(Le agradezco mucho a
Serapeum por el siguiente artículo que nos envió.)
La oración del corazón es un tipo de oración que se
practicó en las iglesias cristianas del este, y este artículo está basado en el
estudio que hizo José Gabriel Feres sobre el último capítulo del libro “Apuntes
de psicología” del escritor argentino Silo (1938-2010).
Considero que puede ser interesante, sobre todo para las
personas que se acercan al camino espiritual mediante la devoción.
UN
PROCEDIMIENTO DE ACCESO A LO PROFUNDO
En este artículo vamos estudiar la “Oración del Corazón”
primero tomando como referencia los últimos capítulos de “Psicología IV” de
Silo, en los que se describen situaciones y prácticas referidas al
desplazamiento del yo, a la suspensión del yo, y al acceso a los niveles
profundos, como un posible procedimiento de entrada a esos niveles.
Luego se revisan los antecedentes históricos de la
técnica, al igual que de otras prácticas similares como el Dhikr en el Islam,
el Nembutsu en el Buddhismo y el Japa en el yoga.
Luego se profundiza en la “Oración del Corazón” revisando
algunos de los textos que se encuentran en “La Filocalia, de la oración de
Jesús”, que relatan los trabajos y experiencias de los Padres del Desierto y
los monjes del Monte Athos.
Y finalmente como síntesis del estudio, se concluye que
la “Oración del Corazón” sí es un posible procedimiento de acceso a lo Profundo
y que, como en todos estos trabajos, son condición: el arraigo del Propósito y
la afectividad comprometida en la búsqueda.
1. Acceso
a lo profundo
Mario Rodríguez Cobos, más conocido como Silo, fue un
conferenciante activo y las conferencias que dio fueron recopiladas en una
serie de libros conocidos como “Apuntes
de Psicología”. Aquí vamos a considerar el cuarto y último tomo, y más
precisamente los dos últimos capítulos que se titulan:
- “El desplazamiento del yo. La suspensión del
yo”, y
- “Acceso a los niveles profundos”
Encontramos que en el penúltimo capítulo se exponen
distintas técnicas de trance, partiendo por la experiencia de la sibila de
Cumas, en la que “la entrada al trance ocurre por interiorización del yo y por
una exaltación emotiva en la que está co-presente la imagen de un dios o de una
fuerza o de un espíritu que toma o suplanta la personalidad humana”.
Y se nombran también otras técnicas de trance como “el
culto del vudú haitiano”, la de los “yantras y los “mantrams” indios, las
corrientes espiritistas actuales y la hipnosis. Y se explica cómo en todas
ellas se produce un desplazamiento del yo y su sustitución por otras
“entidades”.
Mas adelante en ese mismo capítulo Silo describe como
“avanzando hacia el ensimismamiento podemos llegar a un punto en que los
automatismos queden superados y ya no se trate de desplazamientos ni
sustituciones del yo”.
Pone como ejemplos ciertas prácticas avanzadas del yoga,
citando a Patanjali y la “Oración del Corazón” realizada por los monjes
ortodoxos del monte Athos.
Respecto a esta oración él explica que:
« La recomendación de Evagrio Pontico [uno de los precursores
de las prácticas del Monte Athos] resulta muy adecuada para eludir las
representaciones (por lo menos las de los sentidos externos). Él dice:
-
“No imagines la divinidad en ti cuando oras,
ni dejes que tu inteligencia acepte la impresión de una forma cualquiera;
mantente inmaterial y tú comprenderás”.
En grandes trazos la oración funciona así: el practicante
en retiro silencioso se concentra en su corazón y tomando una frase corta
inhala suavemente llevando la frase con el aire hasta el corazón. Y cuando ha
terminado la inhalación, “presiona” para que llegue más adentro.
Después va exhalando muy suavemente el aire viciado sin
perder la atención en el corazón.
Esta práctica era repetida por los monjes muchas veces al
día hasta que aparecían algunos indicadores de progreso como la “iluminación”
(del espacio de representación). Y siendo precisos, hemos de admitir el pasaje
por el estado de trance en algún momento de las repeticiones de las oraciones
usadas. »
En el siguiente y último capítulo del libro, Silo explica
cómo es posible a partir de la suspensión del yo “llegar a la situación mental
de supresión del yo”, explicitando algunas condiciones necesarias:
« Sin duda que la sustitución del yo por una fuerza, un
espíritu, un dios, o la personalidad de un hechicero o hipnotizador, ha sido
algo corriente en la historia. Y también ha sido algo conocido, aunque no tan
corriente, el hecho de suspender el yo evitando toda sustitución, como hemos
visto en algún tipo de yoga y en algunas prácticas místicas avanzadas.
