Un
torreón es una antigua torre que se instalaba para defender una plaza o un
castillo, y la organización AMORC asegura que su fundador Spencer Lewis fue iniciado en agosto de 1909 en la ciudad de
Toulouse (ubicada en el Sureste de Francia) en un torreón llamado Donjon en donde
se encontraban instalados los Rosacruces Franceses.
Y esta afirmación la encontramos en varios
documentos de AMORC como por ejemplo en el libro Rosicrucian Documents en donde aparece una fotografía del Donjon
que a continuación reproducimos:
En el margen inferior aparece un
texto en ingles y en español que dice:
« Este
impresionante edificio, tipo torre, situado en Tolosa, al sur de Francia, fue
en un tiempo el centro de la vieja Rose-Croix, la Orden Rosacruz Francesa cuya
autoridad data cronológicamente de muchos siglos en el pasado. Y fue ahí donde
el Dr. H. Spencer Lewis fue iniciado en la Orden en 1909, y de donde recibió
subsiguientemente su autoridad para establecer la AMORC en América. »
(p.4)
LO QUE
DIJO LEWIS AL RESPECTO
Lewis
en su primera narración de cómo él fue iniciado por los Rosacruces franceses titulada
“El viaje de un peregrino hacia el este” y publicada en la revista The American Rosae-Crucis de mayo de
1916, escribió lo siguiente:
« Después de muchos
años de estudio de la obra exotérica del rosacrucianismo y de un creciente y
obsesivo deseo de unirme a la Hermandad, la cual es desinteresada en sus
grandes acciones para el mejoramiento y la unidad del hombre, después de una
profunda impresión interior para hacerlo le escribí a un editor desconocido de
un periódico parisino.
La
respuesta fue desalentadora y alentadora. No sabía qué más podía haber
esperado. Fue gratificante constatar que mi solicitud había sido reconocida y que
recibí una pronta respuesta. Me encantó saber que la gran Hermandad no estaba
"extinta" como lo proclaman tantos libros de referencia. Pero que yo debía
ir a París para aprender "algo del círculo". »
(p.12)
Lewis
narra que fue a Paris y después de entrevistarse con su contacto y estar
investigando, un profesor de lenguas le entregó un grabado con la imagen del
Donjon de Toulouse, por lo que Lewis viajó a esa ciudad y ahí se dirigió a la
Sala de los Ilustres situada en el edificio del Capitole donde se reunió con un
eminente fotógrafo quien le indicó la dirección del Donjon.
Entonces
Lewis fue a ese torreón:
« Monté en un
carruaje. En Toulouse tienen tranvías muy superiores a los de París e incluso a
los de América; pero ninguno me llevaría por el bulevar. Viajé tal vez una
milla antes de darme cuenta de que debía estar atento a algo. Seguramente había
una razón para este pequeño paseo. Así que mantuve una búsqueda cuidadosa de
todas las personas, lugares y cosas. Recorrí otra milla. Estaba fuera del centro
de la ciudad y me dirigía hacia una dirección diferente. Estaba, de hecho,
bordeando prácticamente la ciudad. Vi iglesias antiguas, edificios antiguos,
algunos puentes romanos antiguos sobre el Garona, algunos lugares en ruinas —y
luego— ah, por fin, la Torre Vieja.
Allí,
ante mí, estaba la Torre real, la que había visto en la imagen en la tienda del profesor en París. Le avisé al
conductor que se detuviera, le pagué y lo despedí. Y, en éxtasis y dudas, me
paré frente a esa Torre Vieja (conocida por los Rosacruces como "Donjon")
durante muchos minutos con un sentimiento en mi corazón de que de alguna manera
esta era la meta, mi búsqueda terminó. Por lo tanto he tomado el privilegio de
reproducir con esta historia la primera imagen de ese antiguo lugar sagrado:
Seré
más breve ahora debido a que no quiero cansar al lector con detalles ya que usted,
como yo, está ansioso por saber el final, por conocer el resultado de esta
búsqueda de la Luz.
Así
que me acerqué a la Torre Vieja, no sin algunas dudas, pero ciertamente con
tanta valentía y audacia como me he acercado a muchos lugares de aspecto menos
extraños.
Llamé
a la puerta de la Torre Vieja. Luego descubrí un cordón de campana y tiré de él.
Lo escuché sonar en algún lugar de las profundidades de esa vieja estructura
que parecía haber sido construida hace mil años, y de hecho lo fue.
Cuando
el timbre dejó de sonar, me vino a la mente una pregunta. ¿Qué debo decir si
recibo alguna respuesta?
Confío
en que el lector me imaginará ante la pesada puerta de madera, rematada en
hierro, oxidada, carcomida y cuyas piedras frente a la cual estaban teñidas de
verde y entre las cuales crecía musgo y hierba.
