BLAVATSKY Y EL ESPIRITISMO (explicado por su hermana)

 

 
Vera Petrovna Zhelikhovsky fue la hermana de Blavatsky, y ella publicó varios artículos donde habla sobre HPB, y aquí les voy a recopilar lo que ella dijo acerca de la relación que tuvo Blavatsky con el espiritismo (y en purpura añadí mis comentarios):
 
 
 
La mediúmnidad que Blavatsky tenía cuando era treintañera
 
(Blavatsky se fue a viajar por el mundo en 1849 cuando tenía 18 años, y regresó a su país natal diez años después pero con sus poderes paranormales activados.
 
Blavatsky ya tenía en cierta medida sus poderes despiertos desde que ella era una niña, pero estos se le activaron mucho más después de que ella pasó por el proceso de desarrollo que ella tuvo a lo largo de sus viajes iniciáticos.)
 
Nos abrazamos llenas de alegría, la llevé inmediatamente a mi habitación, y aquella misma noche descubrí que mi hermana había adquirido extraños poderes.
 
Constantemente la rodeaban movimientos misteriosos (ya sea que ella estuviera despierta ó dormida), eran ruidos extraños como golpes que sonasen en todos lados: en los muebles, en las ventanas, en el suelo, en el techo, o en las paredes.
 
Se percibían claramente, y además demostraban inteligencia ya que sonaban una y tres veces para decir “”, y dos veces para decir “No”.
 
Mi hermana me sugirió que hiciera una pregunta con la mente sin pronunciarla, y así lo hice eligiendo una pregunta relativa a un hecho que solo yo conocía. Luego recité el alfabeto, y la contestación que recibí era tan verdadera y precisa, que me quedé completamente sorprendida.
 
Ya había oído hablar de los “espíritus golpeadores” pero hasta entonces no había tenido nunca la ocasión de comprobar su existencia.
 
Pronto, toda la ciudad se puso a hablar de los “milagros” que rodeaban a Blavatsky. Y las contestaciones (no sólo inteligentes sino hasta clarividentes) dadas por estas fuerzas invisibles que operaban día y noche a su alrededor y sin ninguna intervención suya aparente, causaron aún más asombro y maravilla en la imaginación de los curiosos.
 
Y también estaban los movimientos de objetos inanimados, los cuales al parecer, aumentaban ó disminuían de peso, y este fenómeno, ella lo producía directamente con sólo fijar sus ojos en el objeto elegido.
 
Todos estos fenómenos fueron en ese entonces descritos detalladamente en los periódicos rusos. Y ya no hubo tranquilidad para nosotros, ni siquiera en el campo, a donde fuimos a vivir poco tiempo después a una propiedad de mi pertenencia. Porque incluso ahí éramos perseguidos por cartas que nos enviaban y las visitas de curiosos que nos acosaban.
 
La situación se volvió insoportable, cuando por la intervención de “los señores espíritus” (como nuestro padre los llamaba riéndose) se descubrió al autor de un asesinato cometido en la vecindad, y después de lo cual los funcionarios judiciales se hicieron creyentes acérrimos de estos “detectives invisibles”.
 
Y fue aún peor cuando un día Helena comenzó a describirnos "a todos los habitantes de mi casa que solamente ella podía ver", y los cuales fueron después reconocidos conforme a sus descripciones, por la gente anciana del pueblo, como los primeros dueños de la casa y sus criados, y todos ellos muertos hacía ya bastante tiempo, pero de quienes aún se conservaba su memoria.
 
Debo hacer la observación de que esa propiedad hacía sólo unos meses que me pertenecía, y yo la había comprado en un lugar que me era por completo desconocido, y ninguno de nosotros había oído hablar jamás de las personas que Blavatsky describió.
 
Mi padre, un hombre de gran inteligencia y sumamente instruido, había sido toda su vida un escéptico, un “volteriano” como decimos en Rusia. Pero ante los hechos se vio obligado a cambiar sus convicciones y pronto pasó días y noches escribiendo, bajo el dictado de “los señores espíritus”, la genealogía de sus antepasados: “los valientes caballeros de Hahn-Hahn von Rotterhahn…”
 
 
Desde su regreso a Rusia, H.P. Blavatsky no sabía cómo explicar su estado mediúmnico el cual se manifestaba de manera involuntaria, pero en aquel tiempo, ella no mostraba ni el desdén ni el temor hacia la mediumnidad que más tarde sí sintió y expresó.
 