Ahora bien, si alguien pudiera suspender y luego hacer
desaparecer a su yo, perdería todo control estructural de la temporalidad y
espacialidad de sus procesos mentales. Se encontraría en una situación anterior
a la del aprendizaje de sus primeros pasos infantiles.
…es posible llegar a la situación mental de supresión del
yo, no en la vida cotidiana pero si en determinadas condiciones que parten de
la suspensión del yo.
La entrada a los estados profundos ocurre desde la
suspensión del yo. Ya desde esa suspensión, se producen registros
significativos de “conciencia lúcida” y comprensión de las propias limitaciones
mentales.
En ese tránsito se debe tener en cuenta algunas
condiciones ineludibles:
1)
que el practicante tenga claro el Propósito
de lo que desea lograr como objetivo final de su trabajo,
2)
que cuente con suficiente energía psicofísica
para mantener su atención ensimismada y concentrada en la suspensión del yo, y
3)
que pueda continuar sin solución de
continuidad en la profundización del estado de suspensión hasta que
desaparezcan las referencias espaciales y temporales.
Con respecto al Propósito, se debe considerar a éste como
la dirección de todo el proceso pero sin que ocupe el foco atencional. Estamos
diciendo que el Propósito debe ser "grabado" con suficiente carga
afectiva, como para operar co-presentemente mientras la atención está ocupada
en la suspensión del yo y en los pasos posteriores. Y esta preparación
condiciona todo el trabajo posterior. »
De estas explicaciones se desprende que se requiere de
una técnica o procedimiento que permita la suspensión del yo y de allí nuestro
interés en estudiar la “Oración del corazón” como un tipo de oración que pudo
haber llevado a algunos monjes a experimentar los niveles profundos y
posiblemente podría ser utilizada como procedimiento de “entrada” (o bien
complementar otros procedimientos) en un trabajo de ascesis.
2. Sobre
la Oración del Corazón
Según relata “La Filocalia, de la Oración de Jesús”,
existió en la vida de las Iglesias cristianas del oriente y en particular en la
Iglesia ortodoxa rusa, una práctica espiritual de la oración muy profunda
conocida como la oración de Jesús u oración del corazón. La misma fue
introducida en Rusia hacia mediados del siglo XIV.
Esta práctica se remonta a la tradición de los Padres
griegos de la edad media bizantina: Gregorio Palamas (1296-1359), Simeón el
Nuevo Teólogo (927-1022), Máximo el Confesor, Diádoco de Fótice (mediados del
siglo V), Nicéforo, el solitario (segunda mitad del siglo XIII); así como a los
Padres del desierto de los primeros siglos: Macario y Evagrio Póntico.
Con la denominación Padres del desierto, Padres del yermo
o Padres de la Tebaida se conoce, dentro del cristianismo, a los monjes,
eremitas y anacoretas, que en el siglo IV tras la paz constantiniana
abandonaron las ciudades del imperio romano (y otras regiones vecinas) para ir
a vivir en las soledades de los desiertos de Siria y Egipto (famosa se hizo la
Tebaida por tal fenómeno).
El primero entre los conocidos de tales anacoretas fue el
egipcio Antonio Abada. En Siria hubo otros, como Simón el estilita. En su
retiro solitario tales padres (en arameo sing.: abba) y madres (amma) buscaban
lo que en griego se ha llamado hésykia,
es decir una paz interior para posibilitar la re-unión o "unión
mística" con Dios.
Esta tradición espiritual tuvo sus principales focos de
vida en los monasterios del Sinaí a partir del siglo XV, y en el monte Athos griego,
especialmente en el XIV.
Desde fines del siglo XVIII se expandió fuera de los
monasterios gracias a la obra “la Philocalie”, publicada en 1782 por un monje
griego, Nicodemo el Hagiorita y editada en ruso, poco después, por
PaisijVelitchkovsky. Y también mas recientemente la popularizó los “Relatos de
un peregrino ruso” (fin del siglo XIX).
