BLAVATSKY DESCRITA POR FRANZ HARTMANN


Estoy recopilando lo que escribió Franz Hartmann sobre Blavatsky y aquí les pongo lo que él comentó en su autobiografía acerca de ella:


« Ya se ha escrito mucho sobre H.P. Blavatsky, aunque podría tal vez, ser excusado de ahora agregarle algo, especialmente porque estoy bastante seguro de que nadie podrá juzgar su carácter extraordinario correctamente, a menos de que haya sido íntimamente familiarizado con ella.

Para un ocultista, capaz de ver "más allá del velo", su personalidad era extremadamente interesante. Para mí, ella siempre apareció como un gran espíritu, una sabia e iniciada que habitaba el cuerpo de un niño caprichoso adulto, muy amable en general, pero también a veces muy irascible, ambiciosa y de temperamento impetuoso, pero fácil de llevar y sin importarle para nada los convencionalismos de cualquier tipo.

En su aspecto superior, ella parecía estar en posesión de la más alta sabiduría oculta y de un conocimiento obtenido, no por la lectura de libros o por la racionalización, sino por la iluminación interior y la percepción directa de la verdad.

Ella parecía saberlo todo sin haber leído nunca nada, y como si todo el universo fuera para ella como un libro abierto. Además ella se mostraba tan habil en el plano astral como en el plano físico. Sin embargo, ella no pretendía ser una experta en nada, sino solo un instrumento consciente de un poder inteligente superior a su propia personalidad.

Ella solía decir:

-          "Mi aprendizaje es de mi Maestro. Yo no soy más que un reflector de la luz luminosa de él."


Para mí, parece que este Maestro era su propio ser superior y que todos tienen una luz oculta dentro de su propia alma, pero no todos son conscientes de ello.

Se puede comparar a los hombres y a las mujeres con linternas en las que existe tal luz; pero en algunos es solo una chispa que aún no se ha descubierto, mientras que en otros la mecha arroja un brillo tenue, y en algunos otros casos da una luz brillante que brilla a través del cristal.

Y muchos de los que presumieron juzgar el carácter de Madame Blavatsky solo podían ver el brillo de la "linterna", pero estaban ciegos a la luz contenida en ella.

Así, Madame Blavatsky parecía ser dos o más personas diferentes que se manifestaban en un solo cuerpo, y no tengo dudas de que su ser interno real o permanente estaba en comunicación con otras inteligencias superiores existentes, y que así podían comunicar sus conocimientos a través de ella.

Estas Inteligencias o Maestros, ella afirmó que eran ciertos Adeptos que aún vivían en el Tíbet y poseían grandes poderes ocultos, como impresionar en las mentes a distancia con lo que ahora se llama "telepatía", o salir en sus formas astrales y materializarse, o utilizar a sus discípulos para la producción de fenómenos ocultos, etc.

Todas esas cosas, que hace algunos años parecían increíbles, ahora parecen bastante posibles gracias a las recientes investigaciones en las ciencias ocultas, las cuales han arrojado bastante luz sobre este tema. Y mi propia experiencia en esta línea me ha convencido de que tales Maestros existen.

Por ejemplo, he estado presente en ciertas ocasiones cuando el Maestro se le apareció a ella, y ella habló con él. Yo no podía verlo con los ojos, pero sentía su presencia, y su influencia impregnó todo mi ser y me llenó de una sensación de felicidad indescriptible que duró varios días. Y su poder despertó dentro de mí un estado superior de conciencia, y me hizo sentir en ocasiones como si esa consciencia fuera mía y yo mismo fuera el Maestro.


Se han escrito muchas tonterías sobre los fenómenos ocultos producidos por Madame Blavatsky, por parte de sus enemigos y por otros que les daban una importancia indebida. Ella no era un "médium espiritual" produciendo fenómenos bajo condiciones de prueba con el propósito de probar su realidad, ni recibió ningún dinero por ello.

