Rudolf
Steiner aseguró que en realidad no hubo solamente una madre de Jesús, sino que
en realidad hubieron DOS madres de Jesús: una biológica y otra adoptiva.
Y
a continuación les detallo la explicación que él dio:
Según
Rudolf Steiner, en la antigua Palestina no hubo solo una
pareja que se llamaban María y José, sino que en realidad hubieron dos parejas,
y las dos parejas tuvieron casi al
mismo tiempo a un niño a quien en los dos casos lo llamaron Jesús.
O
sea que en resumen: hubo dos Marías, dos Josés y dos Jesús.
Y
es por eso que en su libro “El Evangelio según Mateo”, Rudolf Steiner escribió lo siguiente:
« Existieron
pues, dos parejas, los padres de ambos niños Jesús, con los nombres de
"José" y "María" en ambos casos. Y esto se debe porque en
aquel entonces, José y María eran nombres muy comunes. Y el Evangelio de Mateo
habla de la genealogía de la línea salomónica de la casa de David; mientras que
el otro niño, el Jesús del Evangelio de Lucas, habla de la genealogía de la
línea natánica; son pues hijos de distintos padres.
Y ambos niños vivieron en la misma
aldea y se desarrollaron uno al lado del otro, hasta los doce años. Los
Evangelios dicen la verdad, solo hace falta comprenderlos. »
(Capítulo 6)
Pero
posteriormente el José de una de las parejas murió
y la María de la otra pareja también falleció. Y el José y la María que
quedaron vivos se juntaron para formar una nueva pareja, viviendo así los dos
niños Jesús juntos.
Y es por eso que en su libro “El Quinto Evangelio”, Rudolf Steiner
escribió lo siguiente:
« Y sabemos además que por la muerte de la madre, por un
lado, y la muerte del padre por el otro lado, se unieron las dos familias en
una sola, en la cual siguió viviendo el niño Jesús fecundado por el yo de
Zoroastro. »
(Capítulo 4)
Y
seguramente ustedes se preguntarán:
¿Qué pasó con el otro
niño Jesús?
Pues
resulta que Rudolf Steiner aseveró que el espíritu de Zoroastro se encontraba primero viviendo en el otro niño Jesús
(el de la línea salomónica), pero cuando Jesús cumplió los doce años, el
espíritu de Zoroastro se fue a vivir dentro del cuerpo del otro niño Jesús (el de
la línea natánica).
Y como el cuerpo del niño Jesús de
la línea salomónica ya no tenía un espíritu que lo habitara, al poco tiempo
murió.
Y
aquí seguramente ustedes de nuevo se preguntarán:
¿Cómo le hizo el niño
Jesús de la línea natánica para haber sobrevivido
hasta los doce años si no tenía un espíritu que lo habitara?
Y Rudolf Steiner respondió que eso
se pudo porque:
- “Ese niño si tenía un espíritu, pero
este Ego había sido resguardado en los centros de iniciación bajo el nombre de El Árbol de la Vida, desde el período
lemuriano, antes de que Lucifer comenzara a mal influir sobre la
humanidad."
Lo cual es una respuesta tremendamente
delirante, pero como nos estamos saliendo del tema, les detallaré lo absurdo de
esa respuesta en otro artículo, y aquí mejor prosigamos con la historia de la madre
de Jesús.
La madre biológica del niño Jesús de la linea natánica, es la que había fallecido y es por eso que fue la otra María quien
lo adoptó y lo crió.
Y es por ese motivo que en su libro “El Quinto Evangelio”, Rudolf Steiner
escribió:
« Para poder sentir lo que entonces vivió Jesús de
Nazaret, voy a relatar un suceso que tuvo lugar hacia fines del tercer decenio
de su vida. Se trata de un diálogo que él sostuvo con su madre, es decir con la
que desde que se habían unido en una sola las dos familias, había llegado a ser
su madre.
Con ella siempre se había entendido
perfecta e íntimamente, mucho mejor que con todos los demás miembros de la familia;
o más bien dicho, él se entendía con todos, mas ellos no se entendían lo mismo
con él. »
(Capítulo 5)
Y después de que Jesús tuvo esa conversación con su madre adoptiva, el espíritu de Zoroastro se retiró del cuerpo de
Jesús, y Jesús volvió a ser durante los siguientes meses otra vez una especie de "zombi
inmaculado" (así como lo había sido durante sus primeros doce años). Hasta que Jesús fue
bautizado por Juan el Bautista, y entonces esta vez fue el espíritu de Cristo quien
entró en el cuerpo de Jesús y lo habitó.
Y junto con ese acontecimiento sucedió que el espíritu
de la María que había fallecido también descendió y se unió con el espíritu de
la María que todavía seguía viva.
Y es por eso que Rudolf Steiner al
final de ese mismo libro también escribió:
« Después del diálogo con la madre, el yo de Zoroastro se
había retirado y con ello hubo nuevamente lo que había existido anteriormente hasta
la edad de los doce años, solo que esta vez más acrecentado y más grandioso.
Pero con el bautismo en el Jordán se
sumergió en este cuerpo (el cuerpo de Jesús) el Cristo; y en el mismo instante
en que ocurrió el bautismo, la madre sintió algo como el fin de aquella
transformación.
Ella tenía entonces cuarenta y cinco
a cuarenta y seis años, y ella se sintió a sí misma como compenetrada del alma
de la madre que había muerto, la del niño Jesús que a los doce años había
recibido el yo de Zoroastro.
El espíritu de la otra madre descendió
y se unió con la madre con la cual Jesús había sostenido aquel diálogo; y ésta
se sintió como aquella joven madre, la del niño Jesús del Evangelio de Lucas. »
(Capítulo 5)
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Y este es un ejemplo
más de lo disparatadas que pueden llegar a ser las explicaciones que dio Rudolf
Steiner.
Vivir desde el "miedo y las inseguridades" en los tiempos que corren: no te llevarán a nada bueno, si sabes que debes afrontar lo que se te impone debes hacerlo por más doloroso que sea!!!, de lo contrario será la vida quien se encargará de obligarte y de actuar por ti y te aseguro que los resultados serán extremadamente dolorosos si no estás preparado para ello.
ResponderBorrarLa vida no es facil para nadie y si te da duro (no es por casualidad, lo entenderás con el tiempo), si debes tomar desiciones extremas: hazlo y actua!!!, no te limites ni te reprimas, priorizate y avanza.
Si te guías por tu intuición y tu consciencia tendrás la seguridad de que estás haciendo lo correcto en tu propio beneficio, solo tu decides que hacer: o sigues luchando hasta lograr el triunfo definitivo (en TODO lo que te propongas) o te rindes y provocas tu propio fracazo eterno.