La oración consiste en una invocación incesante del
nombre de Jesús, y de allí su nombre: “oración de Jesús”. Dicha oración
consiste en repetir sin cesar la fórmula: “Señor Jesucristo, hijo de Dios, ten
piedad de mis pecados”.
3. Sobre
otras prácticas
Se encuentran también descripciones de procedimientos muy
similares a la Oración del Corazón, en el “Dhikr” de los sufí, el “Nembutsu”
del Buddhismo y el “Japa” en el yoga o “Japa-Yoga”.
A) En el sufismo
En sentido general para los sufís toda adoración es dhikr
y se asimila a la invocación. Literalmente significa "recuerdo" y
alude a las frases usadas como letanías para el recuerdo de Dios. Pero en este
caso tomaremos como referencia al "Petite Philocalie de la prière du
coeur", traducida y presentada por Jean Gouillard.
En esa presentación se dice:
“El texto que sigue
fue extraído del Tanwiralqulûh del sheikhMuhammedAmin al-Kurdî al-Shafî’ î
al-Naqshabandi, fallecido en el año 1332 de la hégira (1914)”.
De ese texto destacamos unos pocos párrafos que nos
parecen significativos:
« Sección acerca del Dhikr interior o practicado en el
corazón (adh-dhikru-l-qalbî) que es superior al Dhikr vocal (adh-dhikru-jahrî).
Es necesario saber que el dhikr se practica de dos
maneras: con el corazón y con la lengua. Y cada una de estas formas tiene sus
bases legales en el Corán y en la Sunnah.
El Dhikr con la lengua, que conlleva una palabra
compuesta de sonidos y letras, no puede ser practicado en todo momento. La
actividad comercial y las actividades similares se le oponen necesariamente, a
diferencia del Dhikr del corazón, ya que este dhikr considera el significado de
la palabra desde fuera de toda pronunciación de las letras y de los sonidos y
desde ese punto, no habrá ningún obstáculo que pueda detener a aquel que haga
su invocación interior. »
Es sugestiva la siguiente descripción:
« El
SheikAbûSa’îd al-Kharraz ha dicho: “Cuando Alláh quiere tomar como amigo a
alguno de sus Servidores, Él le abre la puerta de Su dhikr y cuando éste se
siente a gusto con el dhikr, Él le abre la puerta de la Proximidad, luego, Él
lo eleva a la categoría de la Intimidad, enseguida, Él lo instala en el trono
de la Unidad, después, Él le saca el velo y lo hace entrar en la Casa de la
Singularidad y le revela la Majestad y la Magnificencia y cuando la mirada del
servidor encuentra a la Majestad y la Magnificencia, él queda “sin su yo”
(bi-lâhuwa). Entonces, él se apaga por un tiempo y entra a la protección
divina, preservado de toda pretensión de sí mismo.” »
Y también, son varias las veces en que se hace referencia
a la necesidad de inhalar y retener la respiración:
« El dhâkir
pegará su lengua contra el paladar (saqfu-l-halk) y, después de haber hecho una
inspiración, retendrá su aliento”, también, “...a fuerza del aliento retenido,
llegará a tocar así al pequeño punto negro del corazón (swaîdû’u-l-qalb) para
permitir que se extienda el efecto (al athar) y el calor hacia el resto del
cuerpo y para que este calor queme todas las partes corruptas del cuerpo, en
tanto que todas las partes puras de éste serán iluminadas por la luz del nombre
de Alláh. »
Se explica también en el mismo texto cómo aflojar la
respiración e igualmente qué hacer si el practicante “está perturbado por ideas
que le impiden la concentración”.
Son en todo caso muy claras las similitudes de esta
práctica en el Islam con la Oración del corazón de los monjes ortodoxos.
B) En el Buddhismo
En cuanto al “Nembutsu” en el Buddhismo, este significa
literalmente “pensar en el Buddha” y consiste particularmente en la recitación
del nombre del BuddhaAmitábha.
Históricamente se pude ubicar el origen de la doctrina
del Nembutsu en los primeros tiempos del buddhismo en la India. En la China, el
primer grupo de devotos conocidos del Nembutsu fue la Sociedad del Loto Blanco,
gobernada por Hui-yüan (muerto en el año 416). Y la democratización gradual de
la fe buddhista a través de sucesivas dinastías favoreció la propagación del
Nembutsu en toda China, junto con el Zen más aristocrático.
