En
la primavera de 1887, el experto en sanscrito Charles Johnston visitó a
Blavatsky, quien entonces vivía en Londres, y una parte de su conversación fue
la siguiente:
« Madame Blavatsky me
pregunto:
- “¿Qué opinas de la
escritura roja?” Refiriéndose a la escritura de algunas de las cartas que el
señor Sinnett había recibido de los Mahatmas y que él me las había mostrado.
Yo
le respondí:
- “Es completamente
diferente a la azul, es feroz, impetuosa, dominante, fuerte; viene en
estallidos volcánicos, mientras que la otra es como las Cataratas del Niágara.
Una es fuego y la otra es océano. Son totalmente diferentes, y muy diferentes a
las tuyas. Pero la segunda se parece más a la tuya que la primera”.
- “Es la escritura de
mi Maestro”, me contestó, “a quien llamamos el Mahatma Morya. Aquí tengo su
retrato”, y me mostró un pequeño lienzo al óleo.
Si
alguna vez vi una auténtica admiración y veneración en un rostro humano, fue el
de ella cuando habló de su Maestro.
- “Él es un Rajput de
nacimiento”, dijo, “uno de los viejos guerreros del desierto indio, la nación
más pura y hermosa del mundo.”
Ella
me dijo que su Maestro era un gigante de 6 pies y 8 pulgadas [2.03 metros] y
espléndidamente construido: un tipo magnífico de belleza viril. Incluso en el
retrato hay una fascinación y un poder maravillosos: la fuerza, la ferocidad
incluso de la cara; los ojos oscuros y brillantes que te miran desconcertados;
los rasgos bien definidos de color de bronce, pelo negro y barba negra. Todos sus
rasgos mostraban una tremenda individualidad, un Zeus en la cima de su virilidad
y fuerza. »
(CW VIII, p.399)
Cuando en diciembre de 1888 un
reportero del periódico "The London Evening
Star" describió la visita que tuvo con Madame Blavatsky en la casa de
Londres donde ella residía y que sirvió como el principal centro de trabajo
teosófico en Inglaterra, el periodista mencionó entre otras cosas lo siguiente:
« Además de la caja de tabaco, sólo hay otro objeto notable en
su santuario, y es el retrato del Mahatma Morya (descendiente, según ella, de
la antigua dinastía de los Mauryas) y a quien llama su Maestro, un
rostro indio hermoso y oscuro, lleno de dulzura y sabiduría. Madame Blavatsky
dice que ha visto a este Adepto varias veces en persona: una vez en Inglaterra,
varias ocasiones en India y hace algunos años fue a buscarlo en los refugios
del Tíbet, un peregrinaje romántico aunque no exento de peligro y durante el
cual ella ingresó en algunos monasterios budistas y conversó con los residentes. »
William
Judge visitó a Blavatsky en 1888, y posteriormente él escribió un artículo donde
describió la recámara donde ella residía y puso el siguiente dibujo que él
hizo:
Y
acerca del retrato que aparece en su dibujo, él comentó:
« La
imagen del caballete es la de un antiguo amigo oriental de H.P.B., de su
Maestro, en realidad, como solía decir. »
Existe
una foto tomada en 1888
de la habitación de la casa de Lansdowne Road 17, en Londres, donde Blavatsky
vivió durante sus últimos años (en su último año se mudó a la casa de Annie
Besant) y
en esa foto se percibe ese retrato del maestro Morya.
Y sobre esta
foto el investigador Boris de Zircoff dijo lo siguiente:
« La vista de esta habitación se toma
desde la esquina cerca del escritorio de Blavatsky. Ella usó la pequeña mesa
redonda para sus desayunos frugales. Y lo más probable es que la pintura del
maestro Morya sea una copia hecha por Hermann Schmiechen de su propio original,
antes de que el coronel Olcott lo llevara a Adyar. »
(CW
VII, p.256)
Efectivamente
el retrato del maestro
Morya que aparece en la habitación de Blavatsky se parece mucho al retrato que
pintó el
retratista alemán Hermann Schmiechen en 1884:
Y por consiguiente
podemos considerar que Blavatsky le solicitó a Schmiechen que le hiciera una copia más
pequeña de ese retrato para que ella lo llevara consigo.
No
sabemos qué fue de esa pintura después de la muerte de Blavatsky.
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