimo ser del TODO, junto con
su secreto de existencia. Mientras que la ley de correspondencia, en nuestra
opinión, sólo llega hasta ese aspecto del TODO, del que puede hablarse como «el
aspecto de DEVENIR».
Pero más allá de ese aspecto está «el aspecto de SER» en
el que todas las leyes se juntan en la LEY, en donde todos los principios se
funden en el PRINCIPIO, y en donde el TODO, el PRINCIPIO y el SER, son idénticos, uno y lo mismo.
Por consiguiente, toda especulación metafísica sobre este
asunto es fútil, y si abordamos aquí esa cuestión fue sólo para mostrar que
reconocemos la pregunta que la gente se hace, pero que también reconocemos lo
absurdo que son las respuestas ordinarias que la metafísica y la teología le han
dado a esa pregunta.
Y como conclusión puede ser del interés para nuestros
estudiantes saber que mientras que algunos de los instructores herméticos,
antiguos y modernos, se han inclinado a aplicar el principio de correspondencia
para resolver esta cuestión, con el resultado que mencionamos arriba de la
«naturaleza interna» del TODO.
Sin embargo, las leyendas dicen que Hermes el Grande,
cuando le fue hecha esta pregunta por varios de sus discípulos más avanzados, él
contestó apretando los labios fuertemente y no diciendo ni una sola palabra,
como si indicara que no había respuesta.
Pero también podría haber pretendido con ese gesto haber
aplicado el axioma de su filosofía que dice que: «Los labios de la sabiduría
están cerrados, excepto para los oídos que saben escucharlos», y con ello considerando
que incluso sus estudiantes más avanzados no poseían aún el entendimiento suficiente
que los calificara para recibir la respuesta.
De cualquier forma, si Hermes poseyó el secreto, él no lo
comunicó, y por lo menos en lo que al mundo concierne los labios de Hermes
están cerrados al respecto. Y si el gran sabio Hermes vaciló en hablar, ¿quién
sería el osado mortal que trataría de hacerlo?
Pero recordad que cualquiera que sea la respuesta a esta
incógnita (y si es que en verdad hay una respuesta) aún así permanece la verdad
de que: «Mientras que todo está en el TODO, es igualmente cierto que el TODO
está en todo».
Ya que las enseñanzas herméticas son enfáticas sobre este
punto, y es por eso que podemos añadir las palabras concluyentes de la
acotación: «Para aquel que verdaderamente entiende esta verdad, le ha venido un
gran conocimiento.»
OBSERVACIONES
Aunque concuerdo con algunos
aspectos de este capítulo, en gran medida estoy en desacuerdo.
Para comenzar no estoy de
acuerdo cuando el autor de Kybalión afirma que los personajes plasmados por los
artistas en sus obras “adquieren un espíritu independiente y su propia
realidad”.
Y no estoy de acuerdo con esa afirmación
porque esos personajes no tienen una existencia real. Esos personajes fueron
inventados por sus autores, y existen temporalmente en la mente de aquellos que
piensan en ellos, pero esos personajes no tienen una realidad propia.
El
personaje de Wilkins Micawber inventado por el
escritor británico Charles Dickens no se va a poner a reflexionar por si mismo
y a exclamarse:
« El espíritu de mi
creador me es inherente, y sin embargo yo no soy él. »
Y no lo va a hacer porque ese
personaje no tiene la capacidad de hacer eso, ya que es solo un personaje
ficticio.
Entonces aseverar esa falsedad me
parece muy mal, pero además la comparación que el autor del Kybalión hace con
los artistas es incorrecta, porque si bien es cierto que Dios creó a partir de él
mismo, y que por consiguiente dejó parte de su ser en sus creaciones, en cambio
eso no sucede con los artistas cuando ellos crean sus obras,
Los artistas no toman su propia
substancia que los constituye para poder crear, sino que ellos crean a partir
de la substancia que disponen del exterior. El escultor no agarra parte de su
carne para crear una escultura, sino que toma un bloque de piedra y lo moldea.
Y lo mismo sucede con el pintor, el escritor y los demás artistas. Y es cierto que
ellos le dedican tiempo, energía y esfuerzo para crear sus obras, pero cuando
terminan esas obras, ellos siguen estando completos, mientras que en cambio
Dios si quedó reducido después de haber creado.
Y dado que el autor del
Kybalión no explica bien este axioma, a continuación se los voy a esclarecer de
una forma más ilustrativa:
Al inicio no había nada, pero
lo que se dice nada de nada, no había ni siquiera una pizca de energía, ni tampoco
un pequeño soplo de vibración.
¡No había absolutamente nada!
¡Y es ahí cuando el Dios Creador surgió de la Nada!
Pero cuando les digo el “Dios
Creador” no se imaginen a un Señor barbudo, a un Dios antropomórfico (como
suele representarse a Dios en las religiones) porque eso los va a extraviar.
Entonces para que tengan una imagen más adecuada, imaginen al Dios Creador como
una Luz inmensa dotada de conciencia que surgió en el plano de existencia más
elevado que ustedes se puedan imaginar.
Y de hecho esto es lo que está
simbolizado en la Biblia, aunque de una manera algo tergiversada, cuando en el
Génesis se dice que al inicio todo era tinieblas hasta que la luz surgió
sobre la faz del abismo.
Ahora bien,
¿De dónde y cómo surgió el Dios Creador?
La teosofía explica que surgió
de una emanación del Dios Inmanifestado, y en el blog les estoy poniendo la
información interesante que voy encontrando al respecto, pero les recomiendo
que primero lean este otro capítulo para quienes estén interesados en
profundizar sobre este tema (ver link).