Considerado superficialmente, el Nembutsu es precisamente
lo contrario del Zen, pues si bien el Zen no depende de nadie fuera de uno
mismo, en cambio el Nembutsu deposita su confianza exclusivamente en el Buddha.
Aunque cuando se analiza la psicología del Nembutsu en la
recitación del nombre del Buddha tal como lo practican los adeptos de la Tierra
Pura, hay una correspondencia con la retención del koan en el Zen.
Al respecto el erudito en zen, D.T. Suzuki, escribió:
« En el
Nembutsu podéis distinguir lo que es efectivo de lo que no lo es ¿Por qué? Porque la invocación del devoto no va mas allá de sus
labios, mientras su mente no piensa para nada en el Buda; esta clase de invocación
no es efectiva.
Pero en cambio si sus labios y su mente trabajan
conjuntamente en pos del Buda, al retirar su nombre, de modo que su mente
trabaje siempre en unión con el Buda, entonces su Nembutsu logrará su
resultado, con seguridad.
Suponed que aquí hay un hombre que en sus manos lleva un
rosario y recita el nombre de Buda con sus labios, pero al mismo tiempo todos
sus pensamientos están confusos, corriendo alocadamente en todas las direcciones.
Pues bien ese hombre es aquel cuya invocación está en sus labios y no en su
mente.
Y en ese caso es inútil que se fatigue, ya que su esfuerzo
no llega a nada. Por lo tanto es mejor que piense en el Buda mentalmente,
aunque no mueva los labios, pues ese es el seguidor real del Nembutsu. »
(Ensayos sobre Budismo Zen; segunda serie)
Y más adelante, D.T. Suzuki aclara lo siguiente:
« La repetición mecánica del Nembutsu, es decir, la
pronunciación rítmica aunque monótona del nombre del Buda, “na-mu-ami-da-bu”, “na-mu-ami-da-bu”...
una y otra vez, decenas de miles de veces, crea un estado de conciencia que
tiende a reprimir todas las funciones ordinarias de la mente.
Este estado es quizás muy similar al del trance
hipnótico, pero difiere fundamentalmente de este en que lo que surge de la
consciencia del Nembutsu es una intuición muy significativa de la naturaleza de
la Realidad y tiene un efecto muy durable y benéfico sobre la vida espiritual
del devoto. »
(Idem)
Ahora bien, hay que aclarar que si bien hay relación
entre el “Nembutsu” y la “Oración del Corazón” en cuanto al uso de una
invocación corta que se realiza repetitivamente y se ubica en el corazón, no es
así en cuanto a la respiración.
En relación al Japa en el yoga o Ajapa-Japa, en general,
todas las descripciones coinciden en que se refiere a la “recitación mística” y
que consiste en la repetición de mantras de acuerdo con ciertas reglas.
Además que posiblemente es la más antigua de estas
prácticas y pertenece a los primeros desarrollos del yoga y que probablemente
se originó mediante la recitación de los textos védicos, la que requería la
máxima concentración, puesto que cada palabra sagrada tenía que ser pronunciada
a la perfección (yajna).
Algunos comentadores clásicos interpretan el svâdhyâya en
los Yogasutras de Patanjali, como la recitación meditativa (Japa) de los textos
sagrados (yogasutra II.32), especialmente Raja Bhoja que identifica
exclusivamente el estudio con la recitación.
Y también hay coincidencia entre las distintas fuentes en
que el Japa puede practicarse verbal o mentalmente. En el primer caso, el
mantra puede ser susurrado (upâmshu) o dicho en voz alta (vâcika).
La recitación susurrada se afirma, es mucho mejor que la
dicha en voz alta, mientras que la mental (manasah) es a su vez mucho mejor que
la susurrada y se considera la más poderosa. Este comentario es muy similar al
que encontramos tanto en el Dhikr como en el Nembutsu.
Por ejemplo, en el GorakshaPaddhati se contempla la
recitación natural y espontánea, causada por la inhalación y la exhalación,
conocida como ajapa-gâyatri, y se explica como el aliento vital sale del cuerpo
con el sonido ha y entra con el sonido sa; el aliento vital recita continuamente
el mantra “hamsahamsa”.
