Sobre este asunto William Judge escribió lo
siguiente:
LA
IMAGINACIÓN Y LOS FENÓMENOS OCULTOS
« Los teóricos occidentales modernos de la filosofía mental
han reducido la facultad de la imaginación a un nivel muy bajo llamando a una
de las facultades humanas más nobles: “ser una simple creación de imágenes, un
soñar despierto, una fantasía”, y así sucesivamente.
En
cambio en el ocultismo se sabe muy bien que es de suma importancia poder
controlar la imaginación de tal manera que sea posible crear alguna imagen
cuando se requiera, y si este poder no ha sido adecuadamente entrenado,
entonces la posesión de otros tipos de conocimientos no le permitirá a uno
realizar ciertas clases de fenómenos ocultos.
Los
que han leído el libro “El Mundo Oculto”
del señor Sinnett, habrán notado dos o tres tipos de fenómenos realizados por
H.P. Blavatsky y sus amigos invisibles. Y las personas que han indagado sobre
el espiritismo sabrán que los llamados “espíritus controles” han producido
muchos fenómenos similares. Mientras que otros que no han emprendido tales
investigaciones, pero que sin embargo también han sido testigos de muchas cosas
efectuadas por fuerzas que no eran mecánicas sino ocultas o psíquicas.
Entre
los fenómenos efectuados por los espiritistas y por los Adeptos y otras
entidades, lo que mayor interés ha suscitado es la precipitación de mensajes que
aparecen en el aire, sin ningún contacto visible entre la persona que enviaba
el mensaje y las cartas precipitadas sobre un papel u otra substancia.
Esto
ha ocurrido a menudo durante las sesiones espiritistas con algunos hábiles
médiums como el ya fallecido Stainton Mosés, el cual escribió en una carta que
vi hace muchos años, que él recibió algunos mensajes precipitados de esta forma.
Pero en estos casos el médium ignora lo que se precipitará y no puede
controlarlo con su voluntad debido a que desconoce cómo procede todo el asunto,
las fuerzas que operan y su funcionamiento.
Las
fuerzas elementales producen las imágenes por medio de las cuales se precipitan
los mensajes, y visto que la naturaleza interior del médium está anormalmente
desarrollada y actúa de manera subconsciente respecto al ser exterior, en lo
que concierne al espiritismo todo el proceso está envuelto en la obscuridad.
Pero
no podemos decir lo mismo en los casos de mentes o voluntades disciplinadas,
como las de Madame Blavatsky y todos aquellos como ella en la historia antigua,
incluidos los Adeptos que aún viven.
Los
Adeptos dotados de una imaginación completamente desarrollada, pueden enviar
conscientemente mensajes o imprimir pensamientos o frases, en la mente ajena
desde lejos.
El
taumaturgo oriental, que nos hace ver una serpiente donde no hay nada o nos
hace creer haber visto la ejecución de numerosas proezas (mientras que en
realidad nada de eso ha acontecido) puede influenciarnos con su imaginación
disciplinada que muy a menudo, en estos casos, es una herencia, y por lo tanto
resulta ser más fuerte una vez adiestrada y es más simple de entrenar.
Y de la misma manera, pero en un grado mucho menor,
el hipnotizador occidental moderno influye en su sujeto por medio de la imagen
que él produce a través de su imaginación en aquellos casos en los que hace que
el paciente vea o no vea a voluntad, y si ese poder fuera más fuerte en
Occidente de lo que es actualmente, los experimentos de las escuelas de hipnotismo
serían más impresionantes de lo que ya son.
Consideremos
el caso de la precipitación. En primer lugar, todos los minerales, metales y
substancias coloreadas que queramos usar, se hallan suspendidas en el aire a
nuestro alrededor. Esto se ha probado desde hace mucho tiempo y por lo tanto no
necesitamos argumentarlo ahora. Y si existiera algún proceso químico conocido,
capaz de actuar sobre estas substancias, se podrían extraer del aire y hacerlas
visibles.
Pues
bien ese proceso existe y la visibilidad deriva simplemente de la densidad de
los átomos materiales que componen la masa. La ciencia moderna conoce pocos
procesos para efectuar la precipitación, y aunque todavía no llegue al nivel de
precipitar letras o imágenes, sin embargo demuestra que la precipitación si es
posible.
El
ocultismo conociendo la química secreta de la naturaleza, puede extraer a
voluntad del aire, el carbono y demás substancias (separadamente o mezcladas) y
el siguiente paso consiste en encontrar un modelo o una matriz a través de la
cual verter estas substancias así acumuladas, las cuales al densificarse se
convierten en visibles.
¿Existe tal modelo o matriz?
La
matriz es el producto de la imaginación adiestrada cuya disciplina tuvo que
ocurrir ahora o en cualquier vida anterior, porque de lo contrario resultaría
imposible precipitar e imprimir mensaje alguno en el cerebro del recipiente.
