Geólogos descubrieron
en 1922 rocas de micro-continentes sumergidos en el océano Atlántico
Rocas
oceánicas dragadas del fondo del Atlántico Central con edades menores de 2-3 millones
de años contienen minerales circones heredados de rocas continentales mucho más
antiguas, lo que apuntaría que se trata de un fragmento de continente que ha
sido desmembrado en mitad del océano.
El
mineral circón puede considerarse una “cápsula de tiempo” que contiene
información codificada en la composición isotópica de los elementos que lo
forman.
Un
equipo internacional de científicos, liderado por la Universidad de Granada
(UGR), ha descubierto evidencias de varios micro-continentes que existieron
hace entre 200 y 3200 millones de años, y que se encuentran sumergidos en el
fondo del océano Atlántico Central.
Su
trabajo publicado en la revista Petrology ha revivido la vieja leyenda de la
Atlántida, descrita por Platón hace 2’300 años, y que ha cautivado a lo largo
de la historia la imaginación de muchas generaciones.
El
equipo de geocronología dirigido por Fernando Bea y Pilar González Montero,
catedráticos de Mineralogía y Petrología de la Universidad de Granada, encontró
que rocas oceánicas dragadas del fondo del Atlántico Central con edades menores
de 2-3 millones de años contenían minerales circones heredados de rocas
continentales mucho más antiguas, con edades entre 200 y 3200 millones de años.
Estos
hallazgos se han producido en las inmediaciones de la dorsal centro-Atlántica,
la gran cordillera montañosa que es la espina dorsal del océano. Por lo tanto,
lejos de otros lugares donde tradicionalmente se ha intentado localizar la
Atlántida, especialmente en la isla griega de Santorini, parcialmente destruida
hace 3’600 años durante una erupción volcánica.
El
mineral circón puede considerarse una ‘cápsula de tiempo’ que contiene
información codificada en la composición isotópica de los elementos que lo
forman. El circón puede cristalizar conteniendo cantidades apreciables de los
elementos radioactivos Thorio y Uranio que se desintegran a diversos isótopos
de Plomo. La proporción entre cada hijo radiogénico (los isótopos de Plomo) y
su padre radiactivo (los isótopos de Thorio y Uranio) permite calcular la edad
de cristalización del mineral con gran precisión.
Adicionalmente
el circón contiene oxígeno que es el elemento más abundante en la corteza y
manto terrestres. El oxígeno tiene dos isótopos naturales de masas 16 y 18 que
debido a su gran diferencia relativa de masas se fraccionan fácilmente uno
respecto del otro. Así, las rocas continentales suelen tener más 18O que las
rocas del manto.
Un fragmento de
continente desmembrado
“Dado
que el oxígeno se difunde con gran rapidez, el que los circones antiguos
encontrados en las rocas modernas del fondo oceánico conserven su composición
isotópica claramente continental nos indica que han permanecido muy poco tiempo
dentro de los magmas mantélicos, y sugiere que han sido extraídos de una corteza
continental que se estaba fragmentando al ser invadida por los magmas
mantélicos que producen la corteza oceánica –apuntan los investigadores de la
UGR–. En definitiva, estamos convencidos de que se trata de un fragmento de
continente que ha sido desmembrado en mitad del océano Atlántico”.
Los
científicos de la UGR señalan que la fecha en que se produjo este
desmembramiento del continente viene dada por las edades de los circones
magmáticos que coexisten con los circones antiguos. “Los análisis realizados en
el laboratorio SHRIMP-IBERSIMS de la UGR han mostrado edades tan jóvenes como
600.000 años, pero no podemos descartar edades aún más jóvenes; podrían, por
tanto, haber existido uno o varios microcontinentes poblados por homínidos, si
tenemos en cuenta que el homo ancestor paseaba por Europa hace 900.000 años”,
destacan los autores.
“Esta
edad de 600.000 años para la destrucción de los microcontinentes Atlánticos es
una estimación máxima. No hay ninguna evidencia que descarte el que haya podido
ocurrir en tiempos más recientes, de tal manera que la catástrofe hubiese
quedado registrada en las leyendas y mitos del homo sapiens. Para ello, sería
necesario encontrar rocas oceánicas recientes (menos de 10.000 años) que
también contuviesen circones heredados de un continente antiguo. Esperamos que
los estudios en marcha puedan despejar la incógnita”, concluye Fernando Bea.
Referencia
bibliográfica: Bortnikov, N., Silant’ev, S.A., Bea F., Montero, Zinger, T.,
Skolotnev, S., and Sharkov, E., 2022. Multiple Melting of a Heterogeneous
Mantle and Episodic Accretion of Oceanic Crust in a Spreading Zone: Zircon U-Pb
Age and Hf-O Isotope Evidence from an Oceanic Core Complex of the Mid-Atlantic
Ridge. Petrology 30, 1-24.
En
el siguiente enlace pueden ver un vídeo divulgativo sobre esta investigación
elaborado por la Oficina de Gestión de la Comunicación de la UGR:
(Fuente: link)
Estos son "pequeños" descubrimientos que arrojan luz sobre la posibilidad de que grandes porciones de tierra, actualmente hundidas, algún día vieron la luz del cielo. Con el paso del tiempo las evidencias se irán acumulando, y la comunidad científica se verá obligada a cambiar su paradigma sobre la formación de la Tierra.
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