Todos los fenómenos que presencié en su presencia fueron indudablemente genuinos, pero si es cierto que ocasionalmente se ayudaba de los espíritus quienes jugaban algún truco. Sin embargo no la criticaría demasiado severamente por eso, debido a que su único propósito era inducir a las personas a estudiar las leyes superiores de la vida, a elevarlas a una concepción más avanzada de la verdad eterna y enseñarles a pensar por ellas mismas.

Ella quería llamar la atención del mundo por todos los medios posibles a las enseñanzas superiores que le fueron dadas por los Maestros, y los fenómenos no eran para ella más que los dulces, con los cuales ella incitaba a las personas para querer aprender más sobre esos temas. Y también se puede afirmar que las acusaciones que le hicieron las personas ignorantes y no espirituales a menudo eran de un absurdo increíble y extremadamente egoístas.

Hubo uno que insistió en que ella debía contactar con los santos del Himalaya para que le aseguraran que su esposa diera a luz a un hijo, otro para que le consiguiera una cita de pago en una oficina del gobierno, otro quería encontrar un comprador para su casa, otro quería un buen lugar para abrir una tienda de venta de queso, etc. Y si tales "buscadores de la verdad" no recibían una respuesta favorable, pronto se convertirían en sus enemigos, pero ellos no tenían nada que ver con las enseñanzas de la sabiduría.

Por lo tanto, no es de sorprenderse que H.P. Blavatsky a veces se divirtiera burlándose de esos tontos. De hecho, su sentido del humor era muy bueno, y uno de sus lados objetables era que le encantaba hacer ese deporte incluso con sus mejores amigos. Y aunque ella, hasta donde yo sé, nunca había tomado lecciones de dibujo, a veces dibujaba caricaturas que no carecían de valor artístico y retratos fácilmente reconocibles.

Uno de ellos representa el examen para la iniciación de un miembro destacado de la Sociedad Teosófica. Evidentemente el candidato fue incapaz de responder las preguntas que el maestro KH le hizo, y miró con una mirada melancólica una botella de champán y una bailarina, como si fuera muy reacio a abandonar los placeres de esta vida.

Y con relación a la iniciación, Madame Blavatsky hizo un dibujo donde un elemental sostiene una vela, y a lo lejos está el Maestro M. y aún más lejos, ella, sentada sobre un elefante.

LA INICIACIÓN
Caricatura dibujada por Blavatsky


Ya en el primer día después de mi llegada a Adyar recibí a través de Madame Blavatsky una prueba inesperada e irrefutable de sus poderes. Fui a su habitación y la encontré escribiendo. Sin desear molestarla, me senté cerca de la ventana y pensé en una amiga mía que había muerto en Galveston hace unos años atrás, preguntándome qué había sido de ella.

Noté que Madame Blavatsky giró su papel y parecía jugar con su lápiz en un estado de distracción con una mirada lejana. Luego me entregó el papel, y éste contenía la respuesta a mi pregunta en la forma de un dibujo que representaba el cadáver de mi amiga extendido en el suelo y un elemental parado a su lado, observando el escape del alma astral, mientras el paso de su espíritu a las esferas superiores estaba indicado por un arcoíris.

Y evidencias similares de su poder oculto recibí a menudo. Algunas veces era por medio de la escritura directa producida por alguna entidad invisible. Y cartas enteras escritas de esa manera fueron encontradas en mi escritorio cerrado. Pero estos fenómenos no eran nada nuevo para mí, ya que los había visto a menudo en los Estados Unidos durante mi incursión en el espiritismo. Por lo que no los miré con sospecha de que se tratara de un engaño. Truco o no truco era lo mismo para mí, porque yo solo estaba interesado en el contenido de las cartas y no en la forma en que éstas fueron escritas y enviadas a mí.

Vi una gran cantidad de fenómenos ocultos que tuvieron lugar en su presencia. Pero lo más sorprendente de todos los fenómenos fue para mí el hecho de que ella pudo escribir artículos sobre temas ocultos para la revista The Theosophist y entregar sin ninguna preparación previa conferencias públicas que encontraron audiencias interesadas y apreciativas en la India y luego en los Estados Unidos, Alemania y Italia.  Y esto a pesar de que ella nunca había hablado en público antes de llegar a la India. »

(The Occult Review, enero de 1908, p.18-23)













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