En cambio diez ó doce años después, ella hablaba de las proezas mediúmnicas de su juventud con gran repugnancia, y más que en aquel tiempo, las fuerzas invisibles que realizaban esos fenómenos le eran tremendamente desconocidas y casi independientes de su voluntad, pero una vez que llegó a obtener el completo dominio de ellas, ya no quiso lidiar más con ellas.
 
Pero a la edad de veintisiete años, ella no era lo suficientemente fuerte para controlarlas, y aquí está, al respecto, un hecho bastante interesante:
 
En el verano de 1860, dejamos la ciudad de Pskoff para ir al Cáucaso a hacer una visita a nuestros abuelos, los Fadeews, y a nuestra tía Madame Witte, hermana de nuestra madre, y quienes hacían más de once años que no habían visto a Helena.
 
En nuestro viaje, al pasar por la ciudad de Zadonsk, supimos que el Metropolitano de Kieff, el Venerable Monseñor Isidoro a quien habíamos conocido cuando éramos niñas en la ciudad de Tiflis (donde en ese entonces había estado a la cabeza del exarcado de San Jorge) se hallaba en la ciudad y estaba en aquel momento oficiando en el monasterio, para posteriormente proseguir con su viaje hacia San Petersburgo.
 
Por lo tanto nos apuramos pues a verlo.
 
Él nos reconoció y nos envió un mensaje de que después de la misa fuéramos a visitarlo. Fuimos entonces a la iglesia arzobispal, pero no sin temor de mi parte, y en el camino le dije a mi hermana:
 
-        "¡Trata al menos que tus diablillos se estén quietos mientras estamos con el Metropolitano!"
 
Ella empezó a reírse y me contestó que verdaderamente lo deseaba, pero que no podía responder por ellos.
 
¡Ay! Yo sabía muy bien eso, y es por ello que no me sorprendió para nada que esos seres invisibles siguieran manifestándose, pero aún así escuchaba con angustia los ruidos de golpes que comenzaron a sonar, tan pronto como el respetable anciano comenzó a interrogar a mi hermana sobre sus viajes.
 
¡Uno, dos!... Y luego: ¡Uno, dos, tres!  Estos importunos tenían a fuerza que hacerse remarcar y parecían dispuestos a intervenir en la conversación y a interrumpirla haciendo vibrar los muebles, los espejos, nuestras tazas de té y hasta las cuentas mismas del rosario que el santo hombre tenía en sus manos.
 
Pronto se dio cuenta de nuestra angustia, y, perfectamente consciente de la situación, comenzó a sonreír y preguntó cuál de las dos era un médium. Y como una verdadera egoísta asustada, me apresuré a señalar a mi hermana.
 
Entonces el patriarca nos habló durante más de una hora, haciéndole a mi hermana varias preguntas en alta voz, y dirigiéndolas mentalmente a sus acompañantes. Y pareció profundamente asombrado y muy satisfecho por haber presenciado ese fenómeno.
 
Al despedirse de nosotras, nos bendijo a mi hermana y a mí y nos dijo que no debíamos de tenerle miedo a ese fenómeno.
 
Nos dijo:
 
-        “No existe ninguna fuerza que tanto en su esencia como en su manifestación, no proceda del Creador. Y mientras no abuséis de los dones que se os han concedido, no tenéis por qué temer. No se nos está prohibido investigar las fuerzas ocultas de la Naturaleza, y aunque la explicación de estos fenómenos todavía no la poseemos, puede que algún día vayan a ser comprendidos y utilizados por el hombre. ¡Que la bendición de Dios descanse sobre ti, hija mía!”
 
Y bendijo a Helena de nuevo, con un signo de la cruz.
 
Cuán a menudo estas sabias y benévolas palabras de uno de los principales líderes de la Iglesia Ortodoxa Griega regresaron a la memoria de H.P. Blavatsky, y ella estuvo en deuda con él toda su vida.
 
(Sin embargo este santo hombre pecó de inocencia porque si bien es cierto que todo proviene del Creador, también es cierto que las energías que no se emplean adecuadamente, se vuelven nocivas.)
 
 
 
 
 
Rechazo al espiritismo
 
(Blavatsky volvió a retomar sus viajes por el mundo en 1963.)
 