Y después de que apareció el
Dios Creador, el gran problema al que se confrontó fue que como no había
absolutamente nada fuera de él, entonces para poder crear él tuvo que utilizar
su propia esencia.
Así que imaginen que esa Luz divina
se desprendió de una parte de su substancia y la densificó para así poder
formar la energía con la cual ella pudo crear al Universo, mientras que la
parte que conservó se volvió el Espíritu Supremo.
Y es por eso que se dice que
Dios está en todo, porque todo lo que existe ha sido creado a partir de su
substancia divina: cada átomo, cada energía, cada fuerza, todo proviene de la
substancia del Dios Creador.
Y es por eso que también se
dice que el Dios Creador y su Creación son el TODO, porque ellos son todo lo
que existe, y fuera de ellos no hay nada.
Y dado que dentro de la
substancia de Dios también está su conciencia, eso significa que en cada
partícula de materia y en cada porción de energía se encuentra también su conciencia
divina, nada más que esta conciencia se encuentra en diferentes grados de conciencia.
El átomo que compone a la
materia es el mismo que el átomo que compone al Espíritu Supremo, nada más que
cuando una chispa divina se separó del Espíritu Supremo para así poder descender
hacia el plano físico y de esa manera poder transformase en un átomo que
compone a la materia. Pues bien, resulta que al efectuar ese proceso, la
conciencia de esa chispa divina terminó cayendo en la inconsciencia.
Y todo el trayecto de evolución
que efectúa esa chispa divina después sirve para que cada vez se vaya
despertando más y más; a medida que asciende por los planos de existencia,
hasta volverse a unir con el Espíritu Supremo.
Y habiéndoles explicado esto,
ahora podrán comprender mejor ese axioma de la siguiente manera:
« Si bien es
cierto que todo (lo que existe) está en el TODO (que es como se le llama al
Dios Creador y su Creación), es igualmente cierto que (la substancia y la
conciencia) del TODO (o sea de DIOS) está en todo (lo que existe). »
¿Cómo crea Dios?
En la segunda parte de este
capítulo, el autor del Kybalión trata de responder a esta pregunta, pero lo
hace incorrectamente porque contrario a lo que él pretende, el Dios Creador no
creó al Universo como un artista crea a su obra, ya que en el caso de Dios el
proceso es mucho más complejo.
De manera muy resumida, el Dios
Creador lo que va a crear son a los Logos, que son las Conciencias Cósmicas quienes
a su vez van a crear a las jerarquías divinas, y son estas jerarquías divinas
las que se van a ocupar de crear a los seres y las energías que van a componer
al Universo.
Y para quienes estén
interesados en este tema, lo detallo más en este otro capitulo (ver link).
Y en esta segunda sección, el
autor del Kybalión también relata más o menos correctamente el proceso de
involución y evolución por el que pasan las chispas divinas que componen al Espíritu
Supremo, pero él comete el error de pensar que todas las chispas divinas
involucionan y evolucionan al mismo tiempo, cuando en realidad hay una
alternancia.
Y es así que mientras que unas
chispas divinas están ascendiendo por el arco ascendente desde la materia hacia
el Espíritu Supremo; y para hacer eso están evolucionando a través de reinos de
vida cada vez más elevados, y que son: el reino mineral, el vegetal, el animal,
el humano y los reinos celestiales.
Al mismo tiempo hay nuevas
chispas divinas que se están separando del Espíritu Supremo y que descienden
por el arco descendente hacia la materia, involucionando a través de reinos de
vida cada vez más inferiores, y que son: las manifestaciones del Espíritu
Divino cada vez más densas, los elementales superiores, los elementales
medianos, los elementales inferiores, hasta finalmente llegar al reino mineral.
Y es así como el TODO en realidad tiene la forma de un circulo que en el
esoterismo se le denomina “el círculo de la necesidad” y en donde todos los
seres que existen se encuentran ubicados y desplazándose en algún lugar de ese círculo.
¿Por qué Dios crea?
Y en la tercera y última parte
de este capítulo, el autor del Kybalión trata de contestar a la pregunta que
muchos se hacen y que es: ¿Por qué Dios creó al Universo?
Pero lo hace de una forma muy torpe, porque él mismo se
contradice en sus argumentos, y el propio principio de correspondencia que
tanto repite y aplica para todo, ahora ya no lo acepta para este asunto.
Y también él menciona una anécdota que yo sospecho que la
ha de haber inventado porque no la había escuchado antes, en donde
supuestamente Hermes Trismegisto se habría rehusado a responder a esta
pregunta. Y el autor del Kybalión
asegura que si el gran sabio Hermes no lo hizo, entonces nosotros
tampoco deberíamos de buscar hacerlo. Lo cual me parece una patraña que el
autor del Kybalión esgrimió solo para excusar su ignorancia.
Y lo más chistoso del asunto es que el primer argumento
que él dio y que al mismo tiempo él rechazó, pues resulta que esa es la principal
razón por la que Dios creó al Universo, ya que en realidad Dios si tiene algo muy
importante que ganar al crear el Universo y es su regeneración.
Y esto se los explico más en detalle en este otro
capítulo (ver link).
~
* ~
Y todo esto me
muestra que el autor del Kybalión era muy ignorante con respecto a estos
asuntos acerca de Dios.
Cual seria entonces la diferencia entre el todo y el espiritu supremo?
ResponderBorrarHaciendo una analogía con los siete principios que componen al hombre (su cuerpo físico, su cuerpo astral, etc.), el TODO son los siete principios de Dios en su conjunto, mientras que el Espíritu Supremo es solo su principio más elevado (Atman).
BorrarCid ¿Que opinas del maestro shiva shambo ?
BorrarNo lo conozco
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