Cuando el practicante se compromete conscientemente con
esta recitación, “hamsahamsahamsa”, se convierte en “so’ham so’ham so’ham”, es
decir, “yo soy ello, yo soy ello, yo soy ello”.
C) En el Yoga
Por último, hay una referencia interesante sobre estas
prácticas en la obra de Mircea Eliade, “El
Yoga, inmortalidad y libertad”, en la que señala:
« La técnica respiratoria es utilizada también por la
mística islámica (cf. J. Goldziher, Vorlessungenüber der Islam, Heildelberg,
1910, pág. 164; M. Moreno, Mística musulmana e mística indiana,
AnnaliLateranensi, 1946, pp. 102-212, especialmente pp. 140 ss; y sobre todo L.
Gardet, La mention du nomdivine (Dihkr) dans la mystique musulmane,
RevueThomiste, 1952, pp. 641-679; 1953, pp. 197-213, estudio utilizado mas
tarde, pp. 218).
Sea cual fuere el origen de esa técnica respiratoria
dentro de la tradición islámica, esta fuera de duda que algunos místicos
musulmanes de la India tomaron prestados y practicaron los ejercicios yóguicos.
Uno de ellos el príncipe Muhammad DârâShikoh, intentó
incluso elaborar una síntesis mística indo-islámica; cf. Mahfuz-ul-Hak,
Majma-jul-baharain, o TheThemingling of thetwooceans [La mezcla de los dos
océanos], Calcuta, Biblioteca Indica, 1929.
La técnica del dhikr tiene a veces sorprendentes
analogías formales con la disciplina india de la respiración. »
Y en la misma obra Eliade afirma:
« Algunos preliminares ascéticos y métodos de oración
utilizados por los monjes hesicastas presentan puntos de semejanza con las
técnicas yóguicas, sobre todo con el prânâyâma. »
4. La
Filocalia
Ahora veamos algunos pasajes de textos que hablan acerca
de esta técnica; empecemos con “Los comentarios acerca de la Oración de Jesús”.
« La forma primitiva de la Oración de Jesús, dice
Meyendorf, parece ser el “Kyrieeleison” [Señor, ten piedad] cuya repetición
constante en las liturgias orientales se remonta también a los Padres del desierto.
Las palabras de la fórmula pueden variar, pero se
recomienda aplicarse a una fórmula breve y fija. Esto tomará el nombre de
“oración monológica”.
Adecuando la oración al ritmo respiratorio, el espíritu
se calma, encuentra el “reposo” (hesychia, en griego; de ahí el nombre de
“hesicasmo” dado a esta corriente espiritual de la oración). El espíritu se
libera de la agitación del mundo exterior, abandona la multiplicidad y la
dispersión, se purifica del movimiento desordenado de los pensamientos, de las
imágenes, de las representaciones, de las ideas. Se interioriza y se unifica al
mismo tiempo que ora con el cuerpo y se encarna. En la profundidad del corazón,
el espíritu y el cuerpo reencuentran su unidad original, el ser humano recobra
su “simplicidad”.
Reteniendo la respiración, en la medida de lo posible,
para no respirar demasiado a menudo… Invoca al Señor Jesús con un deseo
ferviente y en una paciente expectativa, abandona todo pensamiento. »
Ahora veamos lo que dice Evagrio Póntico:
« Esfuérzate por mantener tu intelecto, durante la
plegaria, sordo y mudo, y así podrás orar.
No imagines la divinidad en ti cuando oras ni dejes que
tu inteligencia acepte la impresión de una forma cualquiera; mantente
inmaterial y tu comprenderás.
Tu aspiras a ver el rostro del Padre que está en el
cielo; no trates por nada del mundo, de percibir una forma o una figura durante
la oración.
Bienaventurada la inteligencia que, en el momento de la
oración, se hace inmaterial y totalmente desnuda.
Mientras mantengas la atención en aquello que viene del
cuerpo, mientras tu inteligencia tome en cuenta los acontecimientos exteriores,
todavía no has visto el “lugar de la oración”; incluso estás lejos del camino
bendito que allí conduce.