Pronto todas sus cartas vinieron llenas de argumentos en contra de los abusos del espiritismo, y al cual ella denominaba “un materialismo espiritual”. Sus cartas estaban llenas de indignación contra las sesiones espiritistas, en donde se evocaba a los muertos, a “la materialización de los ausentes queridos”, y quienes en su opinión, no eran más que sombras, fantasmas y elementarios embusteros, y a menudo peligrosos, y sobre todo, perjudiciales en sus efectos para la salud de los desgraciados médiums, quienes resultaban ser sus víctimas pasivas.
 
Su visita a la granja de los hermanos Eddy, los famosos médiums de la cabaña de Vermont, fue la gota que colmó el vaso, y ella se convirtió para siempre en una acérrima enemiga del espiritualismo demostrativo.
 
 
Fue ahí en la granja de los hermanos Eddy que Blavatsky conoció al Coronel Henry Olcott, quien fue su primer discípulo, su amigo fiel y futuro presidente de la Sociedad Teosófica (la cual crearon juntos y se volvió el objetivo de todos sus pensamientos).
 
Él había ido a esa granja como un ardiente observador de los fenómenos espiritistas, para ver y describir las evocaciones que hacían los dos hermanos agricultores, y de quienes todo Estados Unidos hablaban al respecto.
 
El coronel Olcott escribió un libro sobre ese tema, un estudio titulado “Gente del otro Mundo”, pero este fue su último servicio a la propaganda del espiritismo moderno.
 
Después de eso, el coronel Olcott abrazó las opiniones de Helena Blavatsky, y las cuales los periódicos americanos se apresuraron en publicar. Y ambos siendo enemigos mortales del materialismo, consideraban que el espiritismo había hecho un gran servicio a la humanidad, poniendo de manifiesto los errores de las creencias materialistas. Pero ahora que el espiritismo había probado la existencia de las fuerzas invisibles é inmateriales en la Naturaleza, su misión había terminado, y no debía permitirse que arrastrase a la sociedad hacia otro error, a saber: a la superstición y a la magia negra.
 
Como nosotros (su familia) no podíamos comprender este repentino cambio de perspectiva por parte de Blavatsky, la cual sabíamos que era una poderosa médium, y que incluso recientemente había sido vicepresidente de la Sociedad Espiritista del Cairo, ella nos escribió pidiéndonos que olvidásemos su pasado y su desgracia con la mediumnidad, a la cual se había prestado, según explicaba ella, sólo por ignorancia de la verdad.
 
Ella nos escribió desde Nueva York:
 
“Si me he unido a cierto grupo teosófico (y que es la rama de la Fraternidad indo-aria que se está formando aquí) es precisamente porque esta fraternidad lucha honestamente contra todos los excesos, las supersticiones y los abusos de los pseudo-profetas de la letra muerta, contra los numerosos Calcas de todas las religiones exotéricas, así como contra  las divagaciones de los médiums.
 
Nosotros no somos espiritistas [quienes invocan a “los espíritus de los muertos”], sino que somos espiritualistas [que invocamos a los espíritus divinos], si queréis llamarnos así, y no lo somos a la manera estadounidense, sino de acuerdo con los ritos de la antigua Alejandría.”
 
Y al mismo tiempo, me envió recortes de periódicos estadounidenses en donde estaban publicados sus artículos, así como informes sobre lo que ella escribió, y de lo cual era evidente que se estaba prestando mucha atención de sus opiniones.
 
Su brillante crítica se reveló especialmente en muchos de sus artículos en contra de las conferencias que dio el profesor Huxley en Boston y Nueva York, y las críticas de Blavatsky y Olcott contra el materialismo y el espiritismo tuvieron un gran efecto en la población. Pero lo que nos asombró infinitamente más fue la profunda erudición y el gran conocimiento que de repente ella mostró en sus escritos.
 
(Un esbozo biográfico de HPB)
 
 
 
 
 
 
 
OBSERVACIONES
 
Vemos que inicialmente Blavatsky estuvo entusiasta hacia el espiritismo, en gran medida por los poderes que ella había adquirido.
 
Pero después cuando los Maestros transhimaláyicos le explicaron a Blavatsky, cómo funcionan esos fenómenos mediúmnicos, ella sintió un gran repudio hacia el espiritismo, porque ella supo el aspecto nefasto que hay detrás de esa actividad. Y un resumen de esos aspectos nocivos lo explico en este otro capítulo: link.
 
Y es por eso que Blavatsky posteriormente se volvió una acérrima opositora del espiritismo.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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