La
imaginación crea una imagen de cada palabra, letra, línea y parte de ésta en
toda la carta, y una vez producida tal imagen, la voluntad la mantiene ahí y
trabaja junto a la imaginación por un lapso necesario para que el carbono y
otras substancias puedan pasar por la matriz y aparecer en el papel.
Este
es exactamente el método que los Maestros de H.P.B. usaban para enviar los
mensajes que no escribieron personalmente, pues aunque ellos precipitaron
algunos, otros los escribieron y otros más los enviaron por correo.
La
explicación no cambia en el caso de un mensaje que el receptor debe oír. En
primer lugar, se debe hacer y mantener la imagen del recibidor, es decir que en
cada uno de estos casos debemos convertirnos en una linterna mágica o una
cámara obscura, y si dejamos que la imagen de las letras o de la persona se
suelte o ponga borrosa, entonces todas las otras fuerzas errarán el tiro, estropeando
la operación.
Si
pudiésemos elaborar una imagen de los pensamientos inútiles de la mayoría de
las personas, ésta mostraría pequeñas líneas de fuerza que salen de sus
cerebros, pero que en lugar de alcanzar su destino, caen al suelo cerca de la
persona que los envía.
Obviamente,
el operador debe conocer muchos otros asuntos en caso que envíe o precipite
sobre un papel un mensaje desde lejos. Por ejemplo, se debe conocer la
resistencia interior y exterior de todas las substancias, ya que si no se
calculara adecuadamente, erraría el blanco; similarmente a la bola de billar
que puede desviarse si el jugador no sabe que la resistencia de la banda es variable.
Además,
si se debe emplear un ser humano como otra batería al lado opuesto de la línea,
debemos conocer todas las resistencias y campos de pensamiento de aquella
persona, si no queremos que el intento resulte en un completo fracaso.
Esto
mostrará cual tarea emprenderían los que indagan acerca de los fenómenos y
quieren ser adeptos de repente, emulándolos. Y no debemos olvidar otra
consideración que aun cuando todos estos fenómenos estén relacionados con los
sutiles y poderosos planos de la materia, cada vez que se produce uno de éstos,
se activan las fuerzas de dichos planos causando una reacción equivalente a la
acción, como acontece en el plano ordinario.
La
siguiente ilustración contribuirá a aclarar lo que hemos dicho sobre la imaginación.
Un día, H. P. Blavatsky me dijo que me mostraría la precipitación en actividad.
Ella fijó la mirada hacia una pieza de madera pulida, y lentamente de ésta
surgieron letras que al final formaron una larga frase. Este fenómeno se formó
en frente de mis ojos y pude ver la materia que se condensaba y reunía sobre la
superficie.
Parecía
que ella había escrito todas las letras, en cuanto estaba produciendo la imagen
en su cerebro, y obviamente tenían las particularidades de su caligrafía. Pero
en medio, una de las letras era borrosa, una masa de colores ilegible.
-
“Aquí,” ella dijo, “durante la creación de
esta letra, me distraje intencionalmente de manera que tú pudieses ver el
efecto. Al relajar mi atención, la substancia que caía no tenía ninguna matriz,
y por lo tanto, aún precipitándola en la madera, carecía de forma.”
Un
amigo confiable me dijo que una vez le preguntó a un faquir en el Oriente cuál
era el proceso empleado en la aparición y desaparición de una serpiente frente
al público, y este le contestó que desde su infancia se le había enseñado a ver
una serpiente en frente de sí y la imagen era tan poderosa que todos los
presentes tenían que verla.
A
lo que mi amigo le preguntó:
-
“¿Cómo se le distingue de una verdadera
serpiente?”
El
hombre contestó que podía ver a través de ella, por lo que para él parecía la
sombra de una serpiente, sin embargo si no hubiese hecho esto numerosas veces,
él también le habría tenido miedo.
El
proceso no lo divulgó, pues era un secreto familiar. Pero alguna persona que ha
hecho el intento seriamente, sabe que es posible disciplinar la imaginación de tal
manera que al desearlo, puede presentarse a la mente el bosquejo de cualquier
objeto, y después de un cierto lapso la mente parece construir la imagen como
si fuera una cosa tangible.
~
* ~
Existe
una gran diferencia entre esta imaginación y la que está relacionada sólo con
algún deseo o fantasía, ya que en este último caso, el deseo, la imagen y la
mente con todos sus poderes están mezclados, y por lo tanto en lugar de
disciplinar el poder de crear imágenes, se causa su degradación, produciendo
sólo un continuo vuelo hacia la imagen de la cosa deseada.
Y
este empleo del poder de la imaginación ha contribuido a desvalorizarla a los
ojos de los doctos modernos. Pero, tal resultado, podría evitarse si los
eruditos conocieran la verdadera naturaleza humana interior. »
(Path, Diciembre 1892)
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