Cuando hayas logrado en tu oración, estar por encima de
toda otra alegría, entonces finalmente habrás alcanzado, verdaderamente la
oración. »
Y por último, veamos lo que dice Nicéforo, “el solitario”:
« Por tu parte, como te digo, siéntate, recoge tu espíritu
e introdúcele –me refiero a tu espíritu– en tus narices; es el camino que toma
el soplo para ir al corazón. Empújalo, fuérzalo a descender en tu corazón al
mismo tiempo que el aire inspirado. Cuando esté allí, verás la alegría que
seguirá: no tendrás que lamentar nada. Del mismo modo que el hombre que vuelve
a su casa después de una ausencia no puede contener la alegría de reencontrar a
su mujer y sus hijos, así el espíritu, cuando se ha unido al alma, desborda con
una alegría y una delicia inefables.
Hermano mío, acostumbra entonces a tu espíritu a no
apresurarse a salir. En los comienzos le faltará celo, es lo menos que se puede
decir, para esta reclusión y este encierro interiores. Pero una vez que haya
contraído el hábito, no experimentará ya ningún placer en los circuitos
exteriores. »
Comprende que, mientras tu espíritu se encuentre allí no
debes callarte ni permanecer ocioso. Pero, no debes tener otra preocupación ni
meditación que el grito de: “¡Señor Jesucristo, Hijo de Dios, tened piedad de
mí!”. Ninguna tregua, a ningún precio. Esta práctica, manteniendo tu espíritu
al abrigo de las divagaciones, lo vuelve inexpugnable e inaccesible a las
sugestiones del enemigo, y, cada día, lo eleva más en el amor y en el deseo de
Dios.
Pero si, hermano mío, a pesar de todos tus esfuerzos, no
llegas a penetrar en las partes del corazón conforme a mis indicaciones, haz
como te digo y con la ayuda de Dios alcanzarás tu objetivo.
Sabes que la razón del hombre tiene su asiento en el
pecho. En efecto, es en nuestro pecho donde hablamos, decidimos, componemos
nuestros salmos y nuestras oraciones mientras nuestros labios permanecen mudos.
Y después de haber arrojado de esta razón todo pensamiento (tú puedes hacerlo,
solo necesitas desearlo) entrégale el “¡Señor Jesucristo, tened piedad de mí!”
y dedícate a gritar interiormente, con exclusión de cualquier otro pensamiento,
esas palabras.
Cuando con el tiempo hayas dominado esa práctica, ella te
abrirá la entrada del corazón tal como te lo he dicho y sin ninguna duda. Yo lo
he experimentado en mi mismo. Con la alegría y toda la deseable atención tú
verás venir a ti todo el coro de las virtudes, el amor, la alegría, la paz y
todo lo demás. Gracias a ellas todas tus demandas serán acogidas en nuestro
señor Jesucristo. »
5.
Conclusión
Los estados de trance que ocurren a partir de una
interiorización del yo y su posterior desplazamiento y sustitución por otras
entidades, se pueden ver en diferentes cultos como, en el vudú; en las técnicas
indias como las de los yantras y mantrams; en las corrientes espiritas y en el
trance hipnótico.
Pero también es posible superar los desplazamientos o
sustituciones del yo para llegar a producir una suspensión de la actividad del
yo mediante ciertas prácticas avanzadas de Yoga o de técnicas místicas como la
de la “Oración del Corazón”.
Silo haciendo referencia al acceso de los niveles
profundos, dice:
« Es posible llegar a la situación mental de supresión del
yo, no en la vida cotidiana, pero si en determinadas condiciones que parten de
la suspensión del yo. »
Y aclara más adelante sobre este estado de supresión del
yo:
« Continuar
en la profundización de la suspensión hasta lograr el registro de “vacío”,
significa que nada debe aparecer como representación, ni como registro de
sensaciones internas. No puede, ni debe, haber registro de esa situación mental. »
Además de esto, también se debe poner atención en la
importancia de una adecuada definición del Propósito como condición previa de
la experiencia, al igual que contar con la energía necesaria que permita el
desarrollo de la práctica de manera continua y sin interrupciones.
Así, por lo visto, la “Oración del Corazón” o técnicas
similares sí que son un posible procedimiento de entrada en la búsqueda de
contacto con lo Profundo, sobre todo para aquellos que reconozcan un componente
“devocional” en su forma de acercamiento a esos espacios de la mente.