¿De quién era este
lugar, qué era, prisión, cárcel, hogar de un loco, o qué?
No lo sabía y sin
embargo yo estaba pidiendo la admisión.
Finalmente
escuché un crujido y noté que la puerta se abrió un poco. Esperé. Estaba muy
oscuro adentro y no había señales de vida. Entonces abrí la puerta de par en
par y encontré una escalera vieja, pero no polvorienta, frente a mí. Entré y
cerré la pesada puerta detrás de mí con fuerza, y escuché la cerradura caer en
su lugar. Realmente me estaba encerrando, y lo estaba haciendo sin miedo.
Desde
arriba llegó el sonido de algo que se movía. Todos los sonidos parecían hacer
eco en el edificio. Había una gran abertura sobre el primer tramo y desde allí
hacia arriba la escalera era circular y cada piso consistía en una galería que
rodeaba la escalera. Las galerías tenían más de ocho pies de ancho y eran muy
oscuras.
Miré
hacia arriba a través de la abertura y grité "Hola".
No
fue algo muy apropiado, se los concedo. Supongo que fue el hábito del teléfono
que se me manifestó por impulso, pero trajo un suave pero claro "Entre,
entre", desde un piso superior.
Inmediatamente
comencé mi ascenso. Entonces vi que las escaleras eran de piedra, al igual que
los pisos. Los bordes de los escalones estaban profundamente desgastados; y debo
juzgar que el desgaste había cortado cada piedra a una profundidad de tres
pulgadas en la parte más profunda de la curva. Las paredes también eran de
piedra gris, el yeso o cemento entre las piedras había desaparecido en muchos
lugares, y un olor a moho impregnaba la atmósfera. A medida que subía encontré
que las galerías superiores eran más claras y pude distinguir estantes contra
las paredes llenos de libros antiguos.
Por
fin llegué al piso superior y descubrí que era una habitación cuadrada con
techo de vidrio y varias ventanas pequeñas. Había algunas estanterías en las
paredes llenas de libros muy antiguos y muy raros. Había dos mesas toscamente
hechas y muy viejas, y también
había una veintena de sillas viejas, cada una de las cuales era una pieza rara
de muebles antiguos, y un escritorio viejo lleno de manuscritos, varios trajes
de sellado, velas, lacre, fósforos, algunos productos químicos, una pluma,
tinta y algunos mapas horoscópicos.
Me
recibió un anciano bastante viejo porque tenía una larguísima barba gris y un
cabello blanco puro que le llegaba hasta los hombros y ligeramente rizado. Se
mantuvo erguido, sin embargo con hombros anchos, una buena figura, brillantes
ojos marrones vivaces y mejillas sonrosadas y llenas. Su voz era suave, sus
acciones ágiles y su vestido un manto blanco de buen lino bordado con algunos
símbolos entonces desconocidos para mí pero no conocidos por muchos de los que
leen esta historia.
Me
dirigí a él en inglés diciéndole:
“Me
presento a usted sin haber sido invitado, señor, y si lo hago es en primer
lugar porque siento que este edificio presenta para mí un gran interés, y en
segundo lugar porque usted me ha dicho que entrara. Estoy buscando una
información difícil de obtener y quizás usted podría ayudarme en mi
investigación, tanto que por lo que veo, usted parece interesado por la
astrología.”
Dije
esto último señalando su escritorio y los mapas que se encontraban sobre él. Y
para mi sorpresa el anciano respondió en un buen inglés pero entrecortadamente
y con un profundo acento francés:
"Has
venido, mi joven amigo, no por intrusión. Conoces la astrología; ya sabes sobre
los 'arcos de dirección'. Tu venida aquí fue por dirección. Mira, lo tengo ahí
en mi escritorio. Tu horóscopo. Te he estado esperando porque hay una carta
dirigida a ti. Conozco tu propósito porque el contenido de esa carta es una
respuesta a tu pregunta. Pero siéntate que tengo muchas cosas que mostrarte y
explicarte.
Has
buscado fervientemente la Orden de la Rosa Cruz. Deseas ingresar en la sagrada
hermandad. Tu deseo puede ser concedido, pero ¿entonces qué? ¿Ayudarás en el
gran trabajo? ¿Extenderás el trabajo a tu país? ¿Deseas un hercúleo? Admiro tu
coraje, tu valentía y tu determinación.
Quienes
te han conocido han hablado bien de ti. ¿Estás sorprendido? ¿No te encontró
______ en el vapor y te dirigió? Sus informes están allí en mi escritorio. ¿No
te encontró el profesor ______ en París y te examinó? Él me envió su informe y
tu fecha de nacimiento que verás que he cambiado por dos minutos. Fuiste
vigilado por aquellos que observaron tus movimientos en París de día y de
noche. Tengo sus informes.
