EL INFIERNO EXPLICADO POR LA TEOSOFÍA

 

 
La teosofía explica que si existe el infierno, el purgatorio y el paraíso, pero no son como los describe el cristianismo, y en este capítulo les voy a detallar cómo es el infierno.
 
 
Los instructores teosóficos explicaron que en los planos sutiles existe una región en el bajo astral que de cierta forma se asemeja a la idea que la gente tiene en su mente del infierno.
 
Esta región se encuentra en la contraparte sutil del subsuelo de la Tierra, y es ahí donde vive el reino del inframundo.
 
Por lo tanto la imagen cristiana de un infierno que se ubica debajo de la tierra, que se encuentra en la oscuridad, y que está rodeado de lava; en cierto grado es verdad.
 

 
 
Como también en cierto grado es verdad que los seres que pertenecen al reino del inframundo se parecen un poco a la imagen que la gente tiene de los demonios:
 

 
 
Blavatsky describió esa región de la siguiente manera:
 
« Este es el peor y más terrible de los sub-planos astrales, y es el estado de consciencia al que se llega en los casos más agudos de delirium tremens. Y de aquí vienen las imágenes que tientan a los hombres incitándolos a cometer todo tipo de depravaciones, de vicios y de crímenes. Y los individuos de naturaleza débil o propensos a esos comportamientos caen bajo su influencia cayendo en esos vicios o cometiendo esos horrendos crímenes.
 
Aquí son esparcidas las semillas que provocan las epidemias, desastres y catástrofes generales de toda clase que ocurren en la Tierra. Y los hombres durante años (incluso generaciones) a fuerza de estar creando entidades sutiles negativas con sus malos pensamientos, emociones y acciones, inevitablemente algún día terminan por regresárseles estas manifestándose en el mundo físico en forma de calamidades. (Karma)»
(Clase al Grupo Interno en la reunión del 26-11-1890)
 
 
 
Esto es lo que sería el infierno del plano astral, pero los instructores teosóficos señalaron que en las partes más bajas del plano kámico también hay otras regiones que de cierta manera corresponden a infiernos.
 
Para que se les facilite la comprensión, observen la siguiente imagen:
 
 
  • Arriba está el mundo divino (el paraíso)
  • Abajo está el mundo físico (la tierra)
  • Y en medio está el mundo de los muertos
 
El mundo de los muertos se divide en dos planos de existencia:
 
    -   El plano kámico que es lo equivalente al purgatorio.
    -   Y el plano astral que es la matriz del plano físico.
 
 
Pues bien, el maestro Kurhumi dijo lo siguiente sobre el plano kámico:
 
« Está compuesto de innumerables regiones y sub-regiones correspondientes a los estados mentales de las personas que llegan allí después de su muerte. »
(CM 25, p198-199)
 
 
Y Blavatsky añadió:
 
« Las regiones más elevadas del Kama-Loka (el purgatorio) se mezclan con las regiones más bajas del Devachan (el paraíso), mientras que las regiones más bajas del Kama-Loka (el purgatorio) se mezclan con las regiones más altas del Avichi (el infierno). »
(Glosario Teosófico)
 
 
O sea que las regiones más bajas del plano kámico corresponden a los infiernos donde se sufre los tormentos de los que habla el cristianismo.
 
 
 
 
 
 
 
 
¿Y a dónde va la gente muy mala?
 
 
Los instructores teosóficos responden que la gente muy mala también va al paraíso.
 
 
Y yo sé que esto va a sorprender enormemente a muchas personas, pero los instructores teosóficos explicaron que el periodo post-mortem entre dos reencarnaciones es un periodo de descanso, mientras que el periodo de vida física es un periodo de actividad.
 
Observen cuando los humanos duermen, sin importar si la persona es buena, mala o muy mala, todas descansan por igual. Pues bien, lo mismo sucede después de morir.
 
Y es por eso que William Judge (quien fue discípulo del maestro Morya) escribió:
 
« El Devachan (el paraíso) es solo para el descanso y para la recuperación, y no para la acción; y es por eso que ahí también van las gentes poco evolucionadas e incluso las personas malas. »
(Ecos II, p.381)
 
 
Y la razón de ello el maestro Kuthumi la explicó diciendo:
 
« Después de fallecer solo queda activo el karma positivo generado por las buenas acciones, mientras que el karma malo se hace a un lado temporalmente para luego volver a seguir a la persona en su futura vida terrestre.
 
Mientras tanto los humanos son recompensados recibiendo los efectos de las causas positivas producidas por ellos.
 
Malo pero extremada y exageradamente malo tuvo que haber sido un individuo para que no tenga ni siquiera un periodo de bienaventuranza en el Devachan (el paraíso), y esos individuos lo que experimentan es la contraparte que es el Avichi (el infierno) el cual también es subjetivo pero intensamente vivido. »
(CM 16, p.101 y CM 25, p196)
 
 
O sea que cuando los humanos fallecen, el karma negativo los deja en paz durante su estancia post-mortem en los planos sutiles.
 
 
 
 
 
 
 
La existencia después de la muerte
 
Y a continuación les voy a resumir como procede la vida de los humanos después de fallecer para que lo tengan más claro:
 
 
Entrada al plano astral
 
Primero los humanos después de fallecer entran en el plano astral, y solo los individuos más negativos van a pasar ese periodo cerca del bajo astral donde se encuentra el inframundo, pero en ese infierno casi ningún humano va.
 