Por último, es importante destacar que son, en
definitiva, el arraigo del Propósito y la afectividad comprometida en la
búsqueda, las condiciones que, más allá de procedimientos y prácticas, nos
llevan a ese contacto con lo Profundo de la mente humana, una profundidad
insondable, en que el espacio es infinito y el tiempo eterno.
Que peligros desencadena pertenecer a las logias negras o satánicas o ser un mago de magia negra?
ResponderBorrarDe que te vas esclavizando cada vez más a los dirigentes de esas organizaciones, perdiendo tu alma y encadenándote cada vez más con el karma negativo.
BorrarNo tenido tiempo de leer el ensayo,pero tocan un tema que genera debate en mí. Porque Blavatsky en la Clave de la Teosofía dice que la oración debilita la seguridad en uno mismo o la autonomía, pero yo no apoyo esa noción de Blavatsky aunque quizás ella habla de la oración peticional y dependiente, y lo que ustedes hablan es de oración de otro nivel. Porque los alquimistas y algunas órdenes orientales usan la oración e incluso está dentro de los pilares de trabajo esotérico para algunas escuelas de misterios menores.
ResponderBorrarcreo que este tipo de oración esta mas relacionado mas a los mantras y la meditación
BorrarHola Cid y la oración donde está?
ResponderBorrarSospecho que las palabras variaban según cada convento y lo que la caracteriza es que visualizas que las palabras entran en tu corazón.
BorrarLa oración básicamente es esta: “Señor Jesucristo, ten piedad de mí”.
BorrarContesten mí pregunta Cid y Serapeum, por favor, que no es una pregunta banal.
ResponderBorrarPienso que Blavatsky tiene razón cuando habla de la oración en la que uno pide por la asistencia de un ente espiritual. Eso es más bien un mecanismo psicológico para sobrellevar la vida, una especie de autoengaño para la consolación.
BorrarPor otro lado, la “Oración del corazón” es una herramienta para acceder a “lo profundo”, para la meditación y el éxtasis. En cierta medida también es un autoengaño, ya que Jesús en realidad no está “ahí arriba” para tener piedad o perdonar los pecados de nadie, pero si una persona cree en eso y pone toda su atención, toda su mente, y todo su corazón en un acto devocional, entonces la experiencia será real, debido, no a la ayuda o asistencia de un ser superior, sino a la naturaleza pre-existente de lo Divino dentro del Hombre.
Gracias
BorrarDe nada.
BorrarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrarGracias por el blog i gracias por el articulo, en un articulo de hace mucho Serapeum comentaste en los comentarios sobre la oración del corazón yo lo mire y la he practicado de la manera que lo entendí y he modificado la oración, no se si esta correcto mi manera pero yo no se mucho de en general. Yo respiro contraigo la respiración y con atención plena repito la oración " gran universo energía universal ten piedad de mi " es muy agradable .
ResponderBorrarEstá bien, es una buena práctica; solo le diría que luego de que usted experimente esa sensación agradable en su interior, deje la técnica de lado por un momento y ponga la atención en esa sensación interna como si luego de una larga jornada de trabaja finalmente llegara a casa y pudiera relajarse, descansar y permanecer natural. Inténtelo, aunque sea por unos momentos, luego puede retomar la repetición.
BorrarMuchas gracias , ok yo cuando siento la sensación agradable, entonces dejo la técnica de lado y pongo la atención a dentro. No se como definir esta sensación interna, es un momento especial . Yo puedo llegar sin la oración, y siento que cuando estoy en este momento, lo comparto con todos y todas las cosas, durante el instante que dura la retención . Luego termina ,y te queda la sensación, y después podemos volver a repetir contraer la respiración y sentir.
BorrarNo se si esta bien ha veces no tengo confianza en mi en que pueda llegar a otro nivel .
En realidad, lo que quise decir es que, supóngase que usted practica por unos 20 minutos, entonces experimenta esa sensación interna que menciona, es ahí que puede intentar dejar la técnica de lado y poner la atención en esa sensación. Deje descansar su mente en eso. Luego de unos minutos puede continuar con la repetición de la oración. De esta manera, puede repetir el proceso e ir adentrándose cada vez más “en lo profundo”.
BorrarY la confianza viene con la práctica. Continúe practicando.
Gracias, ahora lo veo .
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