Fuiste
vigilado en Montpellier y nuevamente en esta ciudad. Cuatro de nuestros
Hermanos te han visto y han tenido la oportunidad de mirarte a los ojos e
informarme. Monsieur ______ el fotógrafo tomó la decisión final este mismo día.
Y ahora te encontrarás con nuestro amado Gran Maestro e Imperator en su Templo
Sagrado.
Pero
antes de que te vayas de aquí, y no volverás más a este lugar, deseo mostrarte
los registros precisos que conservamos. Soy el Gran Archivista. Aquí verás los
registros de nuestros Hermanos y Hermanas desde que se estableció la Orden en
este país. Nunca se pierde nada en nuestros registros, ni siquiera las huellas
dactilares de nuestros miembros. Aquí se archivan sus cartas, sus informes, sus
subvenciones, sus títulos y su trabajo. El ojo que todo lo ve, la mente que
todo lo sabe, aquí quedará registrado para siempre.”
Pasé
una hora examinando algunos libros raros hechos a mano e iluminados a mano. Vi
un libro hecho en la época de Cristo registrando su trabajo para la Orden, y que
contenía un bosquejo en acuarelas del Cristo verdadero y otros bosquejos de
incidentes de su vida. El libro estaba encuadernado con madera y hierro, tenía
bisagras de hierro y una cerradura de hierro, todo muy oxidado.
También
vi artículos de Egipto, de varias pirámides y templos. Vi reliquias raras de
Jerusalén y otros países. Y vi el último Juramento de la Orden hecho por
Lafayette antes de que él viniera a América. El primer rosacruciano de Francia
en venir aquí. Que su nombre permanezca siempre sagrado para la Orden en
América. Y luego partí de ese lugar con más direcciones. »
(p.24-26)
¿QUÉ TAN
GENUINA ES ESTA HISTORIA?
Lo
primero que desconcierta es que Spencer Lewis no da el nombre de ninguno de los
personajes con quien él dice haberse encontrado: ni el editor, ni el profesor,
ni el fotógrafo. Lo cual impide tener otros testigos que puedan corroborar su
historia.
Luego
desconcierta todavía más que el dibujo que Lewis hizo del Donjon es muy
diferente del verdadero Donjon.
Pero
lo que realmente desconcierta mucho es que Lewis dice que desde el Capitole él tuvo que
viajar durante un largo tiempo hacia las afueras de la ciudad para por fin
llegar al Donjon, cuando en realidad el Donjon se encuentra en frente del
Capitole a unos pocos metros.
¿Tal vez Lewis pensó
que él fue al Donjon cuando en realidad él fue a otra torre situada lejos de ahí?
Lo
dudo mucho debido a que Lewis fue muy mentiroso y lo más seguro es que él
inventó esta historia en base a algunos datos que obtuvo sobre Toulouse, pero
sin darse la pena de investigar más profundamente para así evitar cometer
semejantes errores.
De
hecho Lewis escribió tres versiones diferentes de su "iniciación" en Francia, lo cual muestra
que a él no le importaba prestar atención a los detalles. Y su organización
AMORC tampoco le interesa prestar atención a los detalles ya que en el documento que les
puse arriba y que les retranscribo a continuación su autor escribió varias falsedades:
« Este
impresionante edificio, tipo torre, situado en Tolosa, al sur de Francia, fue
en un tiempo el centro de la vieja Rose-Croix, la Orden Rosacruz Francesa cuya
autoridad data cronológicamente de muchos siglos en el pasado. Y fue ahí donde
el Dr. H. Spencer Lewis fue iniciado en la Orden en 1909, y de donde recibió
subsiguientemente su autoridad para establecer la AMORC en América. »
Es falso que Lewis fuera Doctor ya que ese título él fraudulentamente se lo atribuyó.
Y también es falso que Lewis fue iniciado en
el Donjon porque en realidad Lewis dijo que después de haberse marchado del
Donjon, él fue iniciado unos días después en una residencia que se encontraba a
las afueras de Toulouse.
Y también es
falso que el Donjon se encuentre en Tolosa porque Tolosa es una ciudad española situada en el País Vasco.
Y también es falso que el Donjon fue
durante un tiempo el centro de la Orden Rosacruz Francesa porque Lewis precisó
que el Donjon solo era el archivo, pero además este edificio durante mucho tiempo
estuvo en ruinas y solo fue restaurado en 1887 por el impulso de
Viollet-le-Duc, adaptándose desde entonces para actividades oficiales del
municipio de Toulouse.
~ * ~
Y este es un ejemplo
más del charlatanismo y la poca seriedad de AMORC y de su fundador.
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