Ya que en
la conferencia que dio el 31 de julio de 1924, Rudolf Steiner señaló que:
« Y cuanto más
verdes son las hojas, más grasas hay en ellas. Así que cuando alguien come pan,
por ejemplo, no puede ingerir muchas grasas del pan. En cambio las personas ingieren más grasas por
ejemplo del berro, esa pequeña planta con las hojas muy pequeñas y que
contiene más grasas que el pan.
. . .
Y en este
caso, debido a que estas sustancias se destruyen en los intestinos y solo sus
fuerzas proceden al trabajo, la cocción no es tan necesaria. Y es por eso que
las hojas se pueden comer crudas como ensalada. En cambio, lo que sea que se trabaje en la cabeza no se puede comer crudo, debe ser cocinado porque los alimentos
cocinados funcionan particularmente en la cabeza. Mientras que la lechuga y otras cosas similares
funcionan especialmente en el corazón y los pulmones debido a que estos órganos
acumulan
y se
alimentan a través de las grasas. »
Pero para
infortunio de Rudolf Steiner las investigaciones nutricionales que se efectuaron
posteriormente demostraron que la lechuga y las demás verduras de hoja
verde se componen principalmente de agua y fibra, y por lo tanto su contenido en
grasas es muy bajo.
Y
este es un ejemplo más de cómo ese tipo inventaba muchas cosas sin saber
realmente al respecto y mostrando con ello su charlatanería.
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