Ahora bien, la estancia de los humanos en el astral es solo temporal porque el plano astral no es un lugar de residencia para las almas humanas.
 
Los únicos humanos que permanecen en el plano astral son los brujos que por medio de maniobras mágicas logran anclarse en el plano astral y aferrarse ahí mientras que puedan vampirizar la energía de los demás. Y los magos más oscuros se esconden en el bajo astral.
 
 
Ascenso al plano kámico
 
Mientras que en cambio todos los demás humanos cuando su cuerpo astral fallece, ellos ascienden al plano kámico, y ahí se van a depurar de sus bajas tendencias para poder entrar al mundo divino.
 
 
Ascenso al mundo divino
 
Y casi todos los humanos ascienden al ‘paraíso’ (incluso las personas que fueron muy malas). La diferencia radica en que mientras menos bien hayas hecho, menos tiempo permanecerás en el paraíso antes de volver a reencarnar.
 
Por ejemplo, consideren a un señor que fue muy malo, que no hizo ningún bien, pero que quiso mucho a su mujer. Pues bien ese hombre gracias a ese amor que él sintió hacia su pareja, cuando ese hombre ascienda al paraíso él volverá a encontrarse con esa dama y volverá a experimentar una intensa historia de amor con esa mujer.
 
Solo que será un sueño (porque deben de saber que la mayor parte del tiempo los humanos se la pasan soñando después de morir) pero será un sueño tan intenso que ese señor lo sentirá muy real.
 
Pero la dicha de ese señor malo en el paraíso va a durar solo poco tiempo (supongamos unos años) y después ese señor volverá rápidamente a reencarnar.
 
Mientras que en cambio alguien que hizo mucho bien durante su vida física puede durar milenios en el paraíso antes de volver a reencarnar.
 
 
Los pocos que van al infierno sutil
 
Y solo los individuos que fueron extremadamente malvados no tendrán ni siquiera un poco de dicha en el paraíso, y su estancia post-mortem la pasaran en las partes más bajas del plano kámico sufriendo hasta que vuelvan a reencarnar.
 
Su infierno también será solo un sueño, pero un sueño que lo sentirán intensamente real. Y así como el humano que se encuentra sumergido dentro del sueño devachánico se encuentra inmensamente feliz; el humano que se encuentra sumergido dentro de la pesadilla kámica se encuentra inmensamente sufriendo.
 
 
 
Y entonces seguramente ustedes ahora se preguntarán:
 
 
¿Y cuándo es que los humanos tienen que sufrir por sus pecados?
 
 
Pues bien, los instructores teosóficos respondieron que es cuando las personas vuelven a reencarnar.
 
 
Y es por eso que Blavatsky precisó que:
 
« El infierno para los humanos es el que se encuentra en la Tierra»
(CW 12, p.637)
 
Porque es en el plano físico que la inmensa mayoría de las personas tienen que confrontarse de nuevo con su karma negativo, y esa es una de las principales razones por las que ustedes ven tanto sufrimiento en nuestro planeta.
 
 
Y William Judge añadió:
 
« Las explicaciones que da la enseñanza oriental sobre las recompensas y castigos que reciben los humanos por parte de la Creación, es muy diferente del esquema teológico aceptado por los cristianos, ya que el brahmanismo y el budismo fijan el lugar del castigo y de la recompensa, principalmente en el plano físico durante la reencarnación en la Tierra, mientras que el cristianismo lo plaza en el más allá, después de la muerte.
. . .
Ahora bien, algunos pueden suponer que el Ego debe de ser castigado después de la muerte, pero tal conclusión no es lógica, porque los actos malvados cometidos aquí en el plano objetivo no podrían ser castigados con ninguna propiedad equivalente y moral en un plano puramente subjetivo»
(Ecos III, p.33)
 
 
 
 
 
 
 
CONCLUSIÓN
 
En resumen el infierno que describe el cristianismo corresponde un poco al infierno que existe en el bajo astral, pero ahí no va la gente muy mala como lo asevera el cristianismo.
 
Casi todos los humanos (incluso los muy malos) durante su viaje post-mortem no tienen que lidiar con su karma negativo, y casi todos los humanos van al paraíso. Su estancia en ese lugar de inmensa dicha varía en función de qué tanto bien hicieron durante su vida física.
 
Solo los individuos más abominables pasan su estancia después de la muerte sufriendo en los infiernos del plano kámico. Esos infiernos son subjetivos pero esos individuos los experimentan como si fueran reales.
 
Y cuando termina el periodo post-mortem casi todos los humanos vuelven a reencarnar y el karma negativo los vuelve a acechar.
 
Y es por eso que el verdadero infierno para los humanos se encuentra en el mundo físico.
 
 
Y hay que remarcar que el mundo celestial es generoso con nosotros ya que nos deja reposar antes de tener que volver a lidiar con nuestro karma negativo.
 
Y el karma positivo que producimos nos lo recompensa doblemente: una primera vez cuando estamos en el paraíso, y una segunda vez cuando volvemos a